Probando una «gomita» madura.
todo paso un día que mi primo Javier perdio el interes en mi, pero, encontre a alguien mas sin querer. .
A mi corta edad ya había comenzado a tener un gusto bien marcado por el pico, comencé a ver a mis compañeros con otros ojos imaginando sus penes, hasta que una noche me aprendí a masturbar. Esa noche descubrí lo mucho que me mojaba, pase mi dedo por la cavidad de mi vagina hasta el clitoris, o eso me había dicho mi prima. me comencé a masajear hasta que sentí como mi clitoris se inflamaba. ahí me asuste y pare, aunque se sintió bien.
Pasaron las semanas y esteban no me hablaba ni buscaba como antes, al parecer se sentía avergonzado, a diferencia de mi primo Miguel que llevaba tiempo penetrando a mi prima.
pasaron los meses y uno de los fines de semana que llego Javier, el hermano de Miguel, lo escuche hablar que ya tenia novia, debo admitir que me sentí un poco celosa, bueno en realidad muy celosa, así que hice lo que cualquier pendeja de 11 años haría, tocarle el pene con mis pies mientras comíamos.
Al principio corrió mi pies, pero ante mi insistencia se acomodo para que sobe su pene erecto. Miguel, que estaba sentado a su lado, se dio cuenta, y se fue enojado a su habitación. yo no le hice caso, así que continúe, hasta que vi que nadie mas estaba en la cocina y le abrí mi boca, en señal de que se lo quería mamar, Javier sonrió y movió la cabeza diciendo «no» yo continúe con la boca abierta diciendo «si» con la cabeza.
Pronto nos levantamos y yo fui a dejar la comida a la despensa, espere a que Javier me siga pero no paso. Solo sentí como salía de la casa, así que me fui a mi habitación muy decepcionada, digo, quien no querría penetrar una vaginita apretada?
antes de entrar a mi habitación, pensé en ir a ver a Miguel, y al entrar, estaba con la polera sujetada en su barbilla, sus calzoncillos en sus pies y sus manos jugando con su pene, me miró con sus ojos celestes, mordió sus libios y se abrió de pierna, su mano igual de gordas que su pene, estaba con una especie de espuma blanca. él me invita a pasar y yo sin dudarlo me subí a la cama. pero el me detiene con su pies y dice:
-espera, si quieres, sácame el calzoncillo con la boca, y obedecí, agarre su calzoncillo con olor a bolas y orina con mi boca y lo tiro al piso, -me gusta que obedezcas,- me dice, y le sonreí, ya estaba acostumbrada a que estoy hombres me manden. -¿lo quieres?- me dijo mientras agitaba su pene con sus manos, sonriendo.
y le respondo -si-
-¿cuanto? -,
-Mucho- como no me había funcionado con Javier, toda la calentura lo quería sacar mi Miguel.
-bésame el pie- me dice y lo levanta a la altura de mi cara. sentía su olor a pie sudado, pero tenia muchas ganas, así que se lo lamí. Miguel se puso a reír como idiota y de inmediato me ordeno:
-ya ven a mamar como te gusta
yo me acerque y metí su pene en mi boca, además de estar salado, sabia mucho a semen y no era primera vez que sentía como una pasta cremosa al rededor de su prepucio, así que cerré los ojos y continúe. miguel suspiró se relajó, puso sus manos en mi cabeza para acomodar mi pelo y me comenzó a empujar hacia su pene, yo lleve una de mis manos hacia mi vulvita mojada y me comencé a estimular, estaba tan caliente, hasta que Miguel estiro sus pies y sentí su chorro caliente caer en mi lengua y garganta. Miguel puso sus manos en su cara y me dijo que me vaya.
fui directo al baño y al abrir la puerta me encuentro a mi abuelo orinando. su pene grande y moreno caía flácido mientras comenzaba a tirar un fuerte chorro hacia el inodoro, yo lo quede viendo por la impresión, mi abuelo me mira y dice, cierra la puerta, y lo hice, pero me quede a dentro observándolo. mi abuelo se ríe y me dice:
-no habías visto uno? -mientras lo agitaba después de haber orinado
no sé que conteste, pero si se que pase mi lengua por mis labios. Mi abuelo mantuvo su pene afuera y me dice
-lo quieres tocar?
y le dije que si, me acerque y vi como su pene se comenzó a erectar, mi abuelo era alto, yo alcanzaba a llegar la altura de su ombligo mas o menos, su camisa a cuadros tenia los botones que reventaban por su panza, tome su pene grueso peludo y moreno que apenas cabían en mis manitas. su cabeza oculta por su prepucio se comenzó a asomar y me dice.
– ya hija mámala, de aquí siento el olor a pene de tu boca.
sentí que mi alma se iba de mi cuerpo, y comencé a sudar en frio, claro, había ido a cepillarme. levante la mirada y media aturdida abrí la boca, su pene caliente se acerco a mis labios y puse su cabeza en mi boca como un chupete, era muy grueso para que me quepa en la boca así que solo le chupetee la cabeza.
-que buena nenita eres.- me dice y comienza a acariciar mi pelo. estuvimos así un rato hasta que se guarda el pene y me dice, cepíllate tranquila, y se va del baño.
Woooooooooooow, delicioso!