Ser profesor de una escuela católica infantil tiene sus privilegios – Parte I
Soy maestro hace ya 5 años. Llevo dos años en esta escuela que alberga solamente niñas, es una escuela católica de las Monjas Salesianas. Concurren alrededor de 400 niñas de entre 6 y 12 años. Se imaginarán que hay de todos los tipos étnicos, una más linda que otras.
Me recibí de maestro a los 22 años. Hace 5 que ejerzo la profesión. Hace dos años pedían maestros para esta escuela católica, yo presenté mi CV y me contrataron. Convengamos que gozo de buena presencia, soy flaco, alto, rubio y de ojos azules. Mis ancestros son de Noruega.
El primer año me asignaron a las niñas de primer grado, tenía 25 alumnas de 6 añitos. Son divinas. Fácil de convencer y siempre se prestan para hacer juegos, y las madres son muy amables. Debo reconocer que hay un par de madres que están muy buenas. Y más de una ha querido tener algo conmigo. Al menos me pareció. Pero es complicado ya que si se enteran en el colegio me pueden suspender el contrato. No se olviden que es una escuela de monjas, las que por cierto no son tan santas como quieren hacer creer.
Pero ese es tema de otro relato que más adelante compartiré. Mi nombre es Julio Alberto, casi todos me llaman solamente Julio. A mis 25 años gozo de un buen físico, soy apetitoso y muy simpático, lo que hace que las madres se lleven bien conmigo y con la escuela. La directora me llamó hace un par de meses para agradecerme el buen trato y lo bien que desempeño mi trabajo. por lo que en breve me renovarán el contrato por un par de años más con un aumento interesante en mis ingresos, los que por cierto no son una gran suma. Debo cuidar mis gastos para llegar a fin de mes.
Todo cambió cuando me dieron a cargo en el nuevo ciclo lectivo a las niñas de quinto grado. Ya las niñas son mucho más grandes, de entre 8 y 9 años. Ya a muchas se les aprecia que tendrán un hermoso cuerpo, algunas ya sus pechos se pronuncian como apetitosos en un futuro cercano. Y además, ya son mucho más avispadas, ya hablan de chicos y noviazgo. Se sonrojan y hay un par que no me sacan la vista de encima durante toda la clase, es más, durante el recreo se me acercan con preguntas tontas. Pero de a poco me ha ido interesando su accionar. Hay una de ellas, de 10 años que físicamente se ha desarrollado mucho más que el resto. Sus pechos ya tienen forma de pera, usa sujetador pero se aprecian sus pezones puntudos. Sus nalgas hacen que su falda en la parte trasera se levante lo suficiente para apreciar un buen par de piernas, y también he descubierto que cuando se agacha un poco muestra un excelente par de nalgas. Morita que así se llama, es de ascendencia japonesa. Sus ojitos son achinados, su boquita pequeña, pero su estatura contradice la raza, ya que debe medir cerca de 1,40mts. Lo que para su edad es bastante.
Morita es la que siempre se acerca a mí en los recreos, a veces cuando me quedo en el salón haciendo algo, siempre aparece la niña a hacerme compañía. Y tanto vs el cántaro a la feria que al final, se rompe. Estaba yo una tarde que hacía bastante calor en la parte de atrás del salón donde hay un armario bastante amplio que sirve de biblioteca también, acomodando unos papeles y siento una presencia detrás mío. Me doy vuelta algo sobresaltado y descubro a Morita apoyada en el marco de la puerta mirándome. Y hay veces en que uno actúa sin pensar en las consecuencias de sus actos. Estiro la mano y tomo la suya, la atraigo hacia mi, la abrazo y le doy un beso profundo de lengua. La niña se sobresalta pero no reacciona, la tomo por las nalgas y la apoyo contra mi pubis que está comenzando a inflarse, convengamos que tengo un miembro acorde a mi cuerpo, son 19×5.5cms, y al ponerse erecta, se nota bastante. Morita la sintió en su entrepierna, mi verga se acomodó entre sus piernas y quedó medio a caballito de la pija. La apreté contra mi rabo y la besé nuevamente, ella me abraza y no se retira. Bajo mi mano y la meto entre sus piernas buscando su conchita, la que encuentro debajo de su ropa, levanto su falda y por el costado de su calzón meto mis dedos en su rajita. La niña se deja hacer, suspira fuerte, yo me estoy calentando mucho, por lo que es un riesgo nos encuentren. Luego de manosearla un poco le pregunto si le gusta, afirma con la cabeza que si. Entonces le digo que al finalizar la clase, se quede en el aula cuando suene el timbre, yo también me quedaré a su lado y continuaremos lo que estábamos haciendo. Supuse que no se quedaría.
