Poda 3
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por renegadomonti.
Tendido aún de espaldas cuan largo soy, casi 2 metros, 1,98 cm., con las piernas separadas, la niña sobre de mi cuerpo con su conchita casi en mi cara y mi dedo recién salido de su culito, trataba de relajarme y normalizar mi ritmo respiratorio. Ella, una vez liberada del dedo que atrevidamente había invadido su inviolado culito, se bajó de mi cuerpo y se quedó de rodillas a mi lado mirándome con atención mientras con su lengüita se limpiaba los últimos rastros de mi brutal venida pasándosela por sus labios, y con un dedito se quitaba unas gotas que le habían chorreado hasta el mentón, y se lo llevaba a la boca.
—-¿Lo hice bien Boni? Preguntó inocentemente con esa vocesita de nena que tanto me gustaba. —-Ya lo creo mi amor. Lo hiciste muy bien. Creo que no me has dejado ni una gota de leche en mis huevos. —-Ji, ji, ji, ¿de verdad le gustó como lo hice? —-¡Siiiii, si! Me gustó muy mucho. Y a vos, ¿te gustó mi leche? —-Un poco, tiene un gusto raro. —-Y el dedo en el culito, ¿te gustó? —-No mucho, porque me hizo arder un poco. Todavía me arde un poquito. —-¿Querés que sigamos culeando y chupándonos nuestros sexos? —–¡¡¡ Siiii, siiii !!! ¡Lo hagamos de nuevo! Vaya con la niña me dije yo. Había sido calentona la nenita. —-Bueno, le dije, pero primero nos vamos a dar un baño para limpiarnos toda la transpiración que tenemos en nuestros cuerpos, y también para que te laves bien el conejito y te saques toda la leche que te eché en él, porque después te voy a chupar la conchita hasta que no puedas más de tanto acabar. —-¡ Ay, que lindo! Yo también, si usted quiere le voy a chupar su cosa y le voy a sacar la leche y me la voy a tomar. La perspectiva no podía ser mejor, una niña de…, de…, la verdad no sabía cuantos años tenía, entonces le pregunte la edad, y me dijo que la semana anterior había cumplido sus 10 añitos. Que suertudo que soy pensé para mis adentros, otra mocosita que me cojo. Lástima que no estaba virgen, pero tiene el culito virgo, ese sí me lo voy a comer yo. —-¿Como te llamas? le pregunté, ya que tampoco sabía su nombre. —–Lara, me respondió. —-Bueno Lara, vamos a bañarnos, luego si tienes hambre comemos algo. —-Si, tengo mucho hambre, y si tiene carne, yo se hacer unos bifes a la criolla que según mi papá y mi mamá, los hago muy bien. —-
-Bueno, bueno, pero lo primero es lo primero, y diciendo esto, la tomé entre mis brazos, la alcé, y con ella alzada nos metimos al baño a lavarnos. Ahí jugueteamos un rato, le toqué y le metí bien los dedos en su conchita y se los insinué en su culito sin presionarla demasiado para que no se asuste. Ella me tocó mi pija y mis huevos de todas las formas posible, me chupó la pija un ratito y como ya la tenía parada a consecuencia de sus tocamientos, estaba listo y ella también, para empezar a culear de nuevo, pero apelando a mi fuerza de voluntad, le dije que por ahora fuéramos a la cocina a hacernos algo de comer, que quería probar esos bifes a la criolla que me había prometido, y que después le iba a comer la conchita y el culito. —-Y yo te voy a comer tu pija, me dijo, ¡huy, perdone Boni, lo tuteé, perdóneme! —Pero no tonta, no pasa nada, puedes tutearme todo lo que quieras cuando estemos solos. Me podés tutear, agarrarme la pija, chupármela, me podés besar, en fin, todo lo que se te ocurra. Me podés pedir que te coja y que te haga lo que vos quieras. Eso si, todo esto, cuando estemos solos, porque cuando estemos delante de otras personas me tenés que tratar de usted, porque si no la gente empieza a hablar enseguida, y eso no nos conviene, sobre todo a mi. —-Bueno Boni, ahora entonces me gustaría que me chupes la conchita. —-¡Pero mocosa! ¡Mirá si serás atrevida, lo que me pides! Ja, ja, ja, ja.
