» Obesidad » 2
Obesidad o sobrepeso, ése es el dilema y cuál es el límite….
La verdad es que me sentía bien, cómodo, desperté y estaba abrazado a mi hija que estaba en posición fetal, desnudos los dos. Por suerte no tenía una erección, pero tenía pegado a mi pelvis su trasero. Vista así, por la espalda, mi hija parece una mujer mayor.
Cuando conocí a mi esposa, tenía 15 años, no era delgada, tampoco era gorda, tenía una contextura mediana y bien provista de todo.
Durante el embarazo subió como 15 kilos y bajo 4, después recuperó los 4 kilos y siguió subiendo. Buena para los dulces, tortas, helados, etcétera. No está mal que le gusten, pero comer todo el día…
En eso me considero culpable, no hice nada por impedirlo, como era todo para mí, le decía que sí a todo lo que me pidiera.
Incluso cuando la bañaba, fines de semana, me daba cuenta de su sobre peso, pero no le di importancia. Cuando crezca va a ajar de peso. Creció, llegó a 1,65 metros y los rollitos la acompañaron. Y como no si a cualquier parte que íbamos, comíamos.
– Hija, estás despierta? – le dije acariciando su hombro.
– Si, papi –
– Levántese que tengo que ir a dejarla, se nos hizo tarde – normalmente la iba a dejar entre las 8 y las 9 de la noche y ahora el reloj despertador indicaba que iban a ser las 10.
– No quiero papi, quiero quedarme contigo –
– No puedes, cuando compre tu cama te vas a poner quedar a dormir – yo la veía dos veces al mes y algunas horas. Ella que estaba acostumbrada a estar conmigo todo el día. Era mi vida, la llevaba al mall, le compraba cosas, ropa, vestidos lindos, hasta sus calzones. Incluso nos bajábamos juntos. Ahora me veía algunas horas al mes.
– Además mañana tiene que ir a al colegio – era domingo.
– No quiero ir nunca más al colegio –
– Pero por qué? –
– Todos me hacen bullying, se ríen de mi, nadie me quiere –
Lo dijo con tanta amargura que me conmovió.
– Mañana voy a ir al colegio a hablar con la directora – le dije
– No, no vayas, la mamá ya fue y no sirvió de nada –
Yo la abrazaba más fuerte, la apretaba contra mí para darle seguridad, le daba besitos en el hombro y mi mano acariciaba uno de sus pechos.
– No me invitan a ningún cumpleaños y a ninguna fiesta. Y si voy me hace el vacío o se burlan de mi gordura –
– Bueno, te prometo que vamos a solucionar ese problema, pero por ahora tengo que ir a dejarte, no le avisamos que te quedarías. Además la próxima vez voy a ir a buscarte el sábado y te quedas conmigo hasta el domingo. De acuerdo? –
– Si, bueno, lo prometes? –
– Si, lo prometo –
Nos levantamos rápidamente y nos vestimos, bajamos al estacionamiento y fui a dejarla. Cuando estaba de regreso, venía pensando en cómo solucionar ése problema. Para empezar tiene que bajar de peso y yo también, tengo que dar el ejemplo.
…..
– Hola hija, cómo estás? – le dije cuando se subió al auto.
– Hola papi – me dijo dándome un beso en la mejilla. Antes del divorcio me daba los besos en los labios. Seguramente me culpó por la separación y más de un año sin verla.
– A dónde vamos? – preguntó.
– Al departamento – no quería llevarla a ningún lado porque todo significaba comer y eso tenía que tratar de evitar.
– Que rico, éso quiero –
Cuando llegamos al departamento, nos sacamos los zapatos, ella dejó la mochila en el suelo y se fue corriendo a la cama. Era el único mueble que tenía. Me senté en la cama, sus rodillas dobladas y su vestido levantado, dejaban ver sus piernas hasta los calzones. Que le vea los calzones, que la vea sólo en calzones o sin calzones le da lo mismo. Sus piernas eran dos perniles o jamones.
– Papi, acuéstate conmigo –
Me acosté a su lado y me abrazó. Nos quedamos un rato en silencio, ella tenía su mejilla en mi pecho y su brazo por mi cintura.
– Hija, tenemos que hacer un plan de trabajo –
– De trabajo? En que vamos a trabajar? –
– En mí, tengo que bajar de peso, estoy muy gordo y tú tienes que ayudarme – se lo dije de esa manera para que no pensara que era por ella.
– Tú gordo? Yo estoy gorda –
– Con mayor razón tienes que ayudarme –
– Bueno, todo sea por ti – dijo riéndose. Entendió que era por ella y lo tomó bien.
– Y qué vamos a hacer, cuál es el plan… –
– Nos vamos a pesar los dos, vamos a anotarlo en un cuaderno. Vamos a llevar un registro por cada vez que nos pesemos y cada vez tenemos que pesar menos –
– Ya, y qué vamos a hacer para bajar de peso ? –
– Varias cosas, lo primero es la dieta, vamos a comer más proteínas que carbohidratos –
– Si, bueno –
– Lo segundo, en el subterráneo hay un gimnasio, vamos a ir a hacer gimnasia –
– Gimnasia? –
– Si, gimnasia y lo tercero, en el segundo subterráneo hay una piscina temperada. Vamos a hacer gimnasia acuática –
– Eso me gustó, me vas a enseñar a nadar? –
– Si, claro, por supuesto que si –
– Qué rico! –
– Vamos a comenzar por pesarnos y hacer el registro –
– Ahora? –
– Si, ahora –
– ! Pucha! Ahora? Descansemos un rato –
– No, porque perdemos tiempo, vamos a pesarnos al baño, yo voy a buscar un cuaderno donde anotar –
Saqué mi agenda del maletín, al final hay unas hojas para anotar lo que uno quiera. Llegué al baño y ella estaba totalmente desnuda. Le dije que se subiera a la balanza y sentado en la tapa del wc anoté el peso. Le entregué la agenda y me desnudé. Ella sentada frente a mí en la tapa del excusado, miró la balanza y anotó el peso. Después alargó la mano y tomó mi miembro que estaba a menos de 30 centímetros de su cara. Me bajé de la balanza y ella se paró, me entregó la agenda y el lápiz, en seguida me abrazó.
