Recuerdos de infancia
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Este relato es sobre mi primer amor, el cual el el amor más sincero, el más grande, el más inocente y el que nunca se olvida.
Llegué a la ciudad de… por estudios, mis padres que no son adinerados, habían hecho el sacrificio de enviarme allí porque en los pueblos la educación media es deficiente. Fui huesped de unos conocidos amigos de mis padres, ellos tenían dos hijos, Francisco 13 y Claudia de 12, ella era una delgada rubiecita, casi sin senos, piernas delgaditas y una colita sin caderas. Como prácticamente fui a invadir su hogar, Claudia respondió siendo bastante odiosa conmigo, pero aprovechando que a esa edad los hermanos de diferente sexo son poco amigos entre ellos. Francisco nunca quería jugar con Claudia, fue entonces el lugar que yo ocupé. Yo soy Estuardo de 14 en ese entonces, ya tenía mis sueños húmedos, ya se me paraba la polla y tenía un par de revistas porno con la cual me chaqueteaba por las noches.
Poco a poco Claudia fue apegándose a mi. Yo jugaba después de clases con ella. La madre de ella me agradecía, ya que me decía que su hija era una niña muy sola y que casi no tenía muchas amigas en el colegio. Cuando Claudia cumplió los trece, yo había ahorrado para comprarle unos chocolates con la caja en forma de corazón. Le dije que llegara a mi habitación después de la cena y que se los daría. Ella llegó como le había pedido y se lo entregué, allí afloró lo que empezaba a sentir por mi, me dio un beso mitad mejilla y mitad labios, a mi me sorprendió, luego la jalé de un brazo y la besé en los labios, fue un beso de unos 30 segundos pero fue lo más grandioso para mi edad.
Los siguientes días fueron de romance, ella entraba a mi habitación cuando podía y nos dabamos un beso de corta duración y se marchaba. Yo me quedaba feliz y con una erección en el pantalón.
Casualmente mi habitación quedaba a la par del baño y la ducha de la casa, y estaba conectado por una puerta que había sido clausurada hace muchos años, como pude le abrí con un encaminador (herramienta de carpintero) un orificio a la puerta, luego lo llené de plastilina del mismo color de la puerta para que no se viera. Lo que quería ver es a Claudia desnuda cuando se bañara. Esa primera vez, ya había terminado el agujero de la puerta, que lo traspasaba de lado a lado.
Oí cuando Claudia se metió a la ducha, la cual tiene cortina, pero podía verla antes de meterse y después de salir de la ducha. Quité la plastilina y la vi quitarse la ropita del colegio, una falda, su camisa blanca, ella quedó con un top, no era brazzier porque apenas tenía senos, al quitarse el top le pude ver sus dos pequeños senos, eran diminutos con forma de volcancito, con dos pequeños pezones rosados (ella era muy blanca de piel). Luego esperé impaciente que se quitara su braguita blanca, lo hizo, le divise su cuquita casi sin pelitos púbicos, y los que tenían eran dorados, luego se metió a la ducha. Para ese momento ya tenía mi polla en la mano y la apretaba pensando en la cuquita que acababa de ver.
Ese mismo día que la vi bañarse, sus padres iban a ir de compras al super, lo hacían una vez a la semana. Asi que le encargaron a Francisco cuidar a Claudia, pero Francisco estaba más interesado en jugar su Atarí (equivalente a video juegos hoy día). Asi que Claudia llegó conmigo a mi habitación y nos dimos nuestro respectivo besito. Pero yo estaba muy excitado por lo que había visto hace algunas horas. Ella iba en su pijama que era un blusón largo, su top y sus braguitas por dentro. Cuando nos besamos la quise recostar en mi cama y ella quiso impedirlo, pero la tranquilicé diciendole que asi la besaria mejor, entonces ella se dejó caer en la cama, por primera vez metí mi lengua en su boca y ella se emocionó, tardó en sacar su lenguita también, pero por fin lo hizo y nuestros apendices bucales se enredaron en un tierno y rico beso húmedo.
