» Obesidad » 4
No está dando resultado. .
Me levanté temprano en la mañana. Tenía que ir a buscar a mi hija. Hacía dos semanas que no la veía.
Llegando al departamento le dije que se desnudara y la pesé. Estaba igual, no había bajado ni un kilo.
– Pero hija, en qué quedamos? –
– Papi, si estoy haciendo dieta –
– No se nota – dije sacándome la ropa y pasándome.
– Mira, yo bajé 2 kilos, solo éso te pido, por último 1 kilo por semana. Es poco porque deberían ser 5 kilos. Pero no quiero ser tan exigente porque sé lo que cuesta.
– Bueno papi, vamos a la cama a hacer ejercicios? – me preguntó abrazándome y besándome.
– Si, vamos a hacer ejercicios pero abajo, en el gimnasio. De manera que póngase la ropa que le compré y vamos a ir al gimnasio – tomándola de la mano y llevándola al dormitorio.
– Pero papi, un ratito y después vamos, te lo prometo – mirándome a los ojos y tomando mi miembro.
– No, sin ejercicios no hay amor – voy a tener que ser inflexible, pensaba.
– Es que lo necesito, dos semanas sin verte –
– Yo también lo necesito, pero lo primero es bajar de peso. De lo contrario no vas a quedarte a dormir conmigo –
– Bueno, ya – dijo de mala gana y se vistió.
De vuelta del gimnasio nos duchamos y nos acostamos, estábamos tan cansados que no teníamos ganas de nada.
– Descansamos un rato – le dije abrazándola.
– Si, abrázame – dijo dándose vuelta y tomando posición fetal.
La abracé asegurando mi miembro flácido entre sus nalgas. Ella se acomodó y se apretó contra mí, después de un suspiro nos dormimos.
– Tengo hambre – dijo ella despertando.
– Yo también, vamos a la cocina –
Obviamente que yo estaba preparando para éso. En el refrigerador tenia algo de carne, verduras y huevos.
Después del almuerzo, a todo esto habíamos despertado después de medio día, un bistec con abundante ensalada, nos fuimos a la cama y nos pusimos a ver tele. Son los dos únicos muebles que tengo. Después de un rato ella comenzó a jugar con mi pene logrando una erección. Sin decir ni una palabra se agachó y lo metió a su boca.
– Te gusta papi? – después de varias chupadas que estaban deliciosas.
– Si hija, está rico. A ti te gusta? –
– Si papi, me encanta. No sabes cuantas veces soñé haciéndolo –
– Yo también te eché de menos – le dije.
– De veras papi? – dijo subiéndose y metiéndolo en su vagina.
– Si, pero vas a tener que bajar de peso, me aplastas mucho –
– Bueno – dijo comenzando a moverse.
Con su gordura no veo en dónde está metido mi miembro, sólo lo siento entrar y salir.
– Sabes papi, ya no les hago caso –
– A quiénes no les haces caso ? –
– A mis compañeras, las que me hacen bullying porque estoy gorda. Dicen que nadie quiere a las gordas, pero tú me quieres. Cierto? – al parecer iba a ser una conversación larga.
– Si hija, yo te amo, pero igual tienes que bajar de peso –
– Sí, lo sé, voy a bajar de peso y voy a quedar como ellas. Tú me vas a ayudar, verdad papi? – mientras aumentaba el movimiento. Sus pechos subían y bajaban.
– Si hija, vamos a hacer la dieta y mucho ejercicio –
– Me gusta éste ejercicio – dijo moviéndose más rápido y con una sonrisa burlona.
– Eres linda hija, te pareces a tu madre –
– Tan gorda estoy? –
– No quise decir éso, es que tu madre era linda como tú, ella nunca fue delgada y a mi me gustaba como era. Si el problema fue cuando se embarazó, subió mucho de peso. Decía que tenía que comer por dos, pero comía por tres –
– Y a ti no te gusta que sea gorda? –
– No es que no me guste, pero influyó en la relación, el deseo sexual comenzó a disminuir sin darnos cuenta. Ella prefería una hamburguesa en lugar del sexo –
– A mi me gustan las dos cosas – dijo con una risita.