Obviamente que al ir tomando confianza también de a poco desaparecían sus inhibiciones y se mostraba más audaz, cosa que me encantaba ya que era lo que le había aconsejado anteriormente. Primero comamos porque yo tengo un hambre bárbaro, tanto de comida, como así también de tus hoyitos. De tus tres hoyitos. —-¿Como de mis tres hoyitos? Tengo solo dos. —-No, no, tenés tres, tu boquita, tu conchita y tu culito. Y así jugueteando, tonteando terminamos de bañarnos y fuimos a la cocina en donde continuamos con los juegos y chanzas mientras ella hacía lo prometido y yo la ayudaba. —-¿Qué te gusta más, la cerveza o el vino? —-¡La cerveza!, me respondió. Entonces destapé una botella de cerveza y entre bromas, tocaditas a su culito y a su conchita, como así también a sus incipientes tetitas, por mi parte y ella que me agarraba la pija, que se mantenía parada, y de vez en cuando se agachaba y me dada unas chupadas que me hacía blanquear los ojos, ya que ambos permanecíamos desnudos, comimos los ricos bifes a la criolla que elaboró esta hermosa y caliente chiquilla.
De sobremesa continuamos bebiendo cerveza y esto hizo su efecto sobre ella, ya que se había desinhibido y me decía libremente que tenía ganas de que le chupara la conchita y de chuparme la pija hasta sacarme toda la lechita. Entonces le pregunté cuanto hacía que su padre la había desvirgado, y me dijo que un mes, más o menos. —-¿Y en un mes te culió solamente tres veces? —-Lo que pasa es que casi siempre está mi mamá cuando el viene de trabajar. —-¿Y vos tenías ganas de que te culeara más veces? —-No, porque la primera vez me dolió un poco y después tenía miedo. —-¿Y cuando el te culeaba no sentías nada? —-No, nada. —-¡Qué raro!, porque ahora te gusta mucho. —-Si pero con vos es distinto. —-¿Qué tiene de distinto? —–Porque vos la tenés mucho más grande, y cuando la metés a toda parece que me va a salir por la boca. Además me chupás la conchita y hacés que sienta muy lindo. —-¿Y tú papá no te chupaba la conchita? —-Noooo, el solo me agarraba, me tiraba sobre la cama, me sacaba la bombachita y me la metía. —-¿Así nomás, sin ni siquiera haberte dado un beso? —-Si, así nomás, y acababa muy rápido. —-¿Y vos hubieses querido que durara más? —-No. Yo quería que me dejara tranquila rápido. —-¿Y como ahora querés que sigamos culeando? —-¡Ah! Porque ya te dije que con vos es distinto.
Por ejemplo ahora te miro la pija que está bien parada, y me dan ganas de chuparla y de que me la metas a toda. Cuando te la miro, siento una cosa rara aquí, en mi pancita y en mi conchita. ¿Me dejás que te la chupe un ratito? —-Bueno, le dije, pero primero vamos a tomar otra cervecita y luego nos vamos a la cama a culear y a chuparnos por todos lados, ¿querés? —-¡Siiiii!, me respondió entusiasmada, y vino y se sentó en mis piernas, sobre mi verga que estaba totalmente parada. Mi intención era emborracharla bastante porque le quería romper el culito, y pensaba que de esa manera, iba a ser menos traumático y no iba a sentir tanto dolor. Se acomodó bien sobre mis piernas y metió mi verga entre las suyas, y con su manito agarró mi estaca y la pegaba a su conchita y me pidió que la besara. Nos dimos unos besos tan intenso que entre que con su manito me tenía agarrado de la pija, y la refregaba por su conejito, casi me hace acabar. —-Bueno, le dije yo, tomemos la cerveza. —-¡Metemela un poquito, me pidió con su carita encendida y sus ojitos brillantes de lujuria. No me pude negar, ni tampoco quería negarme, la acomodé bien, ella separó sus piernitas, y lentamente se fue tragando mis 19 centímetros de pija. —-¡Ay, despacio Boni, está muy dura y muy gorda. ¡Ah, como entra! ¡Qué caliente que está! Espera, espera un poquito porque me duele mucho. A todo esto yo no me movía para nada, era solo ella la que se ensartaba en mi lanza de carne. —-¡Ay Boni, quiero que me la metás a toda pero me duele. —-Tranquila mi amor, tranquila, ya vas a ver que te la vas a comer a toda. —-¡Si, si, eso quiero Boni, quiero que me la metás a toda!, pero me duele, ¡huy! ahí entró otro poco, ¡Si Boni, me parece que está entrando toda, ya no me duele! La tomé de su cinturita y a la vez que le empujaba hacia mi tronco, moví mi pelvis hacia ella y se la clavé de un solo envión hasta los huevos. —-¡¡¡¡ Ahhhhhhhh !!!! Se quejó exhalando un fuerte como prolongado lamento mientras que sus manitos que estaban aferradas a mis brazos se cerraron con fuerzas y me clavó sus uñitas y con sus dientes mordía mi pecho en respuesta a tan salvaje clavada que le había hecho. Nos quedamos quietecitos los dos, ella sollozaba y me decía que porque se la había metido tan fuerte, que le dolía mucho.