Craso error. Sonó el timbre de final de clases y Morita se dirigió ella solita al armario del fondo, todos los niños salieron, y nos quedamos ambos en el salón. Cerré la puerta con traba para que nadie pudiera entrar de sorpresa, y me dirigí al armario. Allí en un rinconcito estaba la niña esperándome. Me acerqué a ella y nuevamente la abracé, luego la separé un poco y bajándome el pantalón y el sleep liberé mi pija que ya está dura, la niña al verla abre grande los ojos, le pido que la tome en sus manos, lo hace delicadamente, la acaricia, la aprieta suavemente, luego le digo que debe besarla y metérsela a la boca para chuparla. Al principio no quiere pero le digo que fue ella quien vino y que si no lo hace tendré que decirle a su madre lo que está haciendo conmigo. Se asusta un poco y se mete la verga a la boca y comienza a mamarla. No sabe muy bien como hacerlo, le explico que debe chuparla como a un chupetín y lamerla como a un helado. pronto toma ritmo y realmente comienza a darme una rica mamada. Pasado un ratito, la interrumpo, la pongo de espaldas a mi apoyada en una banqueta que hay allí, eso hace que su culito quede justo a la altura de mi poronga. Levanto su falda y bajo su calzón, Guauuu, aparecen sus blancas nalgas, redonditas y duras, se las abro y allí está su oyito rosado, cerradito, pero lo que más me llama la atención son sus gorditos labios vaginales, parecen una empanada o un pan de hamburguesa abierto al medio. Me arrodillo detrás de ella y pongo la punta de mi lengua en el agujero de su culito, ella se estremece, mientras hundo mi lengua en su esfínter, con dos dedos masajeo su clítoris lo que la pone muy excitada, ya su vagina resume algo de fluidos, su culito se dilata, y ya entran dos dedos, sigo masajeándola y consigo que se relaje, de pronto me dice que se va a orinar y no aguantó ni un minuto más y tuvo un orgasmo que hizo que chorreara entre sus piernas el flujo sagrado de su primer acabada. Aproveché ese momento, la tomo por la cadera, le posiciono la verga entre sus gordos labios vaginales y comienzo a penetrarla, ella se queja, su conchita es muy estrecha para mi palo, entró la cabeza y un pedazo de tronco, ya no quiere avanzar más, estoy contra su virgo. Creo que no es momento para desvirgar su vagina. Ya llegará la ocasión, se la saco, y con mucha saliva en la cabeza de mi chota, se la posiciono en su oyito trasero, le abro bien las nalgas y empujo suave pero sostenido, Morita se queja de que le duele, sigo insistiendo y de pronto su arito trasero cede y la pija comienza a entrar, convengamos que entraron unos cinco centímetros no más. Pero suficiente para darme mucho placer al estar tan apretado. La niña se queja, pero se las aguanta, insisto y meto otros dos centímetros, y allí deposité mi simiente dentro del culo de mi alumna. Al sacársela, pude apreciar que su ano estaba bien dilatado. La ayudé a limpiarse y a vestirse nuevamente. Le pregunto si le gustó, a lo que responde que sí, pero que le dolió mucho. Y que le gustó más cuando se la puse en su conchita. Sellamos nuestro pacto secreto con un beso, salimos a la galería y ya no había nadie, la acompañé a la puerta y allí estaba su madre esperando. La saludé y le comenté que Morita se demoró por haberme ayudado a acomodar la biblioteca del curso.
La madre súper contenta se va con su hija llevándola abrazada, a mitad de camino la niña se da vuelta y me tira un beso. Yo le respondo con otro igual. Este fue el inicio de lo que hoy es un accionar sexual con más de cinco alumnas, y dos monjas. Parte II
No mames, que cachondo
Que cachondo mu Telegram arrow40ct charlemos
@blackshadowsc
Cielos eso está rikisimo que bueno le haya ayudado a las morras sentirse bien, y vivan y gocen de la vida, quién mejor le brinde sexo más que el maestro con sus lindos encantos.