Poda 14
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por renegadomonti.
Poda 14
Y como sucedía siempre que nos bañábamos juntos, Pao se colgó de mi cuello y pegó su boquita a la mía en un beso interminable donde la lengua y los labios de cada uno hacían lo suyo.
Su lengua en mi boca, mi lengua en su boca.
Cómo siempre colocó sus cortas piernitas en mi cintura, una a cada lado de mi cuerpo, apoyando de esa manera su rajita directamente sobre mí piel que percibía la calidez de esa parte de la niña.
Un rato era chupada una lengua, al siguiente recibía esa caricia la otra.
Beberme las babitas de la boca de esa criatura siempre fue una delicia, cosa que también sucedía con su hermana.
Así trenzados, unidos, pegados, llegamos a la cama en donde nos tendimos para seguir acariciando nuestros desnudos cuerpos.
Mis manos se deslizaban por ese cuerpito menudo pero tentador.
Su piel tan suave al tacto parecía erizarse cuando mis dedos se ocupaban de presionar y tocar cada una de sus partes.
Pellizcaba sus pezoncitos y ella suspiraba y gemía demostrando de esa manera que le agradaba dicha caricia.
Entregados totalmente a tan erótico momento, no nos dimos cuenta que había ingresado a la habitación su hermana Lara, la que nos observaba en silencio.
Al percatarme de su presencia, la invité a que se sumara al grupo.
Así lo hizo previo despojarse de todas sus ropas quedando al igual que nosotros totalmente desnuda.
Su cuerpito de nena de 10 años, ya insinuaba una suave curva en sus caderas.
Sus pechitos comenzaban a mostrarse con una tenue elevación en torno a sus pequeños pezones, que ya antes de recostarse al lado nuestro, se encontraban erguidos, como anticipando el agasajo que les iban a dar.
Su pequeña mano agarró mi duro garrote y lo masajeaba masturbándome, posó sus labios sobre la parte de mi cuerpo que quedaba debajo de las nalgas de Pao, que aún permanecía con sus piernitas tratando de rodear mi cuerpo.
Con su lengua recorría mi panza bajando lentamente en dirección a mi pene que se encontraba refugiado muy a gusto entre los dedos de la mano de Lara.
Llegó a él, y luego de lamerlo a todo el largo y su contorno, se metió el glande en su boca y me empezó a prodigar una hermosa y caliente mamada.
Pao por los estremecimientos de mi cuerpo se dio cuenta de que algo estaba haciendo su hermana mayor, y abandonando mi boca fue subiendo su rajita hasta colocarla en mi boca en un claro pedido de lengua.
No me hice rogar ya que me encanta chuparles las conchitas a estas nenas, y sobre todo a Pao.
Mi lengua comenzó a deslizarse a todo el largo de su pequeña conchita hacia arriba y hacia abajo, una y otra vez, ella temblaba de excitación y gemía constantemente.
Mis dedos se unieron a la fiesta lingual, y separando los finos labios de esa vulva, permitió el acceso de mi lengua hacia el interior de tan delicioso conejito que ante este ataque comenzó a lubricar todo el canal vaginal.
Ella se reclinaba hacia atrás doblando su cintura y exhalando al aire un gemido constante mientras sus manitos trataban de asirse a algo invisible e inexistente para poder soportar tanto placer.
Su orgasmo era inminente y no se hizo esperar, y como siempre Pao comenzó con sus gemidos, quejidos y fuertes gritos profiriendo una retahilla de palabras incoherentes mientras pegaba con más fuerza su conchita a mi boca y la restregaba con fuerza.
En medio de ese orgasmo enorme de Pao, percibo que Lara acomoda su cuerpito de manera que su conchita queda sobre mi pie y buscaba el dedo gordo del mismo, y al encontrarlo, lentamente se sienta sobre él introduciéndose la punta del mismo en su mojado sexo y comienza un movimiento de sube y baja haciendo de esta manera que mi dedo entre y salga de su interior y se deslice frotando sus labios vulvares y llegando hasta su clítoris.
