PERDIDOS II (CAP 36) JUDITH Y DON TIBURCIO (Parte 2):
Tiburcio quiere que su noche con Judith sea memorable, y aprovechará al máximo cada minuto con ella.
CAPITULO 36:
JUDITH Y DON TIBURCIO (Parte 2):
Tiburcio quiere que su noche con Judith sea memorable, y aprovechará al máximo cada minuto con ella.
Pasada la conmoción de Judith, por el asco que le produjo el sentir en su boca y garganta el sabor del semen del viejo, él la tomó del brazo y la hizo meterse en la bañera bajo la lluvia de la ducha, y acto seguido se metió el viejo en la bañera.
Era una delicia verla completamente desnuda bajo la ducha: Esos cabellos castaños claros que llegaban hasta llegar a acariciarle los pechos, esos hermosos ojos verdes, sus increíbles labios, sus tetas grandes, aunque algo caídas tetas, su vientre casi plano con alguna que otra marquita producto de sus embarazos, y esa espesa mata de vellos negros rodeándole la concha casi hasta ocultarla por completo.
Sus miradas se encontraron, él la miraba soberbio, triunfal, excitado y con ganas de comérsela de una vez.
Ella por su parte lo miraba derrotada, asqueada y humillada, no solo por él, sino por su propia amiga, que por chantajearla para no dar a conocer el libro que revelaba todo lo ocurrido en la isla, la había entregado a su patrón, al viejo asqueroso que ella en más de una oportunidad se le negó.
Entonces Tiburcio estira sus manos y acaricia el desnudo y mojado cuerpo de Judith, desde sus hombros, bajando por sus pechos, llegando hasta su casi plano vientre, y entonces se detiene.
- ¡Qué mujer más hermosa Sos amiga!, pienso en tus hijos y en todo aquello que vivieron en la isla, y la verdad que no los culpo …… estando solo con Vos en una isla, ¡Yo tampoco te hubiera “perdonado” ser tan hermosa e irresistible ¡cómo te hubiera cogido aún que fueras mi madre! Le dijo Tiburcio sin sacarle las manos del cuerpo y mirándola a los ojos.
- ¡Jiji! Le respondió ella forzando una sonrisa, y por dentro muriéndose por darle una fuerte bofetada.
- ¡Jajajaja! Bueno, en realidad creo que, en nuestro caso en particular por nuestra diferencia de edad, sería cómo perderme en una isla con mi hija. Comenta pícaramente el viejo, recordando la diferencia de edad entre ellos, que era de unos 23 años.
- Si claro, me lo imagino. Responde ella inexpresivamente.
- ¡Qué concha hermosa tenés hija de tu perra madre! …… ¿Me dejarías comértela? Le pregunta Tiburcio manoseándole la concha y casi teniendo una nueva erección.
- Está bien. Responde ella resignada a obedecer al viejo, para tener contenta a la vez a su amiga.
- La verdad que te la podrías afeitar un poco …. ¡mirá lo que son estos pelos! ¿No te dicen nada tus hijos? Le pregunta el viejo “escandalizado” al ver de cerca la espesa mata de vellos negros que cubría la concha de Judith, que se exhibía frente a sus narices, cuando Tiburcio se agachó frente a ella para chupársela.
- No, a ellos les gusta así. Responde ella en un tono seco, sintiéndose basureada y humillada con semejante comentario.
- ¿Los 4 nacieron por acá abajo? Le pregunta el viejo mientras que con los dedos le separa los labios vaginales, para mirarle mejor la concha.
- Se limitó a contestar Judith otra vez con un tono cortante en su concisa respuesta.
- ¡Pero relájate un poco amiga, estamos charlando no más! …… ¡Yo te miro este semejante pedazo de concha, y no dejo de pensar en lo suertudos que resultaron ser tus hijos! ¡Cuando nacieron te abrieron la concha con la cabeza para poder salir, y tiempo después te la abrieron con la cabecita, para poder entrar! …… ¡jajajajaja! ¿entendés a lo que me refiero amiga? Le dice Tiburcio en tono de broma.
- Sí, claro. Responde simplemente ella.
