Primera cita
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Sexy_Sarita_.
Ella le contestó divertida pues era de su misma ciudad y no era algo usual encontrar a alguien tan cercano. Intercambiaron algunos mensajes durante semanas hasta que una noche ella lo agregó al msn y sin solicitarlo recibió algunas fotos de él, desde luego era guapo, pero ella nunca se dejaba guiar por una imagen, charlar en tiempo real la convencería de si valía la pena o no. Fue una velada interesante, hablaron, rieron, se sentían cómodos. Y de pronto él activó la cam.. Y allí estaba él, ella desde su anonimáto (pues nunca fue amiga de cámaras) se quedó embelesada mirando aquella sonrisa que la hipnotizó desde el primer momento y pensó: -definitivamente, es muy atractivo pero además, encantador.
Las horas pasaron volando, rayando el amanecer y así cada día al caer la noche, volvían a la complicidad que les otorgaba la oscuridad.
En poco tiempo les unía una gran confianza y él entre bromas y juegos se atrevió a mandarle fotos de su polla, quería provocarla aun haciendose el inocente, quería que ella lo deseara y se agarraba a la inocencia con lo que lo mostraba, aquella sencillez la desarmaba y la hacía sentirse cómoda, valoró con él aquellas fotos, sin querer caer en el deseo, pero era imposible mirar aquello sin lascivia. Aquellos casi veinte cm le decían:-ven…cómeme…-
La imagen de aquella polla, dura, tan gruesa inmortalizada en la foto, se quedó grabada en su cabeza y aquella pregunta sin respuesta: ¿qué se sentirá con una polla tan gorda…? la duda siempre la había acompañado, quería saber si era cierto que el tamaño no importaba, pero no tuvo suerte con sus amantes, pues ninguno estaba tan bien provisto.
Por la inminente partida a otra ciudad por motivos de trabajo, decidieron quedar en persona, algo informal, se caían bien, intentaban ser amigos…
Ella lo esperaba en la puerta de un restaurante. El se acercó sonriendo. Y se fundieron en un abrazo como cuando hace años que no ves a un viejo conocido.
El almuerzo, amenizado por las risas de ella, fue mejor de lo que esperaba.
El, a parte de guapo, era tan simpático, se sintió cómoda desde el primer momento. Frases con doble sentido. Miradas que hablaban más que la voz…
Ella había ido sin esperar gran cosa de aquella tarde, porque había tenido algunas decepciones ultimamente, quizás por eso, el que él fuera tan cercano, que la hiciera reir de esa forma y alguna que otra mirada, distinta de las demás, hicieron que ella bajara la guardia y comenzara a verlo con otros ojos…
Aunque sólo habían quedado para comer, de pronto estaban en el cine. Ella quiso ver una de miedo y él bromeó: -claro para abrazarte a mí y así tienes excusa no?-
– A mí, no me hace falta excusa para abrazarte, si me apetece lo hago y punto- contestó ella brabuconamente y se abrazó a él, sentirlo tan cerca, empezaba a turbarla…
Tres personas más en toda la sala. Una de miedo. Silencio y oscuridad.
Ella ahogaba las risas que él le provocaba como podía; con la excusa de tener las manos frías, él cogió las de ella y susurro- calientamelas..-
Ella que no quería dejarse llevar simplemente se las acarició e intentó concentrarse en la película… de pronto su mano fue dirigida a su paquete suavemente y la dejó ahí, ella con dulzura le dijo: -no voy a hacer nada..-
El sonrió asintiendo : -no importa, solo quiero que la tengas ahí…-
Y ahí estaba ella, viendo una película de la que aun no sabía de qué iba, con el paquete de un extraño en la mano… y menudo paquete… pero se resistía, no era su estilo enrollarse en un cine… de pronto él comenzó a mover la mano de ella, lento, suave y poco a poco su paquete despertaba del letargo. Ella tenía la mano inmóvil, se dejaba guiar, era casi como si él se tocara a través de su mano.
