Sexo con dos chicas de color
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Esta historia que contaré es lo mejor que me ha pasado sexualmente hablando, Soy Jorge, de tez blanca, en ese momento tenía 26 años, soy alto 1.85 mt, con una pinga de 8 pulgadas y media. Nunca antes había cogido con mujeres de color, solo lo había visto en videos pornográficos y siempre despertaron mi curiosidad.
Bueno no quiero adelantar. Mi esposa y yo teníamos dos años de habernos casado, y éramos parte de la Asociación de Baloncesto del Estado y en ese entonces se planificó un campeonato invitacional regional para menores de 18 años, en donde participarían entre otros un país del Caribe, el campeonato era en masculino y femenino. Previo a ese campeonato nos organizamos en comités o comisiones para recibirlos, en nuestro caso nos comprometimos a recibir a dos jugadoras de ese país del Caribe en nuestra casa, darles alimentación y llevarlas y traerlas a cada encuentro o partido.
Es el caso, que fuimos a esperarlas al aeropuerto y nos dimos cuenta que las dos jugadoras eran de color o de raza negra. Bueno, las recogimos y nos fuimos con dirección a la casa, platicamos con ellas durante el camino, una de ella era Kenya de 17 y Michelle de 16 años; ambas tenían un cuerpo bastante desarrollado para su edad, lo cual es característico en mujeres de color, con senos casi desarrollados, piernas y muslos fuertes y como casi todas las mujeres de raza negra un gran trasero parado cada una. Hablaban bastante bien el español, lo cual facilitó nuestra relación inicial.
Mi esposa que era trabajadora para una firma de bienes raíces y construcción, recibió una llamada urgente cuando estábamos llegando a casa. Por el tono de voz parecía que había problemas en la empresa. Mientras que yo les mostraba a las dos adolescentes sus habitaciones y un itinerario por la Asociación sobre los partidos y horas de salidas a conocer la ciudad. Cuando bajé, mi esposa estaba enfrascada en una discusión, parece ser que con su jefe inmediato. Al colgar me dijo, que tenía un cambio de planes, que tenía que viajar mañana temprano y que no pudo evitarlo. Yo para este evento había pedido una semana de permiso en mi trabajo, por lo cual me tendría que hacerme cargo de las dos chicas, llevándolas y trayéndolas a sus actividades.
Temprano al otro día, mi esposa voló a otra ciudad de la costa norte. Ese día era el desfile inaugural del evento. Kenya y Michelle se pusieron unos pantalones short apretados que hacían notar muy bien sus grandes traseros negros. Hasta en ese momento sentí mucho morbo por sus cuerpos, pensaba como sería su vulva, sus nalgas y culitos. De regreso del desfile, pasamos a almorzar a un restaurante, allí ya nos tratamos con mucha confianza. Yo observé que durante el día, Kenya me coqueteaba con sus miradas y ojos, me abrazaba cuando podía y quería saber varios de mis gustos. Cuando ella se levantó para ir al tocador de damas, me quedé con Michelle, quien tenía unos grandes ojos negros, me confesó entre risas que yo le gustaba mucho a Kenya, que ella se lo había dicho.
Para ir resumiendo, esa noche ellas jugaron con su equipo y triunfaron. La alegría fue tan grande, que me fueron a abrazar a las graderías. El abrazo de Kenya fue muy efusivo y especial, fue la primera vez que la tuve pegada a mi cuerpo y realmente era sensacional.
Ese día todo el equipo planificó ir a una discoteca para celebrar, nos pusimos de acuerdo todas las familias en donde estaban de huéspedes las jugadoras de ese país. Llegamos y todas se pusieron a bailar. Yo estaba sentado cuando de repente Kenya se acercó y me invitó a bailar, acepté con una sonrisa, bailamos casi toda la noche, sus amigas le hacían señales como diciendo que hacíamos buena pareja en la pista de baile. Cuando bailamos cumbias y salsa, pude rozar con mi pinga, ese bello trasero enorme que ella poseía, lo cual contrastaba con la cintura de avispa que tenía. Durante una de las piezas, se puso de espaldas a mi y me restregó su gran culo en mi bulto, tuve una gran erección en ese momento.
Durante toda la noche estuvimos juntos, cuando no estábamos bailando, permanecíamos tomados de la mano como si fuéramos pareja charlando, me comentó de su familia y de su historial de jugadora de baloncesto.
Cerca de las 10 de la noche, todos los chaperones, sacamos a las jugadoras de la disco, ya que no era bueno que en pleno campeonato permanecieran más tiempo alli.
Ya en la casa, Kenya y Michelle me comentaron que se darían un baño antes de dormir, ya que habían sudado mucho en la discoteca.
