PUTA PERRITA CAGAVERGAS Segunda parte//
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por IvonnePutita.
Ya tenía algo de experiencia sexual luego de casi un año de meterme todo lo que podía por el culo o la vagina y además de que veía mucho porno.
Una noche asistí a la fiesta de quince años de una compañera de clases.
Iba muy arregladita, con un hermoso vestido celeste que se ajustaba muy bien a mi cintura y tenía un leve escote que dejaba insinuar un poco mis lindos senos.
En la fiesta conocí muchos chicos, que de inmediato se me pegaban como goma de mascar.
Pero la mayoría de ellos eran niños, casi todos de mi edad, así que no me entusiasmaban mucho.
Entonces me presentaron al primo de la quinceañera, Alfredo.
Alfredo y yo quedamos conversando de inmediato, olvidándome de los demás chicos.
Alfredo era bastante guapo, trigueño, de cabello negro lacio, alto y delgado, parecía adolescente, como de 17 o 18, pero me dijo que acababa de cumplir los 21 unas semanas antes.
Le creí, porque lucía bastante maduro y sofisticado.
Como era mayor de edad y podía beber licor, se sirvió un trago y me preguntó si yo quería.
Le dije que si, pero que se iban a dar cuenta.
A escondidas vertió su trago en el vaso donde tenía mi refresco, luego fue por otro trago para el.
Así lo hicimos varias veces.
La pasamos de lo más lindo, conversando de mi escuela, el de la universidad, de esto y aquello.
Como ya yo tenía varios tragos en la cabeza, me empecé a calentar y le pedí que bailáramos.
Mientras bailábamos el me decía que mis ojos eran preciosos y que era una chica muy linda.
Yo solo me sonreía, hasta que sentí una de sus manos dirigirse más abajo de mi cintura, tocándome las nalgas.
Lo miré a los ojos sin decir nada y en ese momento el me jaló, pegándome a su cuerpo.
Pude sentir algo duro y grande que empujaba contra mi vientre.
Me ruboricé y el me dijo que me veía muy encantadora así.
Luego me dijo que fuéramos a dar una vuelta en su auto y yo acepté.
Tan pronto subimos al auto, el se abalanzó sobre mi, tomándome de los hombros y besándome apasionadamente y acariciándome los senos.
Yo traté de comportarme como una señorita decente y le dije que dejara de tocarme así.
Se separó de mí y me pidió disculpas.
Puso en marcha el auto y dimos unas vueltas por la ciudad y le indiqué el camino a un mirador donde paramos.
Allí me dijo que yo era tan linda y le gustaba tanto que le hacía perder el control.
Volvió a besarme y al poco rato volvió a tocar mis senos, solo que esta vez no se lo impedí.
Luego metió su mano debajo de la falda de mi vestido para acariciar mis muslos y mis nalgas.
Yo ya estaba que ardía.
Me dijo que fuéramos a otro lado.
Me llevó a un cuarto que el tenía, dónde según el era su guarida.
Una vez en la habitación, comenzó a tratar de quitarme la ropa apresuradamente, pero le dije que tuviera cuidado, que iba a dañarme el vestido.
Entonces me dijo que me lo quitara yo y comencé a hacerlo mientras el se quitaba su ropa.
Quedé en ropa interior, nada sexy por cierto, pero era lo único que podía usar una niña de 14 años, mientras el ya estaba solo en calzoncillos.
Se acercó a mi y comenzó a besarme como loco, lo que me excitó muchísimo.
Sus manos y su lengua no se quedaban quietas, parecía tener más de 2 manos y me las metía por todos lados.
Así juntitos pude sentir a través de la ropa interior, su verga dura restregándose contra mi entrepierna.
Él, mientras, me estaba bajando el sostén y comenzaba a acariciar y chupar mis senos y a meter su otra mano por mis pantaletas, alcanzándome la rajita del culo y acariciándolo con un dedo, lo que me hizo estremecer como loca.
Luego colocó una mano sobre mi cabeza y comenzó a empujar hacía abajo, indicándome así que quería que me arrodillara.
Lo hice y vi el enorme bulto que tenía en sus calzoncillos.
