Poda 6
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por renegadomonti.
Lara me contó que las horas que pasó en su casa, tuvo que andar cuidándose de no quedar a solas con su padre porque este la acosaba y se la quería culiar a toda costa, pero ella se las arregló para evitarlo. En una oportunidad que quedó a solas con su hermanita, le preguntó que porque parecía que le tenía miedo al papá, que si este le había pegado. Entonces la niñita le dijo que el papá, la noche que ella se quedó en mi casa, la había llevado a acostarse, y aprovechando que la mamá ya estaba acostada, le dijo que estaba muy linda, que se estaba convirtiendo en una niña por demás hermosa, y que entonces le dio un beso en la boca, cosa que a ella no le gustó. Le tocó las piernitas y también su "cosita", que era como ella llamaba a su conchita, entonces ella se puso a llorar y el papá ante esto, le dio otro besito, ahora en la mejilla y se retiró de su habitación. Pero al otro día la fue a despertar y repitió todo lo que había hecho a la noche, y además, le hizo al lado su bombachita y le tocaba el culito y trataba de meterle un dedo, que se metió un dedo en la boca y luego trató de meterselo en el culito, cosa que logro a medias, ya que le hizo entrar la punta de ese dedo, y esto le hizo doler mucho, y ella nuevamente se puso a llorar, y la madre al escuchar el llanto de ella, preguntó que pasaba que estaba llorando, entonces el padre respondió que era porque no se quería levantar, y la madre le dijo siempre desde la cocina, donde estaba preparando el desayuno, vamos, vamos remolona, vamos, levántate que ya sabes que Lara no está y me tienes que ayudar con las cosas de la casa.
El padre le dijo que no fuera a decir nada a nadie de lo que había pasado, y menos a su madre, porque si lo hacía, le iba a dar una paliza a ella y hasta quizás matara a su madre. Por ello Paola, que es el nombre de esta niñita hermana de Lara, no dijo nada, pero que el padre ni bien podía, le tocaba el culito y le daba besos en la boca, cosa que a ella no le gustaba porque le llenaba la boca de babas, y eso le daba mucho asco, y que también le tocaba el culito y siempre trataba de meterle un dedo, cosa que le hacía arder mucho su culito. Y mientras dábamos buena cuenta de la comida, ella prosiguió narrándome todo lo que había pasado en su casa, y también el problema con su hermanita y su papá que se veía que la quería coger. Bueno le dije, vamos a acostarnos que mañana hay mucho que hacer y debemos descansar.
Ella toda mimosa se me subió a la falda y me pidió que la llevara alzada hasta la cama. Así lo hice, y una vez ahí, y como estábamos solamente envueltos en sendos tohallones, solamente tuvimos que quitárnoslos para quedar totalmente desnudos. Mi verga esta amorcillada, y ella al verla la agarró con sus manitos y la empezó a acariciar, y por supuesto la llevó a su boca y comenzó con una de esas mamadas a las que ya se había hecho adepta. Mi pija reaccionó como era de esperar, y pronto estaba totalmente dura, cosa que le encantó a Lara e intensificó sus succiones a mi estaca. Parecía que me quería sacar los huevos por la pija tal era la fuerzas de su mamadas. Espera le dije yo, la tumbé boca arriba y hundí mi cara entre sus piernitas comenzando a chuparle su conchita de una manera golosa. Ella gemía e intentaba abrir cada vez más su piernitas, pero ellas ya estaban separadas a todo lo que podían, al extremo que parecía que en cualquier momento se podían desencajar.
Me asombraba cada vez más esta criatura, su placer por dar y recibir sexo oral era increíble. Continué con mi caricia hasta que sentí que comenzaba a estremecerse y sus cortas piernitas a cerrarse en torno a mi cabeza apretándome contra su sexo, señal inequívoca de que estaba teniendo un orgasmo. Esto era lo que yo buscaba, ya que para mí, y creo que para todos los hombres, nuestro placer, es proporcional al placer que brindamos. Yo sentía que estaba enloqueciendo de placer a esta criatura y eso hizo que me levantara de sobre su cuerpo, que colocara el glande de mi pija en la puerta de su conchita, totalmente mojada por mi saliva y por sus jugos interiores, y presioné para entrar al paraíso prometido. Este primer intento no prosperó, ya que mi lanza resbaló y no entró, nuevamente lo intenté, y otra vez el fracaso, no había de que admirarse, ya que la desproporción de las partes era muy pronunciada, entonces ella decidió ayudarme, ya que su calentura se había equiparado con la mía, y tomando con su pequeña manito mi duro poste, lo colocó en el lugar adecuado, presioné para introducirme en el cuerpito de esa chiquilla, pero no logré avanzar nada más que la punta de la cabeza de mi pija.
Esta se me doblaba un poco ante el esfuerzo y el empuje que yo hacía para lograr vencer esa oposición que me presentaba ese hoyito que ya había horadado hacía tan solo unas horas atrás, pero ahora no podía entrar. Lara no soltó en ningún momento mi barreno, y lo mantenía firmemente en la puerta de su conchita. Esto logró lo que ambos queriamos. Mi pija comenzó a deslizarse hacia el interior de esta niña. Su ajustado útero aprisionaba y a la vez acariciaba mi verga. Era una delicada y cálida funda que de a poco se adaptaba al tamaño del invasor. Dando un último y fuerte envión, sepulté totalmente mi columna de carne en las entrañas de Lara. —-¡Ay Boni, me dijo, hasta donde la querés meter. Me ha llegado hasta la pancita. —-¿No te gusta?, le pregunté, —-¡¡¡Siiiiii!!!
