Puta peruana

La historia de una chica peruana que se terminó volviendo la puta de su salón .

Esta historia comienza cuando comencé una relación a distancia con una chica de Perú, esta relación estaba basada un 80% en enviarnos nudes, lo demás estaba en segundo plano, ella me contó que tenía una cierta inseguridad porque la vieran como «una puta», y que incluso tenía problemas con su familia por eso, Pero esa inseguridad tenía un origen:

Cuando tenía entre 15 y 16 años, como cualquier adolescente, comenzó con «necesidades sociales», cosas como tener un buen celular, ropa, zapatos, salir con amigos, maquillaje, etc., y para eso, claramente se necesita dinero, cosa que a su familia no le sobraba, para su maldita suerte, prácticamente desde que empezó la pubertad, comenzó a desarrollar un pecho bastante pronunciado, en especial para su edad, obviamente eso la hacía muy «llamativa» entre sus compañeros, así que, decidió aprovecharlo.

No sabía cómo empezar con eso, así que, comenzó con uno de sus compañeros a los que más le hablaba, le ofreció mostrarle los pechos a cambio de dinero (realmente nunca me dijo las cantidades, Pero, suponiendo que unos chicos de esa edad podían pagarlo, asumo que no era mucho), pero, también le pidió que corriera el rumor a sus otros compañeros para «hacerse promoción», me contó que esa primera vez, fue durante un especie de receso y hora libre (sinceramente, no sé cómo se maneje en su país), luego de que le dió el dinero, se fueron a unos baños que casi siempre estaban solos, se levantó la blusa y el brasier a la vez y lo dejó verlos por unos cuantos segundos.

Su compañero cumplió con su palabra y realmente esparció el rumor bastante bien, a los pocos días ya se había hecho de clientes, y así como se hizo de clientes, comenzó a ofrecer más cosas a cambio de más dinero, obviamente. Mejor dicho, eran los demás chicos quienes se lo ofrecían y ella aceptaba al ver el dinero: la primera vez fue con otro chico de su salón, el cual le ofreció el doble de dinero si, lo dejaba tocar sus pechos, a lo que ella aceptó rápidamente, ese compañero se encargó de contarle eso a los demás, así que, a los pocos días, sus otros compañeros también comenzaron a ofrecerle la misma cantidad por tocarlos, incluso varios que ya habían pagado solo por verlos, la habían buscado de nuevo para esta vez tocarlos.

Me contó que, para ese punto, un día, en una clase, mientras veía a su alrededor, se dió cuenta de algo (que cuando me lo contó, no pude evitar sentirme excitado con la situación): todos los hombres de su salón habían visto sus pechos, y varios de ellos los habían tocado, cuento esto porque, para entonces, su lugar habitual «de encuentro», eran los baños de la primera vez, cuando se dió cuenta de eso, ya no vió la necesidad de ir hasta allá, si no que, todo se haría en su mismo salón, después de todo, ya todos le habían visto las tetas, digamos que «ya no tenía nada que ocultar»

Eso pasó cuando estaba en su último año escolar, así que, aproximadamente durante sus últimos 6 meses en la escuela, se convirtió en la puta de su salón, obviamente no me contó todo lo que pasó, Pero si algunas cosas destacables:

>La primera vez que «ofreció sus servicios» dentro del salón y no en el baño, se fueron al rincón del salón y todos la estaban viendo, incluso las otras chicas, que, obviamente nunca le habían pagado por eso, pero por todos los rumores que se hicieron, era un secreto a voces entre ellas y eso solo se los confirmó

>Poco a poco, los que aún no le pagaban por tocarle los pechos, comenzaron a hacerlo, así que, al final, sus tetas se volvieron «de uso público» en su salón

>Llego un punto en que, le habían perdido tanto el respeto que había ocasiones en que, sin pagarle o si quiera avisarle, iban y le tocaban las tetas por encima de la blusa, pero lo que le molestaba era el hecho de que no le dieran dinero, ya que, como dije, a esas alturas, sus pechos eran algo que ya todos sus compañeros habían visto y tocado

>Un día, dos de sus compañeros, juntaron una buena cantidad entre los dos y se lo dieron porque querían un servicio especial: querían chupar sus pechos, ella aceptó, porque, hasta ese momento, era la mayor cantidad que le habían soltado de golpe, así que, fueron hasta atrás del salón, se descubrió los senos y ambos comenzaron a chuparlos al mismo tiempo, esa vez se avergonzó porque terminó soltando unos cuantos gemidos, en su defensa, era la primera vez que alguien chupaba sus tetas, y tomando en cuenta que chuparon las dos al mismo tiempo, fue una «sensación fuerte»

>En otra ocasión, 5 chicos juntaron más dinero (obviamente fue más que el que juntaron los dos chicos de la ocasión anterior) y le pidieron que se quitará la blusa y el brasier por completo (normalmente solo se los levantaba), se acostara sobre una mesa y los dejara manosearla, así que, eso hizo, me confesó que sintió que ese fue su momento más bajo, ya que, el estar acostada con el torso totalmente desnudo, rodeada de cinco chicos tocando su abdomen y sus pechos, simplemente, se sintió «violada»

Pocas semanas antes de que terminara el año, tuvo que dejar «el negocio», ya que, un día, mientras alguien le tocaba sus pechos, un prefecto o vigilante iba pasando por el salón, así que, los llevo a ambos a servicios escolares y terminaron citando a sus padres, a raíz de eso, también resultó que alguien había grabado a escondidas varías de las veces en las que «se vendía» (de ahí el porque tenía problemas con sus padres con ese tema), salió suspendida de ahí y muy apenas pudo graduarse.

A pesar de que consiguió buen dinero con eso, le generó esa inseguridad, ya que, literalmente se volvió la puta de su salón, sus padres nunca la volvieron a ver ni tratar igual luego de eso, y ella no podía evitar sentirse como un pedazo de carne por el cuál podías pagar, usar y luego desechar

Aunque me lo contó como algo triste de, sinceramente, me excitó saber que, todos sus compañeros de clase habían visto y tocado sus tetas por lo menos una vez, que entre 5 compañeros suyos la mamosearon como si fuera un simple juguete, que había amamantado a dos de sus compañeros a la vez, y que incluso el vigilante había alcanzado a ver por lo menos un poco de sus enormes tetas