PERDIDOS (CAPS 1 A 5)
Una madre y sus 4 hijos realizan un viaje en el yate privado de la familia, a unas vacaciones que sin lugar a dudas será la mayor aventura de sus vidas, en la que, al quedar varados en una solitaria y remota isla, se irán desatando sus “instintos de supervivencia”..
PERDIDOS:
Capítulo 1:
UNAS VACACIONES DISTINTAS:
Todo comienza a salir mal desde el principio. Y lo que era un viaje de vacaciones poco a poco se convierte en una verdadera aventura….
Llegó el fin de año y con él, el momento de que Judith cumpliera la promesa a su querido hijo mayor. Jonás de 22 años de edad, y a quien ella le prometió un viaje en el yate familiar para pasar unas vacaciones de aventuras junto a sus otros tres hermanos en una deshabitada y remota isla a la que ella solía ir con su exmarido todos los años antes de su divorcio hacía 4 años, tras descubrir que el acaudalado empresario la engañaba con su secretaria varios años más joven que ella.
La acomodada y apuesta madre de 44 años tenía en efecto 4 hijos varones: Jonás 22 años. Jonatán de 20, y los mellizos Tomás y Ronaldo de 19.
El plan consistía en navegar unos días en el yate familiar, aprovechar a pescar, y recién entonces dirigirse a la isla donde pasarían 2 inolvidables meses sobreviviendo y acampando en la naturaleza, lejos de todo tipo de civilización.
Cargaron de provisiones el yate y fue a las 22hs bajo una lluviosa noche, que zarparon desde el puerto de la ciudad con rumbo a la aventura. Una aventura que, aunque ellos no lo sabían aun, marcaría sus vidas para siempre.
Jonás era el capitán y quien estaba a cargo del “Der Abenteurer”.
Todo transcurrió en la más absoluta normalidad en los primeros días de navegación. Más allá de la llovizna de la noche en la que salieron el clima de los días siguientes fue excelente,
Pero el día en el que tocaba poner rumbo a la isla en la que pasarían el resto de sus vacaciones. Se desató una fuerte tormenta embraveciendo el mar, y fue entonces que una tras otra las cosas empezaron a salir mal, muy mal.
Fue entonces, cuando Jonás intentó escapar de la tormenta y rodearla, para buscar un mar más calmo, que no golpeara y sacudiera tanto al buque, y aunque ellos no lo supieron hasta mucho después, fue ahí cuando empezaron a navegar completamente a la deriva y con rumbo errático.
Pero lo único bueno del caso, fue que lograron salir de la tormenta, algo que tranquilizó mucho a todos, en especial a Judith, quien, en medio de la tormenta y los embates de las olas al barco, había experimentado un ataque de llanto y crisis de pánico, acompañado de mareos y vómitos, a causa de los bruscos movimientos del barco, situación que empujó a Jonás tomar la equivocada determinación de rodear la tormenta, cosa que hizo que perdieran el rumbo, sin que ellos lo percibieran a tiempo.
Ellos navegaron por tres días más, habían perdido contacto radial con la costa y con otros buques, y conforme pasaban las horas, los nervios y el temor aumentaban entre los muchachos, quienes se las ingeniaron para mantener a la mamá ajena a toda esta situación.
A la madrugada siguiente, divisaron una isla en el horizonte, pero pocos minutos después sintieron un muy fuerte golpe en el casco del barco, y este comenzó a inundarse y hundirse rápidamente. Entonces tomaron varias valsas y las cargaron de ropas y provisiones y en la última, se apretujaron los 5 y mientras el yate desaparecía en el fondo del mar, ellos y las otras valsas llegaron a la orilla de la playa de aquella isla, que poco tenía que ver a la isla a la que habían pensado llegar.
La primera que se dio cuenta de que no estaban donde creían estar, fue la madre de los chicos, quien enseguida desconoció
Ellos explicaron a su mamá que trataron de manejar con calma lo de la tormenta en alta mar para no ponerla más mal a Ella, a quien se la veía ya muy nerviosa, asustada y hasta con mareos y vómitos.
Pasado algunos minutos, Judith comprendió a sus hijos y se reconciliaron.
Pero aun así todos entendieron en la grave situación en la que se encontraban, y el miedo y la angustia comenzó a apoderarse de ellos,
Por su parte Judith pasaba horas contemplando el mar, en la inútil espera de que alguien o algún barco que los viera, los rescatara. Los muchachos se mantenían ocupados explorando la isla y reconociendo el territorio.
La isla era bastante grande y los proveía de varios recursos naturales, incluso de unas cuevas grandes en un sector rocoso no muy distante de donde se habían asentado ellos y hasta un manantial donde recoger agua dulce. Por lo que decidieron mudarse a ese sector de la isla.
CAPITULO 2
LA RUTINA EN LA NUEVA VIDA:
Conforme va transcurriendo el tiempo en la isla. Los roles de cada miembro del grupo familiar se van definiendo y afianzando. Jonás se va relajando y nuevas sensaciones afloran el él, Y OH SORPRESA, SU HERMANO Jonathan, se dará cuenta de ello…….
TRES MESES DESPUES:
La vida en aquella isla podría definirse cómo “muy buena”. Ya que gracias a las provisiones que pudieron salvar del barco y las balsas sumadas o los recursos de la propia isla, no les faltaba nada.
En cuanto a la situación emocional de cada uno de ellos, los estados de ánimos eran variables. Pero el recordar que habían ido en busca de una aventura salvaje, y llegar a la conclusión de que vaya que, si la estaban teniendo, hasta los hacía bromear con eso y ello les devolvía el buen humor.
En cuanto a los muchachos, si es verdad que extrañaban la vida social, los amigos y a sus noviecitas. Y en Cuanto a Ella, extrañaba a sus amigas, su trabajo, el club donde participaba haciendo actos de beneficencias, el gimnasio y sus clases de yoga.
