Profesora con el hijo del director
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
-Estuve a punto de hablarte -me dijo Santi-. En ese bar, el otro día, te vi.
-Podías haberlo hecho.
-Sí, pero… no sabía. No quería que te enfadases – confesó.
-¿Y por qué me iba a enfadar?
Es una situación muy rara. Yo, una profesora, cenando con Santi, el hijo del director de mi colegio.
-¿Cuántos años tienes? -le pregunté.
-22. Y tú… poco más. Bueno, perdona, no quería preguntarte tu edad, pero imagino que no llegas a los 30.
-No te equivocas.
Tengo 27. Miro a este chico… 22 años, casi es un niño. Pero tiene mucha labia, habla como un adulto. ¡Es tan guapo…! Rubio, pelo engominado, muy alto y delgado.
-El otro tío es un estúpido -suelta de repente. Eres preciosa. ¿Está ciego o qué?
Sé perfectamente de quién habla. El otro día en el bar, Pablo, el chico del que estoy enamorada, me rechazó.
Santi me acaricia la mano. Le devuelvo la caricia. Me gusta resultarle atractiva a alguien. Es Pablo el que se equivoca. Soy atractiva aunque él no lo crea.
Acabamos de cenar y damos un pequeño paseo antes de sentarnos en un banco. Allí, Santi me pasa la mano por la pierna, por encima de la rodilla hacia arriba. Me besa y yo le devuelvo el beso. Me toca las tetas, y luego baja la mano y toca mi coño a través de la ropa.
-Vamos -dice.
Subimos a su coche.
-No le diré nada a mi padre. Nunca. Te lo prometo -asegura-. ¿Vamos a tu casa?
Asiento.
Llegamos a mi casa. Me besa. Me baja el pantalón y toca insistentemente mi vagina. Me acaricia el clítoris con cuidado. Mete un dedo en mi coño. Estoy húmeda.
Se quita la camiseta, dejando al descubierto su esbelto torso. Me toca las tetas. Me besa, me muerde los labios. Me coge la mano y la lleva a su pene,que ya está duro. Se desabrocha el pantalón y se lo quita. Sus calzoncillos marcan el prominente pene.
Nos desnudamos completamente. Me lame los pezones.
Me empuja al sofá y se pone encima de mí. Me toca el clítoris y me mete varios dedos en el coño. Busca en la chaqueta y saca un paquete de condones. Se coloca uno y me mete la polla hasta el fondo. Grito de placer. Se retira un poco, mete, saca, mete, saca. Vuelve a penetrar hasta el fondo y se corre en pocos minutos.
-Tenía muchas ganas. No podía aguantar. En la próxima duraré más -aseguró.
Vamos a la cama y descansamos un poco. Luego me lame el coño. Cambiamos y le chupo la polla. Nos ponemos a cuatro patas y me vuelve a follar vaginalmente. Es verdad que dura más.
Estamos cansados y nos quedamos dormidos. Hacia al amanecer, el roce de su mano contra mi coño me despierta. Le toco el pene y me coloco encima de él. Se corre dentro de mí.
Descansa un rato, se viste y se va. Con un simple adiós. A Pablo le estaría bien ver esto.
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