Quedé embarazada en Egipto. Día 1.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Tengo un cuerpazo que cuido con comida sana, meditación y yoga. Presumo de tener buen culo y tetas naturales. Soy morena, ojos verdes y no soy muy alta, mido 1.65. Cuando quiero echar un polvo, pues elijo con quien y luego adiós que te vi. Si el chico me gusta, pues estoy con él como mucho un par de semanas. Yo decido cuando y a quién meto en mi cama.
A la edad de 25 años aprobé unas oposiciones y lo primero que hice fue hacer realidad mi sueño, quedar embarazada como madre soltera y cuidar de mi hijo yo sola. Fui a una clínica de fertilización y cuando vi el pastón que me cobraban (por una paja -ve tú a saber de quién- en un frasco) por mucho muestrario que te ponían delante, me hizo desistir de esta opción.
He conocido varios países y quedé enamorada de Méjico y de Egipto. Ambas culturas (y su gente) se parecen muchísimo y qué decir de los chicos, me fascinaron y los encontré súper atractivos. Me chifla el moreno cobrizo de su tez, su cabello y ojos oscuros. Yo de pequeña era rubia, pero como la mayoría de las españolas se nos oscurece el cabello con los años y ahora es de un castaño oscuro.
Con esta inquietud, decidí quedar embarazada disfrutando de unos buenos polvos (en lugar de un patético tubo de ensayo) con los machos de alguno de estos dos países y, ni corta ni perezosa me fui a una agencia de viajes. Me decanté por Egipto por las casi tres horas de vuelo que no afectaría la semana donde más propensa estaba a quedar embarazada (mi cuerpo es como un reloj). En esos 7 días me tiraría a todo egipcio que pillase… suena emocionante, no? Lo de saber quién era o no el padre de mi futuro hijo me traía sin cuidado.
En la agencia les dije que ya había estado en Egipto y que ahora buscaba no visitar “tanta piedra” y tener más tiempo para ver los poblados, sus medinas (mercadillos) y su gente. Afortunadamente tenían un paquete con estas características y pedí una habitación individual para todo el tour.
Llegada la fecha del viaje (en abril), tenía preparada mi maleta con faldas cortas (las uso a diario), blusas finas de manga corta, UN MONTÓN DE BRAGAS beige y rosa de poliamida, una tela fresca que iguala en vista y tacto al satín, pero más baratas. (No me gusta el tanga, se me mete por el culo). Suelo lubricar bastante por eso suelo llevar un par de bragas en el bolso. También metí en la maleta un paquete de salva slip (ya veréis porque). Salimos de Madrid y el avión estaba repleto de españoles. Fue un trayecto divertido. Luego aterrizamos sobre las 12 de la noche en el aeropuerto de Assuán, nos pusieron por grupos, pasamos el control de pasaportes y al autobús rumbo al barco.
Ya en el barco había una excursión opcional a Abú Simbel que volvían de madrugada, pero no me apunté (ya conocía ese sitio). Cuando me dieron el número de habitación en la tercera planta, un chico, calculo de unos 30 años me acompañó con mi maleta. Era guapo y de un tipazo de infarto. Hacía calor y llevaba mi abanico. En el ascensor, al abanicarme, el chico hizo un gesto de “uf qué calor” le sonreí a la vez que le abaniqué la cara… los dos reímos y en sus ojos noté esa mirada de cuando un chico quiere “rollito”.
Me abrió la puerta de la habitación, entré y lo primero que hice fue tumbarme en la cama boca arriba abriendo descaradamente las piernas. Como llevaba la minifalda, dejé a la vista mi hambriento coñito envuelto en mis bragas. Hice el gesto de estar agotada rascándome unos largos segundos los ojos y entre el hueco de mis dedos pude observar cómo el chico no quitaba la vista de mi entrepierna mientras posaba torpemente la maleta. Supongo que le llamaría poderosamente la atención la gran mancha en mis bragas rosas (de tanto flujo vaginal). Entonces, en esa posición comencé a abanicarme la cara, luego los pechos y, flexionando mi rodilla derecha (abriéndome más de piernas -claro-) descaradamente me abaniqué el coño….
