Pequeñito pero matón
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por redkarla1974.
De nuevo, de viaje por trabajo, esta vez me habían enviado a tramitar unos pedidos a Valencia.
La reunión no sería hasta el lunes por la mañana, sin embargo me adelante y llegue al hotel el domingo a las cinco de la tarde.
Al llegar a recepción observe un hombre que me miraba, era muy pequeño, aunque no de edad, ya que debería tener unos 45 años, sino de estatura, ya que no debería medir más de 1,30cm, es lo que llamamos un Enano.
Finalmente subí a mi habitación y me di una buena ducha. No podía dejar de pensar como ese enano me desnudaba con la mirada, y sinceramente eso me excito mucho.
Tranquilamente después de una relajante siesta, empecé a vestirme, había decidido cenar en el comedor del hotel, pero no por ello dejaría de arreglarme
Me mire desnuda en el espejo. La verdad es que para mis ya 40 años todavía me gustaba mi cuerpo, tal vez el pecho un poquito más caído que cuando tenía 20 años, pero ese es el inconveniente de haber nacido con una talla 100.
Sin embargo mi cintura seguía siendo estrecha, mis piernas delgadas, y mi trasero firme.
Me puse un sujetador y un tanga azules a juego, un vestidito de flores que dejaba ver mi escote, y unos zapatos blancos de tacón.
Ya sentada en el comedor del hotel, cual sería mi sorpresa cuando entrar al enano, y colocarse unas mesas a mi derecha.
No paraba de mirarme lascivamente, sin ningún disimulo. Al principio me sentí incomoda, hasta que note que algo estaba humedeciendo mi tanga. Era yo, estaba mojadita, pensando en él. Eso me sobresalto, y decidí terminar rápidamente el postre, y subir a mi habitación.
Subí al ascensor, y vi como el enano aceleraba el paso, para subir conmigo.
El me pregunto:
– Que piso?
– Al 5, le conteste.
– Ah, mira igual que yo, dijo mientras sonreía.
El ascensor empezó a subir, y de pronto note una mano que subiendo por la falda de mi vestido, me acariciaba los muslos.
– Que está haciendo? Le pregunte
– Perdona, no he podido resistirme, me dijo.
Volví a sentir un estremecimiento por todo mi cuerpo, del calor al frio, pero le retire la mano, justo en el momento que se abrían las puertas del ascensor.
El me miro, y me dijo que si necesitaba un buen masaje, estaría en la habitación 505. Le conteste que no, gracias y me dirigí a mi habitación.
Uff, que temblor de piernas, humedad en mi entrepierna, y cosquillas en el estómago. Me tire sobre la cama sin quitarme la ropa.
En cinco minutos empecé a acariciar mi clítoris, estaba duro sensible. Mis pezones erizados, y mi coño muy, muy mojado.
No pude resistir más, me levante y fui hacia la habitación 505
El me abrió la puerta y estaba desnudo, excepto por los calzoncillos, que me dejaron apreciar un bulto enorme.
– Pasa pasa, siéntate, me dijo
Me senté y él se puso enfrente de mí, su cabeza estaba casi a la altura de la mía, pese a estar de pie.
Sin mediar palabra me beso, introduciendo su lengua en mi boca, al principio yo no hice movimientos con la mía, pero a quien quería engañar, necesitaba follar, y desde luego este enano estaba dispuesto, así que le agarre de su cabeza, la apreté más a la mía e introduje mi lengua en su boca para chocar con la suya e intercambiar humedades.
– Quítate el vestido y el sujetador, pero no el tanga ni los zapatos, y túmbate en la cama, me ordeno
Así lo hice, me tumbe boca abajo y pude observar en un gran espejo lateral mi cuerpo desnudo salvo por mi tanga.
Empezó a masajearme la espalda, Dios, que manitas, pequeñas pero fuertes apretando mi espalda, y aumentando el calor de mis partes íntimas.
Poco poco sus manos fueron bajando por mi espalda, hasta llegar a mi culo, que empezó a apretar. De pronto aparto un poco mi tanga, y note como me introducía dos dedos en el culo, y empezaba a follarlo con ellos, profundamente con fuerza y cada vez más rápido.