Entonces Tiburcio viendo que el ánimo de Judith no mejoraba, empezó a besarle la concha y de tanto en tanto le rosaba el clítoris con la lengua.
Tiburcio lamía la concha desde abajo, hacia arriba, y desde arriba hacia abajo penetrándola con la punta de la lengua, cuando esta pasaba por el orificio vaginal.
Ella con el transcurso del tiempo y los reiterados estímulos que la lengua del viejo le daba su concha, empezó inevitablemente a excitarse.
Si bien con cada rose de la lengua y cada suave penetración, la calentura de Judith iba en aumento, ella se esforzaba al máximo para permanecer totalmente indiferente, o por lo menos con una apariencia indiferente a las consecuencias de las lamidas del maduro hombre.
Pero el viejo, que la de Judith no era la primera concha que se comía en su vida, y que muy por el contrario estaba muy lejos de serlo. Sabía muy bien cuando una hembra se estaba calentando, y ya lo estaba gozando.
Verla reprimiendo el placer, recordar las tantas veces que ella lo había rechazado, y saberla obligada a entregársele. Era el mayor de los placeres para el viejo triunfal, al que a sus 72 años podía decir que se comió a cuanta mujer deseó, aun estando él casado y teniendo sus amantes casi en frente de su difunta esposa. Y de hecho la empresaria Judith Herzoch, era la única mujer deseada por el viejo, que podía hasta no hace mucho tiempo, ostentar el título de ser ella la única batalla perdida de Don Tiburcio.
Entonces el viejo se puso de pie, y la hace pararse directamente debajo de la ducha.
- Abrite de patas amiga, ……. Eso, así bonita, así mi amor. Le dice el viejo, mientras ella solo se limita a obedecer sus órdenes, y cerrar sus ojos.
Entonces el viejo retoma en manoseo a la concha peluda de Judith, quien al sentir la mano del viejo hurgándole su zona íntima, solo abre las piernas y se sujeta de la agarradera de la jabonera.
Tiburcio al verla resignada a entregarse mansa y sumisamente a sus “caprichos de cama”, con tal de no sufrir las consecuencias, siente cómo un sofoco de calentura y deseos por la doblegada empresaria rebelde, que jamás se le hubiera entregado de manera voluntaria o “voluntaria” ( ya que muchas veces Tiburcio había logrado llevarse a la cama a bellas mujeres y señoritas a cambio de un trabajo o privilegios en sus medios de comunicación) ya que debido a la posición social, cultural y económica de Judith, no necesitaba nada de nadie cómo el viejo verde de Tiburcio, pero el hecho de haber cometido incesto con sus 4 cachorros en aquella isla, y caer en las manos de su resentida amiga Jaky contándole todo aquello. Fue suficiente para terminar exactamente donde estaba esa noche. En la finca del viejo que desde hacía varios años le había echado el ojo y ahora estaba por fin apunto de comérsela bajo su “consentimiento”, después de negársele en varias oportunidades en el pasado.
Tiburcio fue de a poco penetrándola con sus dedos, mientras la miraba con una sonrisa casi siniestra, y con la mano libre le acariciaba los pechos.
Por su parte Judith seguía en su plan de “indiferente estoica”, reprimiendo el asco, pero también el placer involuntario que le estaba haciendo sentir el viejo maldito.
- ¿ Así te pajeaban ellos? ……. O ¿Cómo lo hacían? …… ¿Eh? Le pregunta en tono sínico y muy excitado el viejo, penetrándole la concha con 2 dedos y sobándole las tetas de manera burda y grotesca.
- Si, así está bien. Responde Judith algo agitada.
- ¿Me vas a enseñar a cogerte cómo te cogían ellos? Le pregunta él ya muy excitado.
- Igual está muy bien lo que usted hace. Le contestó ella reprimiendo sus jadeos y gemidos de placer al sentir esos dedos entrando y saliendo de ella.
- ¿Será que a mi edad te podré coger mucho mejor que cualquiera de esos enérgicos jovencitos? Le pregunta él mientras le toma la mano y se la dirige a su ya muy erecta verga.
