Prohibida Atracción: La Historia de Emma y Ethan
Emma y Ethan, hermanos y confidentes, descubren un deseo prohibido el uno por el otro. Su pasión los consume, pero su amor es un secreto que deben guardar cuidadosamente. ¿Podrán mantener su relación en secreto?».
Parte 1
Emma siempre había sido una joven dotada de una imaginación exuberante y una curiosidad insaciable. Desde temprana edad, su espíritu aventurero la llevó a soñar despierta con mundos lejanos y explorar los rincones más ocultos de su mente. A los 18 años, su presencia era tan cautivadora como su imaginación; alta y delgada, con su cabello rubio que caía en suaves ondas hasta sus hombros y unos ojos azules profundos, como el océano en calma. Vivía en las afueras de Seattle con su hermano mayor, Ethan, de 25 años. Su relación había sido siempre una fuente de fortaleza y cariño, pero un trágico suceso había profundizado aún más su vínculo.
Hace tres años, la vida de Emma y Ethan cambió drásticamente cuando sus padres fallecieron en un devastador accidente automovilístico. La pérdida fue un golpe cruel y desgarrador, y ambos se encontraron en una batalla interminable contra el dolor. Juntos, decidieron aferrarse a la casa familiar, transformándola en un santuario de consuelo y amor, un lugar que se convirtió en el refugio en el que sus corazones podían sanar.
Ethan, el mayor de los dos, asumió de inmediato el rol de figura paterna. Su éxito como fotógrafo le permitió viajar por el mundo, capturando la esencia de lugares y momentos efímeros. Aunque su agenda estaba repleta de compromisos y desplazamientos internacionales, Ethan siempre encontraba tiempo para Emma, quien se convertía en el centro de su universo cuando él regresaba a casa.
Emma, por su parte, era una estudiante excepcional en su último año de secundaria. Su pasión por la literatura y las artes la llevaba a soñar con asistir a una universidad de artes liberales. En sus tardes libres, se sumergía en el mundo de los libros y visitaba galerías de arte y museos, donde se perdía en la belleza de las obras y en su propio universo de fantasía. Sus pensamientos eran un mar de aventuras emocionantes y relatos que ansiaba plasmar en palabras.
La casa que compartían se había transformado en un refugio casi sagrado. Ubicada en un barrio apacible, rodeada por la frondosidad de los árboles y un jardín que florecía en el patio trasero, ofrecía un rincón ideal para que Emma se dedicara a sus lecturas y reflexiones. El jardín, en particular, era un lugar especial donde ella encontraba paz, sentada bajo la sombra de un roble antiguo, leyendo en medio del susurro de las hojas.
La conexión entre Ethan y Emma era profunda y auténtica. Su relación trascendía el mero vínculo fraternal, convirtiéndose en un lazo indestructible de apoyo mutuo. Ethan había tomado sobre sí la responsabilidad de proteger y guiar a Emma, y ella admiraba su fortaleza y dedicación. Aunque Ethan había estado soltero durante un tiempo, centrado en su carrera y en su hermana, Emma había tenido relaciones pasajeras durante su adolescencia, ninguna de las cuales había logrado capturar su corazón de manera duradera.
A pesar de sus esfuerzos y sueños individuales, ambos compartían aspiraciones que los unían. Ethan deseaba expandir su negocio de fotografía y eventualmente abrir su propia galería de arte, un sueño que le permitiría combinar su pasión con un nuevo proyecto. Emma, por su parte, soñaba con publicar su primera novela y exhibir sus pinturas en una galería, deseando que su creatividad y talento fueran reconocidos. En sus respectivas búsquedas, encontraban consuelo y aliento en la presencia del otro, navegando juntos por los desafíos y celebrando los triunfos, unidos en su inquebrantable vínculo.
Parte 2
A medida que el tiempo pasaba, la relación entre Emma y Ethan se volvía cada vez más estrecha. Compartían risas, secretos y un vínculo inquebrantable. Ethan siempre estaba allí para apoyar a Emma en sus sueños y aspiraciones, y ella encontraba consuelo en su presencia tranquilizadora.
Una tarde, mientras Emma estudiaba en su habitación, Ethan entró para ver cómo estaba. Emma, absorta en su libro, no se dio cuenta de su presencia hasta que sintió su cálida mano en su hombro.