Le pregunté si quería que se la sacara, y casi gritando me dijo que no, que no quería que se la sacara, pero que había sido un malo porque le había hecho doler , y todo esto me lo decía poniendo una carita de nena mimosa que me volvió loco, ahora quiero que culiemos toda la noche, y lentamente, solita, comenzó a moverse de arriba hacia abajo, metiendo y sacando la pija de su conchita. Cada vez sacaba un pedazo más largo de adentro de su conejito, para luego tragárselo nuevamente. Y así, una y otra vez hasta que me contagió su calentura y yo también me empecé a mover. De esta manera las estocadas eran más violentas, las ensartadas más profundas. Ya no había frenos. Estábamos los dos entregados al demonio de la lujuria, de la carne, del vicio, del placer insensato entre un hombre adulto y una nenita de apenas 10 añitos. De una criatura que con tan pocos añitos, se tragaba toda mi pija, que sin ser algo inmenso, era del grosor de sus bracitos, y no solo se la tragaba a toda entera, sino que me pedía más, que se la clavara más adentro y más fuerte. Ambos totalmente encendidos, me levanté de la silla, y así, ensartada en mi perno de carne, caminé hasta la cama. se la saqué
, —– ¡¡¡Noooo, no me la saqués !!! me dijo. —-¡Date vuelta y ponte en cuatro patitas, como los perritos! De inmediato obedeció y se colocó en la posición solicitada. Le acomodé la cabeza de mi pija en la entrada de su conchita, de la cual observé que brotaban unos hilillos de sangre. Eso me calentó más si era posible, y esta vez despacio, se la fui metiendo. Despacio porque yo también quería gozar de sentir como se la iba clavando, de como mi verga se iba deslizando por ese túnel caliente, estrecho y resbaladizo hacia el interior del cuerpito de esta chiquilina que tanto placer me estaba dando y que tanto placer estaba experimentando ella misma. —-¡Ay Boni, así me parece que me llega más adentro, ahora sí me parece que me está llegando a la boca. Me duele un poco pero me gusta mucho. Y mientras decía esto, empujaba su culito hacia mi, logrando de esta manera que por fin mi pija terriblemente dura e hinchada se alojara por completo en su infantil sexo. Su apretado útero aprisionaba deliciosamente mi pija, que se deslizaba una y otra vez de adentro a afuera. Ver este cuerpito pequeñito, este cuerpito de nena con una verga gorda y dura enterrada hasta lo más profundo de su intimidad, hacía que mi lujuria se desatara totalmente y me entregué en alma y vida a culear a esta criatura que me pedía reiteradamente que la siguiera culeando, que le gustaba mucho, que le hiciera salir mi pija por su boca. Sus bracitos cedieron a la presión que ejercía sobre ella y quedó tendida sobre la cama. Yo no abandoné mi posición y continué con mi demoledora tarea
. —-¡¡¡ Ay Boni, ay Boni, estoy acabando, dame tú leche, por favor Boni, dame tú leche !!! Y se estremeció y sacudió en un orgasmo profundo. Yo no acabé, quería romperle el culito, pero me sentía tan hermosamente contenido por esa cuevita infantil, que no me decidía a sacársela para metérsela por su pequeño ano. Eso sí, con un dedo empecé a preparar el camino que pronto iba a recorrer, mejor dicho mi pija iba a recorrer. Ella había quedado desmadejada sobre la cama, con mi espada totalmente clavada en su almejita. Yo continuaba con mis movimientos copulatorios y esto hizo que ella reaccionara y se uniera y compartiera otra vez estos movimientos. —-¡¡¡ Boni, Boni, como me gusta culear con vos !!!, no me la saqués nunca, ¡Ah, que lindo! Te siento dentro de mi pancita. Y mientras decía todo esto, esta niñita, de tan solo 10 añitos, no cesaba de moverse, soltando y tragando mi verga que como ustedes se pueden imaginar, estaba durísima y muy, muy hinchada. Yo quería romperle el culito pero no se la quería sacar de su conejito, ya que este me apretaba y me succionaba de una manera exquisita. ¡¡¡Boni, Boni, por favor, dale, dale, seguí, movete