Pero ella ya no le contestó, por el contrario, empezó a pajearlo desenfrenadamente, con la esperanza de hacerlo acabar rápido, y que en la cama el viejo solo quiera dormir hasta el otro día.
Pero el viejo zorro intuyó los planes de Judith, entonces la detuvo, y luego de lavarle el culo, asegurándose que después de haber cagado tanto por causa del enema. En su culo no quedara ni un resto de mierda y que Judith estuviera rechinante de limpiecita por dentro y por fuera, lista para ser echada al plato y devorada por el hambriento viejo.
Tiburcio la hizo salir de la ducha y tras secarse con toallas, fueron desnudos al cuarto de Tiburcio.
Al llegar al cuarto del viejo é le pide que se suba a 4 patas a la cama.
Entonces el viejo se arrodilla en el suelo, con su cara justo frente a la cola de la tan deseada empresaria.
Judith instintivamente cierra y junta sus piernas, cómo el último intento de resistirse a todo aquello.
- ¡Eh amiga, abrite de patas, vamos preciosa, abrite de patas! Le pide el viejo, casi a modo de protesta por la negación involuntaria de ella.
- Está bien, perdón. Responde Judith casi murmurando. Y abriéndose de patas inmediatamente
- Eso mamita, eso bonita. Le responde Tiburcio, mientras que con sus manos le abre las nalgas, observándole el esfínter anal.
Entonces, mientras la escucha contener la respiración, Tiburcio acerca su rostro al ano de Judith, y comienza a acariciárselo con la lengua, mientras ella en silencio contenía su respiración y llanto, al sentirse tan humillada por tener que acceder a todo esto con este viejo asqueroso, que jamás había sido de su agrado ni cómo persona, ni cómo hombre.
Ella sentía cómo la lengua del viejo giraba de manera circular alrededor de su esfínter anal, mientras que con la mano le acariciaba su peluda concha.
Esto ocurría en el más absoluto silencio, mientras él lo disfrutaba a pleno entre morbosos pensamientos, e ideas llenas de morbo y lujuria, que pensaba realizarlas esta noche, pero más morbo, calentura y lujuria le daba, saber que esta era la primera vez que se “comía” a la Herzoch, pero de ninguna manera sería la última.
Pensaba en todos sus amigos del grupo de solos y solas del que él y Jaky formaban parte.
Pensaba en la cara de envidia de los demás muchachos, cuando él en las reuniones se jactara de ser el que le dio la “bienvenida” al grupo a la Herzoch.
Pero muy distinto era el panorama para Judith, quien no dejaba de pensar en la inescrupulosa chantajista de su puta amiga, quien la había entregado en bandeja al viejo asqueroso de su patrón y amante.
Ella luchaba en su interior con sus ganas de tirarle una patada al viejo para sacárselo de encima, y con sus sentimientos de abatimiento, derrota y humillación que la mantenían al constante borde del llanto desconsolado.
Estaba sumida profundamente en esta lucha interna, cuando siente que los dedos del viejo comienzan a abrirse espacio entre sus labios vaginales y comienzan a penetrarle la vagina, al mismo tiempo que la experta lengua del viejo, hace lo propio por atrás en su ano.
Esto empezó a provocar una lenta pero progresiva lubricación la la concha peluda de Judith, quien al notar cómo se excitaba aun contra su voluntad real, sentía que quería morirse.
- ¿Lo estás disfrutando tanto cómo Yo perra? Le preguntó Tiburcio al notar la progresiva lubricación de la peluda concha de Judith, cuando él ya la masturbaba lentamente.
- ¡AH……AY SI Don! Le respondió ella con quejidos de placer, sin otra opción ya. Más que la de dejarse llevar por el placer que el viejo de mierda le estaba provocando a su cuerpo.
- ¡Jajajaja, no te sientas mal amiga, y liberate de una vez, que no hay mujer que no halla gozado conmigo! …. ¿No me crees? …. ¡Preguntale a la yegua de mierda de tu amiga, jajajaja! Le dice el viejo sin dejar de pajearla.
- ¡ Aj, aj, aj, aj!. Se quejaba ella con cada entrada y salida del dedo de Tiburcio.
