PETER
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por dulces.placeres.
PETER
Conocía a Andreza desde pequeña, al inicio de nuestros estudios primarios, cuando tenía unos cinco años.
Ella había nacido en Brasil, sus padres eran brasileros y por cuestiones laborales se habían radicado en Argentina cuando ella era apenas una beba, por lo que hablaba perfecto castellano y solo su nombre y su apellido delataban su origen.
El primer día de clases la sentaron a mi lado y desde ese día jamás nos separamos, nos convertimos en amigas inseparables hasta el momento en que estoy escribiendo esto con ya veinte años.
El colegio era primario y secundario y ambas estuvimos compartiendo curso hasta empezar la facultad, donde elegimos diferentes carreras y nos separamos un tanto, pero solo un tanto.
Como imaginaran nos conocíamos como a nosotros mismas, éramos transparentes e inseparables, confidentes una con otra.
Desde pequeña se hizo evidente que ella tenía un carácter más fuerte que el mío, era más prepotente y yo más sumisa, siempre elegía los juegos, siempre elegía donde ir, siempre elegía todo a su manera, y yo me sentía cómoda secundándola, lo que ella dijera estaría bien.
Nos llamaban ‘la gorda y la flaca’ en clara alusión a los famosos cómicos, ya que ella era bien gordita y yo un palito vestido, además, ella era la más seria y yo la más inocente.
Llegó la adolescencia, ese momento en que dejamos de ser niñas para convertirnos en mujeres.
Las cosas cambiaron, como la historia del patito feo de pronto Andreza se convirtió en cisne, ya no fue más la gordita, sus pechos crecieron, su cintura se afinó y sus caderas y glúteos parecieron estallar, unas piernas perfectas y torneadas hacían la envidia del resto.
Ella era rubia, se dejaba el cabello voluminoso y cortado a la nuca, dueña de unos enormes ojos verdes y una piel cobriza que deslumbraba.
Se había transformado en esa típica mujer brasileña de impactante figura, con un ‘bombom’ increíble.
Pero eso no era todo, no solo era hermosa, su forma de ser era el otro punto, totalmente desinhibida, usaba prendas demasiado osadas que yo no me hubiera animado a usar, provocativa y sensual, su forma de hablar, sus gestos, llevaba la ‘zamba’ en la sangre y ese movimiento de su cuerpo al compás de la música enloquecía a todos.
Los chicos morían por ella, era lo que todo adolescente tenía en mente, y yo? Yo de alguna forma me transformé en una carga, seguí siendo tan flaca como de costumbre, solo que más y más alta y solía agarrar las migajas que ella dejaba, pero a pesar de todo siempre fue muy buena amiga y se privó de comer ‘platos exquisitos’ solo para no dejar sola a su amiga del alma.
Mi carácter retraído dificultaba las cosas, además me avergonzaba la ortodoncia que debía usar y más de una vez lastimaba a los chicos que besaba.
Lo loco de nuestra relación surgió cuando teníamos dieciséis años en realidad había comenzado una año atrás, cuando habíamos conocido a Pedro, o Peter como todos les decían, él era nuestro nuevo celador de curso y tenía apenas pasados los veinte años, un chico que estudiaba ingeniería y se ganaba unos pesos con esta actividad, era un bombón, de cabello castaño y lacio prolijamente recortado, perfectamente afeitado y perfumado, con unos ojazos celestes irresistibles, de figura espigada y atlética, siempre lucía jeans ajustados y camisas a las cuales dejaba varios botones desprendidos por lo que escapaban los bellos de su pecho.
Parecía un tipo ubicado por su joven edad, nada que ver con los mocosos de mis compañeros que estaban en la pavada, su voz grave imponía respeto cuando reinaba el caos y era amistosa en los momentos relajados.
Como nos suele suceder a nosotras, me enamoré de él, suspiraba cada vez que lo veía, era mi príncipe azul, comencé a masturbarme en secreto y siempre mi imagen era recurrente, el me hacía el amor, me amaba, me protegía, me sentía única entre sus brazos.
Él se acercó a nosotras, y de alguna manera Andreza y yo nos transformamos en sus chicas preferidas, pero evidentemente él nunca me miró como mujer, por el contrario, su interés estaba en mi amiga que como de costumbre me eclipsaba.
