Pareja sexual; Mi yegua I

Una aventura que a día de hoy sigue vigente..
Muy buenas, les vengo a contar un relato que, en lo personal, hace parte de la vasta colección de anécdotas que considero como mis favoritas, no les inventaré nada, les diré las cosas tal cual, soy un hombre heterosexual de 18 años de complexión intermedia entre lo delgado y robusto, más específicamente un tipo de «endomorfo ligero», con 1.83 CM de altura, cabello estilo afro, moreno claro, con un pene más grueso que largo, con una longitud de 14 CM, no soy atlético ni musculoso, pero inclusive así, he podido satisfacer mis deseos sexuales sin problemas, como en el verídico relato que les narraré a continuación:

si bien nunca he sido un muchacho con labia como para ligar mujeres, siempre he sido consciente del poder que tengo sobre los animales domésticos y de granja, esto se desarrolla alrededor del 2021, en plena pandemia, (lo cual, definitivamente favoreció al acto arriesgado en el cual me aventuré) en la finca y el rancho de mis abuelos, (en la sierra, para ser más específicos) el cual era enorme y bastante bien cuidado gracias al esfuerzo de mis abuelos, bien, yo llegué con ellos luego de que comenzaran las clases en línea, pues mis abuelos tenían todas las comodidades y curiosamente un internet perfecto, lo cual significaba jugar videojuegos móviles en el teléfono en perfectas condiciones, pero bien, no todo era relajación y pereza, siempre tenía actividades de apoyo en el rancho, ya sea sembrar frutales o maderables, o alimentar a las mascotas (de los cuales tengo próximos relatos que me encantaría publicar próximamente) y darles los cuidados necesarios a los animales más finos, como la yegua de la familia, con la cual, pude tener el privilegio de follar.

Era un miércoles al mediodía, me tocaba cepillar y alimentar a la yegua, desde el primer día que llegué la observé con detenimiento, era de una raza muy fina, investigando, poco tiempo después descubrí que era raza Pura Sangre Inglés, una raza bastante costosa por lo que mi abuelo me había comentado, pero bien, le dí de comer y comencé mi tarea de cepillado, la crin de esa yegua era muy suave, casi sedosa, cepillar la fué tarea fácil, hasta que me tocó cepillar la crin trasera, la cola de la yegua, quedé embobado al instante, tenía una dona deliciosa y una concha hermosa, como para exhibirla de lo cuidada y fina que se veía, mi verga se puso dura como el metal, inmediatamente sentí el líquido preseminal bañando mi glande, mismo que se encontraba resguardado por mi prepucio, completamente lubricado y sugiriendo que estaba perfectamente preparado para la acción, debo admitir que soy un cachondo impulsivo desde primaria, por lo que acto seguido me desnudé completamente, (recuerden que estaba a plena luz del día) dejando expuesto mis ya duros 14 centímetros a la intemperie, en medio del establo abierto, (no contaba con paredes o algún tipo de privacidad) a la vista del ojo de posiblemente cualquier persona, tampoco es que fuese probable que alguna persona pasara frente al rancho, pues todos se encontraban en clase o trabajando, o bien tenían el suficiente miedo y cerebro como para dictaminar que salir de casa era una mala idea, el caso es, que cualquiera podía descubrir cómo un joven de 14 años estaba completamente desnudo, con el miembro erecto, parado sobre un banco, detrás de una yegua, a punto de follar como un loco desquiciado el coño de semejante belleza equina, no desperdicié un solo segundo, la yegua era dócil, sumisa, tranquila y nunca agresiva, por lo que pude saltarme el amarrarle las patas, yo bien sabía que la putita iba a dejarse hacer de todo sin rechistar, lo cual me calentó a un nivel demencial, subí su cola sobre mi hombro, le metí los dedos hasta que comenzó a mojarse, y luego de decir: «gracias Dios por tan rico coño en el que estoy a un segundo de vaciar mis bolas» penetré directamente a la zorra con mi verga, la sensación fué deliciosa, sentir el calor de su concha, con mi pene cubierto con la humedad de sus jugos mientras agarraba su enorme culo a manos abiertas para meter cada vez más duro y rápido mi verga, fué la gloria. No paraba de decir «que rica putita eres mi amor, a partir de ahora eres mi depósito de leche, todos los días voy a meterte la verga y te voy a coger tan rico hasta venirme a litros dentro de tu coño» estaba en el cielo, sintiendo esa característica mucosa de las yeguas, escuchando mis bolas rebotando en su clítoris y los sonidos obscenos, húmedos y deliciosos que mi verga hacía al entrar y salir en los jugos de la concha de tan rica zorra, estuve media hora follandola sin cesár, viniendome 3 veces seguidas, con mujeres duro 2 horas o más, pero mi excitación follando a tan majestuosa, fina y costosa hembra, hizo que mi verga no resistiera prácticamente nada y se entregara completamente a su coño, la yegua parecía inmovil, pues mi tamaño no era suficiente como para incomodarla, lo que me permitió darme placer a mares sin problemas, pero el coño de esa yegua zorra aprieta igual o más que el culo de una nena de 8 años, (próximos relatos también) pero bien, luego de 2 horas de deleitarme con la conchita de esa hembra y quedarme seco y exhausto, (mis abuelos estaban en otro estado, y planeaban quedarse ahí durante 2 semanas) me bajé del banco, contemplé mi leche saliendo de tan rica concha y le dí una fuerte nalgada a la yegua mientras yo me mordía el labio pensando en lo rico que fué usar a esa hembra para vaciar mis bolas y satisfacer mi verga, después simplemente me fuí sin remordimiento alguno (y vistiendo solo cueros) a continuar con mis labores en el rancho, regresando poco tiempo después para una segunda ronda, y en la noche para una tercera, noche en la que todas las luces del rancho (excepto las del establo) estaban apagadas, dejando a la vista mi cuerpo desnudo, mi verga dura y la yegua preparada para dar un completo espectáculo cachondo a la nada, (al menos hasta donde yo sabía) y como todo eso me excitaba todavía más, en el sexo con la yegua comencé a gritarle cosas sucias y deliciosas a la putita, diciéndole lo zorra y fácil que era, y que era mucho más rico el sexo con ella que con muchísimas mujeres, también dejé de reprimir mis gemidos de placer, soltándolos lo más fuerte que pudiera, pues no había vecinos, solo un sendero que conectaba a pie un pueblo con otro, esa noche disfruté demasiado el sexo con mi hembra, cosa que continué repitiendo a lo largo de los años, (quizá un poco más discretamente) inclusive a día de hoy, pronto les compartiré una segunda parte, y quizá pueda volverlo una pequeña serie de relatos, a la par que otras anécdotas deliciosas que he tenido el privilegio de vivir, desde zoofilia a pederastia con menores (también incesto con familiares menores) , incesto con mujeres mayores y hasta relatos calientes con trabajadoras domésticas pobres e indígenas <3