Rentas Infantiles

Como se puede hacer un buen trato cuando la moneda es una niña.
RENTAS INFANTILES

Los compañeros de trabajo nos reuníamos de vez en para hablar sobre el trabajo. Los clientes habían disminuido. Fui con Juan, nuestro colega más joven, su esposa estaba de vacaciones y su hija de 10 años dormía profundamente y en algún momento el tema llegó a las películas porno infantiles y Juan trajo algunos discos

-«¡genial!», Dijo. «Mira esto, aún siguen haciendo buenas películas en la República Checa, películas increíbles»

-» ¡A ver! «, dijo Genaro.

Juan tenía una pantalla plana gigante, y las películas tenían niñas desnudas frotando sus pequeños clítoris ante la cámara, y finalmente fueron lamidas por caballeros mayores. Hubo una penetración anal que involucró a una niña que lloró, pero en las otras películas, las niñas estaban dispuestas a hacer de todo. Había una de doce años de edad. Ella satisfizo a su padre y a su abuelo con mano y lengua. Esa película recibió muchas porras de los colegas. Juan nos prometió una copia.

De repente, la puerta se abrió y la pequeña hija de Juan entró en la sala de televisión. Con una mano se frotó el ojo, adormilada. Juan la abrazó para consolarla. Mientras tanto, Bernardo quiso apagar la televisión, pero no encontró el botón correcto. Sucedió que la niña podía ver como la nena en la pantalla plana tenía a su abuelo satisfecho.

-«¿Qué están haciendo allí?», Preguntó la niña.

Juan quería que la niña se fuera -«Su nieta lo hace feliz «, dijo,  » ella se gana un helado». ¡Vamos vete a tu cama!

Su hija, sin embargo, no dejaba de mirar.

-«¿Puedo ganar un helado yo? «, preguntó ella. -«También puedo dar placer”

-«¡Sí, sí!», Exclamó Bernardo. «Esa es una gran idea»

Pero Juan sacudió la cabeza. -¿Estás loco?,

-¿Por qué?, Insistió Bernardo. «Tu esposa está lejos, y nosotros no diremos nada. Y además, tomaremos el caso Hauser por ti. Por un especial, mira, lo haremos todos.

-«Noooo», dijo Juan, pero no sonó muy bien decidido».

Bernardo se arrodilló frente a la niña.

-«¿De verdad quieres un helado?», preguntó sugestivamente, y se volvió hacia Juan: -«¿Estás tranquilo? Ella lo quiere. ¡Piensa en el caso Hauser!»

Juan guardó silencio, mientras la niña todavía estaba viendo la pantalla del televisor, por un tiempo miró fijamente la escena en la cual la niña nuevamente hizo venir al padre.

Bernardo tocó a la niña por el codo.

-«¿De qué sabor quieres tu helado, de Fresa o chocolate?”

La niña miró a su padre.

-«¡Quiero un dedo rojo!», Dijo la niña emocionada. «Yo quiero un dedo rojo»

-«Voy por tu helado”. Dijo Bernardo y se alejó, mientras tanto  la niña miraba con interés, como el hombre de la película eyaculó en la cara de su hija.

-“¿Qué es eso blanco, papá?” Dijo la niña intrigada

Juan tomó a la chiquilla en sus brazos. Él explica suavemente. La niña en la pantalla del televisor volvió al viejo y chupaba nuevamente la verga de su abuelo. Obviamente tenía ella mucha experiencia, porque sabía cómo manejar al anciano con la mano y la lengua, el cual gimió cada vez más fuerte.

-“Nunca hemos hecho eso…”, dijo la pequeña ninfa.

-Porque… respondió suavemente -Mi mami te hace eso y no me permite hacerlo.

-“Sabes, Betty, generalmente las mamis hacen eso a los papis”. La niña siguió fascinada viendo cómo el viejo en la pantalla comenzó a temblar, mientras que la niña repetidamente lamió con su lengua la cabeza de la verga del anciano hasta que el poderoso pene se sacudió.