«¿Te gustaría un descanso, hermanita?», preguntó Ethan suavemente, su voz llena de preocupación. «Parece que has estado estudiando sin parar durante horas».
Emma sonrió y asintió, cerrando su libro con un suspiro. «Sí, un descanso suena bien. ¿Tienes algo en mente?», preguntó, curiosa.
«Bueno, pensé que podríamos ir a dar un paseo por el parque», sugirió Ethan. «El aire fresco y un poco de ejercicio podrían ayudarte a despejar la mente».
Emma se levantó de su escritorio y se estiró, sintiendo la tensión en sus hombros. «Suena perfecto», dijo, sonriendo. «Me encantaría un poco de aire fresco».
Mientras caminaban hacia el parque cercano, Emma y Ethan charlaban animadamente sobre sus vidas. Emma le contó a Ethan sobre su último proyecto de arte y su sueño de exhibir su trabajo algún día. Ethan, por su parte, compartió sus planes para una próxima exposición fotográfica.
El sol de la tarde brillaba a través de las hojas de los árboles, creando un ambiente cálido y acogedor. Emma se sentía relajada y contenta, caminando junto a su hermano mayor. Sin embargo, a medida que hablaban y reían, algo dentro de ella comenzó a cambiar.
Mientras caminaban por un sendero sombreado, Emma sintió un repentino cosquilleo en su estómago cuando Ethan se rió de algo que ella había dicho. Su sonrisa era radiante, y en ese momento, Emma se dio cuenta de lo atractivo que era su hermano.
Emma se sorprendió de sus propios pensamientos. Nunca antes había considerado a Ethan de esa manera. Pero ahora, mientras caminaban uno al lado del otro, notó la forma en que sus músculos se tensaban debajo de su camiseta y cómo el sol hacía que su cabello oscuro brillara.
Esa noche, mientras Emma se preparaba para dormir, no podía dejar de pensar en Ethan. Recordó la forma en que la había hecho reír ese día, y cómo su presencia siempre la hacía sentir segura y amada. Pero también había algo más, una atracción que no podía negar.
Emma se preguntó si Ethan alguna vez la había visto de esa manera. Se preguntó si él también había sentido esa chispa, ese deseo que la consumía. Sabía que sus pensamientos eran prohibidos, pero no podía evitar sentirse atraída por su hermano mayor.
Los días siguientes fueron una tortura para Emma. Intentaba ignorar sus sentimientos, pero cada vez que veía a Ethan, su corazón latía con fuerza y su cuerpo se tensaba con deseo. Una noche, mientras Ethan estaba trabajando en su estudio, Emma se encontró a sí misma de pie frente a la puerta, indecisa sobre si entrar o no.
Finalmente, reunió el coraje y entró en la habitación. Ethan estaba sentado en su silla, concentrado en su computadora, y no se dio cuenta de su presencia de inmediato. Emma se quedó quieta, observando la forma en que la luz de la lámpara acentuaba sus rasgos fuertes y la forma en que sus manos se movían hábilmente sobre el teclado.
«¿Hay algo que necesitas, Emma?», preguntó Ethan, finalmente notando su presencia. Su voz sonó cálida y acogedora, y Emma sintió un cosquilleo en su estómago.
«Oh, lo siento», murmuró Emma, sintiéndose un poco tonta. «Solo quería ver cómo estabas. Pensé que podríamos pasar un rato juntos antes de ir a dormir».
Ethan sonrió y se levantó de su silla, acercándose a ella. «Por supuesto, hermanita. ¿Cómo te ha ido hoy? ¿Alguna novedad emocionante en la escuela?».
Emma se sintió invadida por una oleada de emociones. Quería decirle a Ethan lo que estaba sintiendo, pero las palabras se atascaron en su garganta. En su lugar, se limitó a sonreír y decir: «Todo está bien. Solo extrañaba pasar tiempo contigo».
Ethan la abrazó y le dio un beso en la frente. «Siempre estoy aquí para ti, lo sabes», dijo suavemente. «Ahora, ¿por qué no te relajas y me cuentas sobre tu día mientras preparo algo de té?».