¡Me gusta mucho! Parece que tu pija se hubiera puesto más gorda y más larga. ¡Por favor!
¡¡¡Culiame Boni, culiame mucho, dale, ahhhh!!! Todo esto hizo que yo también me entregara de lleno a la lujuria del momento y empecé a moverme de atrás adelante, metiendo y sacando mi verga del cuerpito de Lara. Ella secundaba mis movimientos hacia atrás y adelante. Esto hacía que mi verga saliera casi en su totalidad y se enterrara hasta la raíz al volver. Teniéndola bien ensartada, me dí vuelta y la dejé a ella sobre mí cuerpo, esta posición desconocida para ella, la encendió aún más y se movía de una manera frenética. Duramos muy poco haciendo esto, Era muy grande la calentura de ambos. Cuando sentí que ella llegaba a un orgasmo intenso, y que gemía y se sacudía sobre mi con desesperación, no pude aguantar más, no pude contener mi eyaculación y volqué en sus entrañas varios y copiosos chorros de caliente semen que bañaron su interior y golpearon contra las paredes de su útero y su matriz. De a poco fuimos recuperando la normalidad de nuestras respiraciones.
Ella totalmente acostada sobre mi cuerpo. Yo, feliz y satisfecho por lo sentido y lo brindado. Con mis largos brazos y grandes manos, acariciaba su espalda, sus nalguitas, sus piernitas. Separé sus nalguitas y con mis largos dedos toque la entrada de su culito. Al sentir mi dedo pugnando por entrar en su culito, respingó y se quejó, y me dijo. —-Ay Boni, no por favor, en mi culito no. —-¿Por qué no, si vos sabés como me gusta tu culito? j—-Pero es que todavía me duele Boni, y me hacés arder cuando me tocás ahí. —-Bueno, bueno, quedate tranquila, que por ahora se salva tu culito, pero después, ya veremos. La tomé en mis brazos y la llevé al baño a que nos diéramos una ducha y nos sacáramos toda las transpiración y la leche de nuestros cuerpos. Luego cambiamos las sábanas de la cama, previamente pusimos un impermeable sobre el colchón ya que este estaba todo mojado, y nos acostamos. Conversamos un ratito y le dije que al otro día, o sea dentro de un rato, se fuera a su casa y le dijera a su papá que viniera a mi casa porque necesitaba que me hiciera un trabajo, y de paso le pidiera permiso para que venga también Paola, su hermanita. Nos abrazamos y quedamos dormidos. Al despertarnos, nos bañamos, desayunamos e hice que se fuera a su casa a hacer lo que le había dicho. Así lo hizo, y al rato volvió, y para mi sorpresa, la acompañaba su hermanita.
Una criaturita divina. Cabello castaño claro hasta los hombros, unos ojos oscuros y vivaces, una boquita de labios gordezuelos, carnosos, de un color casi rojo, su piel de color canela por el largo tiempo expuesta al sol, tanto por sus juegos como así también por las tareas que le encomendaban sus padres, resaltaban y contrastaban con el color de su cabello. Una verdadera lolita de 8 añitos. Porque esa era la edad de esta infantil belleza. Boni, esta es mi hermanita Paola, me dijo Lara, Pao, este es don Boni, salúdalo. Hola señor Boni me dijo la nena, hola mi amor le respondí yo, y tomándola de debajo de sus bracitos la elevé hasta mi cara y le dí sendos besos en ambas mejillas, y le dije, eres muy hermosa, sé bienvenida a mi casa. Bueno Lara, yo voy a terminar algunas cosas pendientes, si Pao no desayunó, hazle el desayuno. Y me fui al interior de la casa pensando en lo hermosa que es esta chiquilla. Ojala me la pudiera culiar. Vino Lara y me dijo que Pao ya había desayunado en su casa, si quería que ella preparara algo para comer ya que era hora de almorzar. No, le dije, mejor pedimos alguna comida hecha, y vos mientras tanto, si sabes hacer algún postre, lo vas haciendo. Pero que sea bien rico.
Trajeron la comida, comimos, disfrutamos de un riquísimo postre que hizo Lara. Una joyita esta nena. no solo sabía culiar y chupar la pija, también sabía cocinar y hacer ricos postres. De sobre mesa hice recaer la conversación sobre el tema del padre de las chicas y el comportamiento de este con Pao. Ella nos contó todo lo que pasó. Nos dijo que no le gustaba que su papá la besara porque le metía la lengua en la boca y se la llenaba de babas, y que eso a ella le daba mucho asco. Tampoco le gustaba que su papá le tocara su culito porque le metía el dedo y le hacía doler. Le pregunté si le había metido todo el dedo en su culito, y ella me dijo que no, que le parecía que era solo la puntita, pero que le había hecho arder mucho, y mientras nos contaba esto sollozaba angustiada por lo vivido, ven le dije, ven, la alcé y la apreté suavemente contra mi pecho tratando de consolarla, pero parece que fue peor el remedio que la enfermedad, ya que se largó a llora de una manera desconsolada.
Esto despertó en mi una inmensa ternura hacia esta nenita y la calmaba con palabras de aliento y consuelo. De a poco fue disminuyendo su aflicción, hasta que se calmó por completo. A todo esto, Lara solo miraba lo que pasaba y no decía nada
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