Pedrito, El hermoso y querendón culito de mi vecinito. Parte I
Pedrito está en quinto grado, no caben dudas que cuando crezca será un tremendo mujerón. .
Pedrito es hijo de una vecina, tiene 10 años, su cuerpecito muy afeminado, igual que su trato y su forma de moverse. Es muy delicado. Su culito redondito, relleno y firme. Paradito. Su boca de labios generosos siempre está abierta mostrando sus dientecitos en una sonrisa amable. Hay que decir también en su favor, que para su edad tiene un pene bastante grande. Yo a mis catorce años, tengo una simpatía extrema, soy jodón, muy divertido y también se puede decir que algo pervertido. En otros relatos comentaré como seduje y me adueñé de la virginidad y de los culitos de mis tres primas y de mi hermana un año mayor que yo. Pero será en otra ocasión, hoy nos trae Pedrito al ruedo y de cómo logré que sea mi putita desde hace meses. Tengo una verga considerable, ni muuuuyyyy gruesa ni muuuyyy larga son 16 X 5cms. Algo cabezona, eso sí. Obviamente que a mis catorce años, me mataba masturbándome cuando no tenía sexo con alguna pariente.
Esa tardecita, ya casi noche, Pedrito estaba jugando en su hamaca en el patio vecino, no hay cerca entre su casa y la nuestra. Yo estaba en short de baño, hacía mucho calor. Me metí a la pileta para refrescarme y Pedrito al verme se acercó para disfrutar del agua. Venía con un short de lycra pequeño que se le enterraba entre las nalgas. Yo hacía tiempo que lo venía mirando con cariño. Esa tarde simplemente al verlo caminar tan delicado y moviendo el culito de un lado al otro, la pija se me puso a mil. Tuve una tremenda erección, el niño la vió al instante y cuanto más se acercaba a mí, más miraba mi bulto. Al descubrir eso la maldad se me presentó, le ofrezco al niño que se meta al agua, lo hace y yo voy detrás de Él, lo tomo de la cintura y le apoyo la pija entre sus nalgas, el me mira por sobre su hombro y sonríe, pero no hace nada por soltarse, entonces continúo y lo hago ponerse en cuatro sobre los escalones de acceso a la piscina. El colabora sumisamente. Le bajo el short, me saco la verga y se la apoyo directamente en su agujerito trasero. Cuando lo tomo de la cintura para atraerlo a mí, descubro que tiene su pene totalmente erecto, duro. Estaba totalmente excitado. Entonces le puse bastante saliva en su anito, le abrí las nalgas y suavemente apoyo la cabeza de mi verga en su rosado agujerito, presiono muy despacito y medio glande entra, él se queja un poquito, se queda quietecito, empujo un poco más y entra toda la cabeza. Pedrito gime y me dice que le duele. Le tomo el pene en mi mano y comienzo a masturbarlo, eso lo relaja, gira la cabeza y sonríe disfrutando el momento, yo intento entrar un poco más dentro de su apretado y aterciopelado túnel trasero. Así sin lubricar, no hay forma de meterle toda la pija. sigo masturbándolo, comienza a gemir más fuerte y de repente siento como su esfínter se relaja, mi verga entra hasta la mitad y Pedrito me llena la mano de sus jugos infantiles. Tuvo un orgasmo, yo con tanta excitación no aguanté más me moví un par de veces y llené el culo de Pedrito de semen con potentes acabadas. Se la fui sacando despacito para no hacerlo sufrir. Luego lo metí al agua y lo lavé bien. Su anito todavía seguía algo dilatado por el grosor de mi verga. Pero El, estaba feliz, radiante. Lo primero que le pedí es que no contara nada de esto a nadie si es que quería seguir siendo mi amigo y que lo volviéramos a hacer. Prometió que no contaría nada, que sería nuestro secreto. En parte II les contaré la segunda vez de Pedrito, pero ya organizada y preparada. Fué la revelación de un pequeño monstruo sexual.
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