Al poco tiempo empezaron a noviar en secreto puesto que los hubieran expulsado a ambos del establecimiento, además ella era menor de edad, solo yo lo sabía y Andreza me mantenía al tanto de todo lo que pasaba, yo sufría en silencio.
Así me contó del primer beso y de la primera vez que se acostaron, ese día ella vino enloquecida, me dijo que tenía el pene más grande y grueso que hubiera conocido, y cuando me hacía gestos con sus manos indicándome dimensiones no podía creerlo y le decía que era una exagerada…
Para mí era durísimo sentirme enamorada de un tipo que jamás tendría ojos para mirarme, además de escuchar en silencio todo lo que disfrutaba mi amiga con la persona que a me quitaba el sueño, solo me masturbaba en silencio, en penumbra y entre lágrimas.
Solíamos salir en parejas, entre cuatro personas, ellos dos, yo y algún muchacho que encargaban para presentarme, pero quien me prestaría atención estando Andreza presente? Y a quien podría mirar con ojos de mujer estando Peter presente?
Esa noche pasaría algo loco, fuimos a bailar y el chico que me iban a presentar canceló a último momento, así que aunque yo no quería ser el plomo insoportable, insistieron para que fuéramos los tres, así pasamos toda la noche, bailando en un trío improvisado en al cual yo no cortaba ni pinchaba.
Andreza bebió demasiado, a la salida apenas podía mantenerse en pie, Peter me pidió que lo ayudara a llevarla hasta su casa, él vivía solo e intentaría que se le pasara un tanto la borrachera, al menos para no incomodarla ante sus padres.
Así lo hicimos, al medio nuestro casi colgada a nuestros hombros casi la arrastramos bajo los faroles de la calle, recuerdo que llevaba en mi mano sus zapatos de tacos altos para que no se esquinzara un tobillo.
Mientras caminábamos soportando su peso, ella se reía y casi gritando repetía ‘como vamos coger ahora’ ‘vamos a culear todos juntos viva!’, yo me sentía sonrojar y Peter trataba de que se callara la boca sin éxito.
Subimos por el ascensor y fuimos derecho al baño donde ella se abrazó al inodoro y estuvo largo tiempo vomitando, mientras nosotros aguardábamos sin saber qué hacer.
Mientras el llenaba la bañera con agua fría yo me encargué de desnudarla y confieso que sus perfectas curvas arrancaron en mí una extraña sensación.
La sumergimos a la fuerza y unos minutos después la llevamos hasta el dormitorio, ya empezaba a recuperarse y desnuda como estaba dijo encogiéndose de hombros
Bueno, vamos a coger…
Callate borracha… dijo Peter
Ja! ja! si mi amigucha se muere por chuparte la pija! sabes como la conozco!
Me puse colorada y miré al suelo, más cuando sentí que Peter me miraba, Andreza estaba imparable
Bueno, parece que tendré que hacer todo yo…
Se arrodilló al pie de la cama, soltó el cinto de Peter y bajó su pantalón y su calzoncillo dejando desnuda su verga, no perdió tiempo y empezó a chupársela, solo sentía en la habitación la respiración rítmica de mi amiga, yo no quería mirar, pero no podía evitarlo, realmente era tan grande como me había contado, mi boca se inundaba en deseo, mis pezones se habían endurecido y mi vagina latía con fuerza, Andreza tomó mi mano y la puso sobre la verga erecta haciendo que lo masturbe, levanté tímidamente la vista buscando los ojos de Peter quien asintió con una sonrisa mientras sacaba su camisa, me arrodillé observando a mi amiga, esperando pacientemente mi turno hasta que al final ella lo largó para descansar.
Fui sobre él, el corazón me latía con tanta fuerza que parecía estallar, apoye mis labios sobre su glande, era un triangulito muy pequeño, pero el tronco se hacía sumamente regordete, además nunca había tenido una tan larga, traté de lamerlo como a un helado, usando mi lengua principalmente porque la ortodoncia me daban miedo, apoyé la punta de mi lengua sobre su agujerito, percibí ese sabor tan rico, ese juguito delicioso que larga un macho caliente, mi concha se mojaba y las prendas comenzaban a ser un estorbo, Andreza volvió a la carga y sin decir palabra yo también me desnude.