Esto le proporciona una excitación mayor aún y suelta mi verga y también se retuerce, se revuelca en la cama a mi lado obteniendo ella también su orgasmo intenso.
Mi verga queda sola, abandonada, balanceándose al aire buscando una mano, una boca o algún agujero misericordioso que la acoja y la libere del gran caudal de leche que acumulan sus compañeros, mis huevos.
Pero aún dentro de esa vorágine sexual, no perdí totalmente mi control, y dominando mis ansias de clavarme a alguna de esas chiquillas y vaciar el contenido de mis huevos dentro de sus cuerpos, me quedé quieto entre ellas dos que permanecían agotadas y tratando de recuperarse de tanto placer experimentado.
La primera que logró esto fue Pao, quién retiró de mi boca su mojada conchita, y bajando de mi pecho, nuevamente se prendió a mi boca y su lengua serpenteaba dentro de la misma.
Gocé un momento de tan deliciosa caricia, pero la detuve diciéndole que esperara un momento, que había algo pendiente.
—¿Qué es, qué pasó, no te gustó que te besara? Preguntó la niña.
—No mi amor, le respondí, sabes que cada caricia tuya es muy bien recibida por mí y las disfruto mucho, mucho, pero aún está pendiente que nos cuentes como fue tú encuentro con el doctor, y quiero, estoy seguro que Lara también, que nos cuentes todo, pero todo, todo.
—-¡Ay sí, anda Pao cuéntanos cómo fue que el doctor te cogió! —-A ver, les dije yo, comienza Pao que estamos impacientes por conocer todos los detalles.
Dale, comienza, no le des más vueltas al asunto.
—-Bueno, dijo Pao comenzando su narración, ni bien te fuiste Boni y nos quedamos solos con el doctor, este cerró bien el consultorio, le puso seguro a la puerta y me dijo, —-Ven Pao, ven, nos vamos a sentar en el sillón porque no sé si recuerdas que en la sesión anterior había quedado algo sin terminar.
—-Ni bien nos sentamos me tomó entre sus brazos y me preguntó si podía besarme, le dije que sí, entonces me besó metiendo su lengua en mí boca y yo le respondí de la misma manera a pesar de la sorpresa que me produjo ese beso en mí boca, ya que esperaba que su beso fuera en mí cara, en mis mejillas.
Acompañó ese beso con la caricia de su mano que se metió bajo mi pollera que se había levantado al sentarnos y dejaba ver mi bombachita con dibujitos de animales.
Metió sus dedos bajo la bombachita y acarició mi conejito, y metió un dedo dentro del mismo, haciendo que suspirara y gimiera, ya que esa caricia me gustó mucho.
Yo la verdad no recordaba que era lo que había quedado sin terminar nos contaba Pao, y se lo dije.
Entonces él me dijo: —-No me contaste su tú papá te había cogido o no.
—-¡Ay doctor, es que eso me da mucha vergüenza! —-Bueno Pao, pero si no me lo cuentas tú, tendré que recurrir a la policía para que me envíe el expediente y ahí ver si tú papá te cogía o no, tú sabes que ahí está el informe del médico forense en donde aparece todo.
¿Te cogía tú papá o no? —Yo recordaba que a la policía le había dicho que mi papá me cogía, que era lo que aconsejaste vos Boni, y que cuando el médico forense me revisó, se encontró con que yo ya no era virgen, y en su informe dijo que sí, que él comprobó que yo ya estaba desvirgada, cosa que se lo achacaron a mi papá, y cuando me preguntaban, yo me hacía la avergonzada y me largaba a llorar, cosa que también me aconsejaste que hiciera vos Boni, o sea que no insistieron demasiado con esas preguntas.
Entonces le dije al doctor que sí, que mi papá me había cogido.
