Sexo duro en el área rural
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Luego de varios intentos, por fn me decidí escribir y terminar un relato caliente, que me sucedió cuando hacía mi práctica para graduarme de una residencia.
Mi nombre es Julio, soy médico y esto me sucedió hace unos 8 años casi. En ese entonces tenía 26 años y estaba por sacar mi residencia en Ginecología y Obstetricia, para eso debía hacer una práctica en área rural. Como no tenía un lugar propuesto, la facultad me envió donde ellos decidieron.
No nombro el pueblo por obvias razones y las personas que participaron aún existen y viven allí. Lo cierto es que ese pueblo está como a 340 kms de la ciudad capital, además hay que ir una parte a caballo o a pie. Como allí se acaba de inaugurar un puesto de salud tipo B, el presidente de la comunidad me llegó a traer a donde me dejaba el bus, el era don Nato, en señor adulto de unos cincuenta y tantos años, me dio la bienvenida y luego de caminar por casi una hora (con mis maletas) llegamos a una aldea muy pobre, mi problema era donde alojarme, pero el me tranquilizó para decirme que el me tendrá en su casa esos ocho meses.
En la aldea estaban esperando los otros miembros de la Junta, me los presentó y yo me presenté, todos estaban contentos, ya que el puesto de Salud no tenía médico desde que lo inauguraron hace siete meses atrás. Luego nos trasladamos a su casa, un pequeño rancho, allí me esperaba su famila, Juana de unos 17 años, aunque por la pobre alimentación parecía de 15, cuerpo delgadito, pocos senos, piernas largas, morena prietita, pero no era fea. Luego estaba Esteban su hijo de unos 9 años, después Reina de 8 años. En eso salió quien estaba en la cocineta, al principio crei que era su hija más grande, era Carmela, de unos 23 o 25 años. Pero don Nato me corrigió era su segunda mujer, la primera había fallecida hace unos cinco años atrás. Carmela era morenita, delgada, pocos senos también, pero su vestido no podía tapar un precioso trasero que se cargaba.
Para resumir, la casa solo tenía dos dormitorios, uno era donde Don Nato dormía con su mujer y la más pequeñita, Reina. En la otra había dos camas semi-matrimoniales, en una dormiría yo (me daban la prioridad de ocupar una sola) y en la otra Juana y Esteban.
Para que ocultarlo. Yo soy un ávido lector de sitios como esté, frecuento los barrashow (table dance) de mejor calidad de donde vivo, tengo una colección de videos porno que cualquier pornofilo me envidiaría, en si no oculto que me encanta el sexo y todo lo relacionado, ehh siempre heterosexual. Aun teniendo sexo con mi novia o novias, me tengo que masturbar para estar tranquilo, si tengo vicio, el sexo.
La casa solo tiene unos tres o cuatro focos o lámparas, uno en la cocina, otro en la sala-comedor, y uno en cada habitación. La ducha está fuera de la casa, al igual que el sanitario. En los primeros días yo me dormía al último para evitar estar con los chicos con los que compartía habitación para evitar que los viese cambiándose o ellos me vieran. En uno de los primeros días, entré a la habitación y prendi la luz, ya estaban durmiendo Juanita y Esteban, pero noté que Juanita no se había tapado con la sabana, en esos días imperaba un calor tremendo, asi que dormir destapado no era raro. Pero me llamó la atención que dormía con una playerita sin sostén y abajo solo su calzoncito pegado a su cuerpecito, ohhh mi madre!- la braguita se pegaba tan bien a su chuchita que se podía dibujar la forma, con sus labios vaginales y todo. Me quedé un rato observando su vulvita dibujada, me sobé con temor la verga y ésta se fue erectándo, tuve que calmarme haciéndome una paja en silencio.
Eso fue sucediendo casi todos los días, solo cambiaba el color de su calzoncito y la textura, tenía un de color celeste que dejaba ver bien su parchecito de pelitos que se perdía en su vulvita. Para mi, dos semanas sin sexo era demasiado, yo ya estaba como león en jaula, uno de esos días, los dos chicos de mi habitación me pidieron que les contara historias, lo hice y se quedaron dormidos (ellos se dormían como a las 9, para mi era tempranísimo para dormir). Juanita estaba a mi lado, podía sentir su calor, todos estaban en mi cama, cargué a Esteban y lo pasé a su cama, y dejé a Juanita en mi cama, me quité los pantalones y me quede en bóxer, ahora la tenía a mi lado, fui bajando para ver su chuchita, puse mi nariz como a unos 3cms de ella, aspire para sentir el olor a rajita joven. Ella de pronto se pone en posición fetal hacia afuera, yo me coloqué detrás de ella pegando mi bulto en sus nalguitas, era algo delicioso-morboso. Yo haciendo eso con una adolescente?, si tenía dos novias en la capital que me buscaban para follar. Ahora tenía que tranquilizar mi calentura oliéndole su chuchita a Juanita y frotarle mi verga en sus nalguitas.