– El sexo pasó a segundo plano, después a tener plano hasta casi a desaparecer de nuestras vidas –
– Por éso se separaron? –
– Si, en parte –
– Cómo en parte? –
– Porque cuando te bañabas conmigo se me producía una erección y a ti te gustaba jugar y a mi también me gustaba –
– Si, a mi todavía me gusta, a ti no? –
– Si, y ése fue el problema, el único sexo que tenia era en la ducha cuando me masturbabas y yo eyaculaba tratando de que no me vieras –
– Ah, si, me acuerdo. Porqué no me hiciste el amor a mí, yo quería –
– Porque eras muy chica y también eras mi hija –
– Pero sigo siendo tu hija y ahora lo estamos haciendo –
– Si, pero las circunstancias son otras –
– Si estuvieras viviendo con nosotras, no haríamos el amor? –
– No sé, no creo –
– Que bueno que vivas acá, me gustaría venir a vivir contigo –
– Hija, creo que voy a acabar – no quería seguir con la conversación y en realidad estaba por eyacular.
– Yo también papi – y comenzó a moverse con más ganas, y los leves gemidos durante la conversación, aumentaron en volumen y cantidad.
– Qué rico papi – me gustó mucho.
– Si hija, a mi también, ahora a la ducha –
Después de la ducha nos acostamos de nuevo a seguir viendo televisión.
Después nos fuimos a la piscina, jugamos y nadamos, la hice trabajar harto en la piscina, no se dió ni cuenta.
– Que rica estaba la piscina papi, me siento relajada –
– Si, yo también, creo que voy a dormir un rato –
– Yo también –
Al día siguiente desperté con ganas de ir al baño. Mi hija dormía, me levanté con cuidado para no despertarla.
– Papi, a donde vas? –
– Al baño – parece que despertó cuando saqué mi erección o ella ya estaba despierta.
– Yo también quiero ir – dijo levantándose.
– Lo siento hija, no quería despertarte –
– Ya estaba despierta –
– Y no sentías mi erección? –
– Si, pero no quería despertarte – dijo riendo.
– Que rico despertar así-
– Cómo así? – le pregunté mientras habría la llave de la ducha.
– Contigo adentro – moviendo mi miembro de arriba a bajo –
– Vamos a ir a buscar el desayuno – le dije mientras nos secábamo.
– Que rico papi, me gusta hacer el amor en la ducha –
– Si, a mi también. Entiendes ahora lo que me costaba no hacértelo cuando nos bajábamos juntos en la casa? –
– Yo hubiera estado feliz –
– Y yo preso –
Después del desayuno programamos el día, coger, el desayuno, coger, gimnasio, almuerzo, descanso, coger, gimnasio, descanso, piscina, dormir. En realidad el orden no era tan estricto ni el coger tampoco, algunos días más una cosa que otra.
Lo que cambió fue que ya no la iba a buscar. Ella se venía el viernes en la tarde, hasta el domingo en la tarde.
Para las vacaciones, tenía derecho a 15 días con ella, fueron 15 días agotadores. Mucho de todo todos los días. Después se venía los viernes en la tarde hasta el domingo. Pero ahora eran todos los fines de semana, no semana por medio, como era antes.
Mi ex puso un poco de reparo, pero mi hija le dijo que hacíamos ejercicios, lo que era cierto y que había bajado más de 10 kilos y se notaba. Por eso ella permitió que mi hija pasara todos los fines de semana conmigo.
Al año siguiente, pasó todo el verano conmigo. Mi ex reclamó pero ella le dijo que era por el gimnasio y la piscina. Además de que pasaría todo el año con ella.
Al final, al año subsiguiente, se vino a vivir conmigo. Como padre e hija para todos, pero como pareja en la intimidad.
Llegó a pesar 60 kilos el último año del colegio y los chicos la llenabab de piropos y la envidia de las compañeras.
Cada vez que hacíamos el amor era más rico.
– Papá, quiero tener hijos – me dijo muy seria una noche después de hacer el amor.
– Cuando te cases con un hombre que te ame, tendrás todos los hijos que quieras – le dije
– No, quiero tener hijos tuyos –
– Pero no puedes tener hijos de tu padre –
– Porqué no? –
– Porque la ley lo prohíbe –
– Y ? Quién va a saber que son hijos tuyos ? –
– Hija, me gustaría tuvieras un hijo mío, en serio, pero recién tienes 19 años. Espera terminar la universidad y ahí veremos, te parece? –
– Si, me parece, ahora ámame otra vez –
………
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