– Papi, te amo –
– Yo también te amo, pero vamos al dormitorio – su abrazo desnudos me estaba alterando las hormonas y ella lo sintió. Bajó su mano y tomó mi incipiente erección y la puso entre sus piernas, sentí el calor y la humedad de su vulva.
– Vamos al dormitorio a vestirnos para que vayamos a ver el gimnasio y la piscina –
– Bueno – dijo soltándome no de buena gana.
– Me gusta verte cuando caminas – dijo mirando hacia atrás. Ella caminaba delante mío.
– Y éso porqué? –
– Porque me gusta ver como se mueve de lado a lado – dijo con una sonrisa maliciosa.
En el dormitorio se acostó en la cama y me invitó a acostarme a su lado. Le dije que no. Pero insistió.
– Sólo un ratito – éso me sonó a » solo la puntita » –
– Bueno, pero no va a pasar nada, ok? –
– Si, entiendo —
Me acosté a su lado, me abrazó y me agarró la erección.
– Pero hija, no puedes estar un rato sin tocarme ? –
– No, papi, no puedo – dijo dándome un beso en la boca.
– Ya, ya, pero sólo un ratito –
El ratito fue más que un ratito, a los pocos minutos ya lo tenía en la boca.
– Pero hija, dónde aprendiste éso ? –
– En el pc, hay varias páginas –
– Ves porno en el ordenador ? –
– Todas las chicas lo hacen – se saca mi miembro de la boca cada vez que responde y lo vuelve a meter.
– Así no podemos conversar –
– Porqué no ? – preguntó sacándolo de la boca y rozándolo por sus labios, brillantes y gruesos.
– Porque me vas a hacer acabar –
– Que rico, éso quiero – dijo chupando con más fuerza y más rápido.
Me agarré del borde de la cama y la dejé seguir. La miraba con atención, después cerré los ojos y ya…
Después nos duchamos y fuimos a la cocina a comer. Como casi no paso en el departamento, tengo casi todo en sobres o en latas. Así que preparé una sopa de sobre y éso almorzamos.
– Y esto nomás? –
– Estamos a dieta, lo recuerdas? –
– Ayúdame con los platos – le dije. Se había parado detrás mío, me habi abrazado tomado mi pene.
Después en la cama volvió a lo mismo, mientras veíamos televisión ella jugaba con mi miembro erecto.
– Papi, hace cuanto que no haces el amor? –
– No sé, ya perdí la cuenta –
– Ah, por éso –
– Por eso qué? –
– Por éso que tenías tanta lechita, yo tragaba y tragaba, tu me llenabas y me llenabas la boca –
– Lo siento hija, pero en realidad me hacía falta una descarga –
– Esta bien, no te preocupes, me gustó aunque no pude tragarme todo –
– Si, gracias mi niña –
– Yo te voy a mantener bien, para que no tengas problemas –
– Pero si tu vas a venir cada 15 días, igual me vas a encontrar cargado –
– Mmmm, si, pero puedo venir todos los fines de semana –
– No, no puedes, tu mamá no te va a dejar –
– Veremos –
– Además de que no deberías hacer éso conmigo, soy tu padre –
– Y con quién quieres que lo haga, con un amigo, un compañero, un vecino? –
– Cada vez que me gusta un chico y le pregunto se quiere ser mi novio, me dice que primero se lo chupe. Si fuera mi novio se lo chparia, pero no me gusta que lo ponga como condición. Contigo es el revés, yo tengo que pedirte que me dejes hacértelo –
– Ni siquiera deberíamos hablar de esto. Tu mamá no puede saberlo –
– Nadie lo va a saber, o crees que voy a andar contando que cojo con mi padre? –
– Pero si nosotros no cogemos… –
– Todavía no –
Tenía toda la razón, era inevitable, para allá íbamos, pero se la iba a poner difícil.
– Sabes que no podemos hacer el amor, no puedes embarzarte a los 14, menos de tu padre –
– Me gustaría tener un hijo tuyo, pero cuando sea mayor, ahora quiero terminar de estudiar –
– Eso me parece bien –
– Vas a tener que comprar píldoras anticonceptivas eso sí –
Me quedé pensando, creo que no tengo otra opción, tampoco quiero correr riego por un » accidente » y dejarla embarazada.
– Ya, basta de jugar, tenemos que ir de compras –
Le brillaron los ojos, siempre que le decía que íbamos a ir de compras se ponía muy feliz, se me montaba encima y me llenaba de besos.
Le compré ropa de gimnasia, le compré un traje de baño para la piscina en un local de deportes, además de la gorra y los lentes. Ah, y por supuesto, pasé a una farmacia a comprar anticonceptivas. Como siempre le compraba a mi esposa, le compré la misma marca a ella.
Ya era un hecho, esa noche se iba a quedar a dormir conmigo en mi cama y desnuda. Tenía que tomarse los anticonceptivos, sólo por precaución, más vale prevenir…
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!