Jonás tenía muchas charlas con su mamá, charlas muy maduras y serias. Por la cabeza de Judith estaba empezando a instalarse el terrible pensamiento de que pasarían el resto de sus vidas perdidos en esa isla. Y aunque no quería sonarle catastrófica a Jonás al planteárselo directamente. Con comentarios y bromas muy sutiles le iba diciendo o advirtiendo a su hijo mayor, lo que estaba empezando a cobrar cada vez más fuerza en su cabeza. Y aunque bromeaba sobre eso con sus hijos, pasaba mucho tiempo llorando a solas.
El verano empezaba a llegar a su fin, por lo que para mantener el buen ánimo había que aprovechar al máximo hasta el último día de playa.
Jonás se estaba sintiendo muy cercano a su mamá, este último tiempo y la situación extrema por la que estaban atravesando, lo habían hecho madurar muchísimo, y frente a sus hermanos también estaba quedando cómo el líder masculino del grupo. Y esto estaba siendo advertido por Judith, quien estaba empezando a sentirse muy orgullosa de su hijo mayor.
Ambos pasaban mucho tiempo juntos y tomaban decisiones juntos todo el tiempo, e incluso llegaban a consultarse, antes de actuar cada uno por su cuenta.
Pero algo pasó una tarde en la que Judith había ido a nadar un rato al mar, mientras su hijo mayor preparaba unos mates para convidarle a su mamá y hermanos.
El la vio caminar hacia él vestida en su bikini negra. Y sintió una sensación extraña en su cuerpo, y empezó a recordar a su novia Jessica.
Todo quedó ahí ese día. Pero en los días siguientes cada vez que la miraba a su mamá en bikini, Jessica se adueñaba de su mente, al punto que solía irse al agua a masturbarse.
Entonces entendió lo que pasaba. Estaba empezando a relajarse y los nervios y el estrés de saberse a la deriva, estaban desapareciendo. Pero ahora estaba empezando a necesitar la compañía de Jessica y la vida sexual que llevaba con Ella.
Así fue cómo las frecuencias de sus masturbaciones fueron en aumento. Y entonces se preguntaba cómo su mamá habría llevado tantos años sin un hombre a su lado. Porque que él supiera, luego del divorcio jamás alguien la había tocado.
En la carpa donde dormían, había dos colchones que pudieron rescatar del barco. Uno de dos plazas y medias, donde dormían Jonatán, Tomás y Ronaldo. Y en el otro colchón de una plaza y media Jonás y Judith.
Si bien era cierto que Judith desde un principio había elegido a su hijo mayor para que durmiera con ella, por otro lado en la situación de estrés en las que ella sola había tomado la postura de tomar las decisiones, no daba para andar pensando en las cosas que podrían desencadenar el hecho de dormir con un varón que ya era todo un hombre, puesto que de acuerdo a las edades de sus hijos, el que no era un hombre era un hombrecito, y de todos nodos por la cantidad de colchones disponibles para los 5, con alguno de ellos tenía que dormir de todas formas.
Tanta madre cómo hijos, siempre fueron muy respetuosos entre sí, Todos sabían que luego de nadar en el mar, todos los días, mamá se dirigía sola al manantial a bañarse para higienizarse. Y todos respetaban ese momento de privacidad de la dama del grupo.
Jonás, tomaba la precaución de masturbarse antes de acostarse, para no tener erecciones con el rose involuntario e inevitable que tenía con su mamá en aquel colchón por las noches.
Pero cierto día la tentación se apoderó de Jonás, y no pudo contener su deseo de espiarla.
Los turnos para higienizarse en el manantial, eran siempre. Primero los muchachos, y cuando estos volvían al campamento, la mamá tomaba sus cosas e iba sola al mismo lugar, a tomar su baño diario.
Esa tardecita, los muchachos volvieron al campamento, Judith tomó sus cosas y cómo de costumbre salió para tomar su turno en el manantial.
Entonces Jonás, en un arrebato espontaneo que tuvo al ver a Judith yendo sola al manantial. Dio a cada uno de sus hermanos una tarea para hacer, mientras él cortaba leña para la fogata de esa noche.
Sus hermanos obedecieron, y Jonás habiéndose liberado de ellos, corrió hacia el manantial tras su mamá.
A medida que se iba acercando al lugar, iba aminorando la velocidad de su trote. Y cuando llegó se ocultó tras unas rocas y tomando el larga vista, comenzó a buscarla.
Pronto divisó el bolso con su ropa a la orilla del manantial. Y al dirigir la vista al agua, pudo verla nadar.
Ella nadó por casi una hora, y luego salió del agua para buscar su shampoo. Al verla fuera del agua, comprobó que estaba completamente desnuda, pudo ver sus nalgas, sus pechos, su larga y castaña clara melena, que mojada se pegaba a su cuerpo y llegaba casi hasta la cola. Y en un momento que ella gira y queda parada de frente a él, puede ver por primera vez a aquella maternal vagina perfectamente afeitada.
Era la primera vez en su vida que tenía en frente suyo a su recatada y puritana madre completamente desnuda, Pero cómo los elementos de higiene personal comenzaban a acabarse, esto iría cambiando con el tiempo, y fue así que pudo ser testigo de cómo día tras día en los que la espiaba cuando ella tomaba sus baños. Aquella vagina se iba poblando de vellos negros, hasta quedar completamente rodead de una densa y espesa mata negra alrededor de su almeja.
Jonás la continuó espiando hasta que Ella se dispuso a abandonar el lugar, luego de haberse bañado a gusto.
Entonces se ocultó entre las rocas al momento que Ella pasó muy cerca suyo, y luego dejó pasar varios minutos, cómo para que Ella se alejara lo suficiente. Y recién entonces emprendió su camino para recoger algo de leña para esa noche.
Aunque se había masturbado justo antes de ir a la cama con su mamá, para evitar estar en ese momento con las hormonas alborotadas. A Jonás se le hizo imposible borrar las imágenes de su cabeza de lo que había visto esa tardecita en aquel manantial. Y desde ese día buscó una excusa distinta todos los días con sus hermanos para poder ir a espiar a Judith, cuando ella tomaba su baño diario para sacarse la sal del mar de su cuerpo.