Bernardo regresó con lo prometido en un plato y lo preparó.

-Vamos, Betty, dijo entonces. -Aquí está tu helado. Ahora muéstranos si realmente puedes ganarlo

Juan dijo -¡No lo sé…! Pero Bernardo le dijo: -Si te rajas ahora, se lo diremos a tu esposa. Hubo silencio por un momento.

-Bien, finalmente Juan estuvo de acuerdo, aunque vacilante.

-Pero tienen que ayudarme, si sale a la luz.

-¡Sí, claro! Dijimos todos.

Ahora muéstranos algo Betty.

Mientras el viejo en la pantalla echaba su semen en la pequeña puta y salpicó la cara de la niña, Juan abrió sus pantalones y se sacó la verga. Bernardo sonrió.

-Te digo pinche Juan, dijo descaradamente, ya sabía que quieres cogerte a la Betty…!

El viejo en la pantalla se volvía loco mientras le batía a la infante el meco en la cara con el glande. La pequeña Betty seguía viendo con mucho interés, no quitaba los ojos de la pantalla, pero Bernardo le dio vuelta a la cara de la niña y la puso frente a la verga erecta de su padre.

-Mira, dijo con una voz suave, -Ahora te puedes ganar tu helado.

La pequeña, quedó de momento impresionada al ver aquella barra de carne erguirse frente a ella, quedó boquiabierta, no parecía muy entusiasmada, Incluso mostró cierta resistencia, pero Juan le guio la mano hacia el tieso falo y finalmente la pequeña ninfa masajeó obedientemente el rígido tolete de su padre.

-“Esta niña es cachonda, jadeó Bernardo. -No ves eso todos los días.

Cesar, el mayor del grupo y que se había mantenido a la expectativa, se levantó, viendo como la niña chaqueteaba la verga del padre. -¿No te importa? le dijo a Juan -Queremos tener algo de eso. Abrió la cremallera de sus pantalones y tomó su poderosa verga. ¡Tomamos el riesgo juntos, lo hacemos juntos!.

Juan frunció el ceño. –“Pero no se vayan a manchar”, dijo sin mucho convencimiento, y cuando vio que nos estábamos empezando a desnudar, él volteó los ojos y dijo: “-¿En qué me metí…?»

La escena en la pantalla cambió y mostró una cámara web donde estaba un hombre y su pequeña niña desnuda sentada en sus piernas, y de vez en cuando su glande hinchado rosaba la panocha de su hija, él se frota. Obviamente estaba chateando con otro fulano, porque de vez en cuando aparecía un cuadro de diálogo con instrucciones como «Vamos, méteselo, cógetela» O «rocía la raja de la niña». El tipo escribió respuestas que no podíamos ver, porque estaban fuera del campo de visión.

Bernardo, que se desnudó primero, agarró su verga rígida y condujo la mano de la niña suavemente hacia su poderoso fierro.

-Mira, dijo, -Mi pajarito es aún más duro que el de tu papi. Ella no respondió. Ella solo miró al hombre y soltó el pene de su padre y tomó el de Bernardo con su mano. La pequeña masajeó aquella barra. Mis colegas se pusieron de pie, alrededor de Juan y la niña, algunos se masturbaban.

-Qué ricura, dijo Bernardo. -Todavía está muy niña y, sin embargo, vuelve locos a los hombres.

Juan dijo con severidad. ¡Solo espero que no se rajen…! dijo… -“Y que nadie se entere”. Se acercó, agarró la mano de la niña, y la llevó a su verga.

-¡Tengo el pito más suave de todos!, dijo en el tono de convicción profunda. -Siente lo suavecito que está.

La niña todavía no parecía estar muy feliz. Ella no dijo una palabra. Ella solo miró a los adultos con grandes ojos sucesivamente. Pero ella obedientemente seguía masturbando aquellas vergas por turnos. Realmente quería ser yo el próximo, mi verga ya dolía, tomé su mano y la lleve a mi vergota.

