Rosina 3
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Me senté en el borde de la cama, mirando ese cuerpito de niña mujer, esa carita inocente, esas tetitas que recién estaban saliendo, su conchita apenas cubierta por una pelusita rubia, sus piernitas delgadas terminadas en unos pequeños y muy bonitos pies, toda una niña, pero lo que la hacía distinta era su fogosidad cuando la tenía metida en la cola, su ano abierto, como me hace disfrutar mi niña.
«Sabes que sos tremenda?, como me gustas», le dije acariciando una de sus piernas, «vos me hicistes así», me dijo sonriente, abriendo las piernas para que siga acariciando su conchita.
«Me encanta tú conchita», le dije pasando mis dedos y notando que se estaba humedeciendo de nuevo.
La miré y le empecé a besar su estómago, pasando mi lengua por su ombligo, bajando hasta sentir sus casi transparentes bellos por mis labios, la.
seguí besando y me iba acomodando entre sus piernas, que ella misma iba abriendo, ofreciéndome su conchita a mi boca.
Se la empecé a besar, a pasar mi lengua buscando su clítoris, Rosina empezó a gemir, a mover su cuerpito en la cama, moviendo sus piernas, «como me gusta que me chupes la concha», me dijo en voz baja, acariciando mi cabeza y yo seguía chupando y lambiendo su cada vez mas mojada conchita.
Así como estaba con sus piernas en alto, me metí un dedo en la boca, humedeciendolo con saliva y sin dejar de chupar su conchita se lo empiezo a meter en la cola, entrando sin dificultad ninguna por lo abierto que está.
Sus gemidos eran cada vez más fuertes, me arrodille entre sus piernas y le empecé a pasar mi pija por su concha, ella me miraba gimiendo y suspirando fuerte, no nos decíamos nada, solo nos miramos mientras le acomodaba la pija contra su concha, haciendo fuerza y sintiendo como le entraba, hasta que llegó un lugar que ya no seguía, «sigue, desvirgame, hazme tuya», me dijo, dando un quejido de dolor cuando haciendo un poco mas de fuerza, siento como si algo dentro de ella se rompe y mi pija se desliza toda dentro de su conchita.
Ella me miraba con los ojos llenos de lágrimas y una hermosa sonrisa en sus labios, con sus piernas bien abiertas y conmigo totalmente dentro de ella.
«Te quiero», me dijo con un suspiro, yo empecé a mover mi pija dentro de su conchita, caliente, apretadita.
La agarré de sus piernas y empecé a sacar y meter mi pija abriendo de a poco su conchita.
Rosina gemia, suspiraba.
En eso suena.
el celular de Rosi, era su madre.
Enseguida le saqué la pija de su concha para que hable tranquila.
«Me dijo mi mamá que el domingo tengo que estar en casa», me dijo después de hablar unos minutos con su madre.
Yo estaba nervioso, fue.
como si su madre me hubiera descubierto cogiendo a su hija.
Mi pija estaba sucia de sangre, veía sangre en los labios de la conchita de Rosi, hasta se me había bajado la pija.
«Que te pasa mi amor, vamos a seguir cogiendo?», me dijo besando mis labios, subiendo sobre mí, restregando su cuerpito contra el mío, «la llamada de tú madre me puso nervioso», le dije pasando mis manos por su espalda, «por que?, si no se dio cuenta de nada», me dijo besando mis labios y restregando su conchita contra mi pija, que se estaba poniendo dura de nuevo, «sigueme cogiendo por la concha, ya la rompiste, vuelve a meterla», me decía Rosina besando mis labios.
La hice que levante la cintura y con la mano se la acomode, haciendo que se siente despacio, sintiendo como le volvía a entrar la pija en su conchita.
Rosina gemia cuando yo agarrando su cintura la movía, le subía las manos y mientras los dos nos moviamos, yo le acariciaba sus tetitas.
«Rosi, acordate que no estamos usando protección y por ahi podes quedar embarazada», le dije sin dejar de mover mi pija bien adentro de su conchita, «sí, lo se, sigueme cogiendo por la cola», me dijo, agarrando mis manos y acariciando sus tetitas con mis manos y las suyas.
La hice bajar de encima mio, que se ponga en cuatro patas, abriendo bien sus blancas nalguitas, viendo su abierto ano, me acomode detrás de ella, y en dos embestidas se la clave toda en la cola, escuchando el fuerte gemido de placer que dio Rosi cuando la tuvo adentro de su cola.
«Que rica pija que tenes, como me gusta que me cojas», decía Rosina entre gemidos de placer mientras yo sacaba y metia la pija en su abierto ojete.
«Me encanta cogerte Rosi», le dije moviendo mi pija bien adentro de su cola, «cogeme todo lo que quieras, acá me tenes, aprovecha a cogerme que el domingo me voy», me dijo ya no gimiendo, gritaba de placer.
Yo estaba tan loco, tan caliente con esa niña, que se la saque de la cola y así como estaba, se la metí en la conchita, y la seguí cogiendo por ahi, fuerte, rápido, se la sacaba casi toda y se la clavaba fuerte.
Rosina gritaba de placer, su cuerpo le temblaba, yo la seguía cogiendo fuerte.
Se la clavaba fuerte, una y otra, y otra vez, los gritos de placer que daba Rosina eran tremendos, yo seguí hasta que me empecé a acabar bien adentro de su conchita, se la estaba llenando de leche.
Me estaba acabando y seguía metiendo y sacando mi pija de su conchita, sentía como a medida mi pija entraba y salia, caía leche sobre la cama.
Era una locura lo que estaba haciendo, llenar de leche la conchita de Rosina, sin ninguna protección, con el riezgo de dejar embarazada a esa niña, pero había perdido la cabeza.
Me quedé sentado en la cama, Rosi seguía abriendo sus nalgas, le veía su ano abierto, la leche que le goteaba de su conchita, era el espectáculo mas hermoso que hacía mucho que no veía.
«Voy a aprovechar el sábado para cogerte bien cogida por todos lados antes de que te vayas», le dije acariciando sus nalgas.
«Sí, hazme todo lo que quieras mi amor», me dijo besando mis labios.
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