Entonces el patrón de la Colo siguió pajeandola, sin descuidar su esfínter anal, hasta que al recordar la limpieza interior que le había hecho con el enema, sintió curiosidad por saber si Judith había quedado bien limpiecita realmente con aquel enema.
Entonces, con la mano que la estaba pajeando aumenta la velocidad de la masturbación, mientras que con la mano libre comienza a penetrarla por atrás con su dedo índice.
Al sentir el grueso dedo del viejo presionándole el esfínter anal, instintivamente Judith en un acto involuntario de autodefensa cierra y aprieta el esfínter lo más que puede.
- ¡Flojita nena, flojita que quiero ver si salió toda la caca! Le dijo el viejo, viendo la resistencia que ponía Judith, al ingreso de su grueso dedo índice al ano.
- ¡Aaaaay bueno, pero despacito por favor! Suplicó ella algo asustada con la obstinación del viejo por meterle el dedo en el culo.
Entonces Tiburcio comienza a acariciarle la concha con la mano que le quedaba libre, y entre caricia y caricia empieza a pajearla suavemente hasta sentir que ella empieza a mojarse, y usa los mismos fluidos vaginales para lubricarle aún más la entrada trasera.
Ella permanecía en silencio, maldiciendo a su puta amiga por lo que la estaba haciendo pasar para no publicar aquel puto libro.
Tiburcio sentía cómo su palo se ponía duro cómo pocas veces lo había sentido. Tuvo varias veces la sensación de que iba a tener un orgasmo allí mismo si siquiera rosar su pene contra el ano o la vagina de Judith. El hecho de verla totalmente desnuda en 4 patas sobre su cama, totalmente entregada a él, aún en contra de su voluntad real, eso era más que excitante para el viejo, que no borraba de su mente las veces que la hermosa empresaria y más de 20 años menor hozó rechazarlo.
Esa misma era la que ahora estaba en su cama, en 4 patas, y totalmente entregada esperando a ser penetrada por él.
Entonces Tiburcio empezó a empujar hacia adentro el dedo que tenía en el culo de Judith, mientras ella aspiró profundo y exhalaba por su boca mientras lo sentía entrar cada vez más adentro de sus entrañas.
Era muy satisfactorio para Tiburcio ir notando con su dedo los resultados de aquel enema, la limpieza interna que le había hecho a Judith era casi total y perfecta. Y ya no aguantándose más la calentura, se dispuso a entrarle por atrás.
Se tomó su grueso poste con la mano, y lo dirigió hacia la puertita trasera de Judith, quien al sentir el grueso palo del viejo rosando su agujero, inocentemente se hizo hacia adelante, cómo tratando de zafar de aquella situación.
Pero el viejo rápidamente la sujetó firmemente por la cintura.
- Yo te recomendaría que te relajes, te pongas bien flojita y abras bien las piernitas, si no querés sufrir tanto. Le dijo el viejo con una siniestra sonrisa en su rostro.
- Está bien, pero despacito por favor. Suplicó Judith casi murmurándole.
- ¡Jajajaja, no me vayas a salir con que lo tenés virgen, porque con todo lo que leí, ya no te lo creería! Le dice el viejo sintiéndose orgulloso del tamaño de su poste de carne.
- No, pero…… Alcanza a decir Judith cuando el viejo la interrumpe.
- ¿La tengo muy grande? ¡Jajajaja, tu amiga me dice lo mismo! Pero ya la tengo acostumbradita, y ahora, ¿La tengo más grande que cualquiera de tus hijos? Le dice Tiburcio mientras se la sobaba en la entradita trasera.
- ¿Ya se la metió por atrás? Le pregunta Judith, evitando contestarle lo que Tiburcio le preguntó.
- ¡Jajaja, sí y no te imaginarás cómo se me ha llegado a cagar la Colorada de mierda esa! Yo por eso ahora me prevengo, y primero les hago una limpiecita interior a cada amiga que me traigo a la cama! Le responde Tiburcio, y acto seguido se la clava en el ano.
