Primos hermanos
Rememorando viejos tiempos. .
Segundo encuentro
– Hola, tengo la tarde libre, podemos juntarnos? – mi prima, había pasado poco más de una semana de la fiesta.
– Sí, donde nos juntamos? – le pregunté, no tenía la tarde libre pero no podía perder esta oportunidad.
Nos encontramos en un parque céntrico, apenas nos saludamos y caminamos en silencio hasta un reconocido motel a dos cuadras.
En la habitación nos besamos y comenzamos a desnudarnos de prisa, mientras me sacaba la corbata y la camisa, mi prima sentada en la cama bajaba mi pantalón y el bóxer liberando mi erección. Rápidamente comenzó a succionar, sentía su boca cálida y húmeda, el ruido del chupeteo y el aire que entraba por la comisura de sus labios. Me moví penetrándola por la boca, se sentía delicioso. La empujé suavemente hacia atrás, ella se apoyó en los codos, saqué su tanga y me hundí entre sus piernas, ella gemia y se removia.
– Basta, lo necesito – dijo empujandome de la frente y sacando mi miembro de su boca.
Se acostó boca arriba y me metí entre sus piernas, la penetré a fondo, ella dijo una exclamación.
– Te dolió? – le pregunté.
– No, es que se sintió muy rico – dijo, comencé a moverme lentamente, gozando el momento, mete y saca. Ella se gira y me tira de lado, me monta y comienza a moverse rápidamente, me montaba a galope tendido, aguantaba lo más que podía, ella gemia y saltaba – no voy a aguantar más – pensé y cuando estoy a punto de eyacular ella comienza con su orgasmo, qué alivio, éso me permitió descargame con toda libertad y placer. Hacía casi un mes que no pasaba nada con mi esposa, de manera que tenía mucho acumulado y llené su útero.
– Aaaah! Que estuvo rico – dijo ella sentada sobre mi y sin moverse.
– Si, estuvo violento pero delicioso – sentí mi miembro palpitar dentro de ella.
– Estoy en mi período fértil y no lo podía dejar pasar, además de que tenía tantas ganas de coger contigo – echándose el pelo hacia atrás con una mano mientras la otra la apoyaba en su muslo.
– Me gustó todo, además de que es tu posición favorita – le dije.
– Me gusta controlar el coito, hacerlo a mi manera, tú me enseñaste – dijo ahora moviendo un poco sus caderas, mi miembro lo sintió y dió un salto.
– Qué edad tenías la primera vez que me montaste? 10 u 11 años? –
– Tenía 9 y ya me habías estado cogiendo como un año antes por detrás, no me vas a decir que no te acuerdas –
– Si, claro que me acuerdo, cuando dormíamos juntos y cucharita, tu trasero pegado a mi me producía una erección –
– Ah, pero las elecciones las tenías cuando yo tenía 5 años, por suerte no me cogias todavía –
– Me gustaba dormir contigo así, yo tenía 8 o 9 años y no tenia idea del sexo, sólo me gustaba y por eso se me paraba, pero tu dormías con calzones y yo con slip –
– A mi también me gustaba que me abrazaras y sentir tu dureza en mi ano – dijo comenzando a moverse lentamente de atrás hacia adelante, parece que la conversación nos estaba calentando a los dos.
– Por eso no dijiste nada cuando te la metí por atrás –
– Si, tantas veces me punteaste mi potito que lo único que quería que me la metieras, si hasta me bajé los calzones –
– Y estuvimos cogiendo así como un año o algo así –
– Si, yo tenia 7 y tu 10, era rico, además de que lo tenía chico y delgado, no me dolió nada en ése momento –
– Ahora está más rico – dijo comenzando a ganar velocidad. Acariciaba uno de sus pechos mientras le chupaba el otro. El ir y venir fue subiendo la temperatura las acciones siguieron hasta el clímax y volví a llenar su útero.
– Te amo primita –
– Y yo a ti primito –
– Que rico suena, no es lo mismo coger con cualquiera que coger con un primo – dijo ella.
– Cómo lo sabes, soy tu único primo –
– Pero mis compañeras, casi todas ha cogido con un primo. Lo que pasa es como nosotros, de pronto se presenta la curiosidad, el deseo y el momento justo – dijo
– Por suerte nosotros tuvimos ese momento justo – le dije.
– El momento? Muchos momentos todos los años, pero lo mejor vino después de los 12, cuando comencé con la menstruación –
– Si, fue la etapa más linda –
– Tengo que ir al baño, me estoy saliendo – y tomando un rollo de papel higiénico del velador y sin que mi miembro se saliera, sacó un trozo y me pasó el rollo. Ella se levantó y se limpió con el papel, le pasé otro trozo y después con otro trozo enrollado en mi mano comencé a limpiarme, estaba entero mojado, del ombligo a los testiculos, creo que hasta el ano. Después no fuimos a baño a ducharnos.
De vuelta de baño acostados de espaldas los dos me dijo que teníamos que habernos casado cuando ella cumplió 18, ya era mayor de edad y no está prohibido que los primos se casen, como no es incesto el que tengan relaciones.
– Es incesto lo que hace mi hijo con mi hija ? – dije rascándose la cabeza.
– Qué, no me vas a decir que entre ellos…? –
– Si, así es –
– Y qué les dijiste? –
– Nada, absolutamente nada, qué le voy a decir, yo hice lo mismo contigo a la misma edad – le dije.
– Pero nosotros primos, no hermanos – dijo ella.
– Si, pero te acuerda que nos dijeron? Que podíamos coger todo lo que quisiéramos pero no podíamos tener hijos, por eso no pudimos casarnos –
– Todo porque tu papá y el mio eran hermanos, por éso somos primos –
– Sí, pero recuerda que tu mamá y la mía sob primas, entonces nosotros dos tenemos casi la misma sangre, casi como hermanos – le recordé.
– Tu siempre fuiste para mi como un hermano –
– Y tú mi hermanita chica –
– La que te cogiste como quisiste de niña –
– Yo también era un niño –
– Ya, a lo que vinimos – dijo tirándome para que me subiera y éso hice. Después de llenar su útero dos veces más, nos duchamos, nos vestimos y nos fuimos.
Esa noche mientras mi esposa dormía a mi lado, recordé lo del motel con mi prima, que dulce recuerdo, tuve una erección de sólo pensarlo. Me di vuelta para mi lado y me dormí.


 (14 votos)
 (14 votos) Cargando...
Cargando...
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!