Relatos del gnomo Jack
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Aún era de noche, las 6:30 de la mañana para ser exacto, el chico estaba decidido para ir a casa de una amiga ya que sabía que ella estaba sola y no se esperaría esa sorpresa nunca. Llamó al telefonillo y contestó ella:
– ¿Quién es?
– Soy Edgar, me tengo que ir rápido a mi pueblo y no me podré quedar más tiempo así que he venido a despedirme, abre un momento por favor – respondió el chico con picardía para que su amiga le abriese.
Al llegar arriba la chica estaba esperándole en la puerta para ver por qué se tenía que ir tan rápido. Ambos pasaron dentro para hablar tranquilamente y cuando estaban yendo hacia el salón, el chico estaba delante del chica, se acercó por la espalda y la abrazó mientras que le decía al oído que le dijo eso porque era la única forma de que ella abriese. El chico empezó a besarle el cuello y a meter la mano por delante del pantalón. Al notar que no llevaba ropa interior bajó hacia el clítoris para masajearlo. Ella no se lo esperaba y empezó a agarrarle fuerte mientras se rozaban poco a poco. Él, en ese estado de excitación, puso a la chica contra la pared mientras le quitaba el pijama. Subió las manos de la chica para que no se moviese y poco a poco recorrió su cuerpo besando la boca, el cuello, los pezones, el pubis hasta llegar a su clítoris. Ella no podía creerse que le estaban despertando de esa forma pero estaba tan excitada que flexionó un poco las rodillas para que Edgar hiciese bien el sexo oral.
Él empezó a mover el clítoris con la lengua realizando movimientos circulares. De repente, lo absorbió como si fuese un flan y ella gimió como nunca antes lo había hecho. Para que la chica se excitase más, bajó un poco más la cabeza para introducir la lengua dentro de su vagina y con los dedos masajeaba su clítoris. Eso era el paraíso de los gemidos, ambos estaban disfrutando. Sabía que no tenía mucho tiempo, así que se puso de pie, se quito el pantalón, la puso de cara a la chica y la penetró. Estaba tan mojada que no necesitaba lubricante. Ambos comenzaron a moverse de forma compenetrada, lo que facilitaba la penetración y ayudaba a que el orgasmo fuese inminente. Sus cuerpos no paraban de chocar. Ya quedaba poco tiempo para que la chica se fuese a trabajar así que para terminar, apoyó a la chica sobre el sofá y la penetración cada vez era más perfecta ya que de esa forma el pene entraba entero.
Ella intentaba agarrar el sofa pero el chico cogió sus manos para tener el control sobre ella y poder moverla a un rito constante. Los gemidos de ambos aumentaban y la velocidad de penetración. Llegaron los dos al orgasmo pero el chico se quedó con mas ganas de sexo oral así que bajó de nuevo hasta introducir la lengua en su vagina y de esa forma consiguió que llegase el segundo orgasmo seguidamente.
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