CUARTO MES:
Conforme pasaban los días el invierno se fue acentuando en la isla. Si bien la temperatura había bajado considerablemente, la mayor dificultad climática para la familia, no eran las bajas temperaturas, sino como las fuertes y persistentes, y hasta repentinas lluvias de la época.
En ciertos días y fundamentalmente noches, donde el frio se hacía sentir. Judith les permitía a sus hijos y así misma beber de las bebidas alcohólicas que habían rescatado antes que el yate se hundiera. Ella misma se había encargado de cuidar estricta mente de las reservas de estas botellas, previendo justamente la bajada de temperatura del invierno.
Había ocasiones en la que era evidente lo pasados de copas que estaban todos. Y era en estas ocasiones en las que al estar todos más alegres y fundamentalmente más desinhibidos, Judith podía sentirse acosada por las miradas de sus varoniles chicos, pero especialmente por su hijo mayor Jonás, quien llegaba a realmente incomodarla, aún más cuando pensaba que a la noche tendría que dormir con él.
Ella solía pasar horas pensando en cómo manejarse con 4 varones casi hombres en aquel espacio reducido y para nada íntimo. Pero francamente no le encontraba solución y los días seguían pasando y las situaciones seguían ocurriendo.
Una tardecita, mientras Judith se alejó del campamento para tomar su baño en el manantial, habiéndoles dado una tarea a cada uno de sus hermanos. Jonás se apresta a salir tras los pasos de su madre para espiarla cómo siempre. Pero entonces Jonatán, se le acerca:
- ¿Vas a ir a espiarla hoy? Le pregunta con cara picara Jonatán.
- ¡¿Qué te pasa? ¿por qué me preguntas eso. Responde sorprendido y enojado Jonás.
- Porque hace días que te vengo siguiendo. Y porque también me está gustando espiarla. Podríamos repartimos los días de la semana para ir a espiarla, así me prestas el largavista. Le propone Jonatán.
- ¿Eh? Le responde su hermano a punto de darle una trompada.
- Pensalo, podría ser nuestro gran secreto… ¿o preferís que hable con ella para que sepa lo que haces? Redobla el desafió Jonatán.
- ¡Déjame de joder¡. Le responde Jonás.
- Mañana me toca ir a mí, si no hablo con mamá. Dice con voz firme Jonatán y se va.
Jonás estaba aturdido por lo que había pasado, su hermano lo había descubierto, y ahora tenía que “compartir” a mamá con él.
Esa tarde fue a espiarla cómo siempre, pero no se masturbó detrás de las rocas viéndola, cómo hacía cada día. Esta vez no le daba la cabeza.
Al regresar del manantial, después que su madre, Jonás se cruza con Jonatán y este le sonríe y alza su pulgar hacia arriba.
Ya en la noche Jonatán vuelve a increpar a su hermano.
- ¿Mañana me toca a mí ¡Insiste Jonatán!
- Está bien, está bien, pero tené mucho cuidado, a mí nunca me vio, y si te ve se nos pudre todo a los dos ¿entendiste? Responde resignado Jonás.
- JAJAJAJAJAJAJA ¡Hace Cuanto que la espías? Pregunta Jonatán.
- Hace un buen tiempo, no sé qué me pasó por la cabeza, una tarde la seguí y ahora no puedo dejar de hacerlo. Responde Jonás avergonzado.
Y Ese día todo quedó ahí.
Al día siguiente a la hora indicada, Jonatán esperó a que Judith se alejara del campamento, y tras unos minutos se encaminó al manantial, tal cómo lo había visto hacer a su hermano. Todo esto mientras desde lejos su hermano lo observaba atentamente, esperando que todo saliera bien.
Jonás esperó muy nervioso durante más de una hora. Entonces vio llegar a Judith. Y casi media hora después a Jonatán.
- ¿Cómo te fue? Le preguntó Jonás muy nervioso.
- ¡Que peluda la tiene, por favor que pedazo de hembra tenemos entre nosotros, que ella me perdone pobrecita, ya sé que es nuestra madre “pero con el hambre que tengo” ¿sabes cómo me la comería? Ah ahora me queda claro porque ibas todos los días. Comenta emocionado Jonatán.
- ¡Jajajajaja. Ríen los dos.
Y así transcurrieron las próximas semanas, los hermanos se repartían los días para espiarla a la bella, juvenil y solitaria mamá.
Pero cierto día Jonatán quiso tener una charla con Jonás, Jony quería más, Jony quería que él y su hermano fueran más lejos con ella.
Jonatán llegó a plantearle a Jonás, la posibilidad de turnase en las noches para dormir con ella. Lo increpó a cerca de por qué siempre era él el que dormía con ella. A lo que Jonás le explicó de que así lo había dispuesto ella desde el principio, y que él no podría plantearle cambiar las cosas, sin que la mamá sospeche que algo pasaba.
Al principio Jony reaccionó con enojo a la respuesta de su hermano, pero unos minutos más tarde lo entendió.
Una lluviosa y fresca noche Jonás se duerme abrazado a su mamá y tiene un sueño en donde ella se bañaba en aquel manantial, y en un momento ella lo mira y le hace señas para que él también vaya a nadar junto a ella. Y al meterse al agua y acercársele, nota que está completamente desnuda.
Jonás se despierta de un sobre salto y se desvela completamente.
Al ver lo profundamente dormida que estaba, no pudo evitar abrazarla fuerte y atraerla a su cuerpo, y entonces su erección fue inmediata al sentir su pene rosando sus nalgas.
Acarició los pechos de su mamá durante un buen rato, y entonces sintió que estaba yendo demasiado lejos con todo esto, y se dio vuelta dándole la espalda y luego de un buen rato, se tranquilizó y se durmió.
Así fueron pasando los próximos días. Jonás y Jonatán se turnaban un día cada uno para espiarla en el manantial. Y por las noches Jonás verificaba que estuviera bien dormida, y se deleitaba manoseándole los pechos, y muy de vez en cuando le acariciaba el vientre, con esperanzas de llegar a su vagina. Pero cuando lo estaba por lograr, le parecía demasiado arriesgado y se detenía. Además, cómo Judith dormía siempre con pijama, era muy complicado intentar meter la mano por debajo del pantalón para, aunque sea acariciarle la vagina por encima de la bombacha que llevara puesta esa noche.