Volví al juego dejando a mi amiga entretenida abajo, me paré junto a él y comenzamos a besarnos apasionadamente, acaricié su cuerpo, su pecho lleno de bellos, sus músculos, era perfecto, suspiraba a su lado, sus manos acariciaban mi piel haciéndome erizar, sentí con él lo que nunca había sentido con ningún chico, las yemas de sus dedos resbalando por mi suave piel, recorriendo mis curvas, apretando mis pezones, lo deseaba, como lo deseaba.
No pude resistir la tentación y lo mordí, no sé porque lo hice, fue inconsciente, noté que él se molestó pero no dijo nada, solo me llevo sobre la cama haciendo que me recostara.
Levantó mis piernas y refregó su pija una y otra vez sobre mi clítoris haciéndome desear, confieso que tenía miedo a que me lastimara porque mi vagina es muy pequeña, pero si no probaba nunca me enteraría, al fin la apoyó en mi hueco y la sentí penetrarme para empezar a moverse rítmicamente en mi interior, no podía creerlo, la emoción me envolvía, el placer me embriagaba, mi mano acariciaba mi clítoris, él se había recostado sobre mí y su lengua llenaba de placer a mis pechos, a mis pezones, sintiendo su húmedo aliento los orgasmos comenzaron a fluir naturalmente, me perdía en sus brazos…
Andreza volvió a la carga casi arrancándolo de su lugar, haciéndolo recostar boca arriba y recriminando:
Che! Y tu noviecita? Te olvidaste de mí?
Noooo….
Mi brasilerita hermosa, como me voy a olvidar de vos
Ella lo montó entonces, arrodillada con una pierna a cada lado y empezó a moverse como poseída, a gemir entrecerrando sus ojos, acariciándose su corto cabello aún mojado, tocando su entrepierna, solo observaba como se comía esa enorme verga, como él la tomaba de la cintura, como se marcaban los músculos de esos muslos perfectos, la curva de su cola y sus prominentes pechos que saltaban al compás de sus movimientos.
Mi amiga en un momento liberó la verga que se comía y dirigiéndose a mí me dijo:
Dale, chupála!
Me pareció medio raro, dudé, seguramente tendría sabor a ella y eso no me hubiera gustado, pero era la invitada y no podía quedar mal, me acerqué y se la empecé a mamar, es cierto que tenía jugos femeninos pero pronto había pasado el momento, se la besé mientras mis dedos se introducían en mi concha y me masturbaba, que caliente que estaba! y aunque parezca raro volví a apuntársela en la concha de mi amiga y contemple como se la comía toda mientras le masajeaba los testículos, pronto fue un hábito alternar entre su concha y mi boca.
Masturbaba la base de su pija que se perdía en la profundidad de mi amiga, ella movía sus caderas en una forma excitante, la verga de Peter se puso rígida, la sentí contraerse entre mi mano, como le leche corría en su interior y como le llenaba la concha a Andreza, los gemidos y contracciones de ambos me llenaron de excitación y pronto el líquido blanco fluía entre ambos sexos…
Peter me llevó sobre si, mientras seguía cogiendo a su novia me senté sobre su boca y empezó a lamerme la vulva, apreté mi sexo sobre él, refregando mi clítoris caliente entre sus labios, lo dejaba beber mis jugos, cerré los ojos e incliné mi cabeza hacia el techo, estaba concentrada, pero de repente las manos de Andreza me sorprendieron, pasando desde atrás por debajo de mis brazos estaba masajeando mis tetitas, al mismo tiempo besaba y mordisqueaba suavemente mi espalda y mis hombros, me puse incómoda, pero qué diablos le pasa a esta mujer?
Retomé el control recostándome ahora boca arriba y Peter vino a mi lado, empezamos a besarnos mientras que con mi mano acariciaba la enorme verga que estaba a centímetros de mi concha, aún mojada con semen y jugos femeninos, entonces pasaría algo loco e inesperado, la boca de mi amiga llegó al glande de su novio y empezó a lamerlo mientras la lengua del muchacho se mezclaba con la mía.
