secreto íntimo…
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por elemento16.
Pues bien, el mes pasado fuimos a la boda de una amiga de ellas, Mariela llegó cortando camino con su distintivo porte sencillo pero cautivador, en su vestido aqua escotado y un peinado sencillo pero a la vez elegante, muy al estilo suyo. Lo acompañaba Federico su esposo, aún no nos terminamos de explicar cómo llegaron a ser pareja y más aún, a engendrar un hijo, es una pareja que simplemente no hacen química. Federico no tiene mucho qué decir, es un alcohólico que simplemente paga los recibos, pero no trata como verdadera esposa a su mujer.
En fin, para ir al grano les platico, Que aún con el vapor de su aliento en los pliegues de mis labios, y aún memorizando sus fluidos en todo mi cuerpo lo que sucedió aquella noche, todo comenzó con un comentario espontáneo, soy un hombre serio pero deshinibido cuando estoy en confianza, y el grupo eran amigas de mi esposa a quien ya conocía bien y sus respectivos maridos y novios. Allí estaba Mariela, justo frente a mí con su porte tan femenino, observándome fijamente, sin expresión alguna en su rostro. Ya en esa noche la había recorrido completa, desde los lunares de su espalda hasta imaginándome el color de sus pechos, su textura, fabricando fugaces encuentros fantasiosos entre los dos en cualquier parte del jardín del hotel donde se llevaba a cabo el evento; bajo las mesas, en el rincón oscuro bajo la escalinata de la fuente, en el tocador de damas en fin, dándome gusto con la imaginación. Y la plática fluyó un poco, Mariela permanecía callada mientras su marido sorbía su quinto whiskey de la noche, como si fuera una cantina a la que había acudido solo y se levantó de la mesa, cosa que parecía estar esperando con moderada ansiedad Mariela, quien me inició esta breve conversación rutinaria, "como te ha ido, que has hecho…", etc etc. de pronto sentí como que se estaba quitando un peso de encima y me fulminó con el siguiente comentario; "sabes qué, lo voy a decir!, antes de que comience a beber alcohol y no pienses que ando borracha, pero te ves mucho mas guapo que antes"… yo quedé mudo, un comentario de esos viniendo de mariela era algo inesperado, insólito pero creíble, el acomodo de sus palabras fue interpretado por el resto de la mesa como un simple cumplido y hasta mi esposa sonrió y la apoyó diciendo que quizá sería mi corbata, mi dieta, o quizá hasta mi peinado… supuse que eso sería todo, pero no, mariela continuó insistiendo, incluso frente a su marido quien ya estaba de regreso pero mas interesado en sus bebidas que en su esposa, finalmente transcurrió un poco el tiempo y el marido de mariela se emborrachó y se apartó a dormir a su habitación. Mariela se quejó de no tener con quien bailar y fué mi esposa quien me obligó, en un gesto de atención y consentimiento, a bailar con ella, nadie en esa mesa vería mal tal detalle, todos nos conocíamos por años y éramos amigos, o al menos así pensé…
en la pista, mi corazón latía a mil por hora al tener, legalmente, a mariela cerca, cuerpo a cuerpo, apoyando su rostro en mi hombro, y esa privacidad que brinda el espacio que crean las parejas de baile abrigados por el barullo y la música… su plática se tornó en un afrodisiaco verbal… me reclamó no regresarle el cumplido, mientras entre la multitud trataba de esconder mi erección, que mariela notó de inmediato; "y eso?" me apené y me puse de mil colores, me dijo "no importa", y sonrió en un gesto tierno y comprensivo, a lo lejor mi esposa se ocupaba en fotos con la novia, y con la mesa de aperitivos… acá, las cosas ardían, bajo el saco mariela acariciaba mi espalda con erizantes efectos, la música terminó y regresamos a la mesa, donde ya mi esposa alcoholizada me advirtió que se retiraba a nuestra habitación pidiéndome que cuidara a mariela, una encomienda potencialmente peligrosa, yo sabía que mi esposa dormiría profundamente y no despertaría dentro de horas… nos fuimos quedando poco a poco solos en la mesa mariela y yo, el resto