Emma asintió, sintiendo una mezcla de alivio y decepción. Quería decirle a Ethan lo que estaba sintiendo, pero al mismo tiempo, temía arruinar su relación si él no sentía lo mismo. Así que se sentó en el sofá y comenzó a hablar sobre su día en la escuela, mientras Ethan preparaba el té en la cocina.
Mientras bebían su té y charlaban, Emma no podía dejar de pensar en lo que estaba sucediendo entre ellos. Sabía que sus sentimientos eran intensos y profundos, pero no estaba segura de cómo expresarlos o incluso si Ethan los correspondía.
Parte 3
Esa noche, después de que Ethan se retiró a su habitación, Emma se quedó sola en la sala, sumergida en sus pensamientos. La conversación con Ethan la había dejado intranquila, y no podía dejar de pensar en la intensidad de sus sentimientos.
Emma subió a su habitación y cerró la puerta detrás de ella. Se acercó a la ventana, sintiendo la brisa fresca de la noche en su rostro. La luna brillaba en el cielo, bañando la habitación con una luz suave y etérea.
Emma se sentó en su cama, sus pensamientos girando en torno a Ethan. Recordó la forma en que la había abrazado esa noche, la calidez de su sonrisa y la profundidad de su voz. A medida que sus dedos jugueteaban con el dobladillo de su camiseta, sintió un cosquilleo en su estómago.
Sin darse cuenta, sus manos comenzaron a deslizarse por su cuerpo, acariciando su piel suave. Sus dedos se movieron hacia arriba, acariciando sus pechos a través de la tela de su camiseta. Un suspiro escapó de sus labios mientras sus pezones se endurecían bajo su toque.
Emma se recostó en su cama, sus manos ahora explorando su cuerpo con un propósito claro. Deslizó su camiseta por encima de su cabeza, exponiendo sus pechos a la fresca brisa de la noche. Sus pezones estaban erectos y sensibles, y ella los acarició suavemente, disfrutando de la sensación.
Sus manos bajaron hacia su abdomen, deslizándose sobre su piel suave y tersa. Sus dedos se detuvieron en el borde de sus pantalones cortos, dudando por un momento antes de deslizarse debajo de la tela.
Emma cerró los ojos, imaginando que era Ethan quien la tocaba. Sus dedos se movieron hacia su centro, acariciando suavemente su sexo a través de su ropa interior. Un gemido suave escapó de sus labios mientras sus dedos se movían en círculos, provocando un placer intenso.
Mientras sus dedos se movían con más urgencia, Emma imaginó los ojos de Ethan posados sobre ella, llenos de deseo. Imaginó sus manos fuertes y hábiles explorando su cuerpo, reclamándola como suya. La idea la excitó aún más, y sus movimientos se volvieron más frenéticos.
Con una mano, Emma bajó sus pantalones cortos y su ropa interior, exponiendo su sexo húmedo y ansioso. Sus dedos encontraron su clítoris sensible, y comenzó a masajearlo con movimientos lentos y circulares. Sus gemidos se volvieron más fuertes a medida que su placer aumentaba.
La imagen de Ethan en su mente se volvió más vívida. Lo imaginó desnudo, su cuerpo musculoso brillando a la luz de la luna. Lo vio acercándose a ella, su mirada llena de deseo mientras se inclinaba para besarla.
Emma introdujo un dedo en su vagina, gemiendo al sentir la sensación de llenura. Imaginó que era Ethan quien la penetraba, reclamándola como suya. Sus movimientos se volvieron más rápidos y urgentes, siguiendo el ritmo de sus fantasías.
«Ethan», susurró, su voz entrecortada por el deseo. «Oh, Ethan».
Mientras su placer aumentaba, Emma imaginó a Ethan encima de ella, sus cuerpos unidos en una pasión desenfrenada. Sintió una ola de éxtasis abrumadora, y su cuerpo se tensó mientras alcanzaba el clímax. Un gemido ahogado escapó de sus labios mientras su cuerpo temblaba con la intensidad de su orgasmo.
Cuando finalmente se calmó, Emma se sintió abrumada por una mezcla de emociones. Por un lado, se sentía culpable por sus deseos prohibidos, pero por otro lado, no podía negar la intensidad de sus sentimientos por Ethan.
Se recostó en su cama, tratando de calmar su respiración agitada. Sabía que lo que había hecho era solo el comienzo, y que su relación con Ethan estaba a punto de cambiar para siempre.