Pero mi calentura fue subiendo, la siguiente vez, apagué la luz, todo quedó en tinieblas. Me saqué el bóxer para dejar mi erección afuera, luego volví a colocarme detrás de ella en posición fetal y ahora mi verga estaba libre y sobando la colita de Juanita, bajé la punta de mi verga y llegué a su capullo allí la dejé y me frotaba lentamente, tenía una erección como nunca.
Lo hice como 20 minutos, me cansé y me detuve. Me quité de su lado, por suerte no se había despertado, sino, imagínense la situación. Pero luego de descansar, aprovechando la oscuridad, deslicé mi mano sobre su braguita, siempre por atrás. Llegué a su capullo y …. Estaba mojadito su calzón!!, me toqué mi verga para quitar la probabilidad de que fuera mio, no era así, era de Juanita, será posible que ella estuviera sintiendo todo?? Y que se haya dejado hacérselo?, mis dedos llegaron a su capullo y estuve frotando su chuchita sobre su calzoncito, ella en posición fetal, es decir por atrás entre sus muslos y nalgas. Su rajita me llenó los dedos de viscosidad, típico en una hembra mojadita.
Sabía que no podía abusar, pero más pudo el diablo, al ver que ella era receptiva de lo que yo le hacía, por atrás le fui bajando su braguita que era de un elástico no tan nuevo, por lo que lo bajé con poco esfuerzo, todo era a oscuras. Puse mi glande contra su chuchita peludita, se sentía unos pelitos gruesos. Masajee mi verga por varios minutos, cada vez con más pasión, eso si me estaba produciendo placer. De repente, no sé si fue mi imaginación, pero la oí gemir un par de veces a bajo tono, yo aceleré mi frotación en su chuchita y aunque no lo crean, me vine, quité m verga de allí y acabé sobre las sabanas, ohh fue una enorme cantidad. Luego palpando, volví a colocarle su braguita en su lugar y me quedé dormido. No se a que horas en la noche, ella se pasó a la cama de su hermanito.
En el día siguiente, estaba preocupado, más que complacido por lo ocurrido la noche anterior, pero mi sorpresa fue que en la noche me quedé platicando con Don Nato hasta las 11:00, me fui a mi habitación, y mi sorpresa fue encontrar a Juanita dormida en mi cama. Esto es de aprovechar pensé!!- me desvestí como rayo, me quité el bóxer y luego le bajé su calzoncito, ahora se lo saque completamente, ella se hacía la dormida, yo sabía que estaba tan despierta como yo. Siempre en posición fetal ambos, le fui frotando mi verga que estaba pura roca contra sus nalgas, su rayita y finalmente en su capullo, poco a poco aceleraba la velocidad del frotamiento de nuestros sexos. De repente siento algo pegajoso y tibio en mi glande, son sus líquidos lubricantes, la nenita se está mojando en serio.
Aprovechando la oscuridad, me deslizo hacia abajo, mi rostro ahora esta pegado a la cama pero frente a sus nalgas, puedo oler a hembra caliente, ese olor es innegable, no es que sea delicioso, no lo es, pero si es excitante. Comienzo a besar sus nalguitas, una por una con besitos secos al principio, pero después con lenguita y todo, chupo esa piel que en las jovencitas es sumamente tersa y suave, sigo bajando y aunque no lo vea, puedo sentir que estoy a escasos centímetros de su rajita mojada, mi lengua explora primero, pero cuando toco su capullo, ella pega un pequeño sobresalto en la cama acompañado de un gemido casi insonoro, una muestra más que está mas despierta que yo.