de los invitados eran completos desconocidos y la plática continuó entre nosotros, mariela devoró una más de sus bebidas y cayó el momento del incómodo silencio, ella mirándome fijamente a mi lado, apoyandose en la mesa y yo tan cerca… ella se acercaba en silencio, parpadeando lentamente… podía sentir su calor, aspirar su aroma deliciosamente entremezclado por su perfume, el alcohol, su transpiración y el aroma idiotizante de su cabello que ya caía libremente por la mitad de su rostro… bajo la mesa acarició mi pierna hasta encontrar mi mano y apretarla, entrelazando sus dedos con los míos… moviendo su cabeza de un lado a otro me derritió; "y yo no te parezco guapa?" así de simple, mi boca habló antes de que mi cerebro pensara… "estas hermosa"… se abalanzó sobre mí, y aunque nadie nos observaba, me aparté; "aquí no…" le dije apretando más su mano bajo la mesa… levantando un poco la falda de su vestido, escondido bajo el mantel, y subiendo lentamente por su pierna, acariciándola, mientras mariela disimulaba sonriendo a los invitados que se retiraban… su mano me ayudaba a apresurar el paso hasta encontrar ropa interior de encaje, bordeando el anatomía de su sexo depilado, y húmedo. No había marcha atrás, el affair entre amigos estaba oficialmente declarado. Acaricié su otra pierna hasta retirar completamente mi mano. Regresé la mirada a su rostro invadido por un fuego interno diferente, de deseo, de lujuria, qué se yo… Mariela y yo nos contemplamos por un minuto y nos levantamos de la mesa tomados de la mano, ante la indiferencia de los músicos, meseros y los pocos invitados que disfrutaban su embriaguez.
Al cerrarse la puerta del elevador, mariela me tomó mi rostro con ambas manos y me besó de una forma nueva, despertando en mi mente millones de sensaciones inexplicables, fué retroceder en el tiempo a mis épocas de escuela, la suavidad y calor de sus labios y su lengua acariciando mi paladar electrizó todo mi cuerpo, eso sí, sin tonalizar el momento con tintes del típico juego de seducción sucio, sino enmarcado por algo que no supe bien definir; dulzura, entendimiento mutuo, delicadeza, no lo supe, me perdí en ese interminable beso que duró lo que dura el trayecto hasta el séptimo piso… no me atreví a más, mariela llevaba el control, supuse que ese momento fugaz incluyendo lo sucedido en la mesa, lo justificaríamos como un secreto de borrachos entre los dos… mariela no dejaba de transmitir su luz de buena amiga, yo sabía que no era una mujer fácil, no lo era con todos, lo pensé mientras recordaba todos esos momentos en los que soñé con un momento como ese, y lo tenía después de largos años en mis manos y no es fácil manejarlo, y era corto el tiempo para pensar, aprovechar, decidir, corto el tiempo en ese corredor a media luz del hotel.
Tomándome de la mano se recargó mariela en la puerta de su habitación, me dió las buenas noches con un tierno beso en la boca… mi erección esta vez no nos incomodó, mariela lo tomó como un tierno gesto de aprobación de mi parte, y el fuego se reavivó. Con nuestras respectivas parejas ocupando las recámaras, nuestra mente se vió obligada a improvisar, mariela me tomó de la mano y avanzó a la parte de atrás del corredor; "ven" me dijo mientras apresurábamos a encontrar lo que fuera, un cuarto de baño, una cocineta, un rincón, yo podía sentir el fuego de la prohibición quemarme por dentro… y por fin encontramos una puerta de servicio abierta, una especie de bodega con toallas y sábanas limpias, mariela azotó la puerta y la atrancó, para repetir la escena del elevador multiplicado por cien, "es solo sexo, no te preocupes por nada, nadie lo sabrá, será nuestro secreto" dijo mariela en una sola oración tan rápido y lo entendí de inmediato mientras mariela se arrancaba su vestido y nos despojábamos de todo, lanzamos todo al piso, toallas, sábanas, almohadas y caímos de pronto en esta especie de nube suave con aromas a productos para higiene personal y desinfectantes… la cotemplé en su completa desnudez como si mi edad fueran