PERDIDOS II (CAP 19) EL REENCUENTRO ENTRE JUDITH Y JONÁS (Primera parte):
La mama finalmente cede ante los deseos de su hijo mayor por ella, y le cumplirá su gran fantasía a Jonás..
CAPITULO 19:
EL REENCUENTRO ENTRE JUDITH Y JONÁS (Primera parte):
La mama finalmente cede ante los deseos de su hijo mayor por ella, y le cumplirá su gran fantasía a Jonás.
De mañana muy temprano, tipo 5:55 am, Tomás oye sonar el despertador de Judith, y se despertó inmediatamente pensando en ella, y en lo de cada mañana, y cómo en cada mañana, al solo pensar en ello, le sobrevino una inmediata y gran erección.
Buscó sobre su mesita de luz y sin encender el velador, la bombacha rosada de Judith, que al tocarla pudo percibir al tacto que estaba totalmente húmeda casi mojada, y con un intenso olor a meo. Y todo esto le trajo inmediatamente los recuerdos a la cabeza, do todo lo ocurrido anoche en la cochera de la finca.
Tomó su teléfono móvil, y se puso a ver las fotos que tenía de mamá en la galería de imágenes.
Seleccionó una en donde Judith estaba completamente desnuda acostada sobre el capot de su auto, es decir una de las últimas fotos que le había sacado, y la pone cómo fondo de pantalla en la pantalla de inicio de su teléfono móvil.
La verdad que la galería de imágenes del celular de Tomi con las fotos de su mamá, (una madurita de 48 años con una belleza y estado físico envidiable) era todo un lujo del arte erótico. ¿Qué hombre calenturiento no quisiera tener de fondo de pantalla en su teléfono móvil una foto de la bella empresaria desnuda abierta de patas acostada sobre el capot de su lujoso coche blanco? O quizás alguna foto de ella en ropa interior con conjuntitos de todos colores, o ella vestida y mojada luego de mearse encima. Pues todas estas fotos pueden verse en la galería del teléfono de Tomás.
Estaba disfrutando de las fotos de mami, mientras se embriagaba con los olores y humedad de su bombacha rosada totalmente meada, cuando la oye por fin abrir la puerta de su cuarto y caminar por el pasillo hasta el baño.
Ella entra al baño, y entorna la puerta.
Al parecer Judith estaba ya vestida (según intuía Tomi) porque la oyó caminar con sus zapatos de tacón por el pasillo.
Al entrar al baño Tomi oye cuando ella se levanta la minifalda, se baja la bombacha y se sienta en el inodoro.
Entonces cómo en cada mañana y casi calcadamente llegado este punto de la repetitiva escena matutinal, transcurren unos instantes en el más absoluto e impaciente silencio, en el que el chico comienza a pajearse suavemente esperando el “momento mágico” de cada mañana.
El chico mientras se pajeaba con los ojos cerrados, inhalaba el intenso aroma de la parte delantera de la bombacha de mamá, cuando entonces unas cuantas gotitas precedieron a un largo e ininterrumpido chorro de meo que salieron de la concha peluda de Judith y esto se prolongó durante 28 segundos, con los que coincidieron los movimientos de muñeca más intensos de la paja de su hijo que la oía desde su habitación.
Para cuando ella terminó su primera meada del día su hijo estaba ya por tener su orgasmo, y fue cuestión de solo unos segundos más, para que estallara en un monumental orgasmo.
- ¡Aaaaaaaaaaaaaaaaahhhh mamáaaaaaaaaa! Gimió Tomi con su orgasmo.
Entonces cómo en cada mañana después de su orgasmo oyéndola a Judith mear, él queda rendido en un estado cómo de semi inconciencia, escuchando los intensos latidos de su corazón.
Cómo oyéndola desde muy lejos, Tomi la escucha ponerse de pie, subirse la bombacha y bajarse la minifalda, para tirar la cadena y lavarse la cara.
Pero Tomi permaneció en su mundo frente a todo esto, y aun disfrutando de su orgasmo y los olores de mami en aquella bombacha.
Pasaron entonces unos cuantos segundos y Judith salió del baño, y de golpe y sin previo aviso se presenta en la puerta de la habitación de Tomi, le enciende la luz, y al verlo acostado con su bombacha en la cara, le dice repentinamente:
- ¡Cochino… cochino… cochino de la mamá! Le murmura ella, apaga la luz y se va rápidamente, cómo huyendo de lo que vio.
