Rosina
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Me llamo Pablo, tengo 35 años, uruguayo, y vivo en Montevideo.
Hace unos años estuve de pareja con una chica del interior que tiene una hija.
Cuando la conocí Rosina, que así se llama la niña, tenía 2 años.
La crié hasta que cumplió 14 años, ya que la relación con su madre se terminó.
Rosina y su madre volvieron a casa de los abuelos de Rosina.
Siempre hablamos con la niña, nos queremos mucho.
Cuando cumplió los 15 años, me invitaron a la fiesta, lo pasamos re bien, bailamos, comimos, nos reímos,fue un cumpleaños genial.
Cuando me iba a Montevideo, le dije a la madre si Rosina podía venir unos días conmigo.
Por la insistencia de la niña, su madre aceptó a regañadientes.
Rosina tiene cuerpo de niña, casi no tiene tetas, una colita bien chica, nadie le da 15 años, 12 como mucho, aparte tiene un pequeño retardo.
Cuando íbamos en el coche, íbamos hablando de todo un poco, escuchando música, Rosina reía a carcajadas, se la veía felíz.
Antes de llegar a casa, paramos a cenar en una parrillada, comimos y seguimos viaje.
Cuando llegamos ella se acomodó en el cuarto donde se había criado.
Al otro día nos levantamos, desayunamos, y nos fuimos a la playa.
En el agua jugábamos, la subía sobre mis hombros y la tiraba lo mas lejos que podía, nos sacabamos fotos con su celular, al medio día fuimos a comer fuera y volvimos a casa.
Ella se ducho y se quedó con su camisón floreado, tendida en el sillón viendo tele.
Yo me senté y ella puso sus pies sobre mí, «y Rosi, tenes novio?», le dije por bromearla, «si, pero vive lejos y nos vemos muy poco»,.
me dijo.
«Como que se ven poco,.
como hacen?», le pregunté intrigado, «él viene a casa y yo voy a la suya», me dijo moviendo sus pies sobre mis piernas, «como que vos vas a su casa y él a la tuya, que edad tiene tu novio?», le dije pasando mis manos por sus pies, «mi novio tiene 13 años y cuando él va a casa duerme en el salón, y yo en su casa duermo en otro cuarto», me contaba, «pero Rosi, ustedes no hacen nada verdad, o tomas precauciones?», le dije, sin dejar de acariciar sus pies.
Rosina se empezó a reír a carcajadas, «que no, que no hacemos nada, unos besos y nada más», me dijo, «pero cuando se están besando, te mete mano?», le pregunté, «hay Pablo, eso no se pregunta», me dijo sin dejar de reír, «haaaa, entonces te mete mano, que hace, te acaricia la cola, los pechitos, la conchita?», le dije pasando mi mano por sus piernas.
«Bueno, si, me toca un poco», me dijo moviendo los dedos de los pies.
«Y a vos te gusta que te toquen?», le pregunté subiendo mi mano por su pierna hasta la rodilla.
«Bueno, un poco si que me gusta que me toquen», dijo, «y quien más te a tocado, vos le tocaste algo a tu novió?», le dije viendo como se ponía roja y se tapaba la cara riendo nerviosa.
«No, nadie mas que él me tocó y hay, me da vergüenza decirlo, pero si, se la toque varias veces», me contaba pataleando sobre mis piernas, haciendo que su camisón se le suba casi hasta su bombacha.
«Y él te metió la mano dentro de la bombacha?», le dije acariciando sus muslos, casi llegando a su bombacha, «Pablo, que me estás haciendo poner nerviosa», me dijo con una risa tonta.
«Y si el que te acaricia ahora soy yo?», le dije pasando un dedo por su concha por sobre su bombacha.
«Pablo», me grito, pero yo seguí pasando mi dedo.
«Qué, no te gusta?», le dije buscando el elástico de la bombacha y pasando el dedo por los labios de su concha.
«Pero Pablo, soy virgen y no quiero perderla, le prometí a mi abuela que no la iba a perder hasta los 18 años», me dijo con la voz temblorosa.
«No te preocupes Rosi, que no voy a hacer que faltes a tú promesa», le dije poniéndome de pie, y le empecé a sacar el camisón.
«Voy a confiar en vos», me dijo levantando los brazos, dejando que le saque el camisón, me arrodille frente a su cara y le besé la boca, despacio,suavemente, ella me iba respondiendo a mis besos, pasé mis manos por su espalda, desabrochando su corpiño, besando ahora sus tetitas que apenas salían, lamiendo sus pequeños pezones y bajando mi mano le empecé a bajar la bombacha.
«Te gusta Rosi?», le dije lamiendo sus tetitas y pasando mi mano por su conchita que estaba mojada.
«Si, me gusta», me dijo con la voz temblorosa.
La alce en mis brasos y sin dejar de besar su boca y sus tetitas, la llevé a mi cuarto, la puse en la cama, le terminé de sacar la bombacha, le abrí sus piernas y le empecé a chupar la conchita bien rosadita y casi sin bellos.
Rosina empezó a gemir, a retorcer el cuerpo mientras yo seguía lamiendo su conchita.
La hice dar la vuelta, quedando con su colita para arriba, le mordia las nalgas, se las abrí viendo ese ano bien cerrado y rosado, se lo empecé a besar, a pasar la lengua, ella movía su cola para los costados mientras yo le seguía chupando su ojetito hermoso y delicioso.
«Me dejas que te la meta por la cola?», le dije pasando mi pija por sus nalgas, «pero voy a seguir siendo virgen?», me dijo sin dejar de mover su cola, «por la conchita sí, pero por la cola ya no, aunque nadie se va a dar cuenta por ahí», le dije volviendo a lamerle el ano, «entonces sí», me dijo gimiendo.
La acomode en el borde de la cama, haciendo que levante bien la cola, le pasé bastante vaselina en el ano y le acomodo la pija contra el ojete, haciendo fuerza y escuchando a Rosina gemir cuando le empezó a entrar en su cola.
Se la iba metiendo despacio, ella gemia, se quejaba y yo seguía metiendo mi pija, rompiendo ese ojete rosado,.
hermoso, hasta que dando un último empujón se la terminé de meter en la cola.
«Te gusta Rosi?», le dije empezando a sacar y meter mi pija en su cola, «si, me duele, pero me gusta», me dijo entre gemidos.
Yo veía como mi pija salía sucia de sangre de la cola de Rosina.
Ver eso mas me excitaba, se la metía bien adentro y la movía para los costados, Rosi gemia cada vez más fuerte.
«Que rica colita tenes Rosina, que rico que es cogertela», le decía moviendo mi pija, abriendo su ojete y Rosina gemia fuerte.
«Queres cambiar de posición?», le dije acariciando su espalda.
«No, así esta bien, me gusta estar así», me dijo gimiendo vada vezque mas fuerte.
Yo estaba muy excitado, le empecé a coger la cola más fuerte.
Rosina empezó a gemir muy fuerte, como agitada, hasta que dio un grito y quedó temblando mientras yo seguía cogiendo fuerte su cola, hasta que se la clave bien adentro y sentia como salían los chorros de leche de mi pija, llenando la cola de Rosina.
Yo gemia, abría mi boca, gozando, disfrutando de como le llenaba la colita a Rosina, no podía dejar de moverme, hasta que me fui tranquilizando.
Cuando le saqué la pija de la cola a Rosina, estaba sucia de sangre, su ojete abierto, también sucio de sangre.
Rosina estaba tan relajada que parecía estar dormida.
La acomode bien en mi cama, y nos dormimos juntos.
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