A Jonás le pasaban muchas cosas por la cabeza cuando por las noches su mano incursionaba el cuerpo femenino de su mamá. Y es que Judith, le había sacado a Jessica (su novia) casi por completo de la cabeza. Puesto que cada día que pasaban en la isla, alejaba aún más la posibilidad de ser rescatados. Y había encontrado abiertamente en su madre, el objeto de sus nuevos deseos.
Pero tampoco olvidaba a Jony, su hermano, quien también parecía estar muy excitado con la única mujer de la isla. Y por momentos lo veía cómo a un rival a quien le gustaría quitarse de encima. Pero también frente a él, se sentía con 2 grandes ventajas. 1) Él era el que noche tras noche tenía a mami en su cama. 2) Él era a quien Judith veía cómo el “hombre de la familia”. Y esas 2 ventajas, lo hacían sentirse muy seguro de si mismo y su posición en el grupo.
CAPITULO 3:
EL DESPERTAR DE LOS CACHORRITOS DE MAMI:
Parte I:
La confianza entre Judith y su hijo mayor sigue fortaleciéndose y va en aumento. Pero la competencia entre los dos cachorros mayores de Judith, sigue acentuándose.
QUINTO MES:
Llevaba 5 días seguido de lluvia en la isla, por tanto, Judith no estaba yendo a bañarse ni al mar, ni al manantial. Solo se higienizaba con agua de lluvia, cómo lo hacían sus hijos.
Jonás cada noche se levantaba a masturbarse, tras manosear a su mamá cuando ella estaba completamente dormida. Pero en cambio Jony se estaba quedando completamente afuera del asunto, al no poder espiarla en el manantial.
Muy esporádicamente Jony encontraba alguna bombacha que Judith dejaba en un balde donde juntaba la ropa para lavar. Y se masturbaba con los olores íntimos y femeninos de su mamá.
Pero en aquel quinto día, luego de masturbarse a escondidas de todos, fue a dejar la bombacha rosada en el balde de ropa sucia, y cuando lo estaba haciendo, lo vio Tomás, quien lo vio, le sonrió y le dijo.
- Al parecer acá todos estamos en la misma.
- ¿De qué hablas tarado? Le pregunta Jony.
- De que Vos haces lo mismo que Yo. Le responde el chico.
- ¿Qué haces? Insiste Jony.
- ¿No te pajeaste con la bombacha de mamá? Le pregunta Tomi.
- Bueno…fue por primera vez, ¡desde cuando lo haces Vos? Pregunta Jony.
- Cómo dos o tres semanas. Confiesa Tomi.
La conversación se trunca ahí, cuando de repente entra en el lugar Ronaldo, el más chico de los 4 hermanos.
Pero Jonatán se queda pensando largamente en lo ocurrido. De cómo su mamá se estaba convirtiendo en la “hembra” de los 4 viriles hermanos atrapados con ella en aquella isla remota.
Tenía que hacer algo al respecto, tenía que hablarlo con Jonás, y quizás pudieran sumarlo a Tomás. Para que se pueda hacer algo entre los tres.
Pero pasaron varios días antes de que Jony encontrara el momento adecuado para hablar del asunto con su hermano mayor. Y en esos días, varias veces lo vió a Tomás con alguna bombacha de Judith en la mano. Incluso él mismo agarró la costumbre de su hermano de masturbarse con los olores y la humedad que mami dejaba en sus bombachas.
Cuando por fin encontró la oportunidad, Jonás se demostró tan sorprendido cómo él. Pero ante la propuesta de hacer algo al respecto, Jonás se demostraba incapaz de tirar alguna idea. Solo repetía una y otra vez que había que tener cuidado de que ella no se diera cuenta de nada.
Así fueron pasando los días, los hermanos mayores, se turnaban para espiar a mami, y Tomás seguía masturbándose con sus bombachas.
Cierto día Jonás y Judith, dan una larga caminata por la playa, durante la que conversan francamente madre e hijo.
Ellos comenzaron a caminar y charlar. Judith quería que Jonás le hable de sus hermanos, de las cosas que ellos charlaban con él. De cómo veía él cómo estaban tomándolo ellos, toda esta situación que les estaba tocando vivir.
Jonás le contaba que en general el estado de ánimo entre los muchachos era muy bueno, pero que bueno, también había que ver que iba a ir pasando por la cabeza de cada miembro de la familia, a medida que esta situación continúe prolongándose en el tiempo. Es decir: cada uno de ellos, incluso ella misma tenían una vida antes que esto pasara, y que esa vida se interrumpió abruptamente, y una nueva y totalmente distinta, tomó a todos por sorpresa, y que simplemente ahora cada uno estaba intentando vivir esta nueva vida cómo mejor pudiera.
Judith, le daba la razón en esto, y le agradecía a él por ayudarla tanto a manejar la familia, ella le decía que lo veía ya todo un hombre y que estaba orgullosa de él.
Pero entonces Judith, le preguntó por sus sentimientos, le preguntó sobre su novia Jessica.
Jonás le confesó que cada vez la extrañaba menos, y que cómo a ellos ya los deben considerar perdidos o muertos, ella ya debe estar de novia con otro.
Judith, se sorprendió al escuchar hablar así a su hijo mayor, y le preguntó que si realmente él pensaba que ya nos los buscaban.
Jonás le hizo ver que ya pronto se cumplirían 7 meses desde que zarparon del puerto, y que ellos jamás si quiera llegaron a donde dijeron que iban.
Unas lágrimas brotaron de los ojos de Judith, y su hijo la abrazó fuertemente.
Así permanecieron unos minutos en los que, por primera vez, Judith pudo llorar con todas sus ganas en los brazos de su muchacho más fuerte.
