Sara, mi dulce secretaria
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Arks.
Así es mi secretaria, cuando la vi por primera vez en la entrevista de trabajo tan escotada y esa falda tan corta supe que era la ideal para el puesto.
Se llama Sara y tiene 20 añitos, es muy dulce, simpática y sexy. La primera semana que trabajo conmigo fue bastante normal, pero creo que desde el primer día supo que me gustaba.
Me pasaba mucho rato mirándola, al principio disimuladamente, entonces ella se girava y me sonreía. Al cabo de tres semanas de trabajar, se fue como casi cada día a las 9 y regresó cinco minutos después, le pregunte que ocurría y me contesto que su coche no le arrancaba y que hiba a llamar a un taxi, ya que vivia bastante lejos. Llamó tres o cuatro veces pero siempre estaban comunicando, yo ya me tenia que ir así que le ofrecí ir a pasar la noche a mi casa y mañana, sábado, ya llamaríamos a una grúa. Ella al principio se negó educadamente pero al final acepto.
Mi casa esta muy cerca de la oficina, tiene una planta mas el parking, es bastante pequeña pero tiene un jardín muy mono con piscina. Le enseñe la casa y le dije que podía dormir en el sillón. Esa noche comimos pizza, vimos una película de zombies y hablamos hasta tarde. La mañana siguiente me fui a la cocina después de levantarme con pijama, no me acordaba que Sara estaba allí y cuando la vi me pegue un buen susto. Me había preparado el desayuno, se lo iba a agradecer cuando me miro y se sonrojo, entonces me di cuenta que tenia el pene erecto!. Lo intente disimular pero ya se había dado cuenta
– Es normal, a mi ex le pasaba lo mismo después de levantarse.
Yo me quede bastante cortado pero ella continuo:
– Te he preparado algo y ya he llamado a la grúa
– Muchas gracias. Le agradecí aun colorado.
Justo en ese momento llamaron el timbre, conteste al interfono y era la grúa. Ella salio de casa y cuando me di la vuelta vi sobre el sillón su tanga. Lo cojí y lo olí profundamente, ese olor era fantástico. Ella volvió a los dos minutos y se sentó a mi lado para desayunar. Llevaba una faldita bastante corta y una camiseta que dejava ver hasta casi el pezón. No se pudo cambiar de ropa y por lo tanto supuse que no debía llevar nada debajo la falda.
– Ya se han llevado el coche al taller, te tendré que invitar algún día a cenar para pagarte el favor.
– vale. Conteste yo intentando disimular mi segunda erección producida por esa diosa.
No pude mas y le puse suavemente la mano sobre su muslo, fué como un acto reflejo, ella me la cojio con su mano e hizo un movimiento para que lo subiera hasta su vagina, estaba bastante mojada, cuando le toque su rajita hizo un leve suspiro. La agarre y la deje al suelo, le saque su camiseta, no llevaba sostén. Le chupe las tetas y después se las moldeé con mis manos mientras mi lengua iba bajando suavemente. Le chupe el piercing del ombligo y continué bajando, con los dientes le saqué su falda y empecé a lamer ese dulce pastel depiladito.
Con mi lengua jugué con su clítoris, suavemente y dando vueltas, ella gemia y repetía mi nombre, antes que tuviera el orgasmo saque mi lengua y le lamí sus pezones, ella iba a poner su mano en su rajita para terminar la faena pero yo lo evite. Fui a mi cuarto a buscar un condón y le pedí que me lo poniera, ella me lo deslizo y se puso sobre mi, empezó a cabalgar y yo le agarré su culo con fuerza con una mano mientras que con la otra le puse el dedo por el ano.
Se corrió al cabo de un minuto con unos fuertes espazmos, dejandose caer y gemiendo. La cogí y la gire, estábamos los dos sudadisimos, introduje mi lengua por su ano y después mi pene suavemente, al principio se quejo pero pronto se acostumbro. Le empecé a dar cada vez mas rápido, me estaba llegando, entonces ella se saco e introdujo mi polla en su boca, la lamió como una piruleta. Yo ya no podía mas, grite su nombre y me corrí en su boca.
Ella se lo trago todo, entonces abrió sus piernas apoyandose a la pared. Queria que me comiera su vagina otra vez, ella se relajó y cerro los ojos mientras se movía suavemente. Estaba bién mojada y yo esta vez no me limité con su clítoris sino que le lamí toda esa zona ella empezó a gritar y tuvo un fuerte orgasmo, me trague todos sus jugos y entonces metí el pene entre sus tetas. ella las cogio con las manos y me la envolvió, comenzo a moverlas arriba y abajo, eran blanditas y grandes, tenia unos pezones pequeñitos y muy marrones.
Ella mientras me hacia esa cubana chupaba la punta de mi pene, era magnifico, cada vez mas rápido, yo me pensava que me moría de gusto. Cuando me estaba llegando le introduje el nabo en su coño, y allí me corrí. Ella se volvió a vestir y me dijo que se tenia que ir, nos dimos un beso y ella comento:
– Te regalo mi tanga, para que te acuerdes de mi.
Y esa fue mi primera experiencia con Sara pero…. no la última.
Autor: Arks
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