Sigo lamiendo su pequeña fruta prohibida, está amarguita, paso la punta de mi lengua por lo poco que sobresale entre sus nalgas y los muslos. La oigo gemir ahora bien, pero siento un movimiento como que se ha llevado un puño a la boca para poder gemir y no ser oida en el silencio de la noche. Yo estoy que reviento. Ya no puedo más. Con incomodidad la volteo para que quedé boca arriba, yo estando abajo quedo muy cercano a su rajita, le abro las piernas y mi boca va hacia su sexo. Ella intenta en vano cerrar sus piernitas, pero ya es muy tarde, ya estoy en medio y busco comer su frutita. Me colocó lo más cómodo posible, es decir con mis brazos debajo de muslos y ahora si comienzo a darle una verdadera sesión de sexo oral, como a mi me gusta, Juanita, gime reprimidamente a cada momento, se contorsiona en la cama, trata de liberarse, pero no la dejo, total le doy una chupada de rajita de campeonato, allí desfogo tantos días sin hembra, la oigo tener al menos dos orgasmos en los siguientes quince o veinte minutos, puedo sentir sus venidas en mi lengua, sus juguitos son más amargos que lo usual.
Como tengo ganas de cogérmela, por experiencia, meto un dedo en su chuchita y veo que su himen existe, pero no esta completo, aún permanece allí, la chica creo que es virgen aún. Eso me detiene, no debo de apresurar, puede salir mal la cosa. Asi que con la boca llena de sus líquidos vaginales me acuesto a su lado a dormir, ella sin calzoncito, después de unos minutos se pasa a la cama de su hermanito.
En esos días, he hecho amistad con la madrastra, es decir con Carmela, quien luego de entablar cierta amistad conmigo (siempre que no esté Don Nato), me cuenta que a ella la llegó a dejar su papá a la casa de don Nato, por una deuda económica, increíble en pleno siglo XXI, asi que ella no estaba enamorada de Don Nato, además la gran diferencia de edades. Asi que me aproveché del asunto también.
Don Nato, presidente de la Junta, tuvo que ir por esos días a la capital, regresaría al día siguiente, Carmela me comento que eso sucedía mucho. Don Nato me encargó a su familia. Esa noche Carmela me dijo que como yo era ahora el hombre de la casa, a quien Don Nato dejó encargado, podía dormir en la cama de Don Nato, fue una indirecta muy directa.
Esa noche no hice nada con Juanita, esperé a eso de las 11:00 de la noche, ya todos dormían, me fui silenciosamente a la otra habitación, ahh otra cosas, las habitaciones no tenían puertas, eran unas cortinas largas. Carmela prendió la única luz de su habitación para que no me tropezara con algo, vi que con ella estaba la hijita pequeña de Don Nato.
-Ven!- me dijo ella. Me abrió las sabanas de la cama, me acosté con ella. Le dije que si la pequeña despertaría, ella me dijo –ella duerme como un muerto siempre-. Nos empezamos a tocar luego a besar, ella se quitó la camiseta y pude mamar sus tetas pequeñas, mientras mi mano se metía entre su braguita acariciando su raja, pude ver que la tenía muy caliente y se mojó rapidísimo humedeciendo mis dedos, luego como adivinando mi pensamiento ella empezó a besarme el torax y fue bajando a donde yo quería, sacó mi verga del boxer y comenzó a mamarla, primero suavemente, pero luego lo hacía como desesperada, diciendo -ay Doctor es grande su pija!-, yo entre gemidos le contestaba, -si preciosa cométela todita, es para ti!-.
Al fin la dieta de sexo para mi estaba llegando a su fin, por la cama tan estrecha y la pequeña que dormía con ella, la mejor posición fue de lado, en la oscuridad, coloqué mi tolete en la entrada de su raja debajo de sus nalgas y la penetré, ella gimió y me recibió dentro de su chuchita caliente. Era evidente que tanto ella como yo estábamos deseando este momento. Empecé con movimientos de caderas suaves y profundos, su raja estaba estrecha ya que ella no había tenido hijos aún con Don Nato. La estuve follando mientras mis manos jugaban con sus tetas, en ocasiones me incorporaba sobre ella para cogerla duro, ella se colocaba de espaldas para que la pudiera penetrar profundamente, sus nalgas que no eran voluminosas, si eran duras y firmes. Carmela mordía la almohada para aguantar las ganas de gritar de placer, ya que eso podría descubrirnos en el silencio de la noche.
Yo estaba tan cargado, que apenas ella se corrió yo lo hice también. Gemí y berrée como un cabrito, mientras le llenaba de leche su raja, mi verga dio varias pulsaciones y en cada una de ella emanaba un chorro de esperma caliente que iba a parar hasta lo más profundo de la raja de Carmela.
