PERDIDOS II (CAP 5) EL VIAJE A NEW YORCK, EL REENCUENTRO ENTRE TOMI Y MAMI II:
Mami se libera de su agenda de viaje, y ahora solo tiene tiempo para su hijo en aquel cuarto de hotel, donde la pasión se desatará desenfrenadamente y provocará las quejas de la administración por bullicio indecoroso en aquel fino hotel, despertando el mayor y más caliente morbo, sobre todo en ella..
Eran las 6 de la tarde allá en New York, cuando desde un taxi frente al hotel y bajo una intensa lluvia, desciende la empresaria, y corre hasta entrar al hotel tras un día de largas reuniones y concretar interesantes negocios.
Ella por fin había quedado libre para disfrutar a pleno de unos días a solas con su Tomi.
Al llegar al hotel, ella subió rápidamente a la habitación y lo encontró a Tomás durmiendo plácidamente en la cama, lo que le pareció muy tierna la idea de pasar aquel lluvioso atardecer juntos en la cama.,
La mamá se apresuró a desvestirse y ponerse un camisón blanco muy cortito, se acostó y lo abrazó.
Pero las intenciones de Judith no eran las de dormir o las de dormirse enseguida por lo menos.
Cómo él le daba la espalda por lo que ella lo abrazaba desde atrás, Judith empezó a acariciarlo suave y tiernamente, dándole besos en la nuca cuello y hasta lamiéndole la oreja y soltándole en ella su suave y cálido aliento. Mientras que con su mano bajaba desde el pecho y pasando por el vientre con tiernas caricias, hasta llegar a la entrepierna de Tomi y empezar a acariciar tiernamente el bulto que se ocultaba justo debajo de su calzoncillo negro, y que no tardó en empezar a crecer con tales estímulos.
Entonces la misma excitación empezó a despertarlo, hasta que abrió por completo sus ojos en la ya casi oscuridad de aquel cuarto de hotel, se dio vuelta quedando bocarriba, y la mamá sin dejar de acariciarle ya su muy dura verga, empezó a besarlo en la boca también.
Ellos se besaron en silencio durante unos minutos, donde la pasión e intensidad de los besos fueron incrementándose instante a instante.
- Buenas tardes mi chiquito, ¿cómo durmió el nene mimoso de mami? Le murmuró tiernamente Judith entre beso y beso.
- Bien mami, tan bien que no te escuché llegar. Respondió Tomás
- ¿Soñaste con mamá? Mami en las aburridas reuniones no dejaba de pensar en su chiquito que había quedado solito esperándola en el hotel, y no veía la hora de acabar con todo aquel tedio para venir a los brazos de mi regalón. Le contó ella murmurándoselo al oído entre tiernos besitos y caricias a la ya liberada verga de su hijo.
Ella encendió el velador de la mesita de luz de su lado, se levantó de la cama, se sacó el camisón y quedándose solo con un conjunto de bombacha y corpiño verde, giró varias veces para deleitar a su hijo ofreciéndole aquel espectáculo de mamá en ropa interior, cómo tanto disfrutaba de verla él.
- ¿Te gusta este conjuntito verde mi amor? Le pregunta Judith haciendo frente a él sensuales poses.
- ¡Si me encanta, y también me gusta cuando combinas bombachas y corpiños de diferentes colores y diseños! Le explica él
- ¡Jajajaja, mami tiene varios conjuntitos para mostrarle a mi bebé y para combinarlos estos días! Le dice ella.
- ¡Uy que bueno mami, me muero por vértelos puestos! Le dice él, sin contarle que ya le había revisado la ropa interior que Judith llevó a ese viaje.
- Vení con mamá a la camita, y fíjate cómo tiene la bombachita. Le pidió Judith a su hijo acostándose en el centro de la cama matrimonial.
El chico la obedeció al instante, y se abalanzó sobre la entrepierna de mamá que las abrió ni bien lo vio venírsele encima sobre ella.
Entonces Tomás empezó a olfatear aquella bombacha verde de la cual por sus laterales dejaba escapar algunos largos vellos negros, y en la prenda de ropa interior se podían encontrar ya claramente las huellas que había dejado “el descuido” de Judith en la higiene de su zona intima durante las varias idas al baño que había tenido que hacer en los intervalos entre reunión y reunión de negocios que había tenido durante la mañana, medio día y tarde de ese día.
Teles descuidos habían hecho que aquella bombacha verde se humedeciera y tomara un notorio olor a pis de la descuidada dama, quien no paraba de imaginar cómo lo disfrutaría su hijo allá en el hotel cuando por fin ella se libere del trabajo y esté libre solo para él.