Se los bajé y su pene saltó de el y casi me da en la cara.
Era larga y algo gruesa, curvada hacia arriba y con la cabeza expuesta.
Estaba tan dura que parecía una escultura de piedra.
Era una belleza de pene.
Comencé a masturbarla y a besar su cabeza, mientras yo me metía mi propio dedo en la vagina que ya empezaba a mojarse.
Comencé a mamársela como si estuviera hambrienta y a el le gustaba.
"¡Que bien mamas, muñequita!" me decía, "no pares".
Yo seguí mamándosela por cosa de 10 minutos cuando el me dijo que me detuviera, que iba a hacerlo venir.
Yo le respondí que quería que se viniera en mi boca, a lo que el se asombró y me dijo: "¡que bien!".
Se la seguí mamando por unos minutos más hasta que Alfredo me dijo que abriera la boca y segundos después me soltó varios chorros de leche en mi boca, que casi me ahoga.
Me bebí toda la leche que pude, pero un poco se me salía por la comisura de los labios, así que la limpié con mis dedos y los chupé.
¡Estaba riquísima! El tenía los ojos en blanco, gemía de placer y sus piernas temblaban.
Me sentí la chica más poderosa del mundo en ese momento.
No bien había terminado de lamer los restos de su semen de mis dedos, que Alfredo se recuperó y me levantó del piso, se arrodilló frente a mí y bajó rápidamente mis pantaletas, para encontrarse con mi lindo coñito rosadito.
Comenzó a besarlo y a hurgar en el con su dedo, como si hubiera un tesoro escondido dentro.
Me dijo que me acostara y me coloqué sobre el borde de la cama, mientras el separaba mis piernas.
Luego comenzó a lamer mi coñito, dandole especial atención a mi clítoris.
Nunca antes me habían hecho eso y me gustó muchísimo.
El continuó con la mamada de mi clítoris y yo comencé a gemir y a estremecerme todita.
Tenía mi rajita hecha un charco con una mezcla de mis efluvios vaginales y su saliva.
¡Que cosa más rica su lengua dentro de mí! Era increíble.
Tuve un orgasmo como nunca antes en mi vida, vi estrellas con los ojos abiertos y escuché fuegos artificiales.
¡Wao! Fue algo alucinante.
No terminaba de recuperarme de mi orgasmo cuando sentí una cosa dura y caliente que me penetraba rápidamente, lo que me hizo volver a la realidad.
¡Alfredo estaba metiéndome toda su verga de un solo envión! Sentí que 220 voltios de electricidad recorrían mi cuerpo.
Comenzó a cogerme con fuerza, como si el mundo se fuera a acabar y me decía "Que rica estás, niña linda.
" Me la metía toda en cada embate, ayudado por lo mojada que estaba mi rajita.
Sentía que en cada envión me golpeaba el tope de la vagina.
Que delicioso era tener esa verga dentro de mí.
Alfredo continúo cogiéndome con fuerza por largo rato, no me dolía, bueno, quizá un poquito, pero me gustaba horrores.
Me hizo cambiar de posición varias veces y otras y me decía: "me gustas", "estás rica" y otras cosas que me excitaban más.
Yo solo le decía que me la metiera toda, que no parara, que me diera más duro, etc.
Fueron cerca de 40 minutos de delicioso sexo desenfrenado, que me provocaron varios orgasmos más y luego cambiamos de pose por última vez.
El se acostó en la cama y me dijo que me sentara sobre el y lo cabalgara.
Me senté en su verga y al ir bajando, esta se deslizó toda muy suavemente en mi interior y yo comencé a moverme hacia delante y atrás, hacia arriba y abajo, tratando de apretar mis músculos vaginales para que no se escapara de dentro de mí.
Luego el se sentó y me abrazó.
Seguimos cogiéndonos así hasta que el soltó otra andanada de esperma, esta vez dentro de mi vagina, que quedó toda inundada y la leche comenzó a salirse de entre mis labios vaginales, de lo dilatada que ya estaba y la gran cantidad de semen que me estaba depositando dentro.