Ambos estábamos cansados, pero no satisfechos aún, Carmela se volteo y tomó mi verga con su mano, mi verga estaba semiflácida, pero empapada de semen y de sus propios jugos vaginales, pero aún asi me la masajeó rico, luego bajó a besarla primero, y luego a mamarla. Ella quería más.
Le tomó unos cinco o diez minutos volverla a poner dura y erguida, luego ella se puso arriba de mi y se llevó adentro de su raja de nuevo, ahora ella empezó a cabalgarme lentamente, sentí de nuevo lo caliente y ahora muy húmeda raja, ella hizo casi todo el trabajo, me cabalgó a varias velocidades y yo me erguía solo para mamar sus tetas. Ella poco a poco se fue excitando sin remedio, en más de una ocasión buscó mis labios para besarme, eso denotaba que la excitación era total. La oí llegar a otro orgasmo y unos minutos más tarde a otro, era buena Carmela para coger en esa posición.
De pronto siento que ya voy a llegar de nuevo. La sujeto de su cintura y ahora soy yo quien maneja el movimiento, no pueda aguantar más y me corrí de nuevo dentro de su vagina. Ya más satisfechos me salgo de la cama con mi calzoncillo en la mano y me voy a dormir, un rico polvo con la entenada de Don Nato.
Los días pasan y cada vez estoy más cerca de cogerme a Juanita, le he enseñado a mamarme la verga en la noche, ahora ya no se hace la dormida, ya he acabado en su boquita y le ha gustado tragarse mi lechita, no he vuelto a cogerme a Carmela, pero el dia en que Don Nato va a la ciudad se acerca de nuevo.
Un fin de semana, Juanita me dice que me enseñará, donde el río que pasa cerca del pueblo hace un remanso muy bueno para nadar. Sé que algo pasará ese día. Vamos los dos solos, luego en el quieto río estamos cuando comenzamos a besarnos, ella me dice que le gusta lo que le hago por las noches, pero que tiene miedo que su hermanito se despierte y nos sorprenda. En el río comienzo a besarle sus tetitas, la llevo a la orilla y la acuesto en el pasto, le abro las piernitas y le hago sexo oral comiéndome su rajita, ella luego lo hace conmigo comiéndose mi verga dura. Le quito la ropa y me quito la mía, sobre la grama nos seguimos besando muy rico. Me coloco entre sus piernas, ella me recibe, mi verga se va acomodando pegado a su chuchita y solo es cuestión de empujarla y abrirse paso.
Ahhhhh!!. Se oye exclamar de la boquita de Juanita, mi verga está entrando en su rajita virgen, ella se aferra a mi nerviosa, pero no impide que yo la siga penetrando y que comience a moverme, siento como mi glande va entrando a lo profundo de su vagina, siento sus uñitas clavarse en mis costados y espalda, -ya es mía!-, la sigo cogiendo con un lento vaivén, para que se acostumbre a mi pedazo de carne dentro de su rajita.
Mientras mi verga se desliza lentamente en su chuchita, busco sus labios, luego le mamo sus tetitas tiernas y el cuello, ella cierra sus ojitos y se deja hacer todo lo que quiero. Le voy levantando sus piernas para tener una mejor posición para penetrarla, mi verga comienza a entrar y a salir de su chuchita con más vigor, ella gime y se queja a cada momento, yo sé que ella se encuentra en la transición de dolor a placer. Juanita es delgadita pero bien que su rajita se come completa mi verga rigida, pronto sus quejidos aumentan y se oye que a Juanita le está gustando el asunto, separo un poco mi torso de su torso para tener un mejor control del mete-saca, ahora puedo ver como mi verga rolliza entra en su rajita dilatada repetidas veces. Juanita abre los ojos y se vuelven blancos, la nena llega a un rico orgasmo, y comienza a tener una serie de espasmos orgásmicos cada dos o tres minutos.
No he mencionado que Juanita tiene su rajita bien estrechita, lo cual me aprieta la verga fuertemente, me hace llegar más rápido que mi promedio, apenas me dio tiempo a sacar mi verga de su rajita, lo que sale de mi verga son latigazos de leche que se esparcen entre el suelo y la grama verde. Juanita se queda allí desarreglada sobre el pasto, apenas se mueve, ha quedado agotada para su primera experiencia sexual completa.