Esta confesión de mi parte parecía que lo volvió loco, ya que metió más adentro su dedo en mi conchita y lo movía con más fuerza y velocidad, a la vez que nuevamente me besó y metía su lengua en mi boca chupando mi lengua.
Todo esto hizo que mi calentura se elevara y de pronto obtuve un fuerte orgasmo, cosa que no pasó desapercibida para el doctor, que de inmediato me quitó toda la ropa y sumergió su cabeza entre mis piernitas y con su lengua y boca me chupó la conchita haciendo que nuevamente acabara de una manera intensa.
Se levantó el doctor y él también se desnudó, y cuando vi su verga me pareció enorme.
—-Mira Pao, me dijo, mira lo que tengo para vos, ¿te gusta? —-No le respondí nada, solo me quedé mirando esa gran verga, y estirando mi manito la tomé con ella y la sentí sumamente dura y muy caliente.
Él la acercó a mi boca y me dijo que se la chupara.
De inmediato me la metí en la boca y la comencé a chupar con muchas ganas, ya que era la primera vez que tenía en mi boca y en mi mano otra verga que no fuera la de Boni.
Esto hizo que el doctor se pusiera como loco e iniciara movimientos como si me estuviera follando mí boquita.
Yo feliz y totalmente caliente porque pensaba que me iba a beber toda su leche cuando acabara.
Pero no fue así, ya que de pronto retiró su verga de mi boca, y pasando nuevamente su lengua por mi conchita, puso su verga en la entrada de la misma, y sentí que empujaba y que su pija comenzaba a entrar.
Me dolió un poco al principio, ya que es casi del mismo tamaño que la de Boni, aunque un poco más corta, cosa que me di cuenta cuando me la metió a toda y no llegó hasta donde llega la pija de Boni.
Una vez que me la sepultó a toda, hasta el mismo tronco, sentí que sus huevos me golpeaban mi culito y comenzó a meterla y sacarla velozmente.
La sacaba hasta la punta y me la volvía a enterrar hasta el fondo.
Yo sentía que me derretía de placer y acabé nuevamente gritando y moviendo mis piernitas al aire.
Él se detuvo y me preguntó si me había hecho daño, le dije que no, que por favor me siguiera culeando, que me la siguiera metiendo, entonces el retomó su ritmo y me clavaba toda su pija hasta hacerme sentir que me iba a morir de placer.
Me dolía mi conchita pero me encantaba, sentía que mi culito latía, que se abría y cerraba como reclamando él también ese pedazo de dura y caliente carne.
También sentía que me dolían mis caderas, que se separaban demasiado y que en cualquier momento se iban a romper.
Se clavó en mí profunda y duramente y sentí que derramaba en mi conchita su leche, muy caliente y mucha cantidad.
—-¡¡¡Ay Pao, Pao, qué placer, que gusto!!! ¡¡¡Ahí te doy toda mi leche mocosita caliente!!! ¡¡¡Te lleno tú conchita con mi leche!!! ¡¡¡Ahhhhh, que placer!!! ¡¡¡Ahhhh, por fin te pude culear!!! ¡Desde la primera vez que te vi quería culearte, igual que a tú hermana! ¡¡¡Toma, toma, sácame hasta la última gota de leche!!! ¡¡¡Es toda para vos!!!
—-¡¡¡Ay doctor, ay, qué lindo!!! ¡¡¡Cuánta leche y que caliente!!! ¡¡¡Dele doctor, sígame culeando por favor!!! ¡¡¡Métala más adentro, más todavía!!! ¡¡¡Bien, bien adentro, hasta el fondo!!! ¡¡¡Ay cómo me gusta su pija doctor!!! ¡¡¡Está tan dura y tan gorda que me hace doler mis caderitas!!! ¡¡¡Pero noooo, no la saque doctor, métala más adentro, a toda, a toda!!! ¡¡¡Así, así, parece que su leche me la echa en mi pancita doctor!!! ¡¡¡Ahhhh, qué hermoso!!! ¡¡¡Cómo me gusta cómo me culea doctor!!! ¡¡¡No la saque todavía!!! ¡¡¡Quiero más leche doctor!!! ¡¡¡Quiero que me siga culeando doctor!!! ¡¡¡Ahhhhhhhh, ahhhhhhhh, ahhhhhhh!!!