Los hombres somos más pasionales. Yo ya tenía mi plan de esa noche. Claudia estaba muy excitada después de tres minutos dándonos lenguita. Yo me desprendí de su boca y besé sus mejillas, el lóbulo de su oreja, Claudia cerró sus ojos en señal de excitación y placer, seguí besándola en todo el cuello, con mis manos discretamente le levanté su blusón, levanté su flojo top y en un segundo mis labios tocaron sus senos, la punta de mi lengua se dirigió a sus diminutos pezones, que de inmediato se erectaron. Claudia dijo mi nombre con palabras quebradas. Luego me dirigí a su otro seno, le hice lo mismo y ella gimió. Seguí mamándole los senos turnandolos en mi boca. Mis manos tocaban sus piernas. Fue algo sumamente erótico para ambos.
Mis labios fueron bajando de sus senos por el centro de su torso, llegué a su ombligo y metí la punta de mi lengua en él. Seguí bajando y llegué a su vientre, lamí y mordisquié su rosada piel. Por fin llegué a su calzoncito blanco, ella puso sus manitas en mi cabeza y me jaló el cabello, mi nena estaba ardiendo. Chupé y lamí su cuquita encima de su ropita interior. –Estuardo!, Estuardo!- me decía Claudia. No le quité su calzoncito, porque crei que se podía escandalizar y alli pararía todo. Asi que solamente le corrí su braguita de modo que dejara descubierta su rajita rosada, sus labios vaginales eran arrugaditos y un pequeñisimo botoncito era su clítoris.
Envolví su clítoris en mis labios, (yo ya había leido sobre eso) y Claudita apretó sus manos con mis cabellos adentro. Luego lamí alrededor de su cuquita, Claudita se retorció varias veces en la cama, use mis dedos de forma delicada para abrir sus labios vaginales y metí mi lengua en medio. Claudita gimió fuerte y me empujó hacia atrás, me dijo que tenía que ir al baño porque se estaba orinando y salió corriendo de mi habitación. Yo en ese entonces no entendí nada, años después supe que las primeras corridas de las chicas, ellas sienten que se orinan, pero es realmente un orgasmo. Lamentablemente ella ya no regresó del baño y yo me quedé esperándola.
Al otro día yo me hice el ofendido, ella cariñosamente llegó temprano a mi habitación antes de irse al colegio, pero yo no la recibí como siempre. Por ese gesto, pasé yo mal toda la mañana, no cabe duda que estaba muy enamorado ya. Por la tarde cuando regresó Claudia, llegó a mi habitación y me dijo que sus papis iba a visitar al hospital a una tía enferma, que la esperara. Sus padres salieron como dijo y ella llegó conmigo, apenas entró y la abracé y nos besamos, ella me dijo que quería que le hiciera otra vez lo de ayer para que no estuvera molesto con ella.
Ahora le quité el blusón completamente y quedó en su top y su braguita blanca. Le chupé sus dos senos ahora más relajado que la noche anterior. Le pasé la lengua en ambos senos y apreté sus pezones suavemente con mis labios, ella gimió para hacerme saber que le gustaba. Bajé como el día anterior por su vientre, yo ansiaba tener en mi boca su rajita. Me animé a bajarle su calzoncito, ella abrió los ojos y quiso detenerme, pero por evitar que me molestara creo que desistió. Lamí nuevamente alrededor de su cuquita y luego me hundi en su juvenil sexo, jalé y chupé con los labios su pliegues vaginales, ella nuevamente se retorció en la cama diciendo mi nombre. Abri con mis dedos sus labios vaginales y lamí su interior, ella emitió un quejido de excitación. Por primera vez sentí el nectar que bajó de su vaginita y humedeció su cuquita, eran amarguitos, pero lo má sabroso sobre esta tierra. Ella se había corrido de nuevo.
Seguí lamiendo sus piernas, bajando por sus muslitos, seguí en las pantorillas y luego alcé sus pies y los besé, metí su dedo gordito en mi boca y lo chupé con una paleta, eso le dio bastantes cosquillas sabrosas. Después fui regresando por su cuerpo, cuando estaba en sus muslos, ella me jaló de la cabeza tiernamente y me puso en su sexo de nuevo, indicativo que le gustaba lo que yo le hacía, asi que volví a lamerlo y a meter sus labios vaginales en mi boca. Atrapé su pequeño clítoris y la hice vibrar de nuevo allí acostada, diciendome mi nombre a pequeños gritos.
