Recuerdo familiar
Rememorando anécdotas de mi adolescencia .
No sé si sea el lugar más apropiado para contar esto, pero necesitaba desahogarme ya que no es fácil hablar de ello.
La historia que voy a compartirles involucra a mi madre y a nuestra familia.
Son recuerdos que he intentado suprimir de mi cabeza, pero estos regresan ahora en mi adultez.
Voy a ponerlos en contexto para que conozcan nuestra historia familiar. Mí madre se separó de mis padre cuando nosotros éramos pequeños, mi hermano de 3 y yo de 5. Había quedado sola al cuidado de nosotros, sin plata ni a donde ir, término recurriendo al apoyo de mi abuela, su madre. Que nos acogió en su hogar hasta que ella pudiera establecerse.
No era Muy grande la casa, así que debíamos compartir la habitación con nuestra madre, en ese entonces ella tenía 26 años, joven linda, trabajaba medio tiempo en una distribuidora.
A veces salía los fines de semana, yo la veía prepararse para salir, vistiéndose muy sensual. Solía pasarse por la habitación en ropa interior y sin corpiño, así que no era extraño verle las tetas.
Esto diro así varios años hasta que yo cumplí 11, y esa inocente situaciones se convirtieron en mi despertar por el deseo hacía las mujeres.
Ella salía los fines de semana todavía, pero con menos frecuencia, nunca le conocí un novio, ni nada, si lo hacía era de puertas para afuera.
Lo que les quiero contar o es fácil para mí escribirlo, porque ella siempre fue cariñosa con nosotros, a veces dormíamos los tres juntos, y hubo una época en que estuvo algo deprimida, yo la escuchaba llorar por las noche, y al ser el mayor sentía que debía cuidarla y levantarle el ánimo, así qué siempre trataba de no darle problemas y sacar buenas notas en el colegio.
Una tarde la abuela no estaba, yo recién llegaba del colegio, y la escuché llorando en la habitación. Estaba con un camisón que solía usar, bastante gastado, le quedaba algo grande. Lo que me dejaba casi ver sus pechos colgando, cuando se inclinaba o se movía con brusquedad.
Me acerqué para consolarla y preguntarle que le pasaba, pero ella se secó las lágrimas con la manos y pretendió que estaba todo bien. Me senté a su lado y la abracé con fuerza, y le dije que no este mal que yo siempre la iba a cuidar, mientras ella más me abrazaba y me daba besos en la cara.
Para animarla le empecé a hacer cosquillas, ella se reía y me abrazaba mientras forcejeábamos, entre juego y juego caímos acostado, yo sobre ella. Los movimientos hicieron que sus pechos salieran de su escote y quedasen a la vista, yo me levanté y los observé en silencio, ella me miró, pero no dijo nada. Solo me acarició el rostro, y se cubrió.
- gracias hijo.. me sacaste una sonrisa..
Me dijo mientras se ponía de pie y seamos de la habitación, por primera vez sentí como mi pija se había puesto más dura de lo habitual. Gracias a mi madre.
Pero no termino ahí, un sábado , estábamos los tres en la habitación escuchando música. Ella no iba a salir, pero puso cumbia para bailar un rato mientras tomaba un vino.
Mi hermano y yo jugamos a las cartas, mientras ella nos miraba. Otra vez con ese camisón suelto.
De pronto se levantó y empezó a bailar sola, movía sus caderas de una lado a otro, mi hermano más chico se reía por cómo ella bailaba, y ella nos invitó a bailar con ella.
Nos pusimos de pie y ella tomándonos de la mano nos acercó primero normal, la acompañábamos, y nos reíamos los tres. Sus pechos se movían libremente por la falta del corpiño. Mi hermano talvez no se dio cuenta pero yo si le prestaba más atención de lo normal, ella me miraba y me seducía con la mirada. Me tomó de la mano y bruscamente me acercó a ella para que la tome de la cintura, y me pegue a su espalda. Ella movía sus caderas de forma sensual y rosaba sus culo contra mis entrepierna, mientras abraza a mi hermano. Que esté al ser más pequeño recargaba su cabeza entre sus pechos.
No se porque pero algo en mi, de manera instintiva hice que mis manos se deslizaran hasta sus muslos, y lentamente comencé a subirla, hasta llegar a su falda y comencé a levantarla, dejando su culo expuestos, cubierto solo por un culote negro de encaje, que cubría la mitad de sus nalgas.
Lo hice con miedo de alguna represaría de su parte, pero no me dijo, nada y siguió moviéndose como si nada.
Al rato se dio vuelta, quedando frente a mí con la falda todavía subida, y vi que tenía media teta afuera.
Ella no hizo nada por cubrirse o desviar mi atención simplemente siguió bailando, tomando de los hombros y acariciando mi cabeza. Mientras me veia fijamente a los ojos, al ver como se ve desviaba al
Mirada hacia sus tetas.
Pero todo ese íntimo y sensual momento se vio interrumpido cuando la abuela tocó la puerta que para que le bajemos a la música, porque ya era tarde, eso nos sacó del transe que estábamos, y mi madre se acomodó el escote, y bajo la falda. Yo terminé con una tremenda erección, que ella noto, y después de apagar la música pasó por al lado mio, y estirando su mano me manoteo la entrepierna entre risa.
mucho baile por hoy jajaj..
Mientras abría la puerta de la habitación y se dirigió al baño. Por primera vez una mujer me tocaba de esa manera, lo que esa noche logró que me hiciera mi primera paja al no poder contener más mi calentura.
Pero esos fueron apenas los primero pasó en nuestro encuentros que fueron incrementando más y más, pero eso se los relataré en otra ocasión.
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