- ¡Aj! Se quejó fuerte Judith, cuando la enorme cabeza de aquel poste entró en su culo, al tiempo que clavó sus uñas en el colchón y cerró sus ojos
- ¡Por eso a Vos te dejé bien limpita por dentro, jajaja! Dijo Tiburcio y se la empujó casi hasta la mitad.
- ¡Aaaaaaaaaaayyyyy! Fue el grito casi histérico de Judith cuando lo sentía entrarle por atrás, milímetro por milímetro, llegando a pensar que no tendría espacio para tremendo poste en su humilde culo.
Tiburcio se puso a mil, al escuchar a Judith gratar cómo una virgencita recién estrenada, pese a todo lo que él había leído ya en el libro de la Colo sobre el culo de Judith. Pero ese grito casi desgarrador le hizo pensar al viejo, que le estaba haciendo anotar una nueva marca al culo de la amiga de la Colo. Y por piedad se la dejó unos instantes adentro y sin moverse, para que ese agujero se acostumbre a su tamaño.
Entonces y tras ese momento de espera Tiburcio empujó y empujó hasta meterla toda adentro y una vez toda su verga adentro de la cavidad anal de Judith, comenzó a moverse lentamente.
Ella permanecía en silencio con los ojos llenos de lágrimas sintiéndose desbastada por dentro, mientras el viejo la bombeaba sin parar.
Tiburcio la bombeó durante unos 5 minutos y entonces sintió que su verga le explotaría en cualquier momento.
- ¡Snif, snif, sinf! Lloraba ella en silencio.
- ¡Oooooohhh, aaaaaaaaa, amiga que culito estrecho, oooooooohhhhh, aaaaaaaahhhh, que hermoso culo carajo! Decía el viejo bombeándola sin parar.
- ¡Snif, snif, sinf! Solo lloraba ella.
- ¡Aaaaaaaaaaa, aaaaaaaaaaa, te voy a llenar de leche, aaaaaaaahhhh, aaaaaaaaahhh, acá vooooooooooooooyyyyyy! Grito el viejo mientras se vaciaba adentro de ella.
En ese momento el viejo sintió un gran debilitamiento y con sus últimas fuerzas se tumbó en la cama al lado de Judith, quien no dejaba de llorar en silencio, sin que el viejo se diera cuenta, ya que el pobre estaba en su mundo, adormecido o semi inconsciente tirado en la cama a su lado.
Ella se levantó de la cama y fue casi corriendo al baño, donde se encerró y dio rienda suelta a su desconsolado llanto.
Estuvo ahí por espacio de unos 20 minutos o media hora, hasta que pudo calmarse.
Volvió a la pieza del viejo esperando encontrarlo muerto, o por lo menos que duerma cómo tronco el resto de la puta noche que recién parecía estar empezando.
Judith llegó a la pieza y allí estaba Tiburcio dormido profundamente, ella se puso su ropa interior y se acostó a su lado procurando no tocarlo al viejo asqueroso.
4 horas más tarde, cuando ya casi amanecía, Tiburcio despertó, y cuando reaccionó a la vio a Judith completamente dormida a su lado, se dio cuenta de que se habían dormido y la noche se les estaba pasando, sin casi haberla disfrutado.
Entonces se abalanzó sobre ella y comenzó a abrazarla, acariciarla y besarla por todos lados, queriendo darle un “dulce despertar”. El viejo la acarició, manoseó y beso hasta que ella poco a poco comenzó a despertar.
Ellos comienzan a besarse, el viejo le come la boca apasionadamente mientras que ella se limita a corresponderle con bastante desgano y aun con ganas de seguir durmiendo.
- ¡Uuuuy mi amor, sacate esa bombacha y hagámoslo otra vez! Le pide Tiburcio.
- Está bien. Se limita a responder ella con gran desgano.
Entonces se sacó la bombacha el viejo la hizo caminar hacia él, estando sentado en la cama.
Tiburcio le hizo abrir las piernas, y comenzó a manosearla la concha estimulándole el clítoris durante unos cuantos instantes, lo que poco a poco comenzó a excitar a Judith, pero ella se empeñaba en permanecer inmutable frente a la reacción que su cuerpo le estaba dando cómo respuesta a los estímulos de Tiburcio.