Sin que se diera cuenta, me bajé el short que esa noche tenía y mi polla quedó expuesta, volví a su boca y nos besamos con euforia, al mismo tiempo hice que mi pene rozara su cuquita, primero suave, ella lo sintió, cerro sus ojitos y aumentó el roce de su lengua con la mia en mi boca. Minutos después el cuerpo largo de mi pene frotaba su rajita y separaba sus labios vaginales ya mojaditos. De pronto no se como, mi glande encontró la entrada de su vagina, y al empujarlo sin querer, sentí como éste entró unos centímetros en su rajita. Ella se aferró a mi y gritó, pero ya estaba hecho, le pedí que se calmara, pero no retiré mi pene de allí, acto seguido fui empujando un poquito cada minuto y mi polla fue aperturando por primera vez su canalito vaginal. Se sentía muy mojado alla abajo y caliente. Pero su interior era terso y suave. Ella me abrazó fuerte y yo también, eso hizo que mi pene entrara unos centímetros más en su cuquita. Con eso casi se la tenía a la mitad adentro.
-Me duele Estuardo, me duele!- me dijo Claudia.
Yo, si experiencia, estaba preocupado, no sabía que contestar en ese momento, asi que no dije nada. Solo atiné a buscale los labios de nuevo y decirle que la amaba mucho y que quería que fuera mia. Tenía miedo de seguir empujando. Asi que dejé mi pene semi metido en su vagina y me dedique a besarle la boca y el cuello..
-Te amo Estuardo!- me decía Claudia. –Y si quiero ser tuya!-
-Te amo también Claudia!- le decía yo en ese momento cumbre de nuestras vidas.
El instinto más que la razón, hizo que siguiera metiendo mi pene con movimientos lentos hacia adentro y afuera de su vagina. La sacaba y la metía igual o un poco más. Tardé unos cinco o diez minutos en meterle las tres cuartas partes de mi pene en su rajita. Luego el movimiento mete-saca de mi pelvis la hizo llegar a un estruendoso orgasmo, ella gimió y se quejó varias veces, yo me emocioné mucho de oirla gozar con mi pene adentro, y mientras ella gritaba se la dejé ir toda completa en su interior, en respuesta a eso, ella me clavó sus pequeñas uñitas en la espalda, luego ya bien adentro, me moví por instinto en su vagina. Claudia gemía euforica, crei que se desmayaría y además, yo tenía miendo que su hermano oyera tal escandalo y se diera cuenta de lo que estabamos haciendo.
De repente Claudia se desplomó, posiblemente estaba cansada y volvió alcanzar el climax. Yo seguía cogiendola con energía, entrando en su rajita apretadita.
-Estuardo ya no, ya no!- me decía al terminar su climax. Yo estaba a punto de terminar, asi que seguí unos segundos más cogiéndola y por fin llegué. Aaggghhhhh ¡! Fue mi quejido final. Senti como mi pene empezaba convulsionar dentro de ella, un gran chorro de semen descargué en la vagina de Claudia. Le inundé la cuquita de leche caliente. Yo no sabía que ella podía quedar embarazada en su primera vez, asi que no me preocupe por eso.
Cuando me quité de encima de ella, nos dimos cuenta que mis sabanas estaban mojadas de sangre revuelta con liquidos seminales y vaginales. Eran los restos de su virginidad perdida. Ella se asustó mucho, pero yo la tranquilicé diciéndole que asi era la cosa. Ella me dijo que le dolía un poco su cuquita, yo le dije que fuera al baño y que se la lavara con bastante agua fria (fue lo primero que se me ocurrió). Ella se fue y lo hizo, mientras yo quitaba las sabanas y las preparaba para lavarlas, al menos la parte donde cayó la sangre y el semen.
Al otro día en el desayuno, Claudia me dijo cuando no escuchaba nadie, que le había dolido su cuquita toda la noche, pero que le había gustado la experiencia. Mi mejor amigo en el colegio, me dijo que había sido un estupido el haberme corrido dentro de la vagina de ella, que era probable que estuviera embarazada. Pasé unos quince días muy preocupado, esperando la regla de Claudia, que le bajara. Alli pagué mi osadía. Por fin le vino su periodo menstrual a ella, me sentí realmente aliviado. Durante esos días previos casi ni la besaba de lo preocupado que andaba.