Parte 4
Los días siguientes fueron una prueba de paciencia y discreción para Emma. Después de su conversación en el estudio de Ethan, ella estaba decidida a avanzar lentamente y con cuidado. Sabía que sus sentimientos por su hermano eran intensos, pero también entendía la importancia de no apresurar las cosas.
Una tarde, mientras Ethan estaba trabajando en su estudio, Emma decidió preparar una cena especial para los dos. Quería crear un ambiente romántico y relajado, esperando que Ethan bajara la guardia y permitiera que sus sentimientos salieran a la superficie.
Emma pasó la tarde en la cocina, preparando el plato favorito de Ethan y creando una atmósfera acogedora. Encendió algunas velas y puso música suave de fondo. Quería que todo fuera perfecto, creando una atmósfera que invitara a la intimidad.
Cuando Ethan finalmente salió de su estudio, el aroma de la comida lo atrajo a la cocina. «Huele delicioso, Emma», dijo, sonriendo. «No sabía que tenías planes de chef esta noche».
Emma sonrió y se acercó a él, ofreciéndole una copa de vino. «Pensé que podríamos disfrutar de una cena tranquila juntos», dijo, su voz suave y sugerente. «Ha sido una semana ajetreada, y quería relajarnos y pasar un rato juntos».
Ethan aceptó la copa de vino y se sentó a la mesa. Mientras comían y charlaban, Emma se aseguró de mantener la conversación ligera y agradable. Quería que Ethan se sintiera relajado y cómodo, creando un ambiente propicio para que sus sentimientos salieran a la superficie.
A medida que la noche avanzaba, Emma notó que Ethan se estaba relajando. Se rió de sus bromas y compartió historias de su semana. La atmósfera en la habitación era cálida y acogedora, y Emma podía sentir la tensión sexual creciendo entre ellos.
Cuando terminaron de cenar, Emma se ofreció a ayudar a Ethan con los platos. Mientras trabajaban juntos en la cocina, sus cuerpos se rozaban ocasionalmente, enviando oleadas de deseo a través de Emma.
«Gracias por esta deliciosa cena, Emma», dijo Ethan, sonriendo. «Ha sido un final perfecto para un día largo y agotador».
Emma sonrió y se acercó a él, colocando una mano en su brazo. «Me alegra que te haya gustado», murmuró, su voz baja y sugerente. «Me alegra poder hacerte sentir bien».
Ethan la miró a los ojos, y por un momento, Emma pensó que iba a ceder a la tentación. Pero entonces, él apartó la mirada y suspiró. «Deberíamos ir a dormir», dijo, su voz sonando un poco tensa. «Mañana será otro día ocupado».
Emma se sintió decepcionada, pero no se rindió. Sabía que Ethan estaba luchando contra sus propios deseos, y estaba decidida a avanzar lentamente y con cuidado. «Buenas noches, Ethan», murmuró, dándole un beso en la mejilla. «Duerme bien».
Mientras Emma se retiraba a su habitación, no podía dejar de pensar en Ethan. Sabía que él estaba sintiendo lo mismo que ella, pero algo lo estaba deteniendo. Decidió ser paciente y seguir creando momentos íntimos, esperando que Ethan finalmente cediera a la pasión que ambos sentían.
Parte 5
La mañana siguiente a la cena, Emma se despertó sintiéndose rejuvenecida y llena de esperanza. La conversación de la noche anterior con Ethan había sido reveladora, y ahora sabía que él compartía sus sentimientos. A pesar de la reticencia de Ethan, Emma podía ver el deseo en sus ojos, y sabía que su relación estaba destinada a florecer.
Mientras se preparaba para el día, Emma eligió cuidadosamente su atuendo, queriendo lucir atractiva para Ethan. Se puso un vestido que sabía que le gustaba, y se arregló el cabello y el maquillaje con cuidado. Quería que su apariencia reflejara la intensidad de sus sentimientos.
Cuando Ethan llegó a casa del trabajo, Emma lo recibió con una sonrisa radiante. «Hola, Ethan», dijo, acercándose para darle un beso en la mejilla. «Te ves cansado. ¿Cómo te fue el día?».