-El mío está tremendo. Dije con voz áspera

-Siéntelo. La mano de la niña estaba tibia y suavecita. La pequeña puta me miró directamente a la cara cuando ella me dejó poner su dulce mano de niña alrededor de mi verga. Un dolor caliente recorrió mi cuerpo y finalmente se concentró en mí. Con la mano de la niña comencé a masajear suavemente mi garrote. Los colegas vieron exactamente lo que la niña me hizo. Sentí cómo mi verga excitada se acercaba al clímax, no podía aguantar mucho más. Genaro me salvó agarrando la mano de la niña y la condujo a su pene tambaleante.

-El mío está más caliente, dijo mientras la mano de la niña se cerró alrededor de su pito y él mismo comenzó a sacudirla suavemente. -Pero hazlo ahora tú sola de ida y vuelta. La niña comenzó a hacerlo sola. La ninfa se estiró y con su izquierda, como si necesitara un contrapeso. Tomó otra verga y daba placer a dos adultos. Pero ella no apartó los ojos del hombre en el video.

-Bravo hija, elogió Genaro con voz temblorosa. -Lo haces muy, muy bien. Ahora ya temblando por todas partes. La niña parecía excitarlo tanto que los precursores del primer orgasmo se hicieron notables. El viejo Cesar lo redimió.

-Suéltalo, exigió. -Te mostraré algo más, mi niña hermosa. El viejo guio su verga a la boca de la pequeña ninfa, la cual comenzó a mamar el enorme tolete de Cesar,  la pequeña mamaba la verga de Cesar y masturbaba por turnos a otros dos adultos. Pronto Bernardo suplió a Cesar en la boca de Betty, hasta que aquella niña tuvo en su boca por turnos la verga de todos aquellos adultos.

-Hagamos algo nuevo. Dijo Cesar. Pero tienes que quitarte tu calzoncito.  La niña no respondió, pero permitió que su padre le levantara la pijama, luego la colocó sobre sus rodillas.

Mientras tanto, los ojos de la niña volvieron a ver la pantalla del televisor. Allí, varias niñas asiáticas jugaban con un adulto de piel pálida. Le sobaban los huevos y tomaron alternativamente el glande en la boca. Todo se veía divertido, porque las niñas se reían. Pero nosotros mismos estábamos fascinados por la pequeña Betty. Ella se sentó ahora en el regazo desnudo del padre con la panocha desnuda. Juan tomó a la niña y le abrió las piernas

-Cesar dijo -Quiero chupar tu panocha.

La niña aceptó moviendo la cabeza, pero sus ojos seguían pegados en la televisión, en cuya pantalla el hombre de piel pálida puso a una de las niñas en cuatro patas y empujó su pene rígido en la vagina, después comenzó a cogerla emocionado. La niña de piel oscura se veía diminuta de bajo de su amante, el hombre la cogía más y más. Betty parecía fascinada.

Cesar se arrodilló devotamente frente a la pequeña hija de Juan. Entonces su lengua tocó la hendidura infantil de la niña. Ella dio un pequeño brinco pero permitió que el viejo la lamiera. La dulce niña solo se sacudió una vez cuando el ansioso colega tocó el pequeño clítoris con la lengua, la ninfa estaba tan intrigada por las escenas en pantalla que no pareció notar cuando Cesar fue reemplazado por Genaro. Él hombre, inmediatamente empujó sus manos debajo del suave culo de la pequeña, y levantó el abdomen de la niña más cerca de su cara. Lo recogió para poder lamer a fondo la infantil panocha.

-Hombre… gruñó Cesar. La niña sabe a leche y miel. Yo me volveré loco si no vacío mis huevos pronto.

-Espera, espera, jadeó Juan, -No tan rápido. Juguemos con ella. Tal vez la cojamos hoy mismo.

La película en la televisión terminó y la pequeña Betty pareció despertarse.

-¡Mi helado!, Exigió. ¿Dónde está mi helado?

Bernardo tomó la taza de la mesa y se lo entregó.

-Ya te lo has ganado, dijo a la ligera. -Incluso has ganado más.

-¡juguemos un juego más emocionante!