Entonces Tiburcio comenzó a masturbarla, primero suavemente, y a medida que esa concha peluda se dilataba más y más, él metía sus dedos más adentro llegándole a provoca a Judith una mezcla de intenso placer y por momentos algo de dolor, pero ella cerraba sus ojos y seguía casi inmutable a todo aquello.
- Movete Vos solita. Le pide Tiburcio dejándole su mano quieta con dos dedos adentro.
Entonces Judith empieza a balancearse a delante y atrás, primero suavemente y conforme van pasando el tiempo, va aumentando el ritmo, haciendo que el viejo pueda percibir con sus dedos cómo ella se moja más y más y su vagina se sigue dilatando.
Entonces Tiburcio le saca la mano y los dedos de la concha, se los pone en la boca a Judith, quien en un acto de obediencia sumisa la abre y se los chupa, hasta no dejarle ni un rastro de sus flujos vaginales.
Entonces, Tiburcio abre un cajón de su mesita de luz, saca de ella un vibrador, y para sorpresa de Judith, empieza a metérselo suavemente en la concha.
Tiburcio comenzó a empujárselo lentamente hacia adentro, mientras la miraba fijamente a la cara y ella cerraba sus ojos en señal de rechazo al viejo.
El hombre comenzó a cogérsela con aquel juguete sexual, aun sin encenderlo, solo lo movía con movimientos de penetración.
Ella empezó a reaccionar involuntariamente a esa penetración con movimientos de cabeza y remordiéndose los labios.
Viendo esto Tiburcio encendió el vibrador, primero en mínima potencia, esto tomó por sorpresa a Judith, quien ni si quiera conocía la existencia de este tipo de juguetes sexuales.
Entonces al verla continuar reprimiendo el placer, Tiburcio, puso al vibrador en potencia intermedia, lo que hizo a Judith abrir sus ojos de inmediato, y toparse con la sínica sonrisa de Tiburcio que no dejaba de mirarla fijamente gozando profundamente del momento.
Con el transcurrir del tiempo Judith empezó a abrir su boca, y a tener pequeños y repentinos temblequeos.
- ¡Aj, ¡Aj, aaaj, aj, ahahahahahahahahahahahahahahahaha! Empezó a quejarse y jadear Judith, cuando su placer ya no paraba de intensificarse
- ¡jajajajaja! …. ¿Te gusta esto? Sos cómo tu amiga Vos ¿Eh? ¡Jajajaja! ¿Querés más? Le dijo el viejo escuchándola ya no poder contener su placer y excitación y le subió a la máxima potencia al vibrador aquel.
- ¡Aaaaaaaaahhhh, aaaaaaaaaaahhhhhhhh, aaaaaaahhhhhh, aaaaaaaaahhhhhh! Gemía fuerte Judith, ya sin poder controlarse entre espasmos y temblequeos.
- ¡Jajajajajaja, cómo te gusta! ¿Eh? Se rio y le vociferó burlonamente el viejo.
- ¡Aaaaaaaaaahhhh, aaaaaaaaaayyyyyy! Gemía cómo un lamento profundo Judith, al ya casi estar teniendo su orgasmo parada con sus piernas abiertas frente a el hombre.
Entonces Tiburcio le apagó el vibrador repentinamente, impidiéndole el orgasmo final.
Mientras ella lo queda mirando, cómo en señal de protesta, Tiburcio le retira el dispositivo de la concha, la acuesta en la cama bocarriba y de forma transversal y se echa encima de ella penetrándola hasta los mismísimos cojones.
- ¡Aj……ah, aaaaaaaaaa! Se quejó Judith cuando el viejo le entró de un solo empujón y gimió cuando la empezó a bombear frenéticamente.
- ¡Aaaaaaaa, aaaaaaaaaaaaaaa, uuuuuuuuuuuu que semejante agujero tenés amigaaaaaa! Gemía y decía Tiburcio.
- ¡Aaaaaaaaaaaaaa, aaaaaaaaaaaaahhhh, aaaaaaaahhh! Gemía enloquecida Judith, ya teniendo cómo pequeños orgasmos.