El tipo me habló en árabe a la vez que se reía, y yo le miré a los ojos haciendo el gesto de “uf qué calor”. Sin dejar de hablar, salió de la habitación. Cuando quedé sola pensé que seguramente me habrá llamado “guarra” o algo así.
Como a la media hora, el grupo se había marchado a Abú Simbel, yo estaba con las mismas bragas y con una camiseta corta para dormir y sentí que llamaron a la puerta y era el mismo chico que me traía un botellín de agua, lo cual le agradecí con una sonrisa. Me miró las piernas, luego mis bragas, el ombligo, mis pechos y cuando nos miramos a los ojos, entró en la habitación, cerró la puerta y dándome media vuelta comenzó a besarme el cuello, mientras sus manos frenéticamente recorrían mis tetas, mi vientre y mi pubis. Sentí cómo restregaba su verga en mis nalgas a la vez que sentía cómo se le iba poniendo dura.
Era un pulpo… entonces entre besos y magreos me llevó a la cama, me dio media vuelta y me empujó sobre la cama. Cuando estaba tumbada (que procuré tener las piernas abiertas) se inclinó y acercó su cara en mi coño. Supongo que el olor le fascinó ya que comenzó a olerlo, a lamerme la entrepierna y luego lamió las bragas. Con sus manos cogió mis piernas abriéndolas y a su antojo dejando mi coño a su merced. Tuve un orgasmo y luego me quitó las bragas y comenzó a meter sus dedos en mi excitado coño. Después comenzó a lamerme el clítoris y los labios vaginales… era tanta mi excitación y el olor que segregaba que la habitación se impregnó de “olor a coño”.
Nasser, (que así le voy a llamar) se puso de pié, se quitó la camisa, se bajó los pantalones junto con el slip y apareció ante mis ojos una enorme polla, dura, venosa y lista para follarme. Se quitó el pantalón y los zapatos y movió mi cuerpo para centrarlo en la cama y sin mediar palabra se me echó encima, me abrió de piernas con las suyas y de un solo golpe metió su venosa tranca en mi lubricadísimo coño. Aquello fue demencial, esa forma de poseerme era tan “primitiva” y a la vez tan sublime que sentir cómo toda esa verga entró de golpe hasta sentir sus huevos chocar contra la parte inferior de mi vagina, me provocó una corriente eléctrica por todo el cuerpo. Comenzó a follarme como un auténtico cavernícola, no tenía miramientos, sacaba su verga hasta la punta y me volvía a propinar otra estacada hasta el fondo… una, otra, otra y otra vez… no me besaba la boca pero si el cuello y eso… ufff me volvía loca de remate. Estaba siendo suya totalmente, embestida tras embestida, beso tras beso… me folló durante un buen rato… impulsando su verga hasta lo más profundo de mi coño sin parar, sin piedad, yo con un orgasmo tras otro, sintiendo constantemente cómo sus huevos chocaban contra esa parte entre el coño y el culo, le cogía y apretaba sus redondas nalgas para acompañarle en sus embestidas.
Muchas veces movía el culo en círculos y con mis manos acompañaba ese baile moviendo mi vientre como dos bailarines. Sentir cómo mis paredes vaginales rebosaban de polla en sus movimientos, en sus embestidas, era alucinante. Esas embestidas eran tan intensas, poderosas y tan seguidas que no deseaba que parase nunca. Mi coño no paraba de palpitar y, metiendo Nasser sus manos por mi espalda, las bajó hasta mis nalgas (haciéndome levantar la pelvis) las cuales apretó fuertemente hundiendo su tranca hasta el fondo y gimiendo, comencé a sentir las contracciones de su venosa verga, y una gran cantidad de espeso y caliente semen comenzó, en cada contracción, a inundarme hasta lo más profundo de mi útero. Yo me dije, este tío ya me dejó preñada y solamente es mi primera noche en Egipto…
Fueron varias contracciones y cuando pararon, dejó su verga dentro de mi, como sabiendo mis intenciones no dejando ni una gota de su semen salir. Mientras seguía besándome el cuello comenzó a magrearme las tetas pellizcándome suavemente mis duros pezones. Su verga poco a poco perdía dureza pero seguía estando bien dentro de mi. Al cabo de unos minutos la sacó, se puso de pie, cogió la toalla (en forma de animalito que dejan encima de las cama) y comenzó a limpiarse su flácida pero larga verga… joder por eso siempre la sentí tan dentro todo ese tiempo que permaneció encima de mi, además sus huevos colgaban bastante de su verga, no me extrañó sentirlos tan intensamente. Luego se puso el slip (de rallas azul y blanco), los pantalones, se calzó, cogió mis bragas y con un guiño, se dio media vuelta y se marchó.
