SEXO CON GEMELAS DE 15 Y SU PRIMA DE 14
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
hola mi nombre es Carlos y tengo un hijo de 3 años, vivo en una azotea de un edificio alquilando un cuarto.
Todo comenzó en diciembre de 2015 cuando se instalaron una pareja de esposos con sus hijas gemelas de 15 años, primero alquilaron un cuarto grande en el primer piso, estuvieron ahí con sus padres aproximadamente un un mes, pero al parecer esta pareja de esposos deciden, supongo por una cuestión de comodidad, alquilarle un cuarto para sus hijas aparte solo para ellas, justo al frente de mi habitación.
Estos señores de apariencia tranquila, trabajan vendiendo abarrotes en el mercado del distrito en muchas ocasiones me toco comprarles asi que los conozco solo vista.
Vivo en la azotea de la casa, mi hijo vive con su madre a una cuadra de la mía nos separamos hace un par de años y compartimos el tiempo para cuidar a nuestro hijo, lo importante es saber que mi hijo de 3 años lo trae su madre algunos dias de la semana sobre todo cuando tiene que trabajar así es que juega en la azotea, unos días futbol, otros con sus carritos y muñecos o a veces solo ve videos en internet.
No paso mucho tiempo para que mi hijo tenga confianza con las gemelas y en consecuencia conmigo, muchas veces jugando en su cuarto y otras en el mío, tanta confianza que les di que habían veces que entraban a mi cuarto sin esté mi hijo, bromeándonos y hablábamos de distintas cosas has altas horas de la noche en realidad me excitaba mucho verlas en mi cuarto habitación sobre todo cuando venían con sus pijamas, usaban shorts ligeros y polos suaves de algodón y como estaban en desarrollo muchas veces sin sostén haciendo que se notaran sus tetas pequeñas.
Siempre que venían a mi cuarto para conversar trataba que mi erección se notara tras mi pantalón o me lo agarraba constantemente, ellas lo notaban y disimulaban su mirada.
Una noche jugaban con mi hijo a las cosquillas o a las batallas en mi cama, sus risas y suaves gritos eran muy insinuantes e invitaban a unirme al juego, veía como en mi lecho se revolcaban esas virginales piernas, esas jugosas tetas y suaves nalgas.
Sucedió que una de ellas se subió encima de mi hijo aprisionándolo sobre la cama y dejando en evidencia sus nalgas y su calzón turquesa que se podía ver por el corto short de algodón.
De un brinco me levante de la silla y aproveche esa pose para, con la excusa de rescatar a mi hijo, arrimar mi bulto entre sus nalgas, ella sintió toda mi erección y mis deseos contenidos en un solo empuje, jalaba de la cintura como queriendo soltarla de mi hijo pero, ella se dio cuenta del juego y hacia más fuerza, mi pene se erecto de forma descomunal que no había forma de que no se diera cuenta del tremendo trozo de carne que se escurría entre sus nalgas.
En un momento me frotaba de forma tan descarada que su hermana intento separarnos para que juegue también con ella.
De pronto ya no jugaban con mi hijo sino conmigo y el juego era abiertamente sexual que podía tocarlas en lo más íntimo sin que ellas digan nada.
Nos tumbábamos a la cama para descansar y se turnaban luego para subirse encima de mí para supuestamente seguir jugando a la fuerza pero lo cierto era que frotaban su vagina en mi pene, esa noche terminó cuando la mamá de mi hijo pidió que lo llevara a su casa.
Regresé tarde esa noche ya las encontré dormidas, hasta casi la mañana me la pase masturbándome pensando en lo que pudo ser, me desperté muy tarde a medio día más o menos, completamente arrepentido de lo que había pasado y a lo que las había forzado a hacer a las pequeñas me sentía un desgracias y pervertido, pero esa sensación no duró mucho.
En una oportunidad a eso de las 12 de la noche me masturbaba viendo películas porno, de pronto escucho pequeños pasos acercándose a la ventana, evidente eran las gemelas porque escuche primero su puerta abrirse.
Eso en vez de asustarme me excitó aún más e hice todo lo posible para que se trasluzca mi masturbación y mi pene erecto por la ventana.
Me baje completamente el pantalón y me recosté hacia atrás, mientras escuchaba pequeñas y ahogadas voces disputándose la mejor posición.
Eso realmente hiso que eyaculara con tanta fuerza que podría decirse que casi llega el techo de mi cuarto.
Después de ese día, empecé a tramar la forma de como provocar más curiosidad en estas pequeñas.
Cambie las cortinas de mi cuarto por unas nuevas y más traslucidas lo que permitía que me vieran desde su cuarto, cambiándome y masturbándome de mil formas, las chicas no se cansaban.
También decidí andar por la azotea en pantalones cortos pero sin ropa interior, cada vez que conversaba con ellas una se turnaba para vérmelo, hubo momentos en que sabía que una me estaba viendo el pene dentro del short y lo hacía latir.
