Selene
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por mystic_selene.
No había oscuridad a pesar de la hora que marcaba el reloj, las 23.00. El cielo estaba vestido de pequeñas y hermosas estrellas, cuyos brillos hacían fascinante la noche.
Su luz enmarcaba la magia de aquel minusculo instante. Llena, glamurosa, perfecta. Su palidez contrastaba con su gran belleza…
Y allí estaba el, apoyando sus brazos desnudos en el marco de la ventana. Embrujado por la bella visión que llenaba sus retinas…. Embelesado mirándola, no sintió aquel sofocante calor que antes no le dejó dormir.
Parpadeo y se estregó los ojos, creía haber visto en ella un guiño..
Tan solo pensó que el calor y el sueño, le hacían delirar…
Atónito, con la boca abierta, observaba como de la luna emergía una mujer. Se acercaba.
Se melena gris y ondulada caía acariciando el final de su espalda, pero un rebelde mechón se coló por delante rozando el pecho de su lado izquierdo.
Sus encantos eran visibles, nada cubría su esbelto y perfecto cuerpo.
Aunque sea un sueño, soñaré, es tan preciosa, irradia tan sensualidad a cada paso que da, que merece la pena, aunque sea solo un contemplarla – pensó Mario.
Ella, se iba acercando más y más, en un instante desapareció….
Pero una mano gélida en su hombro, le hizo volverse asustado.
Ella colocó su dedo en los labios de Mario, en señal de silencio.
El la miró a los ojos, grises con un toque azulado, eran intensos, su mirada lo hechizo.
Ella le cogió la mano, llevándolo a la cama que había allí en la habitación. No dijo nada y con un toque suave pero enérgico lo tumbo en ella.
Mario, no podía articular palabra, su hechizo lo tenia cautivado.
Ella se arrodillo en el suelo, agarrando las piernas de Mario trayendolas hacia ella, el no puso resistencia.
Sensualmente le fue bajando los finos pantalones de lino que cubría sus piernas, los deslizó hasta sus pies, quitando los totalmente.
El tacto de sus manos en sus muslos era frío, pero transmitía calor, un calor que encendía la sangre.
Mario sintió como las manos de ella cogían su pene, semi- erecto, y se lo introdujo en la boca.
Una de sus manos agarró fuertemente el pene de Mario, mientras su boca lo chupaba suavemente.
Estaba ya erecto, lo saco de su boca. Pero al instante sintió como la lengua lamia su pene erecto, subía y bajaba enérgicamente, rodeándolo. Se paró en la punta, y con sutileza la recorrió con su lengua, suavemente la punta de su lengua, recogió una gota de semen que asomó de su glande.
Volvió a meterse el pene en la boca, para darle el placer que tantas noches Mario ansiaba sentir.
Entraba y salia, su lengua, sus dientes …. rozaban el pene de Mario.
Mario, no quería correrse, no quería que acabara aquella delicia,
Un placer indescriptible, que jamás antes había sentido, un placer fuera de este mundo.
El disfrutaba enormemente de las sublimes sensaciones que recorrían su cuerpo.
Ella, seguía allí, chupando su pene, acariciándolo, besándolo, lamiéndolo.
Paró y lo sacó de su boca, ella se levantó, y con movientos sensuales, pero decididos se subió encima de Mario, el, aprovechando aquel instante se levantó para besar a aquella bella mujer. Ella lo rechazó y lo volvió a empujar a la cama. Una vez que ella se había sentado a horcajadass encima de el, se inclinó y puso una mano en el torso de Marío para impedir que se levantara.
Mientras hábilmente con su mano agarró su pene y se lo introdujo enérgicamente en su vagina.
Empezó a moverse, lentamente como un vaivén de sube y baja, notaba su calor, la fricción de su vagina en su pene.
Sus pechos eran perfectos, turgentes, grandes. Sus pezones estaban duros, rosados en contraste con la blanca palidez de su piel.
La mente de Mario grabó aquella imagen,un aro cruzando su pezón derecho, sus grandes pechos moviéndose al ritmo frenético que ella había alcanzado. Una imagen para recordar…pensó el.
Estaba desbordado, no podía aguantar, y mas cuando miraba como su vagina se comía a bocados voraces su pene, llevándole al summum.
Un segundo mas y se corrio, un grito de placer sonó por toda la habitación. Su semen, lleno su vagina.
Al instante, ella se levantó y sigilosamente se acercó al oído de Mario y con voz sensual, le susurró:- llamame cuando veas luna llena, tu gran admiración por mi, me hizo convertirme en mujer, Selene para ti…
Se dio la vuelta, sus pies descalzos y sus movimientos gráciles y sensuales fueron la última imagen que Mario tuvo de ella, se desvaneció al cruzar el marco de la ventana.
No sabia como paso, pero si que fue real, ya que una gota de semen resbalaba por su pene.. el sueño le venció.
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