más fuerte, metela más adentro que voy a acabar de nuevo!!! ¡¡¡Ay Boni, por favor, ay Boni, ay Boni, acabo, acabo, ahhhhhhhh, ahhhhhhh, que lindo, ahhhhhh!!! Ante este inmenso orgasmo de Lara, no pude contener más mi eyaculación, y sin quererlo, pero de una manera demencial, volqué dentro de ese conejito, varios chorros de leche, que ella al sentirlos, gritaba de placer contagiándome a mi también de tal manera, que comencé a decirle, —-¡Querías leche, tomá leche, querías pija, tomá pija! ¡Tomá, tomá, te la clavo a toda, te la entierro hasta los huevos! ¡Tomá, tomá, ahhhhh! —-¡¡¡Si, si, si, dame Boni, dame pija, dame leche, ahhhhh, llename con tu leche Boni, meteme bien adentro tú pija, ahhhhhhh, ahhhhhhhh. Dame toda tú leche Boni. A toda, a toda, me parece que me ha llegado hasta la boca tú leche porque siento el gusto de ella en mi boca. —-Si pendeja, ya que querías leche, te he dado litros de ella.
Ya que querías pija, te la he metido a toda, no te he dejado nada afuera. —-Si Boni, si, me diste toda tú leche y me metiste bien adentro, hasta mi boca tú pija, ahhhhhhhh. Y lentamente los dos nos fuimos relajando luego de tan magnífica culeada y tan maravilloso polvo. —-Boni, por favor, bájate que me estás aplastando. Y muy a mi pesar, lentamente saqué mi pija de tan delicioso estuche y bajé de sobre su cuerpito, que parecía mentira, al verlo tan pequeño, que se hubiera bancado semejante polvo y que hubiera aguantado toda mi pija dentro de él, que aunque mi verga no es monstruosa, sus buenos 19 x casi 6 centímetros ostenta. Ella quedó tendida boca abajo respirando agitádamente, al igual que yo. descansando, recuperándose. De entre sus piernitas se veía que desde su conejito bajaba un hilito de esperma, de mi esperma, de mi leche, y también se veían algunos, pocos, vestigios de sangre. Señales evidente de la dura y férrea batalla librada por esa conchita infantil. Así, vencidos por el cansancio nos quedamos dormidos. Me desperté de pronto con una sensación extraña, y era que Lara estaba sentada en la cama, a mi lado, mirando mi pija con curiosidad.
Fingí que seguía dormido para ver que hacía Lara. Luego de observarme un rato, lentamente extendió su manito y casi con un poco de temor tomó mi pija suavemente, la levantó y la miraba de un lado y de otro, luego tomó mis huevos y también los sometió a su "inspección" ocular. Obviamente con estos tocamientos de sus pequeñas y suaves manitos, mi pija comenzó a "despertar". Ella al notar que se estaba agrandando la verga que sostenía en sus manitos, rápidamente me miró a la cara para ver si me había despertado, yo continuaba aparentando que estaba dormido. Eso le dio más confianza y con sus dos manitos me acariciaba la verga y los huevos, acercó su carita y me dio un beso en la cabeza de la pija, luego otro y otro, ante esto, mi mástil se irguió en toda su dimensión, cosa que parece que le agradó mucho a Lara, ya que introdujo en su boquita la cabeza de mi miembro y comenzó una lenta y pausada succión, a la vez que con su lengüita acariciaba mi palo, y con sus manitos repasaba la parte de mi pija que no le entraba en la boca, que no era poco, y mis huevos. Se abocó a la tarea con tanto empeño y dedicación, que de pronto no me pude contener y volqué en su boquita varios chorros de semen, que la golosa los tragó a todos, sin dejar escapar nada, ni una sola gota desperdició. Por supuesto que ante tan intensa sensación, no pude seguir fingiendo que dormía, ya que con una mano que puse sobre su cabeza, la presioné contra mi dura tranca en el momento de la profusa emisión de semen. Cuando solté su cabecita, sacó mi pija de su boquita, y casi con un poco de temor y con una sonrisa en su carita adorable, me miró como tratando de adivinar que sentía yo en ese momento, y sin soltar mi verga, tímidamente, me dijo, "Hola Boni".
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