El sentir que él se estaba excitando y ella mantenerse indiferente, mientras veía la peli, pero ser testigo táctil de su crecimiento, empezaba a calentarla… recordó las fotos que él le había enviado y deseó saber si en realidad era tan gorda como parecía… sin decir nada, el bajó la cremallera y le introdujo la mano, por fín la tenía alli, caliente, suave, casi en reposo aun… efectivamente -pensó- aun sin empalmar y ya me partiría en dos… él seguía tocandose a traves de ella y sin dejar de mirar a la pantalla, quiso dejar de ser un títere,pues aquella polla reclamaba su atención…
La cogió con fuerza, como si le hubiera pertenecido siempre y comenzó a masturbarle con deseo, notar como endurecía la volvió loca, alternaba movimientos rápidos con otros demasiado lentos… quería torturarle… su polla y su mano se acoplaban a la perfección, los movimientos acompasados agitaban su respiración, dios como deseaba tenerla en su boca, casi no tuvieron que hablar, se miraron y poco despues ella perdía la cabeza entre sus piernas… qué delicia fue recorrerla con su lengua, aquel trozo de carne le ocupaba toda la boca, deseaba que él la ahogara allí mismo, mientras su lengua recorría toda su piel, no pensaba en nada, sólo disfrutaba por tenerla en la boca -me cortas la respiración- dijo él casi en susurros.
Ella estaba mojada. Caliente. Pero en ningún momento dejó que él la tocara, él era el mejor paquete de palomitas…
El miedo a ser descubierta le impedía, muy a su pesar, seguir comiéndosela y siguió intentando ver la peli, ignorarle y seguir torturando aquella polla… Minutos después sintió su leche caliente sobre su mano… Se miraron, no hicieron falta las palabras. Entre risas, él la besó, ella lo agradeció interiormente pues se moría por besarlo… él la excitaba tanto, que casi quiso hacerle el amor en forma de besos, le tiraba del pelo, le mordía… le deseaba, si hubiera podido se lo hubiera follado allí en medio; a ella siempre le había calentado besar así con esa pasión y parecía que lo habían ensayado, sin darse cuenta ella se vió bajando la mano de nuevo y sacando su polla, dura otra vez, de su encierro…
Esta vez, no fue timidamente, esta vez, no la guiaba nadie, ahora, aquella polla era suya, aquel trozo caliente de carne le pertenecía, lo masturbaba con fuerza, con precisión, chupó su dedo y le humedeció el glande, se recreaba, quería matarlo de placer… se acercó a su oido y susurró: -me muero por comértela- él no dijo nada, apartó la chaqueta que los resguardaba y volvió a perderse en el infierno… imposible de explicar lo que sintió ésta vez, tener aquella maravillosa polla en su boca, dura, tiesa, sintiendo las venas con su lengua, quería tragársela entera, que él le hundiera la cabeza hasta el fondo, que la agarrara del pelo y la dirigiera, pero allí no podía desatarse, volvió a recomponerse y poco despues volvía a sentir la leche en su mano…
De nuevo miradas de complicidad, más risas, más besos de deseo y un final incipiente en la película…¿ya habían pasado casi dos horas? era imposible!! él la miró con picardía y le dijo: ya va a terminar… puedo correrme otra vez…-comooo? pensó ella, increible y sin perder la dureza en ningún momento… deseó follárselo más que nunca y sin mediar palabra, volvió a perderse en su pantalón y poco despues se corría por tercera vez, casi a la par del término de la peli. El volvió a besarla, ésta vez, tiernamente… él tenía todos los ingredientes para volverla loca…
Estaba anocheciendo y él quiso cenar con ella: -tengo obligaciones que atender en casa, otro día- dijo. Se despidieron.
De vuelta a casa, no paraba de pensar en lo sucedido, pensaba en él y lo deseaba con todas sus fuerzas, deseaba tragársela en condiciones, tener tiempo para deleitarse con él.. le sorprendía como había transcurrido la cita porque en ningún momento imaginó que ocurriría algo así, las mejores cosas, son cuando no se planean.
Al llegar, aun en el coche no pudo evitar llamarlo, porque la despedida le había parecido un poco fría, no por culpa de ellos:
-Hola, te llamo sólo porque tengo una duda- dijo ella
-Dime nena (le encantó que la llamara así)-
-¿Se muere alguien en la peli? es que no me quedó claro-
Risas…
-Sí, unos cuantos y hubo "uno" que creo que le dieron "tres infartos"
-Si?? vaya eso me lo perdí!! :p
Se despidieron entre risas. Una vez en casa, ella rememoraba lo ocurrido, cerraba los ojos y recordaba su polla. Un escalofrío la recorría.
Sabía que a partir de ahora se iban a llevar muy bien y que probablemente tarde o temprano, descubriría al fín qué se siente con una polla tan grande…
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Si la protagonista lo descubre, prometo narrarlo. Por cierto, cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia 🙂
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