Priscila 7
La Duda.
Una semana después y estoy pensando en Priscila. No es que esté pensando ahora, pienso en ella todos los días. Si hasta me imagino cómo sería vivir con ella.
Qué pasa conmigo? Soy gay? No, definitivamente no, no me atraen los hombres, me atraen las mujeres y Priscila es una mujer y muy linda. Cualquiera que la mire, verá a una hermosa mujeres y que además es mía.
Que tiene pene, eso no altera las cosas, sigue siendo una linda mujer.
Qué me gusta que me penetre, eso en qué me convierte? En un bisexual? En realidad no lo sé, no ando por ahí teniendo sexo con quién se me ponga por delante. En realidad no sé cómo son las personas bisexuales, estoy prejuzgando, talvez sean como yo y realmente soy un bisexual? Como saberlo?
Llamé a Priscila y me tomé la tarde libre ese viernes.
Era tanta mi ansiedad que acabé en el estómago de ella.
– Qué pasó? – preguntó con una gran sonrisa.
– No sé, talvez las ganas de verte, perdona –
– No, me encanta hacerte acabar, especialmente encima mío – me recosté sobre ella.
– Cada vez que pienso en ti me excito, y pienso en ti todos días –
– Que lindo mi amor, lo que me dices – dijo mientras me penetraba lentamente.
– Me gusta estar así contigo, sentir como te mueves dentro de mí –
– Y a mi me gusta hacerlo, me gusta hacerte feliz –
– Tu crees que soy gay? –
– No mi amor, si ya lo hemos conversado antes –
– Pero entonces que soy, un bisexual? –
– Tienes sexo con hombres? –
– No –
– Te excitas con mujeres? –
– Si, me excito con mi hija –
– Te excita tu hija? –
– Si, es que ella se parece mucho a ti y como pienso en ti me excito –
– Bueno, eso es normal entonces, si estas pensando en mí –
– Si, pero un día ella me vió sin que me diera cuenta, y me preguntó si mi erección era por ella. No podía decirle que era por ti, de manera que le dije que sí y terminamos haciendo el amor –
– Oh, que rico, pensabas en mi mientras te la cogias? –
– Si y no. Es que las amo a las dos y se me confunden –
– Me encantaría que fuera tu hija y que me cogieras todos los días –
– Tu a mí –
– Claro que sí, te comería rico todos los días, así como ahora – dijo dándome varias estocadas a fondo – ya había recuperado mi erección y ella con su mano entre los dos comenzó a masturbarme.
– Te gustaría cogerte a tu hija mientras yo te cojo a ti –
– No, éso ni pensarlo –
– Porqué no? Acaso no te gustaría? –
– Si, me gustaría, pero no hay ninguna posibilidad –
– Pero si es sólo una fantasía, imagina que te la estás cogiendo ahora mientras te penetro – su mano se movía con maestría y lubricada con mí eyaculacion, se sentía muy rico y pensé en mi hija, cuantas veces me he cogido a mi hija pensando en Priscila…
– Si, esta muy rico – dije
– Te gusta cogerte a tu hija mientras te cojo a ti? – me preguntó entrando en el morbo, lo que me excitó aún más. El movimiento era continuo, su penetracion era a fondo y su mano también llegaba a fondo, como si fuera mi hija.
– Voy a acabar de nuevo – le dije
– Yo también – dijo ella, el glade de mi pene rozaba mi estomago y el de ella, el suyo llegaba muy dentro de mí. Comencé a eyacular con grades chorros, ya nada me importaba, sus chorros me llenaba y eran una delicia.
– Me gustaría conocer a tu hija – me dijo en la ducha mientras me lavaba, ya no me dolía el ano como al principio, ahora me gustaba.
– Porqué la quieres conocer? –
– Me has hablado tanto de ella, de que se parece a mí, que muero de ganas de conocerla – dijo poniendo su erección en mi ano, mi punto débil.
– No sé, no sé me ocurre nada por el momento – su glande se abrió paso atraves de mi esfinter que lo dejó pasar sin problema, entró suavemente hasta el final.
– Bueno, ya se te ocurrirá algo – mientras me penetraba por atrás su mano me masturbaba.
No, no me imagino a mi hija aquí en la ducha con nosotros dos, pensaba mientras Priscila me cogia otra vez. Ella sabía que yo estaría a su disposición cuando ella quisiera.
– Me hiciste acabar en la ducha una vez más – le dije.
– Si, te gustó –
– Siempre me gusta – estábamos desnudos en la cama descansando. Ella tenía una erección.
– No acabaste en la ducha? –
– No, no me diste tiempo – dijo riendo.
– Quieres que te lo chupe? –
– Bueno – dijo ella poniéndose encima mio con su miembro en mi cara. Lo metí en mi boca y comencé a mamar como sabía y me gustaba hacerlo. Aveces ella empujaba a fondo, hasta mi garganta.
– Ahora chupame el ano – dijo dándose vuelta y poniéndose en 4 comenzó a chuparme a mí. Le chupaba su ano y metía mi lengua, ella se estremecía.
– Ya, ahora cógeme rico – dijo poniéndose en 4.
Como yo había tenido varias eyaculaciones, me la cogi rico, pensando en mi hija la tomé de las caderas y le di duro y a fondo, la sentí quejarse con cada embestida, hasta que acabó gimiendo con cada chorro que eyaculaba.
– Que rico mi amor, estuviste genial –
– Que bueno que te gustó –
– Me encantó – dijo ella estirándose como una gatita.
– Tu no acabaste? – me preguntó al ver mi erección.
– No, quieres más? –
– Sii – dijo doblando las rodillas. Me puse entre sus piernas y ella levantó sus piernas con sus manos dejando su ano a mi discreción. La penetré de una, fuerte y a fondo, soltó un gemido de placer, comencé a moverme ritmicamente controlando la situación mientras con mi mano en su miembro la masturbaba. Estuvimos un buen rato, hasta que ella comenzó a eyacularse encima, aceleré el movimiento y comencé a descargar mis chorros dentro de ella.
– Te amo – me dijo mientras estábamos abrazados bajo la ducha caliente y el vapor llenaba el baño.
– Yo también te amo – besándola dulcemente y tragando agua de sus labios.
Esta serie de Priscila me vuelve loco, no la dejes. Los detalles son perfectos.
Aguardo las siguientes entregas.