Por 50 Reales me adueñé de la virginidad de una niña vendedora ambulante
Isobel, así se llama la niña tiene apenas 13 años. Es extremadamente pobre, sus ropas son andrajos y casi no tapan su hermoso cuerpo. Su remera permite ver sus pechos en forma de pera, llenos, con pezones agresivos y puntiagudos. En su calza desteñida resaltan sus nalgas. Toda una belleza esta niña.
Suena el timbre de calle, me acerco al visor del portero y observo que una niña bastante alta, de pelo largo casi hasta su cintura, vestida muy pobremente y con una canasta en su brazo es la que ha tocado. Por curiosidad abro la puerta y me encuentro frente a una hermosa niña, me llaman poderosamente la atención sus pechos, no muy grandes, pero debajo de su remera se puede apreciar que tienen una forma de pera y que sus pezones son agresivos y puntudos. Su boca es generosa, de labios gruesos, en sus ojos puedo observar que no es ajena a las miradas que muchos hombres deben prodigarle. Se sabe linda. Cuando habla, su voz es cantarina, y con una pícara sonrisa me ofrece si quiero comprar pan casero echo por su madre. La verdad es que yo no consumo mucho pan, pero su mirada me conmovió, y me predispuso a la compra. Iba a comprar un pan, al destapar su canasta veo que está llena de panes, por lo que deduje que no había vendido nada hasta ahora. Le pregunto cuantos vendió y me dice que ninguno, que lleva ya tres horas caminando por las casa pero nadie quiere comprar y que al llegar a su casa, si llega sin haber vendido, su padrastro seguramente la castigará.
Me dio mucha pena, por lo que ofrecí comprarle todo el pan aunque no sabía que hacer luego con el. Le pregunto como se llama y me contesta que su nombre es Isobel y que tiene 13 años recién cumplidos. El echo de haber vendido todos los panes ya la predispuso a socializar, me pide un vaso de agua y le ofrezco a que entre en casa. Yo vivo solo hace ya un par de años. Soy divorciado. Y a mis 36 años guardo una figura bastante agradable. Flaco, alto, bien musculado por el deporte. La niña no duda y entra. Al ver el interior de mi casa se sorprende mucho, la verdad es que gozo de una posición económica agraciada por mi trabajo. Cuando la niña entra camina delante de mi y puedo apreciar su hermoso culito. No es muy grande pero sí redondito y relleno. Eso ya me generó cierto cosquilleo en la entrepierna. Fuimos hasta la cocina donde le serví un vaso de agua y además le ofrecí si quería comer algo. Sonrió y aceptó. Le preparé un sandwich de jamón y queso, el que degustó en un santiamén. Mientras la niña comía, seguí observando su cuerpo, la verdad es que es muy linda. Me descubrió mirándola y se sonrojó. Pero mantuvo la vista en mi mirada sin verguenza alguna. Y eso me hizo tomar coraje y dejar de pensar en las consecuencias de mis actos. Pero la naturaleza a veces nos traiciona, y mi verga me traicionó. Ya que sin proponérmelo mi tripa comenzó a hincharse ante la vista de la niña. Al principio no le prestó mucha atención, pero ya la pija se puso dura como un riel y el bulto en el joggins se notaba en demasía. Sonriendo pícaramente baja la vista hasta mi entrepierna y muy suelta de palabras, me dice, Sr. se le paró su verga. Ahora el que medio tuvo verguenza fui yo, la niña me había descubierto. Pero también eso facilitó la charla posterior. Ya lanzado al ruedo le comenté que Ella es la promotora de que se me haya parado la tripa, que es muy bonita y me gusta mucho. Ella coquetea un poquito, se arregla el pelo, y para mi sorpresa, Isobel me hace una seña para que me acerque a Ella. Lo hago y quedo parado a escasos 50 cms de su cabeza, la que se encuentra justo a la altura de mi pene erecto. La niña me toma por las caderas y me acerca más a su cara, estira sus manos y toma mi pene por arriba de la ropa. No es por agrandarme pero tengo mis buenos 20x6cms. La niña aprieta la verga y levanta la vista hasta encontrar mi mirada, yo estoy algo sorprendido pero ya también algo excitado. Con voz aniñada me ofrece chuparme la verga por 20 reales. No lo dudo, le digo que sí, ella desata el cordón del pantalón, me lo baja junto al canzoncillo liberando así la pija que saltó a su encuentro. Se sorprendió un poquito, a lo mejor por el tamaño. No lo sé. Pero pronto puso manos a la obra, y también su boca. Esos gruesos labios se adueñaron de la cabeza de mi poronga, se la tragó en un santiamén y comenzó a darme una tremenda mamada. Sabía lo que hacía, se tragaba más de media pija mientras me acariciaba los testículos y masturbaba el tronco. Sin perder tiempo me adueñé de sus tetas. Preciosas, duras, sus pezones estaban duros, o sea que la niña también se estaba excitando. Seguí aplicada en la mamada de la tripa. Pero pronto comenzó a acelerar las idas y venidas de su boca, ya se tragaba tres cuartas partes de la pija, y no aguanté más y le llené la boca de semen con potentes chorros, los que Isobel tragó sin resistirse o sorprenderse. Siguió mamando hasta que dejó mi palo limpito. Con una gran sonrisa me pregunta si me gustó y si lo había echo bien. Obviamente que le dije que sí. Entonces se me ocurrió preguntarle como había aprendido a chupar verga tan bien. Y me confiesa que su padrastro cuando no vende lo suficiente la castiga haciéndole mamarle la verga. Que ya un par de veces le ha metido mano tocándole la conchita y el culo pero que Ella no lo deja ir más allá. Y me atreví a preguntarle cuanto me cobraría por