Obligame (1era parte)
Nunca terminas de conocer a alguien….
Llevábamos un tiempo juntos, fue la relación típica, empezamos de amigos, presentados por otros amigos, comenzamos a salir, a caminar de la mano… relación típica… pero, nunca dejas de descubrir a una persona, nunca.
Una noche, salimos a una fiesta y debido a la distancia, pagamos un motel, en el camino nos besamos un poco, la oscuridad de la noche me dio permiso para tocarla, para apretar esos pechos redonditos, mientras sus manos se iban a mis caderas, para apretar mis ganas húmedas bajo el pantalón. Ya no eran necesarias las palabras, los labios y las lenguas jugando lo decían todo, en mis manos podía sentir esas tetas ricas agitándose al respirar… y así nos fuimos, entre agarrones en las veredas, arrimones en los muros helados de la ciudad, mirándonos con ganas de arrancarnos la ropa en cada esquina, hasta llegar al motel.
El lugar ya lo conocíamos, se podría decir que tenia las tres «B», bueno, bonito y barato (y lo digo en serio, Santiago de Chile tiene una enorme variedad de moteles, para todos los gustos y todos los bolsillos). Luego de registrarnos, fuimos a la habitación, nada del otro mundo, pero acogedor, nos llevaron «el trago de cortesía», que ya por la borrachera que ambos teníamos, ni se sintió y de a poco empezamos a terminar lo que empezamos en la calle.
Su cuerpo era hermoso, delgada, un poquito mas alta que yo, trigueña, de pelo castaño oscuro largo, sus pechos y sus caderas eran perfectos para su cuerpo esbelto, labios finos, ojos grandes… en pocas palabras una delicia de mujer. Siempre me daba el tiempo para desvestirla, ponerme en su espalda, besarle el cuello y los hombros, rasguñarle sus pechos encima de la ropa, apretar su vientre suave con la otra, darle arrimones con mi verga dura y ansiosa entre su culo, mientras le susurraba al oído que me quería comer su concha, que le iba a meter la verga en su boca hasta que la llenara de leche… eso la calentaba, los susurros… de a poco metía mis dedos en sus calzones, apretaba con mis yemas en la piel suave de su concha y sentía el calor que venia de esta, con la punta de un solo dedo, acariciaba los labios mojados de su concha. Mientras le iba sacando la polera, y ella me apretaba la verga, la sacaba del pantalón y se mojaba los dedos con las gotas de semen caliente que salían… casi sin darnos cuenta, estábamos encima de la cama desnudos, besándonos, masturbándonos mutuamente mientras nuestras lenguas jugaban al ritmo de la calentura. era natural… sin darme cuenta ella ya estaba encima mío, yo solo disfrutaba de su figura meneándose encima de mi verga, pero algo paso… algo era distinto, su mirada cambio, no era la mirada perdida por el placer que siempre tenia cuando lo hacíamos… ahora ella me estaba mirando, fijamente a los ojos, de repente me dijo «pon las manos al costado de tu cuerpo, pegadas», algo no estaba bien, no era su voz amable y casi tímida, eso sonó como una orden… y como la estaba pasando bien, le hice caso… al poner los brazos a mis costados, ella se levanto un poco y acomodo cada pierna junto a mis brazos, apretándolos contra mi cuerpo… ella estaba en completo control ahora…
Volví a sentir como mi verga abría su concha húmeda, ella cerro los ojos al volver a sentirme, se mordió los labios pero ahora, mientras me cabalgaba, me tomaba la cara con sus manos y lentamente mientras el roce de nuestras carnes húmedas se aceleraban mas y mas, su expresión se volvía mas maliciosa, era como si estuviera planeando algo… mientras mas se movía, mas caliente se volvían sus gemidos, mas fuerte sonaban, yo solo podía mover mis caderas… de repente sus manos subieron a mi pelo y empezó a tirármelo con fuerza, mientras me cogía con mas y mas fuerza, mas rápido, yo no podía hacer nada, me dolía pero sus movimientos se volvían cada vez mas desesperados, podía escuchar los jugos de su concha salir y juntarse con los míos, restregándose en la carne. yo estaba sorprendido, completamente a su merced… pero verla así… me volvió loco, como no me podía mover mucho hice lo único que esa posición me permitía… abrí un poco las piernas, doble las rodillas y comencé a empujar con mis caderas lo mas rápido que pude, lo mas adentro que podía llegar… no se si fue para mejor o peor… si parecía loca al empezar así, eso la desquicio… me apretó los brazos mas fuerte aun, sus gemidos de hembra caliente se transformaron bramidos de perra en celo, me tiraba la cabellera mas y mas fuerte, sin aviso alguno, me empezó a morder el cuello, los hombros, sentía como le tiraba la piel entre sus dientes y sus gemidos lujuriosos se ahogaban entre mi piel y su boca, su concha y mi verga estaban ardiendo por el roce frenético de ese momento de locura, mas dolor, mas placer, mas rápido, mas fuerte… ya no aguantaba mas… empuje lo mas adentro que pude, mientras escupía semen ardiente en su interior y sentía como salían los jugos ardientes de su concha mientras terminábamos juntos y su mordida se desvanecía en un gemido cálido en mi cuello. Nos quedamos jadeando en esa posición, en silencio. Yo miraba al techo sorprendido, luego de un rato, se estiro por completo encima de mí y pude liberar mis brazos. con su voz cansada me dijo temerosamente «¿Te enojaste?… ¿Te dolió?» le tome su mentón, tal como lo sospechaba, había vergüenza en su mirada, solté una carcajada y le conteste «¿Que?… ¿Enojarme?… estuvo genial! aunque me dolió un poco», puso su mano en mi mejilla y me acaricio, «disculpa, por favor disculpa», yo sonreí y le dije «¿Así es como realmente te gusta, cierto?», ella sonrió picaronamente y dijo «si». Nos quedamos abrazados y en esa misma posición nos dormimos.
A la mañana siguiente fui al baño, tenia sus dientes marcados en mi cuello, ella al verlo puso cara de culpa yo le acaricie la carita y le dije que no se preocupara, que estaría así un par de días y nada mas. Salimos del motel y fuimos a comer algo, mientras estábamos en el café, no pude evitar preguntarle “¿Quieres que empecemos a jugar así? ¿Como anoche?», al preguntarle bajo un poco la cabeza y me dijo que si… pero, sus ojos tenían un brillo juguetón y malicioso… que me fascino y que dio lugar a mas sorpresas de las que esperaba…
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