Yo me meto al agua de nuevo, solo me he puesto un bóxer, a los pocos minutos ella me sigue, me abraza, nos besamos y luego regresamos a casa. En mi mente aparece el fantasma de la preocupación y temor, me he acostado con las dos mujeres mayores de la casa, la mujer y la hija de Don Nato, espero ahora que no pase nada.
Para mi suerte, Carmela es bastante discreta, ella actúa como siempre aún cuando no está Don Nato solo sus hijos. Pero apenas se fue de nuevo Don Nato a la ciudad a traer mercadería, su lujuria vuelve a crecer, me recibe en su cama, ahora sin la pequeña que duerme con ella, a quien ha dejado dormida en el único sofá de la casa, Carmela me recibe con sus senos al descubierto, los cuales mamo de entrada, luego la coloco para hacer un 69, puedo sentir la frescura de su raja, pues ella ha tomado un baño minutos antes. Empezamos a comernos nuestros sexos, ella chupa mi verga como si fuera el último día de su vida, yo meto un dedo en su raja y le chupo su clítoris, los dos emitimos gemidos de placer.
Luego le meto probando, un dedo en su culo, quiero saber su reacción, al principio ella trata de sacarlo, pero al rato desiste, asi que comienzo a joderle su ano arrugado mientras me como su raja. La llevo a un delicioso orgasmo a los pocos minutos. Ahora ella hace algo que muy pocas veces me había pasado, me comienza a lamer los cojones, pero eso no es todo, pasa su lengua en mi ojo del culo mientras sus manos me hacen una rica paja, ohhh que delicia!!, ella me hace llegar a un orgasmo lamiendo mi culo, esparzo mi semen en su rostro y ella toma mi verga para tragar también mi leche.
Luego de este jueguito, ya con la verga de nuevo dura, comenzamos a follar, me subo encima de ella en la posición del misionero y la penetro y ambos abrazados comenzamos a coger rico por un buen rato, yo moviéndome encima y ella recibiéndome entre sus piernas. Luego ella se cambia, sube a cabalgar mi verga, Carmela tiene su estilo para hacerlo, como dije y me hace ver estrellas, mueve rico su pelvis, debido a su delgadez, luego ella misma se hace llegar a otro climax.
Luego de estar teniendo un “buen polvo”, la coloco en cuatro, con su cabeza sobre la cama alzando su trasero, le doy unos besos de lengua en su ano y le digo que se la quiero meter allí mismo. Ella me dice que nunca lo ha hecho por allí, no me dice que no, sino solo que se lo haga suavecito, pongo mi verga erecta en la entrada de su ano, voy empujando poco a poco hasta que mi glande desaparece en su recto, ella gime y yo no me detengo, se la dejo ir más, ella se queja, le digo que tenga paciencia y que ya pronto estará toda adentro. Sigo empujando y se la meto hasta la mitad, ya con eso empiezo el mete-saca en su culo, tratando de meter más de lo que saco, hasta que por fin se tengo casi totalmente metida.
Su culo está tan apretadito, asi que me muevo lento dentro de él. Ella gime entre temor y placer, en los últimos minutos creo que la oigo gozar. La tomo de sus nalgas y me muevo más rápido por algunos minutos, pero no puedo sostener más mi venida y me vengo dentro de su recto, ha sido increíblemente delicioso.
Pasan los meses en ese pueblo, me sigo cogiendo a Carmela, cada vez que Don Nato hace viaje. En su caso, Juanita se vuelve “la incondicional”, me la cojo cuando quiero, creo que ella ya sabe que también lo hago con su madrastra, pero nunca me dijo nada. La hice a mi modo todos esos meses que faltaban, me encanta como me chupaba la verga y los cojones, y me gustaba como se montaba sobre mi rostro y me restregaba su rajita llenándome de sus juguitos vaginales.
Don Nato en cierta ocasión, casi al final me comentó que enviaría a Carmela a mi consultorio ya que no quedaba embarazada y eso lo preocupaba. Carmela llegó a mi consultorio y me confesó que desde que sus padres, casi la regalaron a Don Nato, ella a escondidas tomaba la píldora anticonceptiva, para no quedar encinta, pero que por favor no se lo dijera a nadie, esa tarde, la follé en mi consultorio y le dije a Don nato que tenía que regresar otras veces para seguir el tratamiento, lo que sirvió para cogerla de nuevo tres veces más en mi consultorio.
Pasaron los ocho meses de la residencia. Juanita lloró, Carmela me lloró también. Les dije que me llegaran a visitar a la ciudad, lo cual no sucedió nunca (mejor asi).
FIN
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