Presentación del entorno
La idea es en esta parte presentarme y presentar como fue mis primeros años antes de contar situaciones de vida.
Comienzo una serie, de relatos que honestamente espero sean del agrado de todos los lectores. La idea es que sean vario para poder darles una categoría lógica de acuerdo con el sitio. También me va dando tiempo en ordenarlos dentro de mi mente, cosa que me agrada. Porque lo hago? Buena pregunta, en parte por que me da morbo compartirlos, me excita recordarlos y me encanta revivirlos. A eso le agrego el hecho del anonimato. No hay diálogos, porque no recuerdo los que dije ayer, muchos menos voy a recordar charlas mantenidas hace 30 o más años atrás. Sería una hipocresía de mi parte, de todas formas, reconozco que mucho de lo leído (si bien no lo creo) me ha parecido con un cierto dejo de morboso interés. Voy a tratar de escribir correctamente, en tiempo verbales y en ortografía.
No comparto ni me gusta nada relacionado con la zoofilia, ni el sexo no consentido. Y acá se me hace un bache mental con respecto al incesto el cual en su definición literal hable de una relación carnal entre parientes de un cierto grado en que está prohibido el matrimonio. No lo juzgo, en cierta medida me excita la fantasía, pero se me hace difícil ver que no haya un cierto grado de “imposición” en esa relación adulto-menor que involucra un rol familiar. No juzgo como dije antes.
No tuve relaciones incestuosas ni antes ni ahora. Es para dar un marco a mi introducción en general. Adulto hombre casado de 50 años, casado con una mujer y con dos hijas adolescentes. No hay participación directa de ellas en ninguno de mis relatos, así que no hay edades ni descripción física que sea necesario hacer.
Tengo muchas historias, como cualquier persona adulta, muchas buenas otras no tanto. Muchas interesantes, las menos sin mayores recuerdos. En la definición actual de género, sería un masculino amplio sexualmente sin mambos raros ni tabúes salvo los mencionados anteriormente.
Padre y madre psicólogos … hablando de mambos. Mi padre involucrado en las áreas de RRHH y mi madre psicóloga clínica. Una hermana dos años menor que yo. Antes de cualquier elucubración, nunca tuvimos sexo nosotros dos ni con nuestros padres. Los mambos eran otros y no esos.
Si nos criaron en un entorno open mind, con términos para chicos pero siempre hablando de las cosas tal y como eran que iban ocurriendo. No nacimos de repollos, ni nos trajo una cigüeña. Los términos que usaron y las situaciones se adecuaban a las edades que teníamos, pero desde chicos ante cada pregunta se nos iba indicando como se iban gestando las distintas situaciones. Tenían muchos libros para chicos con imágenes concretas. Así que en ese entorno nos desarrollamos, escuchábamos conversaciones que a la distancia no eran de nuestra edad y fuimos introduciéndonos en el mundo sexual casi sin grandes saltos.
Los términos y/o vocablos era los lógicos, y siempre nos recalcaban no tocar esos temas en el colegio por la diferencia de criterios que hubiera con el establecimiento y con otros padres por cierto, aunque los llamaron alguna que otra vez para algún tipo de “charla” al respecto.
En toda la preadolescencia y adolescencia, como bien ocurre, mis amigas o compañeras de colegio y de deporte no nos prestaban atención. Se fijan en varones más grandes, lógicamente ya que las mujeres se desarrollan mucho antes. Y yo que tenia una impronta familiar más amplia, y las hormonas a full solamente podía dedicarles sendas pajas (masturbaciones en su vocabulario técnico) a mi familia, ya sean mi madre, hermana y a mi padre. Eran las referencias sexuales que tenía a mano (juego de palabras) para ver. De todas formas, todos los hijos/as toman ese referente de la casa, sean hombres o mujeres. O ambos como fue siempre en mi caso.
Motivos, bueno siempre se nos inculcó el cuidado de nuestro cuerpo, que no fuésemos obligados a nada por ningún motivo y que nadie nos impusiera su jerarquía (ya sea por edad, por autoridad escolar deportiva o hasta familiar) para lograr algo de nosotros. Pero jamás se mencionó el género, es más la búsqueda del placer no estaba nunca vinculada al sexo de la otra persona.
Bien o mal, amplia la discusión dentro del seno familiar. Como describí antes, si me excitaba mi padre al verlo en boxer me masturbaba. Muchas veces lo hice pensando en mi hermana a la cual veía muchas veces desnuda sin mayor pudor. Y cientos de veces mi madre se daba cuenta que le miraba sus tetas, o el culo y desaparecía por un rato largo … en el baño.
En ese contexto de amplitud, y viendo que mis compañeras no aportaban mucho interés en nosotros es cuando empecé a prestar más atención a lo que me excitaba fuera o no del mismo sexo. Vestuario del club donde practicaba deportes, hermanos y/o padres de amigos. Amigos de la familia. Mujeres por supuesto que también, pero como que al estar más atento a todo uno fue desarrollando un sexto sentido en cuanto a quienes tenían interés por mi. Y de hecho que la edad era un importante atractivo, a la par de ser bastante fibroso por el deporte. Si bien contaba con 12 años, piernas torneadas fibroso, lampiño y cola bien durita y redondeada.
Qué ocurría, así como iba de alguna manera prestando atención al ir camino a las duchas. Algunos, varios, prestaban la misma atención. Así como iba del colegio al club en el ómnibus, también ahí percibías (y de hecho sentías) a quien no le eras indiferente. Y ciertamente me excitaba eso y por supuesto terminaba masturbándome al recordarlo. O era fantasías mías, pero iba mutando de pajearme al ver las tetas y los pezones de mi madre o hermana, al pene de mi padre o de algún otro que había visto en el vestuario. Iba mi sexualidad yendo cual péndulo de un lado al otro.
Vemos si esta introducción no aburre y voy recordando situaciones
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