tener sexo con ella. Primero lo dudó, luego muy seriamente me dice que me cobra 50 Reales, pero que debo tener cuidado y no ser brusco por que es virgen. Me sorprendió que aceptara tan rápidamente. Pero no dudé, le pagué los 20 reales por la mamada, y puse sobre la mesa los 50 reales por su virginidad. Luego de haber acordado todo, le ofrecí si quería ir al baño y pegarse una ducha, me preguntó donde era el baño, la acompañé y no salí del mismo, quería observar prontamente ese cuerpo, ya mi pija estaba otra vez queriendo ponerse dura. Isobel con un poco de verguenza se quitó la ropa, guauuu. Hermosa, preciosa. Ver eso hizo que mi tripa pegara un salto. La verdad es que tiene un cuerpo magistral, encima virgen. Yo también me desnude y juntos nos metimos a la ducha. Nos bañamos uno al otro, ella se abocó a masajear mi verga con mucha ternura, yo luego lavé sus nalgas y sus pechos con hambre. Al ponerse ella de espaldas a mí, pude apoyar mi miembro entre sus nalgas, comencé a acariciarla, mientras desde atrás le hacía caricias a su ano y a su vagina que apenas tiene algo de vello pubiano, ella se empezó a calentar, suavemente gemía y suspiraba fuerte ante mis caricias, pasado unos minutos volvió a mamarme un poco la verga, salimos de la ducha y fuimos a mi dormitorio, la recosté en la cama, la verdad es que me enamoré a primera vista de esta pequeña, me metí entre sus piernas y me adueñé de su conchita y su culo. Mi lengua iba de un orificio al otro mientras mis dedos acariciaban su clítoris y su ano. Con mucha saliva metí un dedo en su ano, ella se dejaba hacer, y para mi sorpresa ya su concha estaba bien lubricada, sus gemidos se incrementaban, su excitación también, habiendo llegado el momento le comenté que la iba a penetrar, que al principio costaría que la verga entre suave, pero luego le gustaría. Y sin más preámbulos, puse sus piernas sobre mis hombros, tomé mi badajo por el tronco y poniéndolo entre sus pliegues vaginales comencé a penetrarla, medio se le cortó la respiración, pero seguí entrando en ese estrecho y caliente túnel virginal hasta llegar a su himen. Le pedí que aguantara un poquito, que ahora tomaría su virgo y eso le dolería. Asintió y cerró sus ojitos. Yo simplemente empujé fuerte, su virgo cedió y la verga siguió perforando esa vagina, Isobel solamente se quejó de que le ardía, la pija siguió su rumbo hasta que la punta chocó contra su útero. Ya estaba echo, su virginidad me pertenecía, simplemente dejé pasar una par de minutos hasta que su vagina se acomodó al tamaño del intruso y comencé a cogerla suavemente pero firme. pronto ya se la metía toda y se la sacaba hasta la punta y volvía con ganas a invadir su conchita. De pronto comenzó a tiritar, temblaba y suspiraba cada vez con más fuerza y de pronto se vino en un tremendo orgasmo, sentí como su vagina apretaba intensamente mi tripa, apuré mis embestidas logrando que tuviera inmediatamente otro orgasmo, casi pegados uno con otro, y quedó laxa, parecía desmayada, yo seguía dándole bomba. Me calmé y le saqué la pija, su conchita se vació de flujos y un poquito de sangre. Tomé de la mesita de luz un gel lubricante, estaba dispuesto a aprovechar el momento, iría por su culito. Ella no sospechó nunca lo que le pasaría a su ano. Seguía con los ojitos cerrados, le pedí que se pusiera boca abajo en posición de perrito, obedeció sin dudar, le puse dos almohadas bajo su vientre lo que hico que su culo quedara en pompas esperando mi pedazo, metí la punta del tubo de gel en su ano y le llené su túnel trasero con lubricante, volví a penetrarla vaginalmente, ya la tripa entraba sin oposición, ella volvió a excitarse y se movía adelante y atrás para que la poronga se incrustara más adentro si podía. Mientras la cogía fui estirando su arito trasero, primero un dedo, luego dos y finalmente tres, cuando metí el tercer dedo Isobel tuvo un orgasmo tremendo. Aproveché su calentura, saqué mi pija de su conchita y sin mayor aviso la posicioné bien en el centro de su ano y de una pequeña estocada le metí la cabeza. Pegó un gritito y me dice que le duele, no la consiento y presiono logrando que mi pene comience a deslizarse por su aterciopelado túnel trasero, pronto tengo media verga dentro de la niña, ella no se mueve por el dolor, finalmente logro calzarle los 20×6 dentro de su ano, ella gime despacito y aprieta las cobijas, espero un poco y siento como se relaja, inicio un suave movimiento de penetración, le gusta y participa. Su culito es muy estrecho, lo que dificulta mi excitación pero finalmente luego de varios minutos de cogerme ese culito lo lleno de semen sin previo aviso. Finalmente ya con mi verga flácida se la saco, puedo observar el agujero dilatado de su ano. Parece un volcán Isobel se queda tirada en la cama por un rato, luego se levanta y se va al baño. Nos encontramos en la cocina nuevamente, toma el dinero de la mesa, le pertenece ya que me quedé con sus virgos, y para mi sorpresa me dice que mañana seguramente tendrá más pan para vender. Simplemente le pido que venga directo a casa, que yo se lo compraré y que si ella quiere, tengo algo más de dinero para ella cada vez que tengamos sexo. Está por llegar, no se que hacer con tanto pan. jajaja
Que rica historia, ojalá haya más de esta historia.👍
excelente, cuenta más
Esas niñas que venden caramelos en los semaforos saben comersela completa
Mmmmm qué rica cojida!!!!! Espero la siguiente parte.