Jonás le pidió perdón repetidas e incansablemente a a su mamá, mientras ella solo lloraba abrazándolo fuertemente.
Le pedía perdón, porque él apenas había terminado su curso para conducir yates y los había “embarcado” a todos en esta tragedia.
Ella lo besaba en la mejilla y llorando le decía que por lo menos estaban todos juntos. Que cómo madre se hubiera vuelto loca si él hubiera desaparecido solo o con sus hermanos en este viaje y ella tuviera que seguir adelante sola.
Pasada la conmoción del dialogo ellos siguieron caminando y conversando. La conversación era variada y animada. Los 2 se sentían muy bien acompañados estando juntos. Pero entonces ella volvió sobre el “tema” y le pregunta que cómo lleva su masculinidad sin Jessica.
Jonás se sorprendió al oírla preguntar esto, la miró a los ojos y antes que ella se sonrojara y desviara su mirada perdiéndola en el mar, Jonás percibió algo raro en su mirada.
El chico insiste en que por ahora todo es manejable, solo ocupa su mente en otras cosas y todo se calma.
Pero el percibía cómo que su respuesta no dejaba satisfecha a mamá. Ella parecía querer ahondar en el tema, querer preguntar. O incluso contar algo que por alguna razón no se animaba a exteriorizar.
Entonces el chico se armó de valor, y le preguntó cómo llevaba ella ese mismo tema.
Judith, reaccionó con sorpresa y hasta con algo de disgusto con la pregunta, pero pronto comprendió que era ella misma la que había sacado el tema.
Entonces le contó que un tiempito antes que emprendieran el viaje a donde están ahora. Ella cómo ya veía que ellos estaban grandecitos. Había iniciado una relación con un viejo amigo que la pretendía desde hace mucho tiempo. Pero que la relación recién estaba comenzando y no habían llegado a prácticamente nada.
Entonces Jonás le preguntó que si habían tenido relaciones sexuales. A lo que ella respondió que una sola vez en casa de él.
Y Jonás le pregunta que si lo extrañaba. Ella dijo que sí, pero que ya se está acostumbrando a la idea de que se va a quedar sola junto a sus 4 hijos toda la vida.
Al volver al campamento, cómo Judith tenía mucho calor, decidió ir al manantial a refrescarse, y ese día le tocaba a Jonás “acompañarla”. El muchacho esperó unos hasta que ella se alejó lo suficiente, y entonces fue tras su mami.
Mientras caminaba Jonás iba repasando en su cabeza todo lo charlado con su mamá y poco a poco se le fue metiendo en la cabeza de que era cuestión de tiempo y táctica para que finalmente algo se diera entre ellos.
Jonás llegó a la roca donde se ocultaba siempre, y desde ahí la observaba con los binoculares.
Ella estaba sentada en una roca a la orilla del manantial, estuvo así inmóvil, pensativa durante varios minutos, hasta que comenzó a desnudarse, se metió al agua y nadó unos minutos, luego salió, tomó de su bolso una botella de agua y bebió del pico un largo trago. Se sacó la bombacha blanca que era con lo único que se había quedado puesto para nadar, y ahora completamente desnuda, se volvió a meter en el agua esta vez ya para higienizarse.
Luego de hacerlo, salió del agua y se quedó parada desnuda junto al bolso de su ropa y entonces estando de frente a su hijo que la miraba desde lejos, comenzó a acariciarse los pechos y a disfrutarlo cada vez más. Jonás tuvo su inmediata erección al verla en esta escena tan erótica.
Entonces ella baja su mano a su peluda concha, y empieza a masturbarse, desatando en su hijo una simultánea, pero desenfrenada paja viéndola por primera vez a su mamá desahogando su soledad.
Ambos terminan casi al mismo tiempo, costándole unn poco más a ella. Pero madre e hijp terminan recostados ella en un toallón que extiende en el piso, y él sobre la roca en la que se ocultaba de ella.
El chico queda varios minutos apoyado en su roca, y cuando toma los binoculares para ver a su mamá, ella dormía profundamente recostada bocabajo en su toallón completamente desnuda. El chico aprovecha a levantarse e irse del lugar, y unos minutos después el frio de la brisa, la despierta a Judith, quien se viste y se va.
Ya en el campamento, Jonatán, quien había notado la larga ausencia de su mamá y su hermano mayor. Estaba ansioso por hablar con su hermano, para saber cómo iban las cosas entre Jonás y ella.
Y la verdad es que Jonás también estaba deseoso por charlar con su hermano y ponerlo al tanto de las últimas novedades y quería pedirle su opinión también.
Jonás le relata detalladamente a su hermano el dialogo que había mantenido con la mamá durante aquella caminata en la playa. Le describió palabra por palabra gesto por gesto, y hasta los silencios que hubo entre ella y él.
Jonatán lo escuchaba atentamente, y compartía muchas de las impresiones y opiniones de su hermano mayor.
Incluso ambos sentían que Judith lo veía cómo un hombre de la casa, y quizás hasta pudiera ser que en algún tiempo más alguna cosa más que una adulta relación entre madre e hijo pudiera darse.
Pero claro, era acá donde Jonatán se sentía en desventaja y hasta rivalizado con su propio hermano. Y esto Jonás lo percibía perfectamente. “Él líder de la manada” sabía perfectamente que si no se manejaban bien las cosas entre “los machos de la manada” e incluso con ella. Una guerra entre los machos de la manada por la única hembra en la isla, era muy factible.
CAPITULO 4:
EL DESPERTAR DE LOS CACHORRITOS DE MAMI:
Parte II:
Llega el cumpleaños de uno de los chicos, y mamá les permite tener una “animada fiesta”, tras la cual un dialogo muy serio y franco entre madre e hijo, pone a Jonás y Judith en un camino sin retorno en su relación….
SEXTO MES:
Todo seguía aconteciendo tal cual venía pasando. Pero llegó el cumpleaños Ronaldo y Tomás quienes cumplían 20 años, y por aquellos días estaba medio decaído de ánimo.
Entonces Judith, quiso que ese cumpleaños fuera el primero que se festejara en la isla, ya que el resto e incluso el de ella misma habían pasado sin pena ni gloria.
