Penetrada en pleno metro
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por XStore.
Soy Tere una chica de 25 años que trabaja como cajera en un banco de la ciudad de México, siempre me he considerado bonita, pelo castaño lacio a media espalda, cara redonda y ojos miel, piel clara, cejas pobladas, piernas bonitas y trasero bien formado, tal vez lo único que no me gusta de mi cuerpo sea que no tengo mucho pecho, apenas una 34b.
Como decía en un inicio, trabajo en un banco, por lo que llevo un uniforme color azul marino, con saco, blusa blanca y una falda a poco mas de media pierna, además por política del banco se me pide usar tacones.
Acaba de salir de trabajar eran las 7:00 de la tarde y me encontraba totalmente fastidiada, eso sin mencionar que las zapatillas me estaban matando, ya que eran muy altas, en este punto lo único que quería era llegar a mi casa, bañarme y dormir, para colmo mientras caminaba a la estación del metro se soltó un fuerte aguacero, aunque por suerte apenas y me cayeron unas gotas.
Por lo general me subo al vagón de mujeres, para evitar manoseos, ya que casi siempre que me voy en el de hombres algún tipo termina tocándome las nalgas o embarrándome su cosa, pero esta vez el área de chicas estaba a reventar y para entrar al metro seguramente tendría que esperar dos o tres vagones antes de irme.
Era tal mi fastidio y mal humor que con tal de llegar a casa lo más rápido posible me fui a la zona de hombres.
Como era lógico esta área igual estaba llena, por lo que tuve que dejar pasar un tren antes de conseguir entrar.
Cuando por fin logre entrar me metí hasta el fondo y para no caer me sostuve de un tubo cerca de la puerta que no se abre.
Aquello era un maldito infierno, apestaba asqueroso, mezcla de sudor con pelo sucio mojado, aunque agradecí que no estaba tan lleno el vagón, aunque eso no tardo en cambiar.
En la siguiente estación un montón de hombres comenzaron a pelear por subirse y el vagón quedo mas apretado que una lata de sardinas y lo peor era que me faltaban varias estaciones para bajar.
Me encontraba con la cara metida en la solapa de mi saco y mirando hacia el piso para evitar respirar ese asqueroso olor, hasta que como era de esperarse sentí un roce en el trasero, aunque en el momento creí que había sido accidental, por lo que no le di mayor importancia.
Para hacer las cosas aun peores, en la siguiente estación se logaron meter aun mas tipos, con lo que nos tuvimos que juntar aun más los que ya íbamos dentro, en eso siento como un tipo se me pega por detrás justo a la altura de las nalgas, embarrándome el paquete, voltee y mire al tipo que era un hombre como de 40, moreno, con camisa y corbata, además era algo guapo, el al mirar mi cara de enojo solo atino a disculparse.
-Perdón
Inmediatamente se me despego, por lo cual pensé que había sido un accidente, segundos después en una de esas partes donde el metro se mueve un poco al costado, el tipo me dio un empujón nuevamente, que aunque fue breve, pude sentir claramente como tenia una erección, no se que paso en mi, pero de inmediato me puse caliente pensando en como la tendría, si seria larga, gruesa, venosa.
No me iba a quedar con las ganas de saberlo así que en la primera oportunidad, avente mi trasero hacia atrás por breves segundos y luego voltee y le dije -Perdón al tipo, el solo sonrió.
Llego la siguiente estación y bajaron algunas personas, pero subieron muchos mas, con lo cual nos tuvimos que recorrer aun mas, entonces el hombre de atrás me dio un embarran que a diferencia de los anteriores, este fue mas fuerte y duró mas tiempo.
-Perdóname, lo que pasa es que no tengo espacio
Estaba tan cachonda que le quería mostrar que no importaba tenerlo tan cerca, es mas incluso me gusta
-No te preocupes, si quieres pégate, no me molesta
Mi respuesta tenia doble sentido, pero nunca me imagine que el tipo se pegaría a mi de lleno, tal como lo hizo, al sentir su verga erecta embarrada en mis nalgas entre en shock unos segundos, pero luego pensé que eso era justo lo que quería, entonces cerré los ojos y comencé a hacerme una imagen de su pene… era grande debía medir como 20 cm y también era muy grueso y además estaba durísimo.