Pasan varios minutos, y cuando Judith ya estaba tomándose sus Mates amargos con tostaditas y queso cómo cada mañana, uno a uno empiezan a caer los chicos a desayunar con mamá.
Ellos desayunaron y conversaban de temas banales o comentaban las noticias de la radio en el programa de la tía Colo, la periodista amiga de Judith.
Ya luego del desayuno en familia, cada uno a lo suyo, y cómo cada mañana de lunes a viernes, Judith y Jonás a la empresa y el resto a cursar sus respectivos estudios.
Ya en la empresa, madre e hijo (Judith y Jonás) se dedican cada uno a sus tareas, pero no pueden evitar cruzarse en varias oportunidades durante esa mañana, y eso significa, vuelta a lo mismo:
Las miradas de Jonás a la belleza de su madre y la elegancia de su vestimenta, en esa mañana en particular, una hermosa y fina camisa blanca con un delicado moño rojo de cintita al cuello, y su largo y castaño pelo suelto. Hacían las delicias de los ojos de Jonás, y porque no de varios empleados de la empresa, que veían a la sentimentalmente solitaria jefecita, cómo su gran “amor” imposible.
Cerca ya del medio día, Judith estaba sola en la sala de reuniones de la empresa, Jonás fue para entregarle unos papeles y dialogar y acordar algunas cuestiones laborales.
Cómo la improvizada e imprevista reunión se dio así de repente, ellos estaban solos en un clima muy informal.
Ellos hablaban sentados frente a frente, Judith le explicaba sobre lo que pretendía de esto y aquello y cómo debía él llevarlo adelante.
Ella notaba cómo su hijo mayor la miraba, si bien no dejaba de prestarle atención a las directivas de la jefa, tampoco dejaba de comerse con la mirada a mamá. Algo que a ella ya la estaba poniendo nerviosa. No solo porque le molestaba que hiciera esto en el lugar de trabajo donde incluso Judith siempre le recalcó que allí ella no era la mamá, sino la jefa, y eso Jonás siempre se lo respetó y obedeció. Pero también Judith entendía por lo que estaba pasando Jonás, y es que ella había vuelto a sus “andanzas sexuales” con Tomás, y él que allá en la isla fue su primer gran amor, el primer gran amor de mamá, ahora tenía que ver o saber cómo Tomi se comía a mami, allá en casa en frente de las narices de todos, y ellos simplemente se quedaban afuera.
Entonces ella decidió enfrentar de una vez por todas la maldita situación que ya la estaba agobiando.
- Jonás, mi amor ¿Que te pasa? Le dijo ella, interrumpiendo la conversación laboral.
- ¿A mí? ….. ¡Nada! ….. ¿Por qué? Preguntó él algo sorprendido por el tono informal y tierno de la jefa.
- Porque te veo cómo me miras, y ya no lo soporto más, mirá hijo, sé perfectamente por lo que estás pasando, y te prometí pensarlo y darte una respuesta, Yo sé perfectamente que me equivoqué y otra vez volví a meter la pata, y te o les pido perdón. Empieza diciendo ella.
- ¡Noh, está bien mami! ¡Vos Sos dueña de hacer lo que quieras con tu vida, y discúlpame que te lo diga así, pero Sos dueña de darle tu concha a quien quieras!, ¡pero bueno, al verte tan linda, tan hermosa, no puedo dejar de añorar otras épocas que, al parecer, por lo menos conmigo no volverán! Le dice él claramente muy ofendido.
- ¡Ooooooy! ¿por qué está tan enojadito mi bebé? ¿no te acordás que Vos Sos el noviecito de mamá? Le dice ella muy dulce y sensualmente.
- ¡Era el noviecito de la mami, ahora ya ni nada, me parece! Le retruca él.
- ¿Querés dormir esta noche con mami? Le pregunta ella resignada, pero dispuesta a enmendar la crisis.
- Por lo que puedo apreciar por esa invitación espontanea, estás buscando una salida rápida a la situación…. Alcanza a decir él.
- Jonás, no seas tan duro con mami, me parte el alma verte sufrir así, estás cómo espiándome, cómo deseándome, Yo tampoco puedo dejar atrás todo lo que pasé en la isla con todos ustedes ¿Entendés? Le dijo ella interrumpiéndolo.
