Primos Hermanos C-3
Repitiendo el proceso de inseminación natural. .
Al mes siguiente…
– Hola, tienes tiempo? – mi prima nuevamente.
– Si, claro, qué pasa, necesito verte – dijo.
– Ok, donde mismo? –
– Y a la misma hora – dijo y colgó.
– Hola, estas preciosa – le dije.
– Y tú, guapo como siempre –
– Ah, muchas gracias – le respondí mientras caminábamos al hotel.
Reconocí el olor del hotel, es un olor extraño, como a encierro mezclado con detergentes y desodorante ambiental. Caminamos por el mismo pasillo alfombrado, totalmente oscuro salvo por las pequeñas lucesitas rojas en el ángulo del piso con el muro, lo que nos permitía ver donde pisabamos.
– Que poco romántico es todo ésto – dijo mi prima desnudándose.
– Yo lo encuentro no sólo romántico, lo encuentro exitante. Somos como Romeo y Julieta jurándonos nuestro amor a escondidas –
– No vamos a protagonizar una tragedia como ésa, me imagino – dijo pasándome los brazos por el cuello y besándome. La apreté contra mí, su cuerpo desnudo, suave, caliente y su mismo perfume me pusieron al 120%.
– Te amo – dije besándola en el cuello, ella se estremeció y se apretó más contra mi besándonos apasionante.
– Me hice el análisis y salió negativo, de manera que ahora ponte las pilas – me dijo cabalgando lentamente pero a fondo cada penetracion.
– Y con tu esposo, no hiciste el amor? – le pregunté mientras acaricia sus pechos.
– Si, pero esperaba que tú me hubieras dejado embarazada – dijo aumentando la velocidad. Que rico era coger con mi prima, era mi mujer, que por cosas del destino estábamos separados y haciendo el amor a oscuras. A mi esposa le conté que cuando chicos nos amábamos pero sin entrar en detalles. Me había preguntado qué pasaba entre mi prima y yo. Pero después me dijo que lo entendía y no le daba celos el amor de hermanos que teníamos con mi prima.
– No voy a perder ni una gota – me dijo ella en la cama después de la ducha sacando mi miembro de su boca. Desde que aprendió a hacerlo le gustaba tenerlo en la boca como si fuera un dulce, especialmente cuando no podíamos hacer nada más.
– Ya, estoy listo – dije mientras retiraba mi miembro de su boca. Ella rápidamente se pudo en cuatro.
– Dámelo todo – dijo ansiosa. La penetré profundamente una y otra vez, sin parar por varios minutos hasta que comencé a descargarme en cada estocada a fondo. Ella gemia con cada una disfrutando el momento.
Después de tres o cuatro eyaculaciones y uno 7 u 8 orgasmos de ella, nos quedamos rendidos.
– Me siento tan feliz cuando hago el amor contigo – dijo acurrucada contra mi pecho.
– Y también me siento feliz de estar contigo así – dije besándola en la frente.
– Ya, vamos a ducharnos que me tengo que ir – dijo saltando de la cama.
– Me gustaría estar toda una noche contigo – le dije mientras caminaba detrás de ese hermoso trasero.
– A mí también, talvez alguna vez lo hagamos – me dijo en la ducha caliente.
Nos separarnos en la puerta del hotel, cada uno en dirección diferente. Sentía algo extraño que recorría mi cuerpo, algo como una sensación de felicidad, con ganas de reír sólo.
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