Andreza parecía estar incómoda y terminó, enredada entre mis piernas, casualidad ó no, sin darme cuenta sus besos llegaban a mi concha, no entendía que es lo que pasaba, solo me dejé llevar, me abrí de piernas, todo lo que pude, los besos y caricias de Peter llegaban a mi boca y a mis pechos, los besos de mi amiga a mi vagina, asumo con vergüenza que me pegó una chupada que me enloqueció, perfecta, mi cuerpo temblaba y mi voluntad se quebraba, recuerdo que mientras acababa y tras soltar la boca de Peter grité:
Ay! ay! Andreza, Andreza… si! chúpame, chúpame toda…
Después reinó el silencio solo cortado por la risa de Peter, creo que nosotras dos no teníamos real dimensión de lo que estaba sucediendo…
Cogimos demasiado, faltaba la frutilla del postre, Andreza estando en cuatro patas le dijo a Peter:
Y? no querés hacerme la cola?
Y Peter no esperó un nuevo pedido, prontamente se colocó tras ella y en menos de lo que canta un gallo mi amiga era penetrada analmente, yo me quedé en silencio, como una mera espectadora de lo que ocurría entre ambos, hasta que de repente el mirándome fijamente preguntó:
Y vos hermosa? no querés probar?
Solo dije que no en silencio, meneando la cabeza, de lado a lado, me parecía anti natural, sucio, asqueroso, además solo imaginar esa verga gorda en mi estrecho culito me causaba escalofríos, seguramente me lastimaría, o al menos me dolería demasiado, no estaba dispuesta a probar, pero al ver como se movía Andreza hacia atrás y hacia adelante, como sus glúteos golpeaban una y otra vez contra las piernas de su macho, solo sentirla gritar rítmicamente, perdida, con sus ojos cerrados, sintiéndola decir ‘más, metémela más, la quiero toda adentro’ solo me hacía adivinar que era muy bonito y que disfrutaba demasiado, haciendo que se mojara mi vagina…
Peter casi corriendo cambió de lugar situándose sobre el rostro de mi amiga, miré extasiada como los chorros de leche saltaban sobre su boca, sobre sus labios, sobre su piel, hasta quedar agotado.
Andreza vino sobre mí, casi tomándome por la fuerza apretó sus labios contra los míos y buscó con su lengua penetrarme, nuevamente sorprendida no pude detenerla y abrí mi boca para recibirla, la sentí invadirme y con ella una catarata de amargo semen que dejó correr de un lado a otro, sentí una nueva excitación con ese enorme beso de leche, y la nueva experiencia que una mujer me lo estuviera dando, estuvimos diez minutos besándonos, boca a boca, lengua a lengua, jugando con el líquido viscoso que se iba degradando con nuestra saliva…
La luz del amanecer empezaba a asomar, nos apresuramos en terminar todo, a lavarnos lo mejor posible para que Peter nos llevará rápidamente a nuestros domicilios, nuestros padres seguramente estarían alertas por lo tarde que era…
Cuando nos encontramos en el colegio, Andreza y yo no nos mirábamos a los ojos, sentíamos vergüenza mutua por nuestro comportamiento, ella trató de excusarse, que nunca le había pasado, que nunca lo había hecho, solo le dije que olvidáramos lo ocurrido, como si nada hubiera pasado, aunque esa marca quedaría siempre presente, hay cosas que una puede esconder bajo la tierra, pero sabe que siempre está ahí, ocultas, esperando a invadir tu mente en cualquier momento.
Tiempo después ellos terminarían con el noviazgo, había rumores muy fuertes en el colegio de lo que estaba pasando y a ninguno les convenía que esto se supiera, Peter cambió de curso y de turno, al poco tiempo dejó el colegio, Andreza y yo seguimos siendo excelentes amigas, formamos nuestras familias y nos vemos frecuentemente, en nuestras miradas se oculta la historia, la historia que acabo de narrar…
Si te gustó la historia y eres mayor de edad puedes escribirme con título ‘PETER’ a dulces.placeres@live.com
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