Estaba en mi habitación poniéndome cómodo, un boxer y una camiseta para poder meterme a la cama y ver TV, aunque se me repetía en la mente, el baile con la sensual Kenya y su rico culo. De repente que tocan la puerta de mi habitación, me levanté a abrir y era Kenya solamente enrollada en una corta toalla que apenas cubría sus muslos y sus senos.
-Me puedo bañar en tu ducha?, es que Michelle está usando la otra- me preguntó.
-Claro linda, es todo tuyo!- respondí emocionado y la pase adelante.
Yo no sé si a propósito Kenya dejó la puerta entreabierta del baño. Se metió a la ducha y prendió la regadera del agua. Me acerqué a la puerta, su cortina no estaba del todo corrida al final, pude ver su cuerpo moreno desnudo, sus grandes nalgas, su busto parado con pezones oscuros, realmente tenía una silueta espectacular, estaba tan concentrado viéndola, cuando ella se volteo hacía mi me miró a los ojos y se sonrió. Yo me asusté, creí que al sorprenderme espiándola se enojaría, pero no fue asi. Me quedé un rato pensando sobre la cama, yo no tendría otra oportunidad igual a esta, ya que era probable que mi esposa regresara el otro día.
Tome una decisión. Me quité mi boxer y mi camiseta, quedé desnudo, de puntillas entre al baño y corrí la cortina de baño, quedó desnuda frente a mi, ella se sorprendió al verme, se llevó las manos a la cara, pero no apartaba la vista de mi pene que estaba como un poste en dirección vertical. Sin decir nada me acerqué a ella, la abracé y la besé apasionadamente, mientras la besaba le frotaba y apretujaba esas bellas nalgas morenas con las manos, manoseándoselas todas, quería ser pulpo para tocarle por todos los lados de su trasero. Luego de besarla, mis labios bajaron a sus grandes tetas y le mamé sus pezones oscuros que rápidamente se erectaron, los apreté con los labios. Kenya gimió en ese momento.
Luego ella se agachó buscando con su boca mi pene, lo tomó con las manos y la frotó suavemente un rato para luego meterla entre sus gruesos labios morenos, su lengua jugó con mi glande produciéndome un rico placer. Después su húmeda lengua recorrió todo el largo de mi pinga, de nuevo la tomó con una mano y la engulló toda hasta que mi pelambre chocó con sus labios, la tenía toda dentro de su boca y garganta. Le sujeté la cabeza con mis manos para bombearle mi tolete en su boca. Mi pene se perdía casi totalmente en su boca cuando se la metía, ella lo succionaba con fuerza, causándome una sensación exquisita y excitante, lo caliente de su boca y la gran cantidad de saliva acumulada sobre mi tronco producían una combinación deliciosa.
A pesar de que era rica la mamada de verga que me daba, la hice ponerse de pie, no quería venirme tan pronto. La tomé de la mano y la llevé a la cama, la acosté y seguí besándola en la boca, de allí bajé a chuparle de nuevo las tetas y sus pezones oscuros, pasé por su vientre y llegué a su pelambre pubica, lamí un poco sus vellos y le abrí las piernas para llegar a su vagina, sus labios vaginales eran bien morenos al igual que su clítoris, este último era muy prominente, lo cual aproveché para lamerlo repetidas veces con la punta de la lengua, ella brincaba en la cama, gozando del sexo oral que le daba, con los dedos abri sus labios vaginales y me sumergí dentro de su vagina, con la punta de la lengua la penetré, ella me jalaba el cabello y se contorsionaba sobre la cama en forma descontrolada y me abría al máximo sus muslos para mamar todo lo posible. La chiquilla estaba gozando de lo lindo!
Luego de un buen rato de mamarle su papaya negra (soy adicto al sexo oral) y de un delicioso orgasmo que inundo su bollito de un liquido viscoso y oloroso, le levanté un poco sus nalgas para dejar descubierto su botoncito negro arrugado, el cual busque con la lengua y lo chupe como un sorbete rico, fue entonces que ella jadeo fuerte y jalandome de los cabellos me froto la boca sobre su agujerito negro varias veces.
Me salí de en medio de sus piernas, me subí sobre ella y colocándole mi pene en la entrada de su peludo coño la ensarté hasta el fondo, primero lentamente, pero al tener mi glande adentro de ella, se la dejé ir hasta que toda mi pinga se perdió adentro de su cuerpo por completo, en ese instante gimió y me abrazó con fuerza, ayudando en la penetración. Luego comencé a pistonearle mi verga rítmicamente, mientras ella seguía abrazada a mi cuerpo, con los pies me empujaba en la cama y ejercía fuerza para cogerla rico y penetrarla al máximo, me di cuenta durante el tiempo que la estuve cogiendo que su vagina tenía un músculo interno más desarrollado que me apretaba el pene como si fuera un guante, era una sensación única y excitante.