Ella abrió aún más y levantó sus piernas, le acariciaba tiernamente la cabeza a Tomás con sus 2 manos, y en su mente recordó cada ida al baño a mear, mientras pensaba en su Tomi.
Por su parte, él estaba enajenado con las fragancias a hembra que desprendía esa humedecida bombacha de mamá, la excitación de ambos iba en aumento con cada “Snif snif” de Tomi sobre la bombacha que todavía cubría la concha de su madre.
No había apuro de ninguno de los 2 por pasar a la siguiente fase del revolcón que se estaban dando otra vez desde que habían llegado a aquel hotel neoyorquino, y tal vez esa misma falta de apuro al saberse libres para estar juntos, era el gran motor de la calentura que no paraba de aumentar en ambos.
Así fue que permanecieron durante largos instantes más, ella acariciándole la cabeza y disfrutando de la olfateada de concha por encima de la bombacha que le estaba dando su obnubilado hijito Tomi, y él justamente obnubilado, atontado, aturdido, enajenado, y embriagado con los olores y humedad de mamá.
Transcurridos esos largos instantes, ella quiso que le sacara la bombacha, entonces Tomi se la sacó y la mamá le pidió casi suplicante que le lamiera la concha.
Fue cosa de terminar Judith de decirlo, para que Tomás se zambullera en la entrepierna de su mamá y empezara a oler, besar y lamer esa concha con algo de pelos.
- ¡AH, ¡AH, AAAAH, AAAAAAAAAH! Daba quejidos cada vez más prolongados y fuertes ella, a medida el ímpetu de las lamidas iban en franco aumento.
- ¿Te gusta mami? Preguntó tiernamente Tomi.
- ¡No preguntes tonterías y seguilo haciendo, ah, ah, aaaayyyy, me estás matandooo, aaaaaaahhh! Ya gemía Judith de placer y calentura.
Conforme seguía comiéndole la concha a su madre, el placer y la excitación en la hembra iba en aumento, haciendo que, con la ayuda de la baba de su hijo, ella se mojara literalmente hasta el culo. Lubricación que fue aprovechada por Tomás para empezar a dilatarle el ano con un dedo.
- ¡Ah, au, aaaaaaaaauuuuuuuuu! Ya aullaba Judith retorciéndose en la cama, mientras se estrujaba sus tetas, y por momentos de besaba las manos chupándose y mordisqueándose los dedos.
- ¡Mmmmmmmmhhhhh! SE LO ESCUCHABA A Tomi saboreando los flujos y restos de meo que su boca y lengua recogían de la concha de su madre.
Tras seguir unos minutos así, Tomás recoge los almohadones de la cama y colocándolos en el borde de la misma, hace que Judith se acueste en forma transversal en la cama, con los almohadones debajo de su vientre quedando con la cola parada. El chico le abre las piernas, y se abalanza sobre ella.
- ¡Aooooouuuu, ahahahah, aaaaaaaaahhh! aUlla ella cuando siente que su hijo se le acuesta encima, la verga se le cava en el culo y se la empuja hasta los mismos huevos y literalmente empieza a dar saltos sobre su madre, aplastándole el bajo vientre con los almohadones.
- ¡Ahhhh, aaaaahhhh, aaaaaahhhhh, aaaaaaaahhhh! Gemía el choco con cada entrada y salida de su verga del culo de mamá.
- ¡Aahahahahahahahahahahahahahahahahahahaha, aaaaaayyyy, me vas a partir al medioooo, ahahahahahahahahahahaha, tené piedad del culo de mamá, ahahahahahahahaha! Decía casi gritando entre gemidos y jadeos ella.
- ¡Aaaaaaaaaaaaaayyy, mami, mami, aaaaaaaaaaahhh! Respondía su hijo ya conteniendo su orgasmo.
Entonces, antes de acabarle en el culo, se detiene, se la saca del ano y de un solo envión se la mete por le concha.
Al sentirlo entrar tan de golpe por su vagina, ella se vio sorprendida, tan sorprendida que solo levanto la cabeza para dejarla caer nuevamente en la cama y explotar en un llanto incontenible de inmenso placer, mientras que con las primeras envestidas del chico su mamá empezó a tener un gran orgasmo, que la hizo llorar mordiendo las sabanas y clavar las uñas en la almohada, que tomó entre sus manos en un arrebato de histeria por el gran orgasmo que estaba teniendo en ese momento.