Pero seguía bombeando mas leche dentro de mí.
Así abrazados me dijo que yo había sido el mejor polvo de su vida, yo le dije que nadie me lo había hecho como el.
Nos besamos y nos tiramos a descansar.
Pasamos como 10 minutos descasando abrazados y besándonos, cuando el me dijo que estaba listo de nuevo.
Yo me alegré porque iba a recibir otro polvazo de este chico maravilloso.
Y así fue.
A Alfredo no se le terminaban las fuerzas, sus embates eran implacables, me daba tan duro, sin piedad alguna como si estuviera atacando a un enemigo, y yo lo disfrutaba tanto que le pedía más.
En un momento me dice que me ponga en 4 y le obedezco.
Mientras sigue dándome su verga por mi vagina, comienza a introducir un dedo por mi agujerito más estrecho, el cual ya no era virgen.
Me estremecí toda y el siguió mientras me preguntaba: "¿te gustó eso?" Y yo le dije que si.
Me preguntó si ya me habían entrado por ahí, a lo que le respondí que no, que eso no era entrada.
Me dijo que el quería entrar por ahí y que me iba a gustar.
En ese momento solo quería que Alfredo hiciera conmigo lo que quisiera y si me la quería meter por ahí, no me iba a oponer.
Le pregunté que si dolía mucho y me dijo que un poquito al principio, como cuando se hace el amor por primera vez.
Le dije que me lo hiciera pero con cuidado.
Alfredo comenzó a mamar mi agujerito y a meter un dedo, lo cual causaba que se me erizara toda la piel.
Cuando mi hoyito estaba bien mojado y algo dilatado me dijo: "lista, ahí voy".
Yo solo cerré los ojos preparándome para ser ejecutada a traición, para perder mi última virginidad.
Sentí un fuerte ardor cuando su cabeza comenzó a dilatar mi esfínter.
Dolió, si, pero se sentía tan rico, que unos minutos después ya cuando me había metido la mitad de su pene, empecé a moverme al ritmo de sus embates, que eran lentos y suaves al principio, pero a cada momento iban tomando velocidad.
Sentí que se aproximaba otro orgasmo y en pocos segundos estaba estremeciéndome y gritando como loca.
En este momento Alfredo me ensartó todita su larga verga en mi ano.
Me dolió mucho, pero era un dolor tan rico que quería que la tuviera más grande aun para que entrara más profundo dentro de mí.
Por un buen rato me tuvo empalada por el culo, cambiándome a otras posiciones.
Yo sentía que estaba en el Nirvana, que si debía morir prematuramente de alguna forma era ensartada por una verga así en el culo.
Tuve otro orgasmo enorme, grité tan fuerte que estoy segura que me oyeron todos los que vivían en esa casa pues era una vecindad.
Luego le llegó el turno a mi verdugo.
Aumentó la fuerza de sus embates hasta que su verga estalló dentro de mí, llenando con su rica leche calientita mis entrañas.
Después de sacármela voltee a verlo y me dijo mira putita me cagaste la verga ahora vas a tener que limpiarla con y tú boca a lo cual me reuse pero era tanta mi calentura que al final accedí,no podría precisar a que sabía mi mierda pero la verdad es que me agradó.
Me dijo "Ivonne tienes el culito más rico que me he comido, niña linda,desde ahora serás mi PUTA PERRITA CAGAVERGAS" Descansamos unos instantes y nos metimos a la ducha, ya que estaban por terminar las 2 horas.
Yo casi no podía caminar, me temblaban las piernas y sentía que mi hoyito no se iba volver a apretar nuca más.
Alfredo me había llenado de semen todas mis aberturas.
Me sentía humillada y degradada por lo que le permití hacerme, me sentía la adolescente más sucia de Panamá; pero a la vez me sentía completamente saciada y satisfecha, en ese momento fui la mujer más feliz de la tierra.
Nos vestimos y Alfredo me llevó a mi casa.
Nos despedimos con un apasionado y largo beso, pero sin ninguna promesa.
Nunca nos volvimos a ver, pero jamás lo he podido olvidar.
Espero que les haya gustado!!! BESOS
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