Sexo con mi vecina rubia
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Con 28 años de edad, ya no me siento alguien con gustos simples. Busco algo más, algo que me sorprenda. La necesidad de tener sexo alocado me llevó a una situación tan terrible como excitante.
Hacía tiempo que, con mi vecina del departamento de al lado, coqueteábamos. Ambos, con 28 años y físicos "defendibles", solíamos cruzar miradas y saludos cada vez que nos cruzábamos en el ascensor o las escaleras.
Siendo una mujer trabajadora, siempre dedicada al negocio de la moda, nunca logró tener una relación destacable. Y se le notaba en la mirada que estaba hambrienta de sexo salvaje. Ella era rubia, con ojos claros, y una piel de porcelana. Excelente figura, una mujer con curvas y carne "de donde agarrar".
Un buen día, regresé de trabajar temprano, cerca de las 15hs. Así que me puse a ver una película en netflix, y acompañé el momento con cerveza y pizzas.
Pasó el rato, cuando de repente, escuchó un ruido fuerte del lado de afuera de mi departamento. Me acerqué rápido a ver lp que sucedía, abrí la puerta de mi departamento y, en el pasillo, vi a mi vecina tirada en el piso con muchos libros desparramados por el piso. Se había caído al bajar del ascensor.
Fui rápido a ayudarle a levantar las cosas, y la ayudé a levantarse del piso. Le pregunté si se encontraba bien, me respondió que se raspó la rodilla, que le costaba mover la pierna izquierda (donde se raspó). Así que la ayudé a caminar hasta su depto, al abrir la puerta, la ayudé a ingresar y a sentarse en el sofá.
Ella estaba vestida con un vestido blanco y corto. Con un escote que dejaba ver sus hermosos pechos, y una falda corta que dejaba poco a la imaginación. Era verano, y es una ciudad muy calurosa. Por lo que imaginarán que la gente suele vestir con poca ropa.
Ya sentada en el sofá, me ofrecí a limpiarle el raspón en la rodilla, y le pregunté si tenía un botiquín. Me dijo que en la cocina, arriba de la heladera. Y me señaló la cocina.
Busqué rápido el botiquín y volví donde ella. Saqué algodón y alcohol, comencé a desinfectar su herida. Le sobliaba la rodilla a medida que le pasaba el alcohol, porque sabía que le ardía. Ella me miraba atenta mientras yo "me hacía el buen vecino".
La realidad es que, hacía tiempo que yo estaba caliente con ella. Y ella con migo, se notaba cada vez que nos cruzábamos por diferentes razones.
Por raro que parezca, no sabíamos el nombre del otro. Le pregunté su nombre, mientras le soplaba la rodilla para que no le arda el alcohol en su herida. Me dijo que se llama Samanta, y le deje que me llamo Sebastián.
La situación me tenia caliente, con sus hermosas piernas en mis manos, y su vestido blanco que transparentaba su cuerpo, sumado a que la tenía sentada frente a mi en el sofá de su casa, y estando arrodillado frente a ella, con mi cara a la altura de su rodilla. Decidí comensar a besarle la pierna "siniestrada" y subir por la misma mientras le iba levantando el vestido.
Samanta me miraba excitada, no emitía palabras. Creo que estaba esperando ver hasta dónde yo era capaz de llegar.
Yo-"Samanta, sigo?". Le pregunté mienrras le besaba la pierna, y acercaba mi cara a su cosita.
Samanta-"Si, no te detengas". Mientras abría sus piernas, como invitando a que le haga un "helicóptero" con mi lengua en su "femeneidad".
No esperé más, sin quitarle la bombachita blanca que transparentaba su rayita. Procedí a "masticar" su vagina con mis labios. Sentía su aroma, y el gusto. Me encantaba.
Le quité la bombacha, y pude ver esa hermosa vagina, completamente depilada. Jugué con esa hermosa "almeja" por minutos, haciendo remolinos con mi lengua, ella desfrutaba con los ojos cerrados, se retorcía en el sofá. En un momento, le termino de quitar el vestido, y yo me quito la ropa que tenía puesta. Puse sus piernas en mis hombros y metí mi pene de 20cm en su vagina de una embestida, y comencé a bombear… Me gustaba la sensación de mis huevos golpeando con sus nalgas. Ella decía -" Si.. Si… Más… Haaag… Dame más…". Yo estaba a full, con Samanta, mi vecina del piso, con la que nos teníamos ganas desde hace tiempo, pero no nos animábamos a avanzar.
Le terminé adentro, la miré preocupado, ella me dijo que tenía pastillas "del día después". Cuando me iba a parar para comenzar a vestirme, me agarró de la mano y me dice- "no te vayas, quiero que me des por atrás".
Me dijo eso y se me puso dura de nuevo. Que una mujer pida que le den por atrás, es oro puro. Inmediatamente le pedí que ponga de perrito, le comencé a hacer un beso negro. Estuve saboreando esas nalgas y ese ano hermoso. Y decidí metersela sin avisar, me coloqué en posición y se la metí toda de una embestida, y comencé el mete y saca desenfrenado. Ella gemía y pedía más, y decía – "rompeme toda… Partime al medio… Ahhhg…. Dameee… Si!…. Partime".
Con cada pedido de "partirla" yo aceleraba más, mi pene ardía. Pero ella no se conformaba, frené un minuto y le dije que iba por agua. Fui a la cocina, abrí la heladera,ny al lado de la jarra de agua había una torta con una cuchilla grande y bien afilada en el medio. La agarré y tomé agua. Volví corriendo donde ella, seguía de perrito y se tocaba con dos dedos.
Me coloco detrás, comienzo a darle pene en el ano de nuevo. Ella seguía hiper excitada, y pedía más, " que la parta al medio".
Mi pene me dolía de tanta fricción, así que lo saqué, le metí tres dedos. Su ano estaba abierto, entraba un dedo más. Le metí el cuarto. Seguia con el mete y saca. Ella seguía, quería más, "que la parta al medio".
Me cansó, quité mi mano de su ano, y le metí la cuchilla de la torta hasta el "mango". Entró bien, ya que su ano estaba abierto, ella no entendió nada, me pedía más, " que la parta al medio". Eso hice, sin avisar, la corté al medio desde su ano, seguido de su espalda, y seguí hasta su espina dorsal. Llegué a su nuca. Ella gritó hasta que le corté las vértebras del cuerro.
Una vez que cerró la boca. Me masturbé sobre ella, y le terminé, en lo que creo era, su pulmón derecho.
Fui por, decidí bañarme en su baño para sacarme la sangre, que era mucha. Fui a mi depto a buscar un bidón con nafta, lo volqué por todo el departamento. E incendié todo, incluido el pasillo. Llamé a los bomberos, cuando terminaron de apagar todo, se determinó que fue un accidente doméstico.
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