—¿¡¡¡Te gusta guachita!!!? ¿¡Te gusta mi pija!? ¿¡Te gusta más que la de tú papá!? ¿¡Te gusta mucho que te culee yo¡?
—-¡¡¡¡Siiiiii doctor, me gusta mucho su pija!!! ¡¡¡Es mucho más grande, más gorda que la de mí papá!!! ¡Por eso quiero que me siga cogiendo doctor, que me la siga metiendo a toda! ¡¡¡Ay doctor qué lindo, que lindo, quiero más!!!
Entonces luego que el doctor me echó toda su leche en mí conchita, se bajó de mi cuerpito, me sacó la pija y me miraba con admiración y me decía que me estaba saliendo toda su leche de mi conchita y que esta estaba bien abierta.
Con sus dedos me acarició toda mi enchastrada conchita y deslizaba sus dedos impregnados con su semen y mis jugos hacia mí culito, y cómo este estaba algo dilatado por la gran calentura que aún tenía, metió la punta de uno de sus dedos en él y me dijo que ahora quería metérmela por ahí, por ese huequito chiquito, que él quería romperlo, desvirgarlo, y me preguntó que si mi papá me la había metido por mi culito, le dije que no, que eso no lo había hecho y que me parecía que por ahí no se debía hacer.
A todo esto su dedo seguía con la caricia y yo sentía que en cualquier momento me iba a hacer acabar de nuevo con esa metida y sacada de su dedo de mí culito, pero recordando lo que me recomendó Boni, de que no me regalara, hice como si me doliera mucho y no me gustara y le pedí que por favor sacara ese dedo de ahí porque me dolía mucho.
Él accedió y retiró despacio su dedo que ya lo había metido casi todo, y tiene unos dedos un poco más chicos que los tuyos Boni, así que me quedó el culito palpitando de ganas de que me metiera la pija por mi culito.
Entonces el doctor me besó mis tetitas y chupaba mis pezoncitos con fuerza, lo que me hacía calentar aún más, tanto que casi le pido que me la meta por el culito, pero me aguanté y dejé que él siga besándome todo el cuerpo, se subió nuevamente encima de mí y me fue metiendo la verga nuevamente en mi conejito que a esas alturas estaba esperando con ansias esa pija dura y gruesa.
Nuevamente me culeó.
Nuevamente me clavó toda esa gorda verga hasta que otra vez me llenó con su leche caliente y espesa.
Gozamos los dos otra vez.
Él por culearse a una nena a la que le tenía ganas, según me había dicho, desde que me vio por primera vez, y yo por tener dentro de mi conchita una pija nueva, casi tan grande como la de Boni.
Sentí que nuevamente su verga me inundaba con su leche y yo acabé otra vez sintiendo que me mareaba de tantas veces que acabé.
Me besaba y me besaba constantemente de una manera incansable y me decía que le parecía mentira que me hubiera culeado, que quería volver a hacerlo otro día, porque había que llamarlo a Boni para que me viniera a buscar para que no sospechara.
Casi me largo a reír.
Si él supiera que yo le iba a contar todo a Boni, y que este me había dado permiso para dejarme culear con él si me gustaba.
En fin…, así fue como me cogió el doctor y me dejó llena de leche y con ganas de que me culeara por mi culito, pero por suerte luego Boni me culeó bien culeada por mi culito y me lo llenó de leche.
—Con Lara quedamos un rato en silencio mirando a esa criatura que guardaba dentro de su cuerpo y mente una enorme dosis de erotismo.
—-¿Qué pasa, porqué me miran así?
Continuará
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