Quedé sobre la cama y miré el reloj, eran las 4 de la madrugada, el cabrón del Nasser me había follado durante hora y media y yo que pensaba que había sido una media hora….. Poco a poco mi cuerpo comenzó a relajarse y llevándome la mano al coño, comencé a recolectar su semen llevándomelo a la boca, degustando ese sabor que me chifla tanto y que esta vez tenía un añadido “sabor a egipcio”. El cabrocete me dejó sin bragas pero no me importó, tenia de sobra.
Me fui a la ducha, al secarme me puse unas braguitas y otra camiseta y cuando me disponía a dormir, sentí nuevamente que llamaban suavemente a la puerta, eran las 5 de la madrugada. Sólo tenía la luz de la lámpara de la mesita de noche lo cual, ya en el pasillo estaba a oscuras. Cuando abrí la puerta vi la silueta de un hombre alto y muy fornido que entró y cerrando la puerta comenzó a meterme mano por todas partes… era aún más pulpo que el Nasser. Éste tampoco me besó en la boca pero si que me propinó unos buenos lametones en el cuello y tetas ya que sus labios sentí que eran muy gruesos.
Estando los dos de pie, me llevó de espaldas contra pared, me bajó y quitó las bragas, se bajo los pantalones, sentí sus peludas piernas abrir las mías y al mismo tiempo sentí cómo una gruesa verga me penetró de una brusca estacada, comenzando a embestirme tan fuerte que mis pies se despegaban del suelo cada vez que me la clavaba hasta el fondo. El pasillo estaba oscuro, nunca pude distinguirle la cara (y eso que lo tenía de frente), sólo me lamía el cuello, sus manos se agarraron a mis nalgas, eran robustas, sus brazos robustos, su pecho robusto y su tranca, vamos me estaba perforando como un auténtico taladro. No paraba de embestirme, tan fuertemente que comenzó a dolerme la espalda de tanto rozar la pared, pero a pesar de esa molestia tuve varios orgasmos. De repente me apretó muy fuerte de las nalgas y de una bestial estacada hundió su verga…. y comencé a sentir sus contracciones que me hacían elevar mis pies del suelo en cada una de ellas debido a la posición, a su fuerza corporal y a que me la había clavado hasta los ovarios….. En ese momento nuevamente pensé, este “armario” puede ser el padre de mi futuro hijo…
Cuando terminaron sus contracciones, sacó bruscamente su tranca (aun dura) de mi coño, lo cual hizo que la punta de su verga rebotara sobre mi clítoris y eso… bueno emití un sordo gemido por golpe y por gusto que experimenté. El tipo se inclinó para subirse los pantalones y dando media vuelta, salió de la habitación. Quedé unos minutos de pie, reponiendo fuerzas y relajándome de tanta excitación, mientras sentía el semen salir por mis piernas. Nuevamente lo recogí con la mano y me lleve a la boca todo el líquido que pude. Era delicioso, tenía un olor fuerte, algo amargo pero de un sabor exótico. Entonces di la luz del pasillo y cuál fue mi sorpresa… mis bragas habían desaparecido. Más que mosquearme me excitó saber que estarían Nasser y este otro tipo a escondidas oliéndolas y preparando en sus mentes una próxima oportunidad de poseerme.
Nuevamente me duché y, ya sin bragas (por si las moscas…) me metí en la cama. Afortunadamente pude dormir con tranquilidad.
(Sigue: Quedé embarazada en Egipto. Día 2)
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