Asique ese día ella preparó una comida especial, que alcanzó hasta para la cena. Y a la noche, cómo la temperatura era bastante baja, ella permitió abrir algunas pocas botellas de bebidas alcohólicas y tomar, en honor a la ocasión.
Todos estaban muy contentos ese día, y al llegar la noche todos bebieron de más.
Al dormirse los muchachos, solo quedaron Jonás y Judith despiertos, quienes no habían bebido tanto, o por lo menos tenían más resistencia a la bebida que el resto.
Y mientras ordenaban todo en la cueva que hacía las veces de comedor y que por las noches alumbraban con antorchas y fogatas. Conversaban sobre temas varios.
Cuando todo estuvo ordenado, ellos se sentaron a conversar a la luz de las antorchas y una casi apagada fogata.
Jonás la notaba muy rara a su mamá esa noche, quizás por la bebida o por alguna otra causa también, pero Judith estaba siendo muy demostrativa con él, muy amorosa, y hasta en cierto punto muy sensual con sus comentarios y bromas.
Pero cuando quedaron solos y tranquilo la cosa siguió.
- Yo te voy a preguntar algo, y quiero que me digas la verdad. Disparó Judith.
- Está bien. Responde Jonás.
- Vos ¿me espias a mí? Le pregunta ella.
- ¿Cómo? Pregunta nerviosa él.
- Por ejemplo, cuando voy a bañarme al manantial, o voy al monte a mear o cosas así, me he sentido observada últimamente y……otras cosas más. Dice ella muy seria.
- Mamá Yo… Alcanza a decir él.
- No quiero excusas, quiero respuestas. Insiste ella.
- Si, alguna vez lo he hecho. Confiesa avergonzado.
- ¿Desde cuándo mi amor? Le pregunta ella suavemente, tratando de tranquilizarlo.
- Mhhhhh, ¿desde cuándo te sentiste espiada? Indaga estratégicamente él.
- No sé, creo que desde hacen varias semanas, tal vez un mes. Dice ella.
- Creo que es ese el tiempo que llevo haciéndolo. Le miente él
- ¿Te gusta hacerlo? Le pregunta ella.
- Si, que sé Yo, me gusta verte. Dice él con la mirada en el piso.
- Tranquilo hijo, está todo bien. Es muy difícil sobre llevar lo que estamos pasando, hace tiempo que no estás con Jessica, tenés en claro que probablemente no la vuelvas a ver, soy la única mujer que ven Vos y tus hermanos, además tenés que dormir conmigo en una cama chica, cómo que son muchas cosas ¿no? Reflexiona Judith.
- Sí, pero igual, es cómo que está mal ¿no? Dice Jonás avergonzado y preocupado por lo que pueda responder su mamá.
- Mirá, que sé Yo. En circunstancias normales, no te lo discuto, pero bajo estas circunstancias en las que nos está tocando vivir, deberíamos dictar nuestras propias normas, e ignorar algunas normas sociales. Le responde ella sorprendiéndolo.
- Y ¿Cuáles serían las normas que impondrías en este caso específico?, Le pregunta él.
- Bueno, a mí no me gustaría hablar tanto de imposición de normas, más bien me gustaría discutirlas cómo personas adultas que somos. Además, no te creas que Yo soy de mármol, también tengo mis debilidades con el sexo opuesto, y ahora estoy sintiéndome tan sola cómo Vos y Jony, que él tenía a su noviecita Camila, y ahora a la única mujer que ve es a mí. Dice Judith.
- Bueno, entonces ¿tengo derecho a verte? Le pregunta Jonás.
- Sí, claro mi amor, pero no solo en el manantial, cuando lo necesites y estemos solo me decís y te muestro lo que quieras. Le dice ella tiernamente.
- Y Vos ¿no vas a querer nada? Le pregunta él
- Si, obvio, cuando estemos solos podemos “vernos” los dos. Le propone Ella.
- ¿Cómo sería eso de vernos? Pregunta Jonás.
- Hagamos esto, decime ¿cómo hacías para espiarme en el manantial? Pregunta Ella.
- Me iba detrás de ti unos minutos después que Vos y me ocultaba entre las rocas y te miraba con los largavistas. Responde él.
- JAJAJAJA, que bien la hacías ¿eh? Bueno, ahora no te van a hacer falta los binoculares, ahora nos vamos a bañar juntos ¿te parece? Responde Judith.
- Claro, me encanta. Responde casi emocionado el muchacho.
- ¿Vamos a dormir? Le pide dulcemente su mamá.
- El chico apaga todo y va tras su mami a la cama.
Jonás se entretiene unos minutos antes de llegar a la carpa, y cuando lo hace busca a tientas la cama que compartía con su madre. Y al encontrarla, se sienta en el borde y comienza a sacarse la ropa para ponerse el pijama. Pero cuando se lo va a poner,
- Acostate así no más. LE murmura ella ya acostada.
Él obedece sin más, y al meterse en la cama, descubre que su madre lo espera con una grata sorpresa, al darse cuenta de que solo está acostada con una remera, un corpiño y bombacha. Era la primera vez que la tenía en la cama sin pijama,
- ¿Te gusto así? Le susurra ella tiernamente.
- ¡Siiiii, me encantas! Le responde él
- Así, vas a poder acariciarme mejor. Le dice Ella
- ¿Acariciarte? ¿puedo acariciarte? Le responde él.
- ¡Jajajaja! ¿no lo hacías casi todas las noches? ¿enserio creías que Yo dormía tan profundo? Lo desenmascara su mamá.
- ¿Estabas despierta todas las noches? Le pregunta sorprendido Jonás.
- ¡Ahhhh! ¿así que me metías mano todas las noches? Le pregunta ella entre risitas picaras.
- Bueno, no todas, solo a veces. Responde avergonzado su hijo.
- Pero lo disfrutabas ¿no? Pregunta ella.
- Sí, claro. Y ¿Vos? Responde él.