Ethan la miró a los ojos, y Emma pudo ver el deseo y la lucha interna en su mirada. «Fue un día largo y agotador», admitió, su voz sonando un poco tensa. «Pero ahora estoy aquí, y solo quiero relajarme y pasar tiempo contigo».
Emma asintió y tomó su mano, guiándolo hacia el sofá. «Me alegra que estés aquí», murmuró, acurrucándose a su lado. «He estado pensando en ti todo el día».
Ethan la abrazó y la atrajo hacia él, y Emma sintió su cuerpo tensarse con deseo. Sabía que Ethan todavía estaba luchando con sus sentimientos, pero también sabía que su deseo por ella era abrumador.
«Emma, tenemos que hablar sobre lo que está sucediendo entre nosotros», dijo Ethan, su voz grave y llena de conflicto. «No podemos seguir ignorando la realidad de nuestra situación».
Emma asintió, sintiendo una mezcla de emoción y nerviosismo. «Lo sé, Ethan. Y estoy lista para enfrentar lo que sea que venga. Te quiero y quiero explorar esto contigo, sin importar lo que otros puedan pensar».
Ethan suspiró y la miró a los ojos, su conflicto interno evidente en su mirada. «Te quiero, Emma. Y quiero estar contigo. Pero tenemos que ser cautelosos y discretos. Nadie puede saber de nosotros, y tenemos que asegurarnos de que esto no afecte negativamente nuestras vidas».
Emma asintió, comprendiendo la gravedad de sus palabras. «Lo sé, Ethan. Y estoy dispuesta a hacer lo que sea necesario para proteger nuestra relación. Nuestra felicidad es lo más importante».
Ethan la abrazó con fuerza, y Emma sintió su corazón latiendo contra el suyo. Sabía que habían cruzado un umbral, y que su relación nunca volvería a ser la misma.
Más tarde esa noche, mientras disfrutaban de una copa de vino después de la cena, Emma decidió llevar las cosas al siguiente nivel. Se acercó a Ethan y lo besó apasionadamente, dejando que sus manos exploraran su cuerpo.
Ethan respondió a su beso con igual intensidad, sus manos aferrándose a ella con urgencia. La llevaron a su habitación, donde la pasión se desató.
Emma se arrodilló frente a Ethan, mirándolo a los ojos mientras desabotonaba su pantalón. Sabía que este era un momento crucial, su primer acto sexual juntos. Quería que fuera especial y memorable.
Con movimientos lentos y deliberados, Emma liberó el miembro erecto de Ethan de su prisión de tela. Lo sostuvo suavemente en su mano, admirando su tamaño y su dureza. Luego, con una sonrisa traviesa, lo acercó a sus labios y lo besó suavemente.
Ethan gimió y se inclinó hacia atrás, disfrutando de la sensación de los labios de Emma en su piel sensible. Emma comenzó a lamer y besar su longitud, saboreando su sabor y textura. Con una mano, acariciaba sus testículos, sintiendo su suavidad y peso.
Ethan cerró los ojos, entregándose al placer que Emma le estaba proporcionando. Sus manos se enredaron en el cabello de Emma, guiándola en sus movimientos. «Oh, Emma», gimió, su voz entrecortada por el deseo. «Sigue, por favor».
Emma obedeció, tomando su miembro en su boca y comenzando a mover su cabeza hacia arriba y hacia abajo. Saboreó su esencia, disfrutando de la sensación de su dureza en su boca. Con su mano libre, acariciaba sus testículos y la base de su pene, intensificando su placer.
Ethan gemía y se retorcía debajo de ella, perdido en la sensación abrumadora. Emma podía sentir su deseo y su lucha por controlarse, y eso la excitaba aún más. Aumentó el ritmo, moviendo su boca hacia arriba y hacia abajo con más urgencia.
«Emma, me voy a correr», gimió Ethan, su voz llena de necesidad. «No puedo aguantar más».
Emma sonrió y continuó moviendo su boca, sabiendo que estaba a punto de darle a Ethan un placer intenso. Sintió su miembro tensarse en su boca, y luego una oleada de calor llenó su boca cuando Ethan alcanzó el clímax. Tragó, saboreando su esencia, y sintió una ola de intimidad y conexión con su hermano.
Ethan se desplomó en la cama, jadeando por aire. Emma se recostó a su lado, sintiendo su corazón latir con fuerza. Sabía que habían cruzado un umbral, y que su relación nunca volvería a ser la misma.