Más tarde, nos metimos en un ritmo soberbio, mi pene entrando y saliendo de su vagina y ella sujetándome con sus piernas en la cintura, la penetración era increible!. Kenya comenzó a jadear, estaba llegando a su clímax de nuevo, aceleré mi vaivén con la cintura para hacerla llegar y para forzar mi propio orgasmo. Unos segundos más tarde, saqué mi verga y dispare varios chorritos de esperma sobre su vientre y tetas, ella los recibía esparciéndolo como si fuera un bronceador.
A pesar que había terminado, yo quería cogerla en la posición perruna, quería ver ese grandioso culo, asi que la puse en cuatro, su gran trasero macizo y negro que era un espectáculo que solo en películas porno había visto quedó a mi merced, puse mi pinga entre sus nalgas buscando el agujero de su vagina, deslice mi pinga bien adentro, la tomé por la cinturita y la empecé a coger con movimientos lentos, dando tiempo para reponer el vigor perdido por la eyaculación anterior.
Mientras la poseía en esta posición le manoseaba las nalgas y su culito oscuro. Kenya de repente empezó un movimiento de trasero típico de las mujeres negras (como si estuvieran bailando samba), en que solo movía cintura y trasero, prácticamente me estaba follando la verga y la retorcía y apretaba con sus nalgas, yo permanecía quieto sin moverme, me dejaba hacer ese rico movimiento de trasero, era exquisito sentir como se movía mi pinga dentro de su vagina. Sin embargo, tenía a veces que reducir el ritmo o sacar mi verga de su coño, debido a que sentía que me iba a hacer venir nuevamente y yo quería seguirla cogiendo más tiempo en esa posición. Luego, le dije que la quería coger por su culito, ella solo levantó un poco más su trasero, mi verga fue abriendo su orificio anal y en poco tiempo estuve dentro completamente, ahora yo pondría el ritmo, la tome de sus hombros y la seguí penetrando profundamente pero en forma lenta. Su culito estaba mucho más apretado que su coño.
La estuve culpando buena cantidad de minutos, follar ese trasero era exquisito, Kenya gemía sonoramente, era obvio que había tenido otro orgasmo mientras yo movía mi pene dentro de su rico trasero. Más tarde le pedi que volviera a mover sus nalgas, ella lo volvió a hacer con maestría, también yo le empecé penetrar con fuerza y con penetraciones secas y duras, eso pareció gustarle, por lo que lo repetí varias veces. En unos momentos más yo ya había pasado el límite del no regreso, la pistonie un par de veces más y entre gemidos juntos, me vine con otro chorro de semen, esta vez no me dio tiempo a sacarla por lo que mi esperma se fue directamente al interior de su recto.
Nos quedamos descansando un rato sobre la cama. Le pedí que se quedara el resto de la noche, pero me dijo que no, porque alli estaba Michelle y no podía dejarla sola. Me dio un beso rico y se retiró colocándose otra vez la toalla. Yo me quedé acostado desnudo con una sonrisa de oreja a oreja.
Al siguiente día, nuevamente las llevé a su encuentro, esta vez el partido era al medio día. Entre algarabía y gritos este equipo volvió a ganar. Antes de continuar debo decir que previo y después del partido siempre permanecíamos juntos los tres.
Esa segunda noche, regresamos a casa un poco más temprano, luego de ver otros partidos que siguieron en la jornada. Ya en casa pude observar que Kenya estaba de lo más tranquila y seria. Me imaginé que como ya se había quitado la calentura o el capricho, ya no quería nada conmigo al menos esa noche. Asi que me despedí de ellas y me retiré a mi habitación. Decidí darme una ducha con agua fresca. Cuando salí del baño recibo la siguiente sorpresa: Vi que Michelle estaba adentro de las sabanas de mi cama con una sonrisa picara, iba a preguntar que estaba haciendo allí, cuando un segundo antes abre las sabanas y me deja ver que esta completamente desnuda, a diferencia de Kenya, Michelle tiene los senos más pequeños, pero bastante puntiagudos, aquel tipo de senos que puedes meter una buena parte en la boca y saborearlos, además su vulva está completamente depilada, su boca es más prominente y su culo aunque más pequeño es igual de amplio y parado.
