Sexo total con una novia
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por DIEGOCUERO.
Para empezar con mis relatos supereróticos, les cuento lo que hice con una verdadera mujer, una novia, nada de chonguear por esos tiempos.
Hace unos años la conocí a ella, a quien prefiero no nombrar, y me enamoré tanto que le tiré onda y empezamos a salir.
La cosa iba bárbaro, yo enamorado, ella enamorada de mí, los dos éramos uno solo.
Salíamos, cenábamos, iba a su casa, ella a la mía, compartíamos de todo.
Y claro, ella, morocha, linda, delgada, potra, me gustaba tanto que empecé a ratonearme mal.
Encima fina, maquillada, fuerte perfume, campera de cuero, botas con taco, cartera de cuero.
Todo lo que me excitaba.
Y de los ratones pasé a la masturbada total, eyaculando semen a montones pensando en ella, su finura, su ropa, su maquillaje, etc.
Tanta excitación, tan caliente, que después de tiempo largo de pensar y pensar cómo hacer, decidí confesarle que quería que tuviéramos, como cualquier pareja, sexo.
Pero yo quería sexo frenético, de ése que no termina nunca…
Lo hablé con ella, me dijo que sí, que ella también deseaba, estaba caliente.
Empezamos a charlar del tema, y café va, café viene, arreglamos una noche nomás para hacer el amor.
O coger bien como a mí me gusta, más con ella y su presencia excitante.
Le pedí entonces que se pusiera espectacular, con campera de cuero, botas, que se pintara los labios con ese lápiz con perfume fuerte, todo.
Y que luego fuéramos a cenara un hotel, donde íbamos a pasar la noche.
Yo quería comer sandwiches de miga o de fiambre, que por la mayonesa y demás me estimulan y me hacen parar bien la pija, porque quería darle con tutti nomás.
Me preparé con todo, excitado, recién bañado, saco, camisa, pantalón negro, zapatos, fuerte perfume.
Ella ccumplió todos mis pedidos, se puso espectacular, campera de cuero, pollera negra, medias negras, tacos altos, cartera fina de cuero y muy pero muy maquillada, de fuerte perfume, me pasó a buscar.
Me morí cuando la vi llegar, de cuero y maquillada como yo quería.
Ya me toqueteé el pene que me creció y engordó un poco.
Me aflojé para no coger ahí, y nomás fuimos al hotel.
Y comimos queso, fiambre, picadita, sandwichitos de miga y de postre flan con dulce de leche.
Ella, mimosa, dulce, me besaba y mimaba, mientras le dábamos a los de miga duro.
Entre su perfume, su pintura de labios y demás, más mi perfume y lo recién bañado, me empecé a calentar y ver más cerca la batalla sexual que íbamos a tener.
Terminamos, nos hicimos mimos, besos, empezamos a charlar, nos pusimos mimosos, ella sacó crema de su cartera y se colocó cremita para las manos, cuyo aroma me supersacó.
No pude más, la besé, la abracé y la manoseé toda.
Ella quiso zafarse, quería que fuera más despacio, pero yo no podía más y exploté.
Le exigií jadeando que se sacara todo y me sacara todo, y ella, nomás, se excitó y al oír mis jadeos, me empezó a mimar, besar y sacarme ropa mientras yo le quitaba a ella.
Casi me muero cuando al fin quedamos en paños menores y la vi en lencería fina terrible: corpiño fino, bombacha negra con encaje, portaligas, negro, medias negras largas sexy.
Me la cogía con ropa y todo, se me paró el pene con los de miga con mayonesa y nuestros perfumes.
Ella vio mi pija sobresaliente, y cuando me sacó el calzón y se me fue para adelante, gimió y jadeó loca, mientras se hizo encima.
Sacado, le exigí que se pusiera en pelotas y que le iba a dar con tutti.
Le dije porquerías, la manoseé bien, ella me hizo lo mismo, me acarició el pene, yo le desprendí el corpiño y le amasijé sus terribles tetas.
Inmediatamente ella, ya mojadita, se quitó las portaligas y las medias negras, pero cuando se la quise dar con bombacha y todo retrocedió para calentarme más.
La quise agarrar y me evadió, y al fin, provocativa, excitante, puta como yo quiero, se sacó su bombacha, la revoleó despacito al suelo y todo a la conchísima de su puta madre.
Y ahí exploté.
La agarré apretándole todo y besándole todo, le pasé las manos por donde se me cantó y tras pasarle mi pene erecto y gordísimo por su cuerpo, la acosté, ella abrió las piernas, yo me zambullí sobre ella con mis 90 kilos y la penetré.
Y ahí empezó la batalla: frotada mía en su vagina, gritos y gemidos de ella, yo jadeando como loco y aceleradísimo dándole sin asco, mientras la besaba, manoseaba y me acordaba de mis ratones que ahora eran realidad.
Le di, le di, le di con todo, ella hizo lo suyo, me dijo cosas puercas, yo le respondí y de la excitación, me vine y eyaculé monstruoso semen en su vagina, que ella disfrutó sintiéndolo calentito en su concha, mientras largaba su flujo y gritaba como loca.
Pero ese fue el comienzo.
Después le di por cola, vagina, dos vías, nos masturbamos de lo lindo, los dos al mismo tiempo y separado, eyaculé en su cuerpo, manos, pelo, boca, ella tragó mi semen, lamió mi pene chorreantito, me hizo pasar mi lengua por su vagina y se la di otra vez por ahí con facilidad, locura y furia hasta llenarla de abundante semen.
Ella pidió y pidió, yo le di y le di sin asco, con potencia y furia, lo hacía y aún con el pene duro le daba de vuelta.
Terrible, manchamos toda la cama, yo me limpié con su bombacha, ella largó flujo en mi cuerpo.
Y la rematé tras el desayuno, café con leche, tostadas, queso, mermelada y luego, la agarré, la llevé al baño y se la di por la vagina con furia hasta acabar terrible semen de nuevo.
Una noche ideal: coger con una mujer, una novia, elegante, linda, dulce y bien puta.
Todas, todas.
Y con mucho semen.
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