Nuestro pimer encuentro " en un sex-shop "
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Miguel.Valencia.rela.
Nos conocimos por internet, me agregó y nos dispusimos a charlar, nos sentiamos muy agusto y decidimos conocernos en real, era domingo y esperar al siguiente fin de semana, nos parecia eterno.
Como me gusta jugar le propuse una cosa, la cual ella aceptó sin pensarselo dos veces.
Le di instrucciones para nuestro encuentro, nos veriamos en la puerta de un sex-shop, cuando llegué alli estaba ella en la puerta impaciente, la lamé a su movil y le dije lo siguiente.
-Hola Anais, quiero que entres dentro del sex-shop y no mires hacia la puerta, yo entraré y me acercaré a ti, desde atras y pondre mis manos sobre tu cintura, susurrare tu nombre a tu oido, Anaisssss, entonces sabras que soy yo.
Ella no me habia visto a mi todavia, ni siquiera en fotos, me gusta jugar, la intriga, sorprender, me resulta excitante, crear situaciones con morbo y ella estaba dispuesta a disfrutar de mi juego.
Después de unos minutos, para aumentar la intriga, me decidí y entré en el local, allí estaba ella de espaldas a mi, mirando los juguetes sexuales que se hallaban expuestos, esperando algún comprador para darle placer.
Me acerqué muy despacio, me quedé un momento observandola, sus cabellos de color castaño claro sin llegar a ser rubia y ondulados, descendian hasta la mitad de su espalda, su blusa morada que cubria solo un hombro, los hacía resaltar a un más, su falda gris clara, le quedaba como un guante hasta la mitad sus hermosos muslos, sus piernas estaban enfundadas por unas medias negras, lucia unos zapatos negros de tacón, me resultaba espectacular incluso mejor de como la imaginaba, su piel morena brillaba con la tenue luz, sonaba musica de fondo que hacia más agradable el encuentro.
Al fondo, un mostrador, en el cual un dependiente joven nos observaba sin decir nada.
Me dirigí a ella, me situe detras, posé mis manos sobre su cintura, acerqué mis labios a su oido y le susurré Anaissss, noté un escalofrio que recorria su cuerpo, su rostro se reflejaba atraves del cristal de la estanteria, ella me podia ver por fin mi rostro, pero no muy claramente cosa que aumentaba la intriga, quiso girarse pero no la dejé, ese momento magico deberia de durar más, me pegué a su cuerpo sobre todo a su culito, su olor era excitante, metí mis manos por debajo de su blusa de algodon, toqué su abdomen, la aferré más a mi, para que notara mi pene ya erecto, subí mis manos hacia sus senos, su sujetador negro de puntilla, me lo ponia más dificil, pero mis dedos consiguieron introducirse por debajo de el, umm sus pezones ya tiesos me decian que mi juego le estaba gustando, mordí suavemente su cuello y oreja izquierda, la cual ardia, ella se estremecia, lo mismo que yo.
Se abrió la puerta, entraba la luz del exterior, entraron dos muchachos, y se quedaron mirando por un momento ha Anais, se percataron que mis manos estaban amasando sus tetas, que atraves de la fina tela, se dibujaban mis dedos en movimiento.
El dependiente hacia como que estaba organizando algo, para disimular, pero no perdia detalle de lo que haciamos.
Delante de nosotros unos consoladores de diferentes tamaños y colores, sobre las estanterias, cosa que hacia que la situación fuera más excitante.
Le di la vuelta por fin, sus ojos de color miel, me miraban con ternura, mis labios se acercaron a los suyos y nos dimos un intenso beso.
Hablamos muy bajito, casi susurrando, comentando lo que deseabamos ese encuentro, que por fin se hizo realidad, le posé mi brazo por su hombro y dimos una vuelta para ver las cosas que podiamos ver alli, yo queria regalarle algo, pero no encontraba lo que buscaba.
Le comenté al dependiente.
– Hola que tal, veras buscamos algo especial, quiero regalarle lenceria sexy, a esta preciosidad, ¿ que tienes por hay ?.
– Hola dijo el, pues tengo budys, corses, braguitas, sujetadores muy sexys, tangas, lo que querais.
Ella cabizbaja y mordisqueándose un dedo, no decia nada estaba pensativa y sonrojada.
– Le pregunte a ella. Si te compro algo de ropa interior aunque se que no se puede probar por higiene, quiero que te la pruebes y nos la enseñes para ver como te queda, ¿ Te atreves ?.
– Se creo un silencio, los ojos de todos los que estabamos alli se clavaban en ella esperando su respuesta.
– Ella sonrió y dijo. Ummm ¿ es parte del juego ? vale seguiremos jugando con la condición de que yo hago lo que quieras si después haces lo que yo quiera.
jajaja eso me dejo un poco fuera de juego, pero me gustó la idea.
– Vale, me parece logico, dije yo.
El dependiente sacó varios trapitos, todos transparentes de diferentes colores, lo que más me gustó fue un culot de color turquesa con puntilla, con unos pantys a juego con su liguero correspondiente, lo mismo que el diminuto sujetador.
– Ella le dijo al dependiente, ¿ donde puedo cambiarme ?,
– Sigueme, dijó el.
Todos estabamos impacientes por que apareciera aquella diosa.
Al momento se escucharon el sonido de sus tacones y se paró un momento antes de aparecer.
Continúo sus pasos lentamente, todos expectantes.
– Wauuu dije yo, estas preciosa.
Joder parecia una chica playboy.
– Se paró un poco alejada, pero le hice señas para que se acercara hacia mi.
Dando pasos sensuales, contorneando sus caderas, se acercó, todos teniamos los ojos como platos.
– Le dije. date la vuelta, uffff ver su culito adornado por ese culot, me cortaba la respiración, se transparentaban un poco sus pezones un poco oscuros, con medianas aureolas, y sus pitones mas tiesos no podian estar, lo mismo que la leve oscuridad de su sexo, seguro que estaba excitadisima lo mismo que nosotros.
– Le dije ¿ Te gusta ?.
– Me encanta, contesto ella dandome un beso de piquito.
Sin decir más se marchó para cambiarse otra vez, volviendo aparecer con la misma ropa que llevaba anteriormente, pero sin cambiar su ropa interior, el dependiente nos cobró y nos marchamos dejando alli aquellos tipos boquiabiertos y babeando.
Se hacia tarde, sabiamos que disponiamos de poco tiempo pero merecio la pena esos escasos momentos, me dio sus bragas húmedas aun calientes, las cuales las llevé a mi nariz para olerlas y las metí en el bolsillo de mis pantallones baqueros.
Le acompañe hasta su coche.
– Lastima que no tengamos más tiempo, dije yo.
– Ella contestó, pues si, pero ya sabiamos eso, pero me moria de ganas por conocerte, pero quedaremos este fin de semana que biene y recuperaremos el tiempo perdido.
Le abrí la puerta de su coche, ella metiendo primero su lindo pompis, después una pierna y después muy despacio la otra, mostrandome con este gesto sus recien estrenadas braguitas.
Los siguientes encuentros los relatare en otros relatos.
autor : Miguel.
msn Miguel.Valencia.relatos@hotmail.com
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