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Heterosexual

Se la mamé a mi primo a los 9 años

Confesiones de Maholys, número 2..
https://images2.imgbox.com/0f/51/KByQ0TQE_o.jpg

Hola de nuevo. Para el que no me conoce, me llamo Maholys, lo que les voy a contar es real y me pasó después de que mi hermano y yo dejamos de jugar con fuego.
Esto sucedió hace ocho años, en ese entonces tenía yo nueve años, para ese tiempo ya había crecido bastante, empezaron a salirme mis senitos, lo cual me incomodaba mucho, no me gustaba como me veía cuando usaba blusas de tela delgada, se me notaban mucho, parecía que tenia unos piquitos y mis amigas se burlaban de mi. Aunque por otra parte me gustaba saber que estaba creciendo y como se me quedaban mirando los chicos del vecindario.
Bueno como ya les conté anteriormente, mi casa esta justo frente al liceo del pueblo, aparte de eso las tres casas mas cercanas son de familiares, osea tíos, tías, primos y primas.
Al yo ser la última en nacer de todos los primos y primas, siempre me quedaba un poco aislada, aunque no me trataban mal ni me evitaban, sentía que se cortaban cuando yo estaba con ellos, tal vez porque estaban más interesados en novios y sexo y yo aun era una niña. Con el que más me llevaba era con mi primo Diego, que era el mas joven después de mí. Apenas era cuatro años mayor que yo. Ese último año me hice muy unida a el, tal vez porque mi hermano Miguel ya no quería juntarse conmigo.
Siempre me la pasaba en la casa de mi primo, mas bien en su cuarto, ya que el tenia su propia televisión, una computadora y un Play Station. Me la pasaba jugando con mi primo, aunque no me gustan mucho los videojuegos era mejor que estar en mi casa aburrida. El hecho es que un día mientras jugábamos se fue la corriente, en ese tiempo la luz se iba a cada rato. Mi primo se acostó en la cama resignado, sabia que si no llegaba la luz iba a estar todo el día aburrido, aparte estábamos solos en su casa.
—Ahora ¿qué hacemos? —le dije mientras me acostaba a su lado.
—Nada ¿qué mas vamos a hacer?
—En este pueblo no hay nada qué hacer —dijo mi primo, frustrado.
—Vamos a jugar.
—¿A qué?
—Vamos a jugar “stop”.
—No.
—Anda, no seas malo.
—No, mejor me voy a dormir, me despierto cuando venga la luz —dijo mi primo, acomodándose para dormir.
Apenas eran las 11 de la mañana. Yo empecé a empujarlo y fastidiarlo para que jugara conmigo. En una de esas me monté encima de él, que estaba bocabajo. Yo, montada en su trasero empecé a cabalgarlo como si fuera un caballito, mientras le gritaba “levántate, juega conmigo”. Él seguía diciendo que no. En una de esas, él intentó voltearse quedando boca—arriba y así, yo montada justo en su pene.
—¿Ahora si vas a jugar conmigo?
—No.
—Entonces voy a seguir fastidiándote.
Y empecé a cabalgar de nuevo, saltando y rebotando encima de él, mientras me apoyaba con las manos en su pecho. Esto lo hacía solo por fastidiar, no lo hacia con ninguna intención sexual. Aunque con tanto roce empecé a sentir como el pene de mi primo se endurecía. Ayudaba el hecho de que los dos lleváramos puesto short. Él un short de fútbol del Madrid y yo uno de lycra negro que ya me empezaba a quedar pequeño, apenas me tapaban las nalgas.
Mi primo se dio cuenta que se le estaba poniendo duro, e intentó apartarme antes que yo me diera cuenta. Yo más me afincaba y mi primo seguía intentando apartarme, pero yo estoy segura que empezaba disfrutarlo ya que apenas se esforzaba en quitarme de encima. Yo seguía cabalgando, pero cuando empecé a sentir el pene de mi primo, me empezó a picar la entrepierna y sentí una gran necesidad de frotarme la vagina con algo, así que en vez de cabalgar empecé a restregarme de atrás hacia delante sobre el pene de mi primo. Él, aún fingiendo que no le gustaba, amenazo con hacerme cosquillas si no me quitaba, a lo que yo respondí “no me voy a quitar hasta que juegues stop conmigo”. Así que mientras yo me restregaba encima, él empezó a hacerme cosquillas, aunque no lo hacía muy bien, creo que solo era una excusa para meterme mano, ya que empezó a tocarme disimuladamente los senos y las nalgas. Pasamos así unos minutos hasta que me aburrí y me volví a acostar a su lado. Creo que mi primo se decepcionó, aunque trató de no demostrarlo.
—Hasta que por fin te rendiste.
—Es que me cansé, además tu pene me estaba aporreando, lo tienes parado.
—¿Quién te manda a montarte justo encima de él?
—Y ahora ¿qué hacemos?
—Nada, ya te dije que no hay nada que hacer.
En eso lo abracé. Él seguía boca—arriba y puse mi cabeza en su pecho. Nos quedamos en silencio unos minutos.
Después de un rato de silencio le pregunté:
—Diego ¿yo te gusto? —me acomode para mirarlo a la cara.
—¿Qué?
—Que si yo te gusto.
—¿A que te refieres?
—Que si te parezco bonita.
—Tu sabes que eres bonita.
—Pero ¿yo te gusto?
—¿Por qué me preguntas eso?
—Porque todavía la tienes bien parada, además tu a mí si me gustas.
—La tengo parada porque me Estás abrazando, y sí, sí me gustas.
—Entonces ¿quieres ser mi novio?