Parte 6
Después de la intensa experiencia de la noche anterior, Emma y Ethan se despertaron lentamente, sintiendo la calidez y la intimidad del otro. La habitación estaba bañada por la suave luz de la mañana, creando una atmósfera tranquila y sensual.
«Buenos días, hermosa», murmuró Ethan, su voz ronca y adormilada. Acarició suavemente el cabello rubio de Emma, disfrutando de la sensación de sus suaves mechones entre sus dedos. «Cómo dormiste?».
Emma se estiró perezosamente, sintiendo la calidez del cuerpo de Ethan contra el suyo. «Dormí como un bebé», respondió, su voz aún adormilada. «Me sentí segura y amada a tu lado».
Ethan sonrió y la atrajo hacia él, envolviéndola en un abrazo protector. «Me alegra que te hayas sentido así», dijo, su voz llena de afecto. «Siempre quise que te sintieras segura y amada».
Se quedaron en silencio durante unos momentos, disfrutando de la comodidad de estar en los brazos del otro. Finalmente, Ethan se separó y se sentó en la cama, estirando sus brazos por encima de su cabeza. «Tengo que ir a trabajar pronto», dijo, su voz sonando un poco cansada. «Pero antes, quiero pasar un poco más de tiempo contigo».
Emma sonrió y se sentó a su lado, tomando su mano. «Me encantaría pasar tiempo contigo», dijo, su voz llena de calidez. «Pero no quiero que llegues tarde a trabajar».
Ethan la besó suavemente en los labios, su barba rascando suavemente su piel. «No te preocupes por eso», dijo. «Tengo tiempo antes de tener que irme».
Se quedaron mirándose a los ojos durante unos momentos, y Emma pudo ver el deseo brillando en los ojos de Ethan. Su hermano mayor siempre había sido protector con ella, pero ahora había una nueva intensidad en su mirada que la hacía sentir mariposas en el estómago.
Ethan se inclinó hacia adelante y besó a Emma con pasión. Sus labios se movieron en sincronía, y Emma sintió una ola de deseo recorrer su cuerpo. Ethan la abrazó con fuerza, y ella pudo sentir la erección de su hermano presionando contra su cuerpo.
«Emma, te deseo tanto», murmuró Ethan, su voz ronca y llena de anhelo. «Quiero hacerte mía de todas las maneras posibles».
Emma gimió y se inclinó hacia atrás, exponiendo su cuello a los besos y caricias de Ethan. «Hazme tuya, Ethan», susurró, su voz entrecortada por el deseo. «Quiero sentirte en mí».
Ethan bajó sus besos por el cuello de Emma, dejando un rastro de besos ardientes en su piel sensible. Sus manos exploraron su cuerpo, acariciando sus pechos y estómago. Emma gimió y se arqueó hacia él, disfrutando de la sensación de sus manos en su cuerpo.
Ethan se arrodilló en la cama y comenzó a besar y lamer los pechos de Emma, tomando uno de sus pezones erectos en su boca y chupando suavemente. Emma gimió y se retorció, disfrutando de la sensación de su boca en sus pechos sensibles.
«Oh, Ethan, eso se siente tan bien», gimió Emma, su voz entrecortada por el deseo. «Por favor, no te detengas».
Ethan sonrió y continuó su exploración, bajando sus besos por el abdomen de Emma hasta llegar a su vello púbico. Apartó lentamente sus piernas, revelando su vagina húmeda y ansiosa. La miró durante un momento, admirando su belleza.
«Eres tan hermosa, Emma», murmuró Ethan, su voz llena de deseo. «Tu vagina es como un tesoro que no puedo esperar a explorar».
Emma se sonrojó y se mordió el labio inferior, sintiendo una mezcla de emoción y anticipación. «Por favor, Ethan, tómame», susurró. «Quiero sentir tu boca en mí».
Ethan sonrió y bajó su cabeza, colocando un beso suave en los labios de la vagina de Emma. Luego, extendió sus labios con sus dedos y comenzó a lamer su clítoris con suaves movimientos circulares.
Emma gimió y se arqueó hacia atrás, disfrutando de la sensación de la lengua de Ethan en su clítoris sensible. «Oh, Ethan, eso se siente increíble», gimió, su cuerpo temblando de placer. «Por favor, no te detengas».
