Retando al Peligro
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por lovelittlegirls.
Sábado, fui a celebrar junto a mi esposa el recién ascenso en mi trabajo; fuimos a una discoteca junto a sus amigas y nos divertíamos en grande.
Mi esposa se pasó de tragos y estaba casi inconsciente cuando llegamos a la casa de su mamá, donde vivíamos en un anexo.
Al entrar veo a Gaby, mi cuñada de 11 años que veía tv de brazos cruzados y notablemente molesta; le pido me ayude llevar a su hermana al anexo y a regañadientes acepta susurrándome: veo que no te importa qué día es hoy verdad? Cumplimos un año.
Llevamos a mi esposa entre ambos mientras nos decía cosas sin sentido, la acostamos boca abajo y señalando a Gaby le dice: eres insoportable, pero también eres mi hermanita y te amo! Acto seguido se queda dormida.
Apago la luz y me abalanzo contra mi cuñadita quien esquivando mis besos susurra sentirse muy molesta.
Agarrándola por sus ricas nalgas y la aprieto contra mí; camuflados en la oscuridad frotaba mi erección en su cosita insistiendo en besarla, mi esposa se voltea y en silencio la miramos quitarse falda y panty para comenzar a masturbarse.
Abrazo a Gaby por la espalda apoyando mi erección en aquellas hermosas nalgas, meto una mano dentro de su pijama y acariciándole la vagina decido usar mi arma secreta infalible: retarla para despertar la rivalidad entre hermanas.
– Mira lo que está haciendo tu hermana, ya que no quieres tendré que desquitarme con ella-
Gaby susurra un firme “NO” abriendo un poco las piernas, mis dedos comienzan a estimularla mientras con la otra mano manoseo sus pechitos y le beso el cuello; mi esposa gemía frotando su vagina, dándose el mismo placer que a menos de 2 metros yo le daba a su hermanita.
Apoyando a Gaby en la cabecera de la cama bajo su pijama y la penetro hasta el fondo; la tomo firme de las caderas y ella se tapa la boca tratando de suprimir los gemidos causados por mis fuertes embestidas.
El silencio de la madrugada satinada por la deliciosa armonía de ambas hermanas gimiendo y el choque de las nalgas de mi cuñadita contra mí.
Entre sus ricos gemidos mi esposa balbucea:
– Jorge… amor… chúpamela… anda hazme sentir rico…-
Detengo mi embestida y Gaby voltea hacia mí:
–Ni se te ocurra…-
– Debo hacerlo, puede despertarse y no imagino el escándalo que armaría-
– No pares, sigue cogiéndome-
– Debo complacerla, no me queda de otra, al menos que…-
– ¿Al menos qué Jorge?-
Sin darle tiempo a que reaccione, tomo a Gaby por las caderas y la pongo justo frente a su hermana que con las piernas abiertas de par en par rogaba tiernamente.
La penetro empujándola con fuerza y mi esposa suspira profundo cuando siente la boca de su hermana; sin tener otra opción Gaby se entrega a la vagina de mi esposa mientras yo, su cuñado, la cojo.
Estaba experimentando mi más anhelada fantasía: un trío con mis dos amadas.
Luego de unos minutos Gaby arquea la espalda y levanta el culito, aquella era su señal para pedirme algo que le encantaba y en la más perfecta sincronía mi dedo pulgas entra en el ano de Gaby y ella mete dos dedos en la húmeda vagina que saboreaba.
Las manos de mi esposa toman a Gaby por la cabeza apretándola contra su vagina y en un intenso alarido de ambas al tener el más rico y hermoso orgasmo, el squirt de mi esposa y mi semen son recibidos por la nena.
Sin terminar de disfrutar el plácido instante de quietud post orgasmo, nos levantamos cuidadosamente de la cama; Gaby me insiste en reclamarme haberla sometido a tan perverso acto y al salir del cuarto le digo: Se lo debes, eres la culpable de que no la complazca como debería.
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