—¿Estas loca? Acuérdate que somos primos, y además tu todavía Estás muy chiquita.
—Eso no importa, no le digamos a nadie, además todas mis amigas de la escuela tienen novio y todas son de mi edad.
—Tienes razón, pero igual no podemos, me gustaría ser tu novio pero no podemos.
Su respuesta me puso muy triste y casi me pongo a llorar. Él me dijo que no llorara y me empezó a abrazar. Casi llorando, le dije:
—Por lo menos ¿podemos hacer cosas de novios?
—¿Como qué?
—Me puedes enseñar a besar.
Mi primo me miro intrigado.
—Es que todas mis amigas tienen novio y ya saben besar, yo soy la única que no sé —agregué.
—Yo tampoco sé, todas las veces que he besado han sido de piquito.
—Entonces podemos aprender juntos.
—Sí, pero mejor no.
—Es porque no te gusto.
—Sí me gustas, me gustas mucho.
En eso me arme de valor y yo misma le di un beso, mi primo se sorprendió pero igual se dejó, luego le di otro y otro mas. Eran puros piquitos, en eso me montó encima de él y seguí dándole piquitos, pero esta vez frotándome con su pene, y los piquitos se fueron convirtiendo en besos largos y apasionados. Mi primo intentó un par de veces meterme la lengua pero no resultó, en una de esa me hace parar y me dice que me quite la blusa. Yo le digo “¿para qué?”. No respondió, él solo me la quitó. Rápidamente me tapé los pechos. Él me pidió que se los dejara ver. Yo, apenada accedí, pensé que no le iban a gustar, eran apenas unos botoncitos, pero él me dijo que los tenía muy bonitos y empezó a tocármelos y besármelos. Yo le pregunté si podíamos seguir besándonos y volvimos a besarnos. Empezó a agarrarme las nalgas y a meterme mano, yo metí mi mano por debajo de su short y le agarre su pene. Lo agarré por el medio mientras masajeaba el glande con el pulgar y le dije:
—Yo puedo ayudarte con esto, si me prometes algo.
—¿Que?
—Que cuando estemos solos me vas a tratar como si fueras mi novio.
—Lo juro.
Dejé de besarlo y me eche hacia atrás lo suficiente para estar en posición de bajarle el short y el bóxer. El pene estaba bien parado, era parecido al de mi hermano cuando tenia su edad, aunque el de mi primo no era tan gordo y estaba algo curvado, lo que me pareció raro. Empecé frotándolo de arriba abajo con mis manos mientras le daba besitos al glande y le pasaba mi lengua. Sabía un poco a orines. Nunca me ha gustado ese sabor inicial pero igual seguí, creo que los años de práctica con mi hermano me hicieron perderle el asco. Me metí la cabeza del pene en la boca mientras succionaba y movía mi lengua. Mi primo empezó a gemir:
—¡Sí, que rico! Ahhh, Maholys que ricooo, te amo mi amoor, ahh siii. Te amo.
Me saqué el pene de la boca para respirar mientras seguía masturbándolo.
—¿Te gusta?
—ahh sii, pero sigue.
—¿Vas a ser mi novio?
—Sí sí, pero sigue.
Volvi a meterme el pene en la boca pero esta vez me lo tragaba mas, y empecé a acelerar el ritmo.
—ahh si siii, no pares no pares, aahh ¡ya voy a acabar!
No pasaron ni 15 segundos y sentí como su pene empezó a vibrar en mi boquita y a lanzar chorros de lechita. “Qué rico”, ya extrañaba ese sabor y la sensación de poder que siento cuando doy una mamada. Cuando terminó de descargase en mi boca me lo tragué todo y luego le limpié el pene con mi lengua hasta dejárselo limpiecito. Me volví a acostar a su lado abrazándolo, yo todavía con el pecho desnudo.
—¿En verdad me amas? —pregunté.
—Sí, y después de lo que hiciste, más.
—Yo también te amo. ¿Vas a ser mi novio?
—Sí, pero en secreto y solo aquí.
Nos quedamos así abrazados y él me acariciaba los pezones con la punta de su dedo.
—¿Dónde aprendiste hacer eso?
—Viendo un video.
—¿Es la primera vez que lo haces?
—Si.
Obviamente no le iba a decir que sabía mamar desde los 5 años y que mi hermano fue el que me enseñó.
Esta historia con mi primo no duró mucho ya que un mes después se mudó a otro estado para jugar béisbol. Aunque no era muy lejos: 30 minutos en carro. Y aunque venía a cada rato, nunca pudimos repetirlo.
Este es el fin de esta parte de la historia, no de la historia con mi primo, con el pasarían mas cosas. Estén atentos para la segunda parte cuando les cuente cómo se la mamé a mi otro primo y como se las mamé a 3 estudiantes al mismo tiempo. Les recuerdo que esta y todas las historias que cuente son 100% reales, me pasaron.
Espero sus comentarios y recuerden también que si quieren ver fotos mías o de cómo era en ese tiempo, estoy dispuesta a mandar fotos o videos. Besitos.

Maholys ©2022

Estilo corregido por Stregoika

Lea aquí la primera parte:

Mi hermano se aprovechó de mi inocencia y me hizo mamársela a los 5 años

89 Lecturas/2 agosto, 2025/1 Comentario/por Orlok82
Etiquetas: confesiones, hermano, mamada, mayor, primas, primos, sexo, vagina
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1918, en un lugar cualquiera
1 comentario
  1. Orlok82 Dice:
    4 agosto, 2025 en 7:36 am

    No olviden ojear la obra completa de Stregoika aquí:
    https://sexosintabues30.com/?s=stregoika

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