Reunión de negocios
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por manda80.
La primera vez que entré en su oficina, me quedé fascinada, no encontré al hombre serio y con corbata que esperaba… sino a un hombre atractivo, cuerpo de escándalo y vestido de forma moderna. Durante la exposición del proyecto, detrás de aquellas gafas negras, esos ojos azules no dejaban de mirarme… y a mí me estaban poniendo muy nerviosa y muy cachonda. Cerrado el negocio, Jose, me invitó a cenar, por supuesto lo estaba deseando. Me llevó a un sitio asiático, un lugar muy selecto, en una estancia privada separada por biombos semis transparentes.
Comimos sentados en el suelo sobre unas alfombras, descalzos… mi vestido, en la posición que tenía, dejaba entrever el encaje negro de mis medias, y decidí que se acabó el ser buena, aquel hombre me gustaba mucho, me excitaba más… Después de los postres, mi socio se despidió y se fue al hotel. Jose pidió una botella y pagó a la camarera para que no nos molestaran… se acercó más a mí… puso una de sus manos en mi muslo mientras me hablaba, cada vez más cerca de mi rostro, sin dejar de mirarme… yo sentí calor y humedad… su voz suave y melodiosa me embargaba, sin darme cuenta y dejándome llevar, dejé que sus labios se posaran en los míos, él no se movió, los dejó ahí mientras me hablaba, rozándome. Ha sido lo más excitante que me ha pasado nunca, aquello me encendió por dentro de deseo… así que me volví valiente y pasé la punta de mi lengua por esos labios deliciosos, y él me regaló un beso apasionado.
Sus manos entonces se volvieron posesivas, con una me cogió del cuello para acercarme más a él, la otra empezó a subir bajo mi vestido, por el camino de mi muslo hasta que sus dedos se enredaron en el lateral de mi tanga… me separé de Jose para mirarle a los ojos mientras le desabrochaba los dos primeros botones de la camisa… me sonrió con cara de pillo… con la mano que sostenía mi cuello, me sujetó las muñecas, pasó los dedos de una de mis manos por sus labios, los mordió primero un poquito y los chupó después… ummmm… la mano enredada en mi tanga se coló bajo él, sus dedos buscaron mi humedad y me acariciaron muy suavemente. Dos de sus dedos se introdujeron dentro de mi vagina, dejé escapar un gemido de placer. Cada vez estaba más excitada.
Cuando quise darme cuenta sentí como me inundaba un orgasmo increíble que me hizo temblar de arriba abajo. Pssss… me susurró al oído mientras me abrazaba, no estamos solos Mariam, le devolví el abrazo y miré los biombos, las siluetas de la gente se distinguían a la perfección, podía oírse ,junto a la suave música japonesa ambiental, el murmullo cuando hablaban… y aquello, lejos de avergonzarme, me excito más. En esa posición tan intima desabroché su cinturón y los botones de su pantalón, bajo ellos un duro bulto… metí mi mano para acariciarlo y liberarlo, lo toqué de arriba abajo presionando con mis dedos, pasando mi pulgar por su punta… sentí su humedad y bajé para meterme su pene en mi boca y chuparlo con deseo, esta vez fue él quien gimió con la sensación. Jose estaba de rodillas y yo agachada ante él, comiéndomelo, besándolo… sus dedos se entremetían entre mi pelo largo… se estaba excitando demasiado y me hizo parar sutilmente con sus manos. Besó mis labios de nuevo, los dos de rodillas.
Me aparté de él para darle la espalda, apoyando mis manos en la mesa baja donde habíamos comido… elevé mis nalgas, sus manos levantaron mi vestido y se tomaron su tiempo acariciando mi culo, era un masaje erótico muy agradable, que lo que conseguía era ponerme aún más excitada, apartó el tanga a un lado, pasó su pene por mi culo, por mi sexo… no podía evitar clamar de gusto.
Cuando levanté la mirada había gente hablando muy cerca de nuestros biombos, ajenos a lo que hacíamos. Sentí entonces como se acercaba más a mí, como entraba dentro de mí, su calor, su dureza, su fortaleza me llenaron, comenzó a moverse despacito contra mi cuerpo, aumentando el ritmo de sus caderas. Sus manos se apoderaron de mis pechos sobre el vestido, apretándome contra él, estaba tan excitada… una de sus manos descendió hacia mi sexo, y mientras su pene me penetraba empezó a acariciar mi clítoris… volviendo a hacer que me corriera mordiéndome los labios para no chillar de éxtasis.
Entonces lo insté a que se apartara y lo tumbé bocarriba en la alfombra, allí con el pantalón medio desabrochado como su camisa, me senté a horcajadas sobre él, engullendo su pene de nuevo dentro de mí. Mis caderas comenzaron moviéndose suavemente, aumentando el ritmo con cada movimiento. Cogí sus manos con las mías, bajando los tirantes de mi vestido, arrastrándolo hacía abajo junto a parte del sujetador, las puse sobre mis pechos, mis excitados pezones, que apretó y acarició mientras con unos movimientos más nos uníamos en un orgasmo ambos a la vez… ummm… se incorporó y nos abrazamos mientras me susurraba palabras dulces al oído. Nos arreglamos la ropa dejándolo todo tal y como estaba, más o menos… y salimos.
Cuando lo hicimos nos quedamos helados, las personas de fuera estaban en silencio mirándonos… nos sentimos un poco acalorados mirándonos y pensando si habíamos hecho demasiado ruido, pero él me sonrió, con una risita torcida y yo hice lo mismo… seguramente no volvamos más por allí, pero lo que sí es seguro es que yo vuelva a visitar a mi cliente de Barcelona, con una predisposición distinta desde aquel día.
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