Primos hermanos
Esta historia es real, es una historia de amor de toda la vida entre primos. .
Voy a comenzar por una fiesta en casa de mis padres.
Después de cenar y conversar tomando unos tragos, mi prima me invitó a .bailar. No era la primera vez que lo hacíamos, mi esposa sacó a bailar al esposo de mi prima, también habían bailado antes en otros eventos sin ningún problema. En ése momento mi prima tenía 29 años, mi esposa tenía 30, yo 33 y el esposo de mi prima 35. Nos tratábamos de » cuñados » y de jóvenes salíamos los 4 a fiestas de amigos o compañeros, etc. Por lo tanto no había nada raro en éso.
– Me dió calor dijo mi prima cuando terminó la música – había sido una salsa y ésa se baila pegados y con movimientos sensuales.
– Si, a mí también – dije.
– Si, me di cuenta – dijo con una sonrisa maliciosa. Bailando así con ella, que lo hacía muy bien y con su estómago y su pelvis pegados a la mía, no pude evitar la erección. Además de que hacía tiempo que quería tener algo con ella y ella lo sabía.
– Quiero tomar algo, tengo la boca seca -dijo ella.
– Vamos a buscar unos tragos – dije. Preparé dos tragos y le pasé uno a ella.
– Quiero fumar – dijo dirigiéndose al patio. La seguí y nos sentamos en un sofá de la terraza con una mesita para los ceniceros y los vasos. No se fumaba dentro de la casa por los niños.
– Supongo que los niños están durmiendo – le dije a propósito de que me había acordado de ellos.
– Si, los fui a ver hace un rato y todos dormían – dijo.
– Mi hijo estaba acostado con tu hija o con su hermana? –
– Con su hermana –
– Sabes, me gustaría que en ocasiones como estas ellos se acostaran juntos – le dije.
– Si? Porqué? – preguntó
– Porque mi hijo que ya tiene 9, casi 10 años está empezando a tener erecciones –
– Ah, y tu quieres que tu hijo se coja a mi hija? – preguntó con una sonrisa burlona.
– Sí, es mejor a que se coja a su hermana, entre primos no hay problema, tu sabes –
– El hecho de que nosotros hayamos cogido desde niños no significa que nuestros hijos lo tengan que hacer – poniéndose sería.
– Ésa ha sido la más linda etapa de mi vida – le dije rememorando mistras tomaba un trago.
– Si, la mía también, pero no quiero que ellos pasen por lo que pasamos nosotros – dijo
– A mi no me importaría, si quisieran casarse los apoyaría en todo – dije.
– No, si yo también, me gustaría que se casaran pero cada caso es distinto – dijo ella pensativa.
– Tendríamos 5 hijos – le dije sonriendo pensando en los tres míos y los dos de ella.
– Estuve conversando con mi esposo respecto a que quiero tener otro hijo y él está de acuerdo – dijo ella.
– Que bien, estas en campaña? – pregunté.
– No, quiero que sea tuyo, quiero tener un hijo que sea parte de ti y parte de mi padre –
– Pero como va a ser éso, vas a hacer el amor con tu esposo, conmigo y con tu padre? –
– No tonto, con mi padre no, pero contigo sí, sino cómo? – me sentí feliz, le acaricié la pierna suave y desnuda hasta el borde de la falda.
– Pero no aquí – dijo casi riendo y sacando mi mano de su suave muslo.
– Bueno, y cuándo será éso? –
– Yo te aviso, ya dejé de tomar las píldoras, ahora falta que esté en mi periodo fértil –
– A mi no me importa que sea antes, tengo muchas ganas de coger contigo – dije.
– Tiene que ser en el momento preciso – dijo pasando la mano por mi bulto que no había bajado.
– Ya, no te entusiasmes – dijo sacando su mano de mi bulto. Tomé otro trago por la sequedad de mi boca.
– Aquí están – dijo mi esposa que venía con mi cuñado y con un trago cada uno,
– Está agradable aquí – dijo él.
– Oye la Maite baila salsa super bien – dijo mientras se sentaba refiriéndose a mi esposa.
– Si, ella me enseñó a mi – le dije y que era cierto. Ella baila así y cada ves que bailábamos me dejaba una erección del 100%. De manera que mi cuñado debe hacer quedado igual que yo de caliente.
Después de otros tragos volvimos a bailar, pero ya se había ido todos y mis padres a dormir.
– Les parece que vengamos mañana a almorzar? – dije.
– Los niños, los dejamos durmiendo – dijo mi esposa. Siempre que había una fiesta en la casa los niños se quedaban a dormir, y también cuando salíamos los 4 a cenar y después a bailar, dejábamos los niños y los íbamos a buscar al otro día. Nos despedimos y cada uno para su casa.
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