La primera vez que hice latir mí bulto frente a una de ellas, la que estaba viendo pego un salto disimulado de asombro.
Siempre cuchichiaban luego de un encuentro conmigo.
Un día como siempre sube mi hijo y las gemelas tienen la excusa de entrar en mi cuarto para jugar con él, empezaron a agarrarle los cachetes.
Esa era la oportunidad que estaba esperando, así que en tono de juego les digo que no le agarren los cachetes a mi hijo porque se las verían conmigo, ellas atrapan la escusa y siguen jalándole las mejillas a mi hijo.
Mi corazón estaba a mil, con las justas y podía respirar, no tenía el valor, eran menores cualquier cosa podía pasar hasta que una de ellas me anima tirándome un cojín en la cabeza.
Me levanto y la persigo, ella intenta subir a la cama la atrapo por la cintura y le hago sentir mi erecto y palpitante pene, que se pierde en sus nalgas de la forma más deliciosa y perfecta.
Logra zafarse de mis manos, el miedo y la excitación me consumen, pero la sonrisa y las ganas de seguir jugando de parte de ella me dan valor.
Yo estaba con un short de tela con sierre, en un momento de descuido logro arrimar mi ropa interior lo que hace que inmediatamente se note mi largo pene de la manera más descarada y sinvergüenza.
El rostro de las dos era de espanto no sabían si verme a la cara o mi entrepierna, una de ellas reanuda el juego dándole valor a la otra, quien le agarra los cachetes a mi hijo, prueba irrefutable de que quería que le agarren a ella también.
No fue difícil alcanzarla porque ella me esperaba echada boca arriba, en esta oportunidad con la excusa de agarrarle los cachetes a ella le hago sentir por delante mi erección, ella ni bien la sintió empezó a moverse.
Mis movimientos eran tan de sexo que su hermana dejo de jugar con mi hijo y se concentró en ver los movimientos, eso me excitó más y hacía que mi persistencia se incremente, cada vez que intentaba salirme, por algún motivo, la que estaba bajo mi cuerpo, me agarraba los cachete como indicándome que continúe.
Su hermana estaba tan excitada que quería sacarme para que también la monte, pero su hermana no quería y me agarraba de los cachetes.
En una de esas logro deslizar mi mano hacia mi sierre para bajarlo y disimuladamente saco mi miembro y me echo rápidamente para que la otra no lo note, pero quien lo noto en el acto fue la que estaba abajo.
Ella estaba con un short de algodón para dormir lo que facilitaba que mi glande tocara su entrepierna.
Me acerco a su oído y le digo que no se preocupe que no la voy a penetrar, que solo le voy hacer sentir lo calentito que está, ella acepta y de intento en intento ella misma decide correr su short y calzón, ese movimiento no fue nada disimulado y su otra hermana se da cuenta y otra vez deja de jugar con mi hijo y se concentra en mirar esta vez sin disimulo.
Mi pene toca su jugosa y húmeda vagina frotándola por encima sin que haya penetración, sintiendo como sus labios vaginales se abren como una flor, la hermana que observa decide tocar mi cadera de forma tímida para sentir el movimiento.
Hasta ese momento ella solo había visto los movimientos he imaginado lo que sucedía, es así que decidí darle más que imaginación y me paro con la excusa de arreglarme la polla.
Vi en sus ojos y en su respiración una desesperación por tocarlo.
Para ese entonces mi hijo estaba concentrado en la computadora y es cuando decido bajarme el short y adentrarnos más en la cama con una simple sabana que nos cubriera de los ojos de mi hijo.
La expectante hermana se dio cuenta que esta vez su gemela iba a ser penetrada y aumentando su desesperación y excitación por ver que es lo que sucedía debajo de las sabanas.
En ese momento agarré por el cuello mi pene y apunto a la entrada de la vagina, la humedad y la lubricación de los dos hizo el trabajo fácil.
No le dolió ni sangró, pero no me importaba ni a ella, la excitación era tal que solo no concentramos en el momento en que mi cabeza se abre paso por entre su ajustado y cálido agujero, mientras su rostro dibuja un largo y ahogado aaaahh.
La hermana que observa, decide participar metiendo la mano entre nuestros cuerpos, quería sentir con su propia piel la fricción del pene y la vagina.
Logra interrumpir por un momento el acto agarrando por completo mi pene empuñándolo como si fuera una espada.
Su hermana con un gesto de reproche logra hacer que suelte su juguete.
Nuevamente es penetrada pero el hecho que me tocara el pene me excito tanto que no duré más de tres movidas y eyacule dentro de la pequeña.
Todo terminó así esa noche, posteriormente tuve sexo con la otra hermana pero ese acto no es nada extraordinario para contar, solo fue penetración consentida y hasta aburrida porque le dolió y no quiso más, su hermana lo terminó.
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