Ethan obedeció, aumentando la intensidad de sus lamidas y chupones. Extendió las piernas de Emma aún más, exponiendo su vagina completamente a su exploración. Con una mano, separó cuidadosamente los pliegues de sus labios y comenzó a lamer y chupar su interior, saboreando sus jugos dulces.
Emma gimió y se retorció en la cama, sintiendo una ola de placer recorrer su cuerpo. «Oh, Ethan, eso es maravilloso», gimió, su voz entrecortada por el deseo. «Sigue, por favor».
Ethan introdujo un dedo en la vagina de Emma, moviéndolo lentamente hacia adentro y hacia afuera mientras continuaba lamiendo su clítoris. Emma gimió y se retorció, sintiendo una sensación abrumadora de placer. «Ethan, me estoy acercando», gimió, su cuerpo tensándose.
«Déjalo ir, Emma», susurró Ethan, su voz ronca y llena de deseo. «Quiero sentirte venir en mi boca».
Emma gimió y se abandonó al placer, sintiendo una ola de éxtasis recorrer su cuerpo. Su vagina se contrajo alrededor del dedo de Ethan, y ella sintió un orgasmo explosivo que la dejó temblando y sin aliento.
Ethan sonrió y continuó lamiendo y chupando su vagina, saboreando sus jugos mientras ella se calmaba lentamente. Luego, se sentó en la cama y la miró con deseo. «Ahora es mi turno», dijo, su voz ronca y llena de anhelo.
Emma sonrió y se acercó a él, tomando su miembro erecto en su mano. «Me encantaría complacerte, Ethan», dijo, su voz sonando seductora. «Quiero sentirte en mi boca».
Ethan gimió y se recostó en la cama, dejando que Emma tomara el control. Ella bajó su cabeza y lamió lentamente la longitud de su pene, disfrutando de la sensación de su dureza en su lengua. Luego, tomó la punta en su boca y comenzó a chupar suavemente, disfrutando del sabor de su hermano.
«Oh, Emma, eso se siente increíble», gimió Ethan, su cuerpo tensándose de placer. «Toma todo en tu boca, por favor».
Emma obedeció, tomando lentamente la longitud de su pene en su boca y garganta. Sintió su miembro tensarse y palpitar en su boca, y supo que estaba cerca del clímax. Con una mano, acarició sus testículos, masajeándolos suavemente.
«Emma, me voy a correr», gimió Ethan, su voz llena de necesidad. «Quiero sentir tu boca en mí cuando me corra».
Emma sonrió y continuó chupando y lamiendo su pene, sabiendo que estaba a punto de alcanzar el clímax. Sintió su esencia llenando su boca, y se tragó cada gota, saboreando su sabor.
Ethan gimió y se desplomó en la cama, jadeando por aire. «Eso fue increíble, Emma», dijo, su voz sonando ronca y satisfecha. «Nunca he sentido algo así antes».
Emma sonrió y se recostó a su lado, sintiendo la calidez de su cuerpo contra el suyo. Sabía que habían compartido algo especial, algo que los unía aún más. «Ethan, quiero más», susurró, su voz llena de deseo. «Quiero sentirte dentro de mí».
Ethan la miró a los ojos, y Emma pudo ver el amor y la pasión en su mirada. «Lo sé, Emma», dijo, su voz suave y llena de emoción. «Y yo también lo quiero. Pero primero, quiero prepararte».
Ethan se levantó de la cama y abrió un cajón, sacando un frasco de lubricante. «Quiero asegurarnos de que estés lista para mí», dijo, su voz ronca y llena de deseo. «No quiero hacerte daño».
Ethan se acercó a Emma y comenzó a untar el lubricante en sus dedos, calentándolo un poco para que estuviera a una temperatura confortable. «Relájate, Emma», murmuró, su voz suave y tranquilizadora. «Quiero que esto sea placentero para ti».
Emma asintió, sintiendo una mezcla de emoción y anticipación. Ethan se colocó detrás de ella y comenzó a masajear su entrada con un dedo lubricado, moviéndolo lentamente y con cuidado. Emma gimió y se inclinó hacia adelante, disfrutando de la sensación de su dedo deslizándose dentro de ella.