Pero a partir de allí, me hice de condones. Cuando sus padres iban al supermercado o salían, Claudia llegaba a mi habitación y se me entregaba sin condición. Nos quitabamos la ropa y nos metíamos a la cama. Nos tocabamos todo el cupero, ella aprendió a tocarme el pene y a masturbarme con sus manitas. Me preguntó para que eran los condones, le expliqué que eran para evitar el embarazo.
Todos esos días fueron increíbles, haciamos el amor a gusto, con deseo del puro, aprendimos a darnos placer, sacabamos de mi revista porno posiciones para coger, cualquiera que veiamos la copiabamos, a veces terminabamos riendonos de eso, pero otras veces nos causabamos sendos orgasmos deliciosos.
Aprendimos bastantes posiciones amarnos, aprendimos a tocarnos y nos hicimos el sexo oral el uno al otro. Claudia fue la primera mujer en darme una felación, fue tan delicioso sentir sus labios rodear mi pene y chuparlo, que casi me vine en su boca, algun chorrito de semen fue a parar a su garganta y ella lo tomó, eso me lo dijo ella. No teníamos mucho tiempo pero esa hora u hora y media que teniamos para entregarnos la sentíamos muy corta. Sus senos y sus caderas empezaron a crecer mes a mes, la estimulación aceleraba su desarrollo.
Con el tiempo, tener sexo una vez a la semana o cada dos semanas fue desesperante para ambos, necesitabamos el sexo más frecuentemente, queríamos hacerlo casi a diario. Ella me escribía cartitas donde me decía lo que sentía cuando yo metía mi pene en su cuquita. Yo no las guardaba, sino que destruía las cartas, para que no cayeran en manos incorrectas. Nos entregabamos completamente para amarnos, yo recorrí todo su cuerpo y ella recorrió todo mi cuerpo.
Llegaron las vacaciones y me fui a mi pueblo, fue horrible esperar tanto para verla de nuevo, pasaron los dos meses y medio y apenas fue mi primer día en su casa y ella llegó para decirme lo triste que habían sido sus vacaciones sin mi. Claudia había desarrollado su cuerpo una barbaridad en el tiempo sin vernos. Le veía más caderas, senos más grandes y ahora se le puso una colita muy bonita.
No tardé en hacerla mía de nuevo. Esa noche sus padres tenían un casamiento y su hermano había ido a visitar a su novia. Tuvimos mucho tiempo. Estuvimos casi tres horas haciendo el amor. Fue la primera vez que me vine tres veces en una sola relación sexual. De ella no llevé la cuenta de orgasmos, pero fueron muchos. Terminamos sudados y cansados de tanto follar. Al descansar nos dijimos que nunca nos separaríamos. Pero..
Y sucedió lo peor. Mi padre se separó de mi madre por otra mujer y ya no había quien pagara mi estancia en la ciudad y menos las colegiaturas, mi madre me regresó a la casa por necesidad y ella me consiguió un empleo de medio tiempo para ayudarla con mis hermanos. Lloré y le imploré que me dejara donde estaba, pero económicamente era imposible. Yo tenía 16 años para entonces y Claudia 14. En aquel entonces no había telefonos moviles como ahora y era sumamente difícil mantener comunicación constante con alguien por la distancia y el costo. Aún asi pude mantener contacto con ella los primeros meses. Pero ya no la volví a ver. Paso el tiempo..
A los 19, ya graduado y me puse a trabajar tiempo completo y con un poco de dinero en la bolsa, viajé a la ciudad, quería verla, tenía dos años de no saber de ella. Toqué la puerta y me recibió su mamá, se alegró poco de verme, le pregunté si estaba Claudia que quería saludarla. Me contó que Claudia había ganado una beca para una preparatoria en la ciudad capital y que estaba de interna. Le pregunté en cual establecimiento, ella no me quiso decir. Me dijo muy seria que su hija había sufrido mucho por mi y que por favor la dejara en paz. Al parecer Claudia le había dicho algo a su mamá de lo nuestro, yo no sabía cuanto, y ella con mucha razón no me había dicho donde estaba.
Ya no volví a saber de ella. Solo he sabido, que ahora es una mujer casada y con dos niños y vive lejos de donde yo estoy. Espero que algún momento piense en mi como yo pienso en ella. Fue..
Mi más puro amor.
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