- Está bien mami, pero esta noche Vos tenés tu cita con Tomi en la cochera ¿no? Le respondió él haciéndole saber de una, que sabía de sus encuentros fogosos con su hermano.
- ¡Jonás! Exclamó ella horrorizada sin saber que más decir en su defensa.
- ¡Está bien mami, no hay forma de que no me enterara, en la finca hay cámaras por todos lados!
- ¡Jajajaja, siempre fuiste un experto para espiarme! Dice ella un poco avergonzada.
- Digamos que desde que te eché el ojo allá en la isla, te volviste mi obsesión mami. Le confiesa el chico.
- ¡Jijijijijijiji! ¿Obsesión? ….. ¿no es un poco fuerte el termino?, bueno, y ¿me aceptás la invitación para esta noche? Le responde Judith insistiéndole con la invitación.
- ¡Mmmmmmmmmhhh! Mirá, te propongo otra cosa. A mí me gustaría hacerte el amor acá. Le dice él.
- ¿Acá en la empresa, con los empleados y los clientes yendo y viniendo por todos lados? …. ¡No tendríamos privacidad ni comodidad ni tranquilidad! ….. ¿Por qué no vamos a casa, a la casa que tenemos acá en la ciudad, porque la finca está lejos y nos demoraríamos mucho para volver al trabajo, ósea, te propongo que nos “escapemos” del trabajo, nos echamos un “desahogo” y volvemos, ¿no te escaparías con la jefa un ratito? Le dice ella.
- ¿Escaparme con la jefa? Le pregunta él.
- ¡Vamos! ¿te crees que no me doy cuenta cómo me comés con la mirada cuando estamos acá? Le dice ella pícaramente.
- ¡Jajajaja! Si es verdad, me encanta verte uniformadita, verte segura sentada en tu “trono” de jefa, tomando decisiones todo el tiempo. Le confiesa él.
- ¿Vamos a casa entonces? Le pregunta Judith.
- ¡Vamos! Le responde él.
Entonces ellos salen de la empresa con destino a la casa que tenían allí mismo en la ciudad de Crisao.
Eran las 11:40 de la mañana cuando compraron unas empanadas y una gaseosa en una rotisería muy cerca de la casa, y tras esperar unos 15 minutos a que les entreguen el pedido, finalmente llegaron a la enorme casa que los Herzoch tenían en casi pleno centro de Crisao.
Entraron y dejaron las empanadas en la mesa de la heladera, y cómo la gaseosa estaba casi a temperatura de ambiente, la pusieron en el freezer.
Buscaron un lugar cómodo para hacer el amor antes de comer, Judith insistía en su amplia habitación con cama de dos plazas, pero él quería recrear la fantasía de cogerse a la ejecutiva en su despacho.
Y es que en la amplia casa donde Judith había criado a sus chicos, había una oficina alfombrada con un amplio escritorio, y una gran biblioteca y también un escritorio con una computadora de las viejitas. Ósea, era todo un despacho digno del propio edificio de la empresa, pero en casa.
Ese lugar le traía muchos recuerdos a ambos. Cuantas veces siendo ellos niños, Judith se llevaba trabajo a casa, y pasaba horas en la oficina hogareña con alguno de ellos, y cuando no el propio Jonás revoloteándole encima, y ella teniendo que darle algún papel para que dibujen, o por lo menos mantenerlos entretenidos para que no hagan lio.
Finalmente ella accedió a cumplirle la fantasía a Jonás.
Entonces, ella se sentó en el sillón del escritorio, y él se sentó frente a ella en una silla que trajo de la cocina.
Para darle más “formalidad” al asunto, Judith encendió la vieja computadora, y sosteniendo unos papeles en sus manos, comenzó a hablarle de trabajo.
Pronto él se ambientó y familiarizó con el “jueguito” al que estaba jugando mami y se engancho en la conversación hasta llegar a creer que aún estaban en la empresa.
Y tal cómo ocurre siempre allá en la empresa, mientras ella habla en su sitio de ejecutiva, y luce en esos atuendos tan elegantes y formales, Jonás deja de prestarle atención al bla bla bla de la jefa, y empieza a devorarse con sus ojos a la hermosa ejecutiva que tiene sentada en frente suyo.
Entonces, en un momento dado, él se cruza al otro lado del escritorio, y entonces…
- ¡Bueno mamá relajemosno un ratito del trabajo! Le dice él.