- ¡Aaaaaaaahhhh, aaaaaaaaaahhhhhh, aaaaaaahhh! Gimen los dos a la par, mientras ella levanta sus piernas y se retuerce de placer ya teniendo su orgasmo.
- ¡Ooooooooooooooooo, amiga, amigaaaaaaaaaa! Grita Tiburcio terminando inmediatamente después que ella al verla teniendo su orgasmo.
El viejo vuelve a tirarse en la cama, cómo desmayándose al lado de ella, tal cómo la vez anterior y así permanecen hasta bien amanecida la mañana.
El viejo se despierta con la claridad de la mañana, la ve a Judith completamente desnuda, y sabe que se le acaba el tiempo con ella, ya que en cualquier momento Jaky vendrá a buscarla, tal cómo estaba convenido.
El viejo no podía dejarla ir sin sacarse las ganas con ella, esas ganas de metérsela por todos los agujeros y dejarla ir recién cuando esté bien llena de leche.
Tiburcio intentó despertarla, pero ella estaba muy cansada.
Entonces decidido a no dejarla ir sin metérsela por el único agujero que le quedaba, la acomodó bien al borde de la cama, en ese momento Judith despertó, aunque al ver que su pesadilla de estar desnuda en la cama de Tiburcio, continuaba, prefirió simular dormir profundamente.
Entonces Tiburcio al presentir que se hacía la dormida, con dos dedos le apretó la nariz, y ella repentinamente abre la boca, momento en el que Tiburcio le introduce su verga lo más adentro que puede, haciéndola toser asqueada con la verga del viejo casi entrando en su garganta.
El viejo empezó a bombearla por la boca, hasta en ocasiones sentir que la cabeza de su grueso falo se colaba en la garganta de Judith, hasta atragantarla y hacerla toser en repetidas veces.
- ¡Ah, ah, ah, ah, uuuuuhhh! Se lo escuchaba quejarse a Tiburcio, mientras ella en ocasiones lo interrumpía tosiendo hasta casi tener arcadas.
- ¡Oh, oh, oh, oj, ojo j, oj, así mamita, así chiquita, aaaaaaa, ojo j oj, oj! Se lo escucha a Tiburcio disfrutando de la boca de Judith metiéndole la verga lo más adentro que le cupiera, teniendo cuidado de no acabar haciéndola vomitar en su cama, ya que el viejo en este sentido era bastante asqueroso.
Así fue que aquella escena se prolongó durante unos 7 minutos, ya que Tiburcio hacía pausas cada vez que sentía que iba a estallarle en la boca, o cada vez que la sentía atragantarse casi hasta vomitar.
- ¡Aaaaaaaaaaaaggggggggggggg! Grita el viejo, cuando en una de sus estocadas profundas hasta la garganta, estalla repentinamente en un increíble orgasmo, llenándole de leche la boca, salpicándole la cara al sacársela y encastrando hasta la almohada.
Judith se levantó inmediatamente de la cama, con su boca llena de leche caliente y corrió al baño donde asqueada con el poco semen que tragó, vomitó cómo hacía rato que no lo hacía, y después de recuperarse, se enjuagó varias veces la boca antes de salir del baño.
Ella vuelve a la habitación, y ve que Tiburcio no estaba allí, entonces le manda un mensaje a su amiga Colo preguntándole cuando venía a buscarla, a lo que ella le responde que en una hora estaba allá. Y entonces Judith muy cansada y angustiada vuelve a dormirse un rato más.
Tiburcio se prepara unos Mates en la cocina, con intenciones de tomarlos con ella, pero al verla dormida, no resiste la tentación de tomarle unas cuantas fotos, (Cómo para tener de recuerdo de la fantástica noche que pasó con la Hersoch) ella estaba tan profundamente dormida, que el viejo pudo moverla en la cama para tomarle fotos en varias posiciones completamente desnuda.
Con una expresión triunfal se retiró de la habitación y fue a la cocina a tomarse sus ricos mates amargos en silencio mirando las fotos en el celular, mientras esperaba la llegada de su amiga y empleada Jakeline Bauer “La Colo”.
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