La niña agarró la nieve y comenzó a comerla, aquella niña estaba supercaliente. La bebé era así de dulce, no es de extrañar que Juan ya se la quisiera coger. Esperé el momento en el que la niña hubiera comido suficiente helado y me animé.

-Me gustaría meterte la verga Betty, dije con dureza. –Vamos a cogerte. La niña no dijo nada. Solo me miró. Le tiré a Juan una mirada rápida también y dije.

-Vamos ¡Alguien debe ser el primero!. Juan me devolvió la mirada, por un momento pensé que quería frustrarme la intención. Pero luego extendió las piernas de su hija y me ofreció aquella papaya sin pelo, eso fue genial. Yo estaba, por otro lado, listo para coger a la dulce niña e incluso ya ahora tenía el permiso del padre. Todo mi cuerpo estaba repentinamente bajo tensión, gradualmente centrado en mis genitales. Jadeé…

-Voy a meter mi verga en tu cuevita, dije temblando. –Te dolerá un poco, pero luego te gustará tanto como a las niñas del video.

De nuevo la niña no dijo nada. Pero yo ya estaba allí, froté mi verga contra su pequeña panocha. La niña miró abajo entre sus piernas, luego se recostó contra el pecho de su padre. Esa fue la oportunidad. Busqué el punto blando en el que se encontraba la entrada a la cueva del placer inmensamente joven y encantadora. Empuje mi pelvis contra el regazo de la niña. Sentí el calor en mi reata, la tremenda atracción, la apretada panocha en mi verga, la niña todavía me miraba. Empecé a penetrarla…

-Maldición, jadeé, la niña está tan apretada que casi no puedo aguantar, me voy a venir…

– Vales madre cabrón, gruñó Cesar. Si no te la coges, de todos modos,–Yo soy el siguiente!  Mi verga estaba en perfecto control frente a los colegas, presioné mi abdomen contra el regazo de la linda Betty, sentí la resistencia de su virgo y de un fuerte empujón desvirgué a la pequeña puta, quien gimoteó de  dolor al principio, pero luego comencé a bombearla y al poco tiempo ya daba gemidos de placer. Hasta la sensación de explosión en mis genitales se volvió abrumadora. Gimiendo, estallé en un orgasmo brutalmente violento. Espasmos eyaculados. Puse mi esperma en la vagina infantil de la buena hijita de Juan, mientras todos miraban.

-«¡Ahora yo!» Gruñó Cesar. ¡Adelante!, Empujó sin piedad. Mientras Juan tranquiliza a su hija, el viejo se esforzó, con su gran verga para montarla, pero penetró la panocha de la niña.

-Hombre, está apretada. Jadeó.

Él estaba en silencio, mientras su grueso tolete desapareció en las entrañas infantiles. Sus ojos muy abiertos eran la sensación del momento. De la garganta de Cesar salió un sonajero atormentado mientras la cogía, todo el cuerpo le tembló. Completamente descontrolado, comenzó a moverse, intentando coger a la niña razonablemente, pero la atracción de la panocha infantil tenía que ser demasiado grande para el viejo. Fue suficiente para tres, cuatro empujes incontrolados, antes de que el canoso tipo se derrumbara sobre el regazo de la niña con una violenta sacudida. Cesar tardó un tiempo en separarse de la niña.

Genaro la limpió con una toalla. «Mucho esperma», Comentó brevemente.

-«Nada puede salir mal. Se arrodilló cuando Cesar había hecho espacio y tomó su propia verga en la mano.

-«Veamos», gruñó, «si al menos tengo una cogida normal a medias». La verga de Genaro no era tan grueso como la del viejo. Encontró más fácil la entrada en la pequeña. Sus genitales desaparecieron más de la mitad en la vagina de la niña.

-«¡Guau!», gruñó el hijo de puta. «Esto es realmente brutal…! Echó la cabeza hacia atrás y se la cogió casi tan rápido como uno Hámster. Betty se agitó y trató de defenderse del ansioso adulto. Su voz reflejaba bastante malestar.