Yo me quedé parado frente a ella viéndole todos sus encantos de mujer, luego, desenrolle la toalla que traía en la cintura y le mostré mis más de ocho pulgadas de pinga semi-erecta, me acerque hacia Michelle, ella se sentó en la orilla de la cama y con sus tiernas manos me agarró el tronco y chupó mi glande con suavidad, casi inmediatamente mi pene reaccionó endureciéndose en sus labios, luego tomó con sus manos mi tronco y empezó a jalar y retraer la piel de mi pene, haciéndome una rica masturbación, mientras lamía mi rosado glande con la punta de la lengua. En ese preciso momento sucedió algo loco, sonó el teléfono de mi mesita de noche, me agaché a tomarlo, era mi esposa, quién se notaba apenadísima, dando explicaciones del por que no estaba en casa apoyándome con las jugadoras, mientras ella hablaba disculpándose Michelle se comía mis huevos, chupándolos y lamiéndolos uno por uno, lo erótico del suceso hizo que me super excitara y mi verga se erectara como nunca, quería gemir de pasión, pero no podía porque mi esposa podía sospechar algo, así que me tuve que aguantar, platique con mi esposa unos cuatro minutos, el último minuto tuve a Michelle tomada de la cabeza con una mano y bombeándole todo mi pene dentro de su boca, luego me despedí de mi mujer diciéndole que todo estaba bien en la casa y que no se preocupara.
Solo colgué el teléfono y a los pocos segundos deposité un chorro de esperma en la boca de Michelle, ella se lo bebió todo, dejándome la verga bien limpia.
Sin perder tiempo, la coloque en cuatro sobre la cama, quería gozarle ese trasero tan especial de las mujeres negras, le pedí que lo levantara para mamárselo con comodidad, me coloqué atrás de ella, le lamí desde la parte posterior del cuello siguiendo con dirección a su trasero, en donde estampe un sin fin de besos con lengua, casi le mordí las dos portentosas nalgas morenas; le aperturé las dos nalgas con las manos, divisé su orificio anal negro y lo hurgue con los dedos, mientras bajaba a su vulva depilada y le lamía toda su pepa. Michelle estaba gimiendo como una perrita por el tratamiento oral que yo le daba. Más tarde me sumergí dentro de ese par de nalgas e incrusté mi lengua dentro de su vagina, ella se chorreo en ese momento, lamí su eyaculación (la eyaculación de las mujeres de color tienen un sabor diferente a la mujer blanca) y la tragué. Seguí chupando y lamiendo ese enorme trasero negro por un buen rato, jugando mi lengua con su culito y su vagina.
Nunca había mamado un trasero por un tiempo tan largo como el de esa noche. La hice venir al menos en dos oportunidades, ella ahogaba sus gemidos con sus manos y la almohada. Luego me incorporé y la penetré sin dificultad en su vagina en esa posición perruna, a pesar de que resultó ser más estrecha que Kenya, la lubricación excesiva de sus eyaculaciones y mi saliva facilitaron toda la penetración de mi pene. La galopé con fuertes movimientos en el mete-saca, el sudor rápido se hizo presente en mi frente y brazos; al igual que su compañera su vagina tenía músculos internos que apretaban por dentro mi pinga. La sensación como dije antes era sensacional. Michelle enterró su cara en la almohada victima del clímax alcanzado de nuevo, gozaba de otro rico orgasmo en ese momento.
Aceleré mi bombeos y mientras lo hacía le enterré un dedo completo en el ano. Ella empezó a mover su gran trasero como culiando mi dedo, ese movimiento único que tienen las mujeres de color para mover su culo dio frutos, en pocos minutos volví a depositar otra ración de semen, ahora en su caverna negra, entre gemidos y jadeos Michelle y yo terminamos esta exquisita sesión de sexo. A diferencia de Kenya, Michelle se quedó dormida en mi cama en pocos minutos, así que la tuve toda la noche, la abracé y coloque mi paquete entre sus nalgotas y allí desnudos nos quedamos profundamente dormidos, ahh, debo agregar que temprano en la mañana, así de lado le volví a penetrar su bollito negro, la cogi lentamente con los dos algo adormitados, hasta que juntos alcanzamos un rico orgasmo mañanero.
Al otro día por la tarde, nos alcanzó mi esposa en el gimnasio cuando las chicas estaban jugando. Por supuesto que a partir de ese día todo siguió su curso normal, al final las chicas obtuvieron el segundo lugar de la competición y las fuimos a despedir al aeropuerto. Sin que lo supiera mi esposa, les he escrito a sus correos electrónicos y ambas desean otro encuentro conmigo, pero la lejanía es enorme, sin embargo, saben uds donde es el próximo campeonato invitacional, -adivinaron?, en el país de ellas!!… Allí estaremos, es dentro de dos meses!
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