Sobrinita y un tio | Parte 4

Parte 4 de las aventuras de Valentina y su tio Matias. Aparece un personaje inesperado y ella se deja llevar..
Pasaron solo un par de semanas, había terminado por fin el colegio y no solo me sentía más libre sino que estaba aburridísima.

En casa teníamos pileta, pero estaba siempre sola. O cuando no estaba, mi tío se encerraba en su habitación y no me daba bola. Y si me da bola, siempre me grita o me reta… Aunque desde hace rato no lo hace más, me trata distinto y para tratarse de él, es un cambio que yo si note.
¿Quizá se debe a cómo nos venimos ayudando? El me cubrió un par de veces, por malas notas en el colegio. Estaba más distraída, debe ser la edad, las hormonas o simplemente síntomas de la inminente adolescencia.
El tema es que yo lo estuve cubriendo con algo también a él, rompió la bacha del lavadero un día que se quedó solo. Mamá no había lavado ropa, y yo conseguí lavar la última vez para que no lo note.
Digamos que mi tío Matias, prometió que se iba a hacer cargo de eso porque no iba a estar lavando ropa siempre yo. Hasta mi mamá quedó extrañada por mi envalentonada actitud y compromiso.

Eran las 3 de la tarde y yo estaba tirada en el sillón que es mi cama. Boludeaba con el celu, pasando el rato