Puso la otra mano en mi coño y me dijo.
– Joder putita, estas mojadisima
No sé si me excitaron más sus tocamientos, o que me hubiese llamado putita.
– Voy a comerme ese coño, me dijo
Me dio la vuelta, colocándome boca arriba, me arranco bruscamente el tanga, y abrió con fuerza mis piernas, dejando mi coño caliente, húmedo y abierto mostrando mi carne interior rosita.
Él lo miro unos segundos, y me escupió en el coño, para acto seguido empezar a besarlo y lamerlo.
Uffff, que calor, que cosquilleo de la cabeza a la punta de los dedos del pie, mi coño estaba ardiendo, en ese momento me hubiese rascado hasta arrancármelo.
Mire a un lado, y pude verme reflejada en el espejo tumbada boca arriba con las piernas abiertas y un enano comiéndome todo mi sexo.
Ummm, gemí y grite cuando empezaba a notar que me corría, momento que el aprovecho para mover su lengua más rápido.
-Me corro, me corro…..para, le dije.
El paro, y se sentó a mi lado, me miro y me pregunto:
– Estas casada pelirroja?
– Si, le conteste.
– Pues parece que tu marido no te hace bien sexo oral, porque te has corrido muy rápido zorrita, me dijo.
La verdad es que si me lo hace, pero hacerlo con un desconocido tan morboso me había puesto muy cachonda.
Me cogió de la mano y la dirigió a su paquete, Ufff, que polla, era mucho más grande que la de mi marido, pese a que el mide 1,75 cm.
El enano tenía una polla por lo menos cuatro centímetros más larga y cinco más de grosor
Empecé tocársela meneándola suavemente. Retire mi mano, la lamí para humedecerla y volví a pajearle con mi mano húmeda.
– Bien, ahora te vas a comer una buena polla, Puta. Me dijo
– Ponte a cuatro patas en el suelo como una perrita.
Así lo hice, y él se puso enfrente de mi dé pie, su polla estaba a la altura de mi cabeza sin necesidad de agacharse.
Con una mano en mis mejillas, consiguió que mi boca se abriera como un resorte.
Y sin darme tiempo a más, introdujo de un golpe su polla en ella.
Yo quería sacarla de mi boca, para lamerla y besarla, pero estaba claro que eso no era lo que él quería.
– Quieta puta, no la saques te voy a follar esa boca. Me dijo
Efectivamente eso estaba haciendo, yo quieta a cuatro patas y el follandome la boca moviéndose como un animal, introduciéndomela todo lo dentro que podía.
Note como se estremeció, y empezó a correrse dentro de mi boca, sin sacarla.
Ufff, que cantidad de leche, chorreaba sin parar, sin darme tiempo a tragar.
Pude ver cómo le excitaba que me tragara su leche, y cuando retiro su polla, unas gotas de semen, escaparon de mi boca, y cayeron encima de su pie. El me miro y me dijo:
– No la desperdicies, lamela de mis pies y trágatela toda como una buena cerda.
Ummmm así lo hice, y de nuevo me observe en el espejo, desnuda con solo mis zapatos de tacón, a cuatro patas lamiendo restos de semen de los pies de ese enano.
Él se dirijo a mi vestido, y con él se limpió la polla.
– Túmbate en la cama, y descansa, duerme que mañana te follara ese culo que tienes. Me dijo.
– No puedo, mañana tengo una reunión por la mañana le dije.
– No cielo, la he cancelado, firmare el contrato, así que mañana tengo todo el día para romperte bien ese culo.
No podía creerlo, él era el gerente de XXXXXXXX S.A. había conseguido el contrato gracias a mi cuerpo, solo que ahora sabía que tendría que bajar de tanto en tanto a Valencia a renegociar, ya que me tenía bien cogida, ya que había estudiado con mi marido y se conocían. No estaba dispuesta a que se enterase, así que tendría que tragar…..semen y más semen del enanito por todos mis agujeros.
Pero que narices, es un buen follador, así que bien mirado, la que ha salido ganando soy yo, con contrato, y bien follada.
FIN
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