«Oh, Ethan, eso se siente bien», gimió Emma, su voz entrecortada por el deseo. «Sigue, por favor».
Ethan obedeció, introduciendo lentamente un segundo dedo y estirando lentamente su entrada. Emma gimió y se retorció, sintiendo una sensación de plenitud. «Ethan, por favor», gimió, su cuerpo temblando de deseo.
Ethan sonrió y continuó preparándola, asegurándose de que estuviera lista para él. Con movimientos lentos y deliberados, masajeó su interior, buscando el punto que la haría temblar.
«Oh, Ethan, ahí», gimió Emma, su voz entrecortada por el placer. «Por favor, no te detengas».
Ethan encontró su punto G y comenzó a estimularlo con movimientos circulares, mientras con su otra mano acariciaba sus pechos y pezones. Emma gimió y se retorció, sintiendo una ola de placer recorrer su cuerpo.
«Ethan, por favor», gimió Emma, su cuerpo tensándose. «Quiero sentirte dentro de mí ahora».
Ethan sonrió y se colocó entre las piernas de Emma. Con cuidado, alineó su miembro erecto con su entrada y comenzó a empujar lentamente. Emma gimió y se arqueó hacia atrás, sintiendo la sensación de ser llenada por su hermano.
«Oh, Ethan, eso se siente tan bien», gimió Emma, su voz entrecortada por el deseo. «Sigue, por favor».
Ethan obedeció, empujando lentamente hasta que estuvo completamente dentro de ella. Se quedó quieto durante unos momentos, disfrutando de la sensación de estar unido a su hermana. Luego, comenzó a moverse lentamente, entrando y saliendo de ella con movimientos suaves y profundos.
Emma gimió y se retorció debajo de él, sintiendo una ola de placer recorrer su cuerpo. «Oh, Ethan, eso es putamente delicioso», gimió, su voz entrecortada por el deseo. «Sigue, por favor».
Ethan aumentó el ritmo, moviéndose hacia adelante y hacia atrás con movimientos firmes y deliberados. Emma gimió y se arqueó hacia atrás, sintiendo la conexión profunda entre ellos. «Ethan, me voy a venir en tu polla», gimió, su cuerpo tensándose.
«salpícame, Emma», susurró Ethan, su voz ronca y llena de deseo. «Quiero sentir tu venida en mi polla».
Emma gimió y se abandonó al placer, sintiendo una ola de éxtasis recorrer su cuerpo. Su vagina se contrajo alrededor del miembro de Ethan, y ella sintió un orgasmo explosivo que la dejó temblando y sin aliento.
Ethan gimió y se dejó llevar por el placer, sintiendo la contracción de la vagina de Emma alrededor de él. Continuó moviéndose, prolongando su propio clímax. Finalmente, alcanzó el clímax, llenando a Emma con su esencia.
Se quedaron en silencio durante unos momentos, disfrutando de la intimidad de su unión. Ethan besó suavemente el cuello de Emma, y ella se acurrucó contra él, sintiendo su corazón latiendo con fuerza.
«Ethan, te amo», susurró Emma, su voz suave y llena de emoción. «Nunca me imaginé que nuestra relación podría ser tan profunda».
Ethan la abrazó con fuerza, sintiendo la calidez y la intensidad de su conexión. «Yo también te amo, Emma», murmuró, su voz ronca y llena de amor. «Nuestro vínculo es único y especial. Nadie más puede entenderlo».
Se quedaron en silencio durante unos momentos, disfrutando de la calidez y la intimidad del momento. Finalmente, Ethan rompió el silencio. «Emma, tenemos que hablar», dijo, su voz sonando seria. «Lo que hacemos… es increíble. Pero tenemos que ser cautelosos y mantenerlo en secreto. Nadie puede saber que te follo».
Emma asintió, sintiendo una mezcla de emoción y anticipación. Sabía que su relación era prohibida y tabú, pero también sabía que su amor era real y profundo. «Lo sé, Ethan», dijo, su voz suave y llena de emoción. «Y estoy de acuerdo. Nadie puede saber lo que hay entre nosotros».
Se abrazaron con fuerza, sintiendo la intensidad de su conexión. Sabían que su relación había cambiado para siempre, y que su vida juntos nunca volvería a ser la misma.
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