No entendía que me pasaba, pero estaba súper prendida, tal ves seria por haber pasado casi un año sin tener sexo… de repente comienzo a sentir las manos del tipo acariciando suavemente mis nalgas y al ver que no oponía resistencia, comenzó a manosearme mas fuerte.
Solo cerraba los ojos imaginando lo que podría disfrutar con esa verga en otro sitio.
Estire la mano y agarre su pene sobre la tela del pantalón, en efecto era grande y se sentía como una piedra, entonces el tipo se abrió el cierre y saco su verga en medio de toda la gente, cuando sentí su larga y caliente verga entre mis dedos me puse muy nerviosa, entonces voltee a todos lados a ver si nos miraban pero por fortuna nadie nos hacia caso, además él llevaba un portafolios con el cual estaba tapando toda la escena.
Habiéndome tranquilizado, tome su caliente y suave verga y comencé a masturbarlo torpemente, ya que la posición no permitía mucho.
Cuando de pronto la luz del vagón empieza a parpadear, hasta que se detiene el tren y la luz se va por completo.
Sin perder tiempo el tipo me levanta la falda y comienza a tocar mi culo directamente, ya que suelo usar tanga para que no se me marquen las costuras, en este punto yo tan solo me abrazaba del tubo y me dejaba hacer lo que fuera.
-Mmmm
Un ligero gemido salió de mi boca cuando el hombre hizo a un lado mi tanga y logro meterme un dedo en la conchita, para meterlo y sacarlo lentamente, queriéndole devolver el favor nuevamente la agarre el pene y se lo comencé a frotar, pensé que aquello terminaría ahí, pero no fue así.
Tomo los hilos de mi tanga y los jalo hacia abajo, hasta que mi tanga quedó atorrada entre mis muslos, luego se puso tras de mi y coloco su verga en mi conchita, por un lado quería que me cogiera ahí mismo pero por otro no, ya que era un completo desconocido, por suerte el cerebro gano y me hice lo mas para enfrente que pude, incluso levante mas el trasero para que no pudiera entrar su pene en mi, pero al mismo tiempo cerré los muslos atrapando su verga con mis piernas.
El tipo pensó que ya me la había metido porque en cuanto apreté las piernas comenzó a bombear y como mi conchita estaba completamente empapada, sus jugos actuaban como lubricante para facilitar los movientes del tipo.
Como su pene no había entrado en mi vagina, con cada movimiento se frotaba directamente contra mi clítoris, que mezclado con mi grado de excitación me provoco un orgasmo delicioso.
-Haaammmmm
Alcance a apagar mi gemido, ese orgasmo había sido uno de los mejores en mi vida, las piernas me temblaban y sentí caerme, con lo cual me eche hacia atrás y baje las pompas, con lo cual prácticamente yo misma me acomode en la verga de aquel desconocido, que me entro de un solo golpe hasta el fondo.
-Haaaaaaaaaaa
Mi gemido de sorpresa y placer no paso desapercibido, casi pudo oírse por todo el vagón
-Perdonen señorita no vi su pie
Contesto inteligentemente mi amante para evitar sospechas
Su pene se sentía enorme, hasta la fecha solo lo había hecho con tres hombres y sus penes ni de lejos llegaban al tamaño del que estaba recibiendo en ese momento, se sentía tan grueso y duro, mi conchita estaba llena de verga y me encantaba esa sensación, casi llegaba a otro orgasmo cuando sentí como aquel desconocido vaciaba su verga dentro de mi vagina.
En cuanto acabamos nos arreglamos y esperamos a que se restableciera la energía, de haber tardado un minuto más, la gente de nuestro alrededor me habría encontrado con la falda en la cintura y con una hermosa verga entrando y saliendo de mi conchita.
Estaba súper nerviosas, sentía como si todos supieran lo que hice, así que en la siguiente estación me abrí paso entre la gente y salí del vagón dejando a aquel tipo allí dentro, sin oportunidad de seguirme.
Cuando por fin regrese a casa, mi tanga estaba pegada a mi conchita, ya que el semen había brotado de ella y al secarse unió la tela a mis labios vaginales.
Me lave muy bien la conchita para eliminar hasta el ultimo rastro de semen y luego me fui a dormir, pensando que hubiera sido mejor pedirle su número al tipo, en caso que alguna otra vez se me apeteciera viajar con el.
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