doce años y viera por primera vez a la más hermosa modelo posando para el fotógrafo de playboy,…y su cuerpo no era cosa de otro mundo, simplemente me pareció el mismo cielo en la tierra… "déjame recorrerte despacio", le supliqué, interrumpiendo nuestros besos húmedos, acaricié sus pechos blancos y hermosos, besándolos tiernamente… el pequeño lugar pronto se acondicionó a nuestro calor, y bajé lentamente desde su frente hasta su cuello, sin dejar inexplorado centímetro alguno de su piel, su pequeño lunar en la mejilla, y la discreta cicatriz de su cesárea… estar allí me hacía preguntarme mil veces si acaso era un sueño, mientras mi lengua no distinguía entre mi saliva y sus fluidos, impregnados y fluyendo como un calmado rio por las paredes de su vagina rosada, impecable, y traté de ser delicado, esforzándome por tratarla como una flor salvaje, con ternura, y cuidado de no lastimarnos, dirigiendo mis besos sincronizando los labios de mi boca con sus labios vaginales, abriéndome paso entre ellos como deshojando una flor, encontrando ese punto que la elevó hasta el último cielo, encorvándose en su espalda, encajándome las uñas en mi cabeza, rasgándome, suplicándome.
La transpiración nos convirtió en un par de masas resbalosas y sedientas de sexo, la calentura en nuestros cuerpos podría derretir metales… me lanzó contra el rincón y me regresó los favores, con mi mano derecha recorrí su espalda mientras me besaba despacio, con una voluntad que me pareció liberada, como preso que obtiene libertad, mi pene erguido al máximo rozaba sus piernas, y poco a poco deslizándose entre ellas rozó su sexo, su ombligo, su abdomen… dejando un rastro invisible de desesperación por metérsela cuanto antes… pero llegó el momento que jamás imaginé, engullendo mi pene, mariela fue suavemente saboreando con un arte especial que alejo mis pensamientos de la felación común y corriente, aquello era un pacto de ternura, delicadeza, lo sentí mientras la base de mi pene se perdía dentro de su boca… mariela regresó a mi rostro para devorarme nuevamente a besos.. su cabello me cosquilleaba sobre mis hombros, y con mis manos recorrí su espalda, sus glúteos estimulando su vulva, sus labios, besando y estrujando en un sincero brote de pasión sus pechos.. de pronto sentí el inconfundible calor casi solar del interior de su sexo en mi pene, el cual entró sin problemas gracias a su lubricación… sin dejar de ser una deliciosa estrechez, rica, deliciosa… inexplicable… como lo eran sus delgados brazos rodeando mi cuello, y los delicados y sensuales besos que rozaban mis labios en cada movimiento sexual que hundía cada vez mas mi pene dentro de mariela, en mi boca la salinidad de su transpiración que recogí besándole su pecho fué como beber un tónico para el sexo… increíble
mis fantasías convertidas en hechos, sus fantasías cumplidas, medio embriagados, sin hablar, y derritiéndonos lentamente, fusionándonos, mariela gemía en una señal clara y sincera, gritando mi nombre, maldiciéndome, agradeciéndome, cambiando de posición, sin detenernos, mariela se perdía cada vez mas, empapándome de sus fluidos todo mi cuerpo, escurriendo viscocidad, apretándonos, mariela llegó a su clímax, gritando y estremeciéndose contra mi cuerpo, abrazándome, arañándome salvajemente, terminando en un súbito corte de energía que la dejó lánguida, como un muñeco de trapo. "no te salgas, termina"…. me suplicó… y continué mi labor hasta inundarla… el final fue una especie de cierre estacional, como despedir el verano, esperando los fríos dias del otoño, abrazándonos en una relación dificil de definir… alli desnudos, sincerándonos sexualmente… en un puro sentimiento sin prejuicios, contemplándonos, y despidiéndonos…
Camino a las habitaciones iluminadas por los primeros rayos del amanecer nos despedimos como si lo sucedido jamás hubiera estado allí, y la historia para mi comienza con las primeras líneas de este relato, recordando sus aromas, sus texturas, su sabor, su todo…
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