- Al principio, me ponías muy incómoda, no sabía cómo pararte, pero ya últimamente, esperaba a la noche para estar entre tus brazos. Le confiesa ella.
- ¿De verdad? Le pregunta Jonás.
- ¡Si mi amor, ya te dije que mami no es de palo! Yo también necesito un hombre a mi lado. E igual que Vos, ya pierdo las esperanzas de que algún día nos encuentren y nos rescaten. Dice Judith.
- Mhhh, claro. Solo atina a responder Jonás.
- ¿Te puedo confesar algo? Le pregunta nerviosa ella.
- ¡Siii claro! Responde él.
- ¡Jajaja, no sabés cómo disfruté sentir tus erecciones jajaja! Dice ella entre risas de nervios y vergüenza.
- ¡No me digas! Responde el chico.
- ¿Te excitabas conmigo o pensabas en Jessica? Le pregunta ella.
- ¡Jajajaja! Últimamente me excitas Vos. Le dice él, nervioso y con vergüenza.
- Modestia parte, me lo imaginaba. Dice francamente su mamá.
- Sos hermosa, y re piola conmigo y con todos nosotros mamá. Le responde él
- Te y los amo. Le responde ella.
- Yo también te amo. Le dice Jonás muriéndose de ganas por comerle la boca de un beso. Pero ella se da la vuelta y le da la espalda.
- ¿Vas a ir conmigo mañana al manantial? Le pregunta su mama ya casi durmiéndose.
- ¡Claro, mañana nos bañamos juntos! Le responde.
Jonás la abraza de atrás, y ambos se duermen profundamente.
Al día siguiente para cuando Jonás se despierta, su mamá ya se había levantado y estaba lavando la ropa.
Jonás se levanta, y ambos se saludan con una pícara sonrisa
Todo transcurría normal en aquel soleado día. Hasta que los muchachos iban a darse un baño al manantial, antes de que fuera el turno de la mamá, tal como lo hacían siempre.
- ¡Ey Jony! Te pido un favor. Le dice Jonás a su hermano mientras iban de camino al manantial.
- ¿Qué pasa? Le responde su hermano.
- Yo sé que hoy te toca ir a Vos a espiar a mami, pero ¡dejame ir a mí! Le dice Jonás.
- ¡Aha? Y ¿se puede saber por qué? Le pregunta Jonatán.
- ¡Es importante boludo! No te puedo explicar todo acá porque nos pueden escuchar los demás. Pero en síntesis hubo un avance importante con mami anoche. Le resume Jonás.
- ¿Ya te la comiste hijo de puta? Le pregunta Jony lleno de envidia.
- ¡No, no aún no! ¡Pero me surgió una oportunidad única con ella! ¡apóyame en esta boludo, si me sale bien, nos la vamos a coger todos! Le suplica Jonás.
- ¿Y después puedo ir 2 días seguidos a espiarla Yo? Le pregunta Jony.
- Mirá, te cuento resumidamente ¡quiere que nos bañemos juntos! Le responde Jonás.
- Ok, anda hoy Vos, pero mañana voy Yo. Le dice Jony.
Los muchachos se bañan durante unos cuantos minutos, y luego cada uno retoma sus actividades diarias. Jony se despide de Jonás con unas palmadas en el hombro, se miran y se sonríen. Y Jonás se separa de ellos fingiendo retomar sus actividades de juntar leña cómo hacía cada tarde, y cuando vio a la mamá dirigirse al manantial, le chifló, y la saludó con la mano. Ella le sonrió y siguió su camino sola, para que nadie los viera ir juntos cuando supuestamente ella iba a higienizarse.
Transcurrido unos minutos, el chico corrió hacia el manantial. Cuando Judith lo oyó correr hacia ella. Estaba acostada en su toallón, solo con un conjunto de bombacha y corpiño blanco. Ella se levanta y lo recibe con los brazos abiertos una gran sonrisa.
Se abrazan, y ella da unas vueltas frente a él para exhibirse frente a su hijo en ropa interior.
- Antes que nos metamos al agua, ¿me mostrarías desde donde me espiabas y cómo lo hacías? Le pregunta ella tiernamente y con mucha curiosidad.
- ¿En serio queres saberlo? Le responde él.
- ¡Siii! me pregunto cómo nunca te vi! Le responde ella.
- Bueno, vamos, seguirme. Le responde su hijo.
Ambos caminan varios metros alejándose bastante del manantial, y llegan a las rocas donde se ocultaba Jonás cada tarde para ver a du mamá tomar su baño totalmente desnuda.
Jonás le explica cómo se escondía entre las rocas. Y cómo la espiaba con los binoculares desde allí.
Ella al oír las explicaciones y detalles, se sonrojaba y se preguntaba cómo fue tan tonta y descuidada con su privacidad, estando sola en medio de la nada con 4 jóvenes machos en plena adolescencia y juventud.
- ¿Te gustaba lo que veías? Le pregunta tímidamente ella.
- ¡Si, venía cada día a verte! Le responde su hijo.
- Y ¿te…te masturbabas? Le pregunta ella roja de vergüenza y su mirada fijada en el piso.
- A veces sí, otras veces solo te miraba.
- ¿Me veías cuando Yo me…? Pregunta Judith, llena de vergüenza al recordar que ella muchas veces aprovechó sus baños solitarios para sus desahogos femeninos.
- ¿Cuándo te masturbabas? ¡solo te vi una vez parada desnuda en la orilla masturbándote. Mientras le responde esto, recuerda que él ya no era el único que la espiaba, y quizás su hermano Jonatán, la había visto también.
- Es que generalmente lo hacía dentro del agua, rara vez lo hago estando afuera. Le explicó Judith.
- ¿Lo haces todos los días? Le pregunta su hijo.
- Casi siempre, y Vos cuando te masturbabas… ¿querías hacerlo conmigo? Le pregunta ella.
- Últimamente sí. Responde él aguantándose las ganas de besarla.
Pero, su mamá da por finalizada la charla, se da vuelta y camina hacia el manantial.
Jonás la sigue, y al llegar Jonás se saca el pantalón y la remera quedando solo en calzoncillo.