Pero su hijo en cambio, parecía tener energía para rato, y la siguió bombeando durante casi 5 minutos más mientras la oía llorar de placer mezclado ya con algo de dolor por la sequedad de la vagina.
- ¡Aaaaaaahhhh, mamiiiii, aaaaaahhhh mamita hermosaaa! Gimió él con su orgasmo y se dejó caer sobre ella.
Pasados unos minutos, se oyeron unos golpes en la puerta de la habitación.
Judith se levantó a atender, ella se puso el camisón y fue hacia la puerta.
Un caballero que parecía un empleado del hotel, le habló cortésmente en inglés, le explicó que este era un hotel familiar y no se permitían sonidos indecorosos provenientes de los cuartos, ella muy avergonzada se disculpó y el caballero se retiró.
- ¿Que te dijo el hombre mamá? Le preguntó Tomás desde la cama.
- ¡Que cómo te sigas cogiendo así a tu pobre madre, nos van a echar de este hotelucho!. Le dijo ella con una cara llena de lujuria y morbo por la embarazosa situación.
Ambos se reían y se volvieron a acostar. Pero la emoción de su “luna de miel”, y la calentura y el morbo que les produjo la queja del hotel donde se alojaban, era demasiado fuerte cómo para dejarlos dormir esa noche.
Tomás, había quedado muy apenado y avergonzado con la situación a la que había expuesto a su mamá con aquel empleado del hotel donde ella estaba acostumbrada a hospedarse en sus viajes a Nueva York, no sabía cómo disculparse con ella, ni cómo seguir enfrentando la situación. Pensaba que talvez durante la noche mami reflexionara sobre lo ocurrido y prefiriera darle un corte sin más a la “luna de Miel” que le había prometido mami que vivirían esos días.
Judith en su pensamiento no dejaba de “escandalizarse” por la embarazosa situación que había vivido con el camarero del hotel, lugar que ella elegía para alojarse en sus frecuentes viajes de negocios a Nueva York, y además esos ruidos n los había hecho con su pareja, marido, amante ocasional o cliente con el que buscaba algún beneficio para cerrar algún negocio (cosa que jamás había hecho). Esos ruidos propios de un apasionado encuentro sexual ¡los había hecho con su propio hijo! Y el repetirse esto una y otra vez en su cabeza, disparaba su calentura y morbo.
El chico estaba acostado sobre el lado izquierdo de la cama dándole la espalda a mamá, y así y en absoluto silencio permanecieron los dos durante varios minutos, entonces ella tomó la iniciativa.
Un brazo lo rodeó a Tomás, y comenzó a hacerle tiernas caricias en el pecho, y entonces ella se le acercó hasta respirarle en la nuca.
Las caricias continuaron durante un largo rata, inquietando y excitando a Tomi, que notaba cómo su miembro comenzaba a erectarse y endurecerse, al tiempo que pensaba que mami quizás no esté tan avergonzada con lo que ocurrió.
La mano de mami comenzó a bajarle por el pecho a Tomás, deslizándose lenta y tiernamente por su vientre, mientras le daba besos en su nuca.
Ella siguió bajando su mano muy suave y tiernamente por su vientre.
Entonces llega hasta el elástico del calzoncillo de Tomás, quien se lo había vuelto a poner tras el “escándalo”.
Ni bien bajó su mano apenas un poco más, Judith pudo percibir la erección con la que estaba su hijo.
Al darse cuenta de la situación por la que estaba pasando su hijo, ella decide ayudarlo.
Con su mano le libera la verga del calzoncillo y la toma con su mano y comenzó a pajearlo muy suavemente, hasta que en cuestión de unos 3 minutos de suave paja y besos en la nuca y una que otra tierna lamida en la oreja, la mamá notó cómo e “pedazo” de su hijo se endureció cómo piedra.
- ¿Querés que mami pida algo para comer en la habitación? O ¿primero hacemos el amor y después cenamos algo? Le propone Judith, murmurándole al oído.
- ¡Hagámoslo primero por favor!, pero…. ¿No te preocupa que nos corran del hotel? Le responde su hijo poniéndose bocarriba.
- ¡Jijijiji!, ay mi amor, ustedes me han hecho cambiar tanto, antes era tan conservadora, recta, recatada y puritana, que desde que en la isla me cambió tanto la vida, me di cuenta de lo aburrida que fui durante tantos años, y te juro que el pensar de que me pueden echar de este lujoso hotel por hacer ruido al revolcarme con mi propio hijo, ¡creo que es lo que más me calienta ahora! Le confiesa su mamá entre besos y caricias.
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