- ¿Cómo mamá, cómo mamá? ¡Judith, querido, Judith, acá en el trabajo soy tu jefa! ¿cuántas veces tengo que explicártelo? Protesta la jefa.
- ¿No podrá haber una excepción conmigo hoy? Le responde él sacándole los papeles de la mano y girándole el sillón hasta tenerla sentada de frente.
- ¡Jonás, estos presupuestos tienen que entregarse hoy, y mirá la hora que es y todavía están en mi escritorio! Protesta ella, fiel a su estricto carácter en la empresa.
- ¡Tranquila señora Herzoch, nadie dijo que no van a entregarse! Pero primero, ¿no se me puede entregar usted a mí? Le dice él acercándosele y besándola en los labios.
Entonces ellos empiezan a besarse apasionadamente.
Ella se pone de pie, se abrazan, y se acarician intensa y mutuamente.
Las manos de Jonás, se deslizan por el cuerpo de su ejecutiva mamá, hasta llagarle a acariciar las nalgas por encima de su mini falda.
El chico posa sus manos sobre las firmes nalgas de su mamá y las deja allí durante unos instantes, entonces baja sus manos, hasta llegar a tocarle las piernas, y desde ahí comienza a subirlas, subiéndole a Judith la faldita negra que llevaba puesta.
Judith estaba ya bastante excitada con todo el jueguito previo, y el descaro del empleado que era justamente su propio hijo al comérsela de esa forma en su propio despacho.
El chico la empuja suavemente hacia atrás arrinconándola contra el escritorio haciéndola sentarse sobre él.
Siguen besándose en silencio, metiéndose la lengua uno con otro y recorriéndole la boca al otro rincón por rincón.
Entonces Judith se recuesta bocarriba sobre el escritorio, y su hijo le abre las piernas y le sube la falda hasta dejarle al descubierto la ya humedecida bombacha roja que le había puesto Tomás, después de cogérsela en la cochera de la finca familiar.
Bombacha que estaba ya humedecida no solamente por la falta de higiene vaginal de Judith, quien, en busca de tenerlo complacido a Tomás, procuraba ensuciarse la bombacha que llevaba puesta durante el día con las meadas que se echaba a lo lago de él. Pero además de los restos de orina que ya venían haciendo su trabajo de mantenerla humedecida y aromatizada, los flujos producto de la calentura de la mamá con su hijo mayor, ya caían también sobre su ropa interior.
Entonces Jonás le abrió las piernas, y hundió su rostro sobre aquella bombacha humedecida y al igual que su hermano Tomás, empezó a disfrutar de la humedad y el aroma femenino de la bella mamá.
Al igual que Tomi, Jonás olía y besaba esa hermosa concha peluda por encima de la bombacha húmeda de la mamá. Y es que a esta altura ya todos los hijos de Judith, le habían rendido culto a esa concha que los hizo nacer, y que en el caso de Ronaldo y Tomás años después de hacerlos nacer a este mundo, les enseño a coger también.
Ella ya había comenzado a retorcerse de placer sobre aquel escritorio, mientras sentía los besos en la bombacha, pero sobre su concha. Colocó ambas manos sobre la cabeza de su hijo y lo acarició tierna e intensamente, mientras se remordía los labios y movía su cabeza de un lado a otro.
Esto se prolonga durante unos minutos, entonces Jonás le saca los zapatos y la bombacha, pero no la camisa y la falda, quería cogérsela viéndola vestidita de ejecutiva recostada sobre aquel escritorio, que emulaba el despacho de mamá allá en la empresa.
Despojada ella de su bombacha, él se avocó a la tarea de volver a concentrarse en aquella concha peluda, ahora totalmente liberada y frente a sus ojos.
Era este el reencuentro visual de Jonás con la desnudez de la peluda concha de su madre.
Entonces acercó una vez más su rostro a ese precioso tesoro peludo, lo olió, lo besó tiernamente, sacó su lengua y comenzó a lamerlo por todos los rincones, y concentrándose principalmente en el clítoris y el mero orificio vaginal de la mamá, quien retomó sus caricias sobre la cabeza y nuca de Jonás.
- ¡Aaaahhh, eso, así mi amor, así noviecito de mamá, aaaaaaaayyyy que hermosa lengüita tiene el novio de mami, aaaaaaaaahhhhh, seguí mi amor! Decía entre gemidos Judith, acariciándolo y presionándole la cabeza contra su concha, mientras levanta sus piernas y las apoya sobre los hombros de su hijo.
