Priscila 12
Aclarando las cosas entre Priscila y Lily. .
Había pasado una semana y no había visto a Priscila, la estaba extrañando. Mi hija habla con ella, son amigas.
– El sábado está de cumpleaños la Marty, había pensando irnos el viernes en la tarde – dijo mi esposa.
– Lo veo difícil, hay un problema con los balances de la empresa y creo que vamos a trabajar hasta el sábado – dije.
– Entonces nos vamos a ir en bus, no pienso manejar 8 o 9 horas –
– Si te encuentro toda la razón, eso sí te vas directo, pero las paradas en los servicentros, ir al baño, pasar a comer, van a ser más de 10 horas. En cambio el bus no para, se va directo, y si sale de noche, llega en la mañana –
– Me carga viajar de noche, no puedo dormir. Prefiero viajar de día –
– Hija, a qué hora sales de clases el viernes? – Le preguntó a Lily.
– El viernes, como a las dos pm – dijo mi hija.
– Quiero irme temprano, no quiero llegar a media noche. Y si faltas a clases? –
– Pero tengo unos ramos importantes. Me voy con mi papá el sábado – dijo Lily.
– No, como va a ir la mamá sola – pensando lo que Lilyta quería, era dormir conmigo, es su fantasía.
– No, falta a clases y se va conmigo, después se consigue la materia – dijo rotundamente mi esposa.
El viernes en la mañana se prepararon, como iban por un día o dos, llevaban lo justo y necesario. El bus salía a la 10 am. Me despedí de ellas en la mañana ante irme a tratar. Mi hija estaba durmiendo, entré despacio para no despertarla, al momento de darle un beso en la frente, me tomó del cuello y me besó en la boca. Con el tirón caí encima de ella.
– Hija, tengo que ir a trabajar – ella no me soltaba y seguía besándome. Con una mano le hice cosquillas y me soltó.
– Cuídese y cuide a su mamá – le dije saliendo del dormitorio.
A media mañana llame a Priscila y quedamos de acuerdo. Los viernes trabajo medio día de manera que poco des6estaba en la estación de subterráneo.
– Hola – me dijo dándome un beso en la boca.
– Hola, que linda te ves – ahora que había conocido a Lily, le gustó su manera de vestir y se vestía muy parecido a mi hija. Ya no aparentaba ser una mujer madura, era una adolescente hermosa, que vestía deportiva casual con zapatillas blancas. Su falda era amplia y corta, como la de las tenistas, con una polera de mangas cortas, suelta y sin sostenes, como viste mi hija.
– Dónde vamos? – preguntó
– Dónde quieres ir? – pregunté a su vez.
– A dónde vamos siempre – dijo.
Acaricié su pierna, unas lindas piernas, cómo las de mi hija. Metí mi mano entre ellas y ella las abrió más. Entre cambio y cambio mi mano iba de la palanca a sus piernas. Echó el asiento hacia adelante y el respaldo hacia atrás para facilitarme las cosas. Mi mano subió por debajo de la falda hasta su braga. Su erección asomaba la cabeza por arriba. Ella la bajo dejándolo todo libre. Ahora mi mano iba de palanca en palanca y su mano izquierda acariciaba la mía.
Llegamos al motel, ella se sentó en la cama y me bajó los pantalones, tomó mi erección y comenzó a succionar. Terminé de sacarme la camisa y me senté para sacarme los zapatos. Lo hizo ella y después lo pantalones que tenía en los tobillos. Se paró y se sacó la polera color rosa, yo bajé sus bragas blancas y metí su miembro en mi boca. Qué rico estaba, me gustaba su olor y su sabor. Succionaba con avidez, sólo le quedaban sus bragas blancas en los tobillos, se afirmó de mí, sacó un pie y abrió las piernas empujándolo hasta mi garganta. Sentía como entraba una, dos, tres veces antes de dejarme respirar.
– Acuéstate – me dijo. Me acosté de espaldas con las piernas abiertas. Tomó mi miembro y me lo chupó rico, como sólo ella sabía hacerlo. Después doblé mis rodillas y levanté mis piernas dejando mi ano a su entera disposición. Echó salida en sus dedos y los metió en mi ano. Sacaba y metía sus dedos, se sentía rico, después puso su miembro, cálido y suave, mi esfínter palpitaba.
– Estas listo? –
– Si, métemelo todo – no se hizo esperar y lo metió todo, de una vez. No pude evitar el quejido de dolor y de placer. Sentir su miembro grande y largo dentro mío, me sentía lleno, mi esfínter no daban más, sentía que estaba a punto de romperse. Comenzó a masturbarme, cada vez que su mano chocaba con mi pelvis, mis nalgas lo hacían con la suya, el choque de mis nalgas con su pelvis sonaba como un aplauso, sus testículos golpeaban contra mí, que con mis rodillas en mi pecho dejaba mi ano con sus contracciones al placer de ella y el mío. La miraba a los ojos mientras me penetraba profundamente, su mano subía y bajaba por mi miembro.