Juan inmediatamente puso la mano  sobre el hombro de Genaro.

-«Lento», exigió. «Si no nadie tiene más».

-«Disculpa», jadeó Genaro, tratando de controlarse. «Es solo que yo…! «Lentamente, comenzó a mover su abdomen nuevamente. Con su mano derecha acarició la mejilla de la niña.

-«Eres genial», elogió a la recién desvirgada «¡Eres, realmente genial!» Luego se quedó sin aliento y la cogió con bastante control. La bebé se calmó de nuevo y extendió la mano hacia el rostro de padre con ambas manos y aquella niña tuvo un primer orgasmo mientras gemía sin control.

-«¡puta madre!», Susurró. «¡Hombre, qué genial…!» Se podía ver que él también estaba empezando a temblar en el la panocha de la niña, aquello era tan morboso, casi me vuelvo loco, aquella niña fue cogida por todos, era tan tierna, vulnerable e impresionantemente caliente. Yo diría que aquella niña tenía tiempo buscando verga.

Mientras tanto, Genaro estaba perdiendo el control. «¡puta madre!», Se podía ver su jadeo de nuevo. «Santo saco de paja…! «Y luego eyaculó, sacudiéndose y retorciéndose en la niña.

Bernardo ya estaba listo y sacudió su rígida verga. Pero el esperó paciente, hasta que Genaro se separó de la ninfa y limpió la panocha. Luego él también se arrodilló entre las pequeñas piernas abiertas de la niña

-«Te voy a meter la verga Betty», le dijo con voz suave. «Te llevaremos al parque temático porque eres muy amable con nosotros ahora». Suavemente empujó su poderoso garrote en la vagina y comenzó a mover sus caderas.

-«Yo también tengo una niña como tú. Dijo Bernardo a la niña.  Ojalá ella también se dejara coger. Me gustaría jugar todos los días juegos tan hermosos con ella. La niña no respondió, tocó solo con los brazos levantados las mejillas del padre y miró a Bernardo que respiró más fuerte y ahora la cogió un poco más agresivo. «Si te gusta que te cojan», le dijo a la pequeña, «entonces lo jugamos más a menudo. Y te llevaremos al zoológico y te compraremos muchas cosas. ¿Te gusta? Esta vez la bebé asintió. Bernardo le dedicó una sonrisa.

-«El hecho de que nos dejas jugar tan bien contigo, es realmente genial. ¡Maravilloso…! Y con estas palabras se echó hacia atrás y presionó al mismo tiempo, su pelvis contra el vientre infantil de la niña. Él estaba en silencio, mientras temblaba incontrolablemente, y eyaculado las entrañas infantiles. No fue hasta después de un tiempo que Juan dijo

-¡Alto!», Le dijo a Bernardo. También nos vamos a coger a tu hija y a las nietas de Cesar; no voy a ser el único que ponga el material. Después levantó a la niña y la puso a un lado. «¡Por lo pronto me la voy coger aunque sea mi hija…!, Dijo a la valiente niña.

La punta de la verga se fue hundiendo lentamente en la raja, vimos como abrazaba a su pequeña hija la tomó y la presionó amorosamente contra él, antes de que él comenzara a cogerla gentilmente pero con firmeza.

-«¡Genial!», Desestimó Genaro. «Se ve genial. Y te lo mereces. Nos tienes cogiendo a tu pequeña, el mejor regalo que nos das

-«Exactamente», añadió Cesar. Pero ahora, rocíala. Llena a tu pequeña hija con tu semen. Queremos verte».

-«Está bien», jadeó Juan, «no tienes que esperar mucho…» presionó su verga contra su hija mientras la cogía más y más fuerte. Y luego se sacudió y él también saltó su semen en la panocha de su hija.

-«Atención pandilla», comentó Genaro. «Haremos una cosa: nos volveremos a coger a Betty, y le meteremos la verga a la hija de Bernardo y  a las nietas de Cesar, ¿Prometido?. -¡Prometido! –Respondieron todos al unísono, mientras juntaban sus dedos meñiques