Prosa erótica a las mujeres de sexo sin tabúes
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Erosman30.
Llegas con tu vestido verde y vaporoso, el cual se constituye en una segunda piel. Fragil armadura de seda, que sin embargo es el lindero de los limites prohibidos y ocultos debajo de la ropa. Alli estas, concentrada en una idea fija, delirante embriagadora; el deseo te ha acometido de manera feroz desde la noche anterior. La Tregua que le brindaba el mundo exterior a tu deseo atavico se ha roto inexorablemente, por lo menos de momento. Y de repente, los pasos del hombre resuenan por la habitación. abren anhelantes. Helo alli; Un huesped extraño, codiciado y codiciable. Su mano mas timida se posa sobre tu cabello en un ademan de calidez. La otra, mas audaz, te atrae hacia él ¿cómo es que todo sucede tan rapido? Es la última reflexión de ese corte que logras hacer, dado que tus sentidos se embotan al sentir su lengua reptando sobre tu cuello, inoculandole al mismo tiempo placer y delirio.
La Ruptura con el mundo sublimado de los animales racionales e sprofunda y definitiva. Una niebla roja envuelve tu vista, mientras la mano invasora desprende tu vestido con una maestria exquisita, como si no hubiese tenido otro proposito de existencia. El vestido se desliza hacia el suelo, en un viaje afortunado y feliz. Arriba, en tus alturas, tus pezones comienzan a tornarse rigidos, como si el contacto del vestido con la tierra hubiese ejercido sobre ellos una fuerza de gravedad inversa. Abajo, tu gruta de Venus se torna humeda, preludio del eclipse posterior de los cuerpos.
Cuando te penetro, pierdes la noción del tiempo, del espacio, del equilibrio y hasta de la identidad. Solo un lenguaje atavico reemplaza al articulado que usas de ordinario y cada gemido traduce tus emociones y te muestra una forma intensa de expresarte…
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