– No sigas, me vas hacer acabar y no quiero todavía – dije sujetando su mano. Ahora con sus manos en mis tobillos empujaba con fuerza, lo sacaba lentamente, casi todo, y después lo hundía con fuerza, cada estocada me llegaba al alma. No pude evitarlo, a pesar de hacer todo mi esfuerzo, comenzaron a saltar mis chorros, uno tras otro, con cada embestida.
– Quieres descansar – me preguntó con todo su miembro adentro, me sentía ensartado y muy rico.
– No, sigue – y siguió como 10 minutos más, aparte de los 10 o 15 anteriores.
– Voy a acabar – dijo cogiéndome más rápido. Yo había alcanzado otra erección y ella me masturbaba con la misma velocidad, acabamos juntos, ella en mi estomago por dentro y yo por fuera.
Después de la ducha acostados en la cama, con las piernas entrelazadas y nuestros miembros juntos conversábamos.
– Te gustó mi amor –
– Si, encantó – le dije.
– Oye, cuéntame que pasa entre tu y la Lily –
– Nada, sólo somos amigas –
– Pero amigas con ventaja dices? No, no me la he cogido a pesar de sus intentos, tu sabes que no me gustan las mujeres. Aunque con ella haría la excepción, me cae bien y es tu hija –
– No lo hagas por mí, si tu no quieres no lo hagas –
– Pero a ti te gustaría que me la cogiera? –
– Le doy en el gusto en todo a mi hija, ella está enamorada de ti. Al menos éso cree, talvez si te la coges desaparece el encanto –
– Me estas pidiendo que me la coja? –
– No te estoy pidiendo nada, no sé cómo explicarlo –
– Está bien, ya entiendo, me gusta ella, me hubiera gustado que hubiese sido mi hermana. Ahora somos amigas, pero nos sentimos como hermanas y la quiero –
Su mano subía y baja por mi miembro, lo rozaba contra su estómago, yo hacía lo mismo con el de ella.
– Ahora quiero que me cosas tú –
Se puso de espaldas, dobló las rodillas y levantó las piernas dejando sus hermosas nalgas y su ano a mi criterio. Mojé su ano y la penetré suavemente, sentí su ano apretado y su gemido, que escapó entre sus dientes, sonó cómo un llanto contenido de una niña.
– Mi niña, te amo – le dije, me salió del alma.
– Quieres ser mi papi ? –
– Te gustaría que lo fuera ? –
– Si, me gustaría vivir contigo y ser tu niña. Y tu serías el papá que siempre soñé –
– No puedes vivir conmigo, pero sé mi niña y yo seré tu papi –
– Te amo papi –
– Te amo hija – mientras la penetraba con pasión y a fondo cada vez. Con mi mano disfrutaba del calor y dureza de su miembro. En sus ojos vi su orgasmo y me apuré para acabar juntos.
– Me hubieras cogido de chica? – preguntó durante un nuevo descanso.
– Qué tan chica? – le pregunté.
– No sé, como a los 8 ? –
– Pero a los 8 te hubiera roto el ano –
– A qué edad te cogiste a tu hija la primera vez, sin mentir –
– La primera vez fue a los 14, pero la desvirgué a los 13 –
– Cómo? no entiendo –
Una mañana estaba durmiendo en mi cama, era un día sábado y mi esposa había salido temprano. Ella se acostó conmigo cuando mi esposa cerró la puerta. Cuando desperté tenía toda mi erección matutina dentro de mi hija en posición fetal. Yo pensaba que era mi esposa y con los ojos cerrados aún la abracé y puse una mano en uno de sus pechos. En ése momento me di cuenta de que no era mi esposa. Le dije que no se moviera, porque hacía pequeños movimientos de pelvis, que no debía meterse y mi cama, que yo era su padre, que no podía coger con ella y lo peor que podía quedar embarazada a los 13.
– Y que dijo ella? –
– Nada, sólo se quedó quieta, se lo saqué despacito y me acosté de espaldas. Sentí sus sollozos y se me partió el corazón. La di vuelta y la abracé. Después nos fuimos a la ducha y le pedí perdón por la forma que la traté, ella me pidió perdón y dijo que sentía mucha vergüenza y abrazados con mi erección estuve a punto de cogérmela en la ducha. Le dije que cuando fuera grande y si todavía quería, podíamos coger.
………
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Hola Riseva, admiro y disfruto mucho tus relatos, siempre bien escritos y muy excitantes, pero en este capítulo existen errores que si le das una leída los podrás identificar muy rápido, los note en la parte donde se están poniendo de acuerdo para el viaje de la mamá, en fin no te quiero molestar de ninguna forma, es solo que el relato lo he estado siguiendo con mucho interés, ojala y cada parte fuera más extensa.