- ¡Aaaaaaaaahhh, aaaaaaahhh, aaaaaayyyyy, mi amor te amo! Continúa diciendo ella, mientras siente que esa lengua le recorre la concha por todos los rincones, y un dedo de Jonás empieza a hurgarle el orificio anal.
Jonás continúa comiéndole la concha a su mamá, mientras poco a poco va logrando abrirle y dilatarle el ano, y la punta de su dedo índice va comenzando a penetrarlo poco a poco.
- ¡Aaaaaayyyyy, mi amor pero que ganitas tan grandes de penetrarme por todos lados, aaaaaaaaahhhh, despacito con la colita de mami, despacito con la colita de la mamá! Dice ella entre gemidos, mientras con su minifalda puesta le cubre la cabeza a Jonás, cómo metiéndolo debajo de su pollera y acariciándolo por encima de ella.
Esta erótica y tierna escena se prolonga unos 3 minutos donde Jonás sin dejar de devorarle la concha, logra meterle su dedo índice casi en su totalidad en el ano.
- ¡Au, aaaaaaaaahhhhhh! Se quejó y gimió Judith cuando sintió el avance del dedo de su hijo en su ano.
Así permanecieron unos 4 minutos, hasta que ya Jonás no soportó más su calentura, entonces se desvistió y se dispuso a cogerse a su jefa en aquel despacho.
Jonás ya desnudo, se paró en frente de ella, la miró vestida de ejecutiva recostada en el escritorio, y casi sin levantarle la minifalda y poniéndose entre sus piernas abiertas, la penetró sin miramiento alguno, haciendo que ella se sobre salte del placer.
- ¡Aaaaaahhh, aaaaaaaahhhh, aaaaaaahhhh, aaaaayyyy si, mi bello amor, cogete a tu jefa, aaaaaaahhhhh, aaaaaayyyyy, aaaaaaaahhhh! Decía Judith entre fuertes gemidos de placer, mientras se retorcía acostada en ese escritorio de madera.
- ¡Aaaaaaahhhh, mamá, aaaaaaaahhhhh, Judith, aaaaaaaaahhhh, cuanto me calentás cuando te veo trabajando vestidita tan bonita, aaaaaaaahhhhhh, te amo hermosura mía, te amo preciosura divina, Sos la reina del hogar, la amante perfecta de todos tus hijoooooos, aaaaaaahhh! Le dice Jonás entre gemidos y un intenso bombeo, que hacía que el escritorio se mueva y crujiera su vieja madera.
- ¡Ahahahahahahahahaha! Solo podía jadear ella ante semejante bombeo, mientras lo miraba fijamente queriéndose incorporar, quizás para decirle algo o tal vez para besarlo apasionadamente.
- ¡Aaaaaaaahhhhhh, ahahahahahahahaha, aaaaaaaaaaaaaahhhhhh! Gemía el chico mientras la veía jadeante casi sentada frente a él mirándolo a los ojos con la boca abierta y babeante.
- ¡Ahahahahahahahahahahahahahahahahaha! Jadeaba fuertemente e intensamente Judith, mirándolo fijamente y babeante, ya casi al punto de llegar a su orgasmo.
- ¡Mami hace un montón que no, hace un montón que no, que no cojooooooo, ahahahahahaha! Dijo él casi gritándole en la cara.
- ¡Ahahahahahahahahahaha, acá está mami mi amor, para que te la ahahahahahaha, para que te la cojas bien cogida todos los días en la oficina ahahaha! Le dijo ella entre jadeos.
- ¡Ahahaha, mami, mami, mami, te amo mamita hermosa, ahahahahahahahaha! Dijo Jonás ya casi teniendo su orgasmo en la concha de su hermosa madre y después de mucho tiempo.
- ¡Aaaaaaaaaahhhhhhh, aaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhh, ahahahahaha, tenelo, ¡Yo ya lo tuve mi amor, aaaaaaaaahhhh! Le pegó un grito histérico casi en la cara Judith con su tremendo orgasmo.
- Aaaaaaaaaaahhhhhhhhhh, mamá,
- aaaaaaaaaaaaaahhhhhh! Gritó el chico con su orgasmo, y acto seguido, ella se desplomó en el escritorio.
Luego de unos 10 minutos de descanso, ellos almorzaron en la mesa de la cocina mientras conversaban de lo maravilloso que les había parecido su reencuentro cómo amantes.
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