- Pensé que te ibas a venir con la maya. Comenta su mamá al verlo con el calzoncillo gris.
- Eso que tenes puesto, tampoco es un bikini. Le responde él pícaramente.
- ¡JAJAJAJA! ¿Vamos al agua con mami? Le pregunta ella tiernamente, tomándole la mano. Y ambos entran al agua.
Luego de nadar un buen rato, él ve que Judith se dirige a la orilla y saliendo del manantial, toma su jabón y champú y le hace señas a Jonás para que se acerque a ella.
Ella estaba con el agua hasta los tobillos.
Entonces ella le da a él el champú y el jabón, y con las manos libre, se saca el corpiño y la bombacha.
Jonás que no tuvo tiempo a reaccionar, la queda mirando azorado, estupefacto, incrédulo.
- ¡Buenoo! ¿Qué pasa? ¿nunca la viste a Jessica desnuda? Y a mí ¿no me espiabas desnuda? Le pregunta ella sonriéndole tiernamente.
- Si ¡pero es distinto! A Jessica le he visto, pero es otra cosa, y a Vos te he visto también, pero de lejos, ¡nunca te había visto de cerca! Le responde el chico.
- ¿Estoy muy peluda? Le pregunta su mamá avergonzada, viendo que su hijo, no sacaba los ojos de su peluda concha.
- ¡No, estás perfecta! Le responde su hijo.
- ¡Me enjabonarías por favor? Le pregunta ella dándole la espalda.
Jonás toma el jabón y le empieza a enjabonar la espalda, mientras ella le ayuda recogiéndose el pelo.
- Oy, gracias por ayudarme mi amor. Le dice ella mientras su hijo le enjabona la espalda.
Jonás en ese momento, no puede evitar una fuerte y repentina erección, cosa que cuando Judith se da la vuelta y queda de frente a él para que la enjabone de frente, no puede evitar notarla y sorprenderse.
- Yo ya estoy desnuda hace rato, pero en cambio Vos seguís con el calzoncillo puesto ¡eso no vale! Protesta ella, queriendo ver aquel pene erecto.
- ¡AHHH, MAMÁ! Protesta él avergonzado.
- ¿Qué hijo? ¡Yo si pude sacarme la bombacha y el corpiño! Y ¿Vos no podrías quedar desnudo también cómo mami? Protesta ella.
- Pero…. Dice é poniéndose colorado mirando su pene.
- ¿No te gustaría que te bañe cómo cuando eras chico? Le pregunta ella.
- ¡Si claro, pero…Dice nervioso
- Te sacas el calzoncillo o te lo saca mamá ¡Vamos! Lo “regaña” ella cómo cuando era niño.
- Está bien. Accede él resignado, y se lo saca, pero entonces queda parado frente a su maá con una gran erección.
- ¡Guau, guau, guau! Exclama ella al ver el tamaño y dureza del pene de su hijo.
- Perdón mami. Casi murmura él avergonzado con la mirada en el piso, o mejor dicho en el agua.
- Te prometo que después vemos que hacemos con ese asunto. Le murmura ella dulcemente refiriéndose a la erección.
El chico toma el jabón y empieza a enjabonar el cuello los hombros y pechos de su mamá.
Al llegar a las tetas, no puede evitar acariciarlas con las 2 manos, y se entretiene un buen rato en esa zona.
Para cuando se da cuenta de lo que está haciendo, levanta la mirada hacia su madre, y ve cómo ella lo disfrutaba en silencio con los ojos cerrados. El silencio reinaba entre los dos, solo se oía el agua que caía de una pequeña cascada que había en el manantial a varios metros de ellos.
Jonás enjabona el vientre y baja suavemente la mano hasta la vagina de Judith. Cambia de mano el jabón, se moja la mano libre en el agua y la lleva a la vagina de Judith, quien entre abre sus piernas, para facilitarle la tarea a Jonás.
El chico acaricia la velluda concha de su madre, y la enjuaga con groseras caricias, que de inmediato estimulan la excitación de ella.
Ella se muerde los labios, y cierra los ojos, tomando por los hombros a su hijo con las dos manos, y abre más las piernas en clara señal de aprobación a Jonás.
Entonces el chico le acaricia el clítoris, hasta ver que su mamá mira hacia el cielo y flexiona levemente las rodillas cómo pidiéndole más.
Jonás mete un dedo dentro de la mojada concha de su madre, y ella flexiona aún más las rodillas y le aprieta suavemente los hombros.
Entonces el chico empieza a masturbarla deliberada y rápidamente. Ella aprieta con fuerza los hombros de su hijo con sus manos. Permanece asi unos minutos en los que su hijo la masturba con verdadera pasión y ahínco.
Hasta que siente que su mamá le clava las uñas en los hombros, sus ojos se abren cómo queriendo desorbitarse y y boca se abre lo más que puede, pero no emite sonido alguno. Y tras unos breves instantes, ella da 2 pasos atrás, y cae sentada en el agua totalmente agotada.
Judith, sentada en el agua lo miraba fijo a su hijo, cómo pidiéndole explicaciones por lo que habían hecho, o más bien, por lo que ella se había dejado hacer por su hijo.
Tras unos segundos, ella agacha la cabeza y se cubre el rostro con las 2 manos.
El chico permanecía parado frente a ella con su pene apuntando a su mamá. Cuando ella lo vuelve a mirar, Jonás, se chupaba los dedos con los que la había pajeado.
Esto hizo que Judith, se incorporara de inmediato, y dirigiéndose a un lugar más profundo, se diera un chapuzón.
Al emerger del agua, lo volvió a mirar a su hijo, y sale del agua llorando.
El chico quiso dialogar con ella, pero ella solo lloraba mientras se secaba con la toalla. Luego se vistió y se fue. Y rato después hizo lo propio su hijo, quien estaba muy preocupado por la reacción de Judith. Él creía que lo había arruinado todo.
Dices que publicas los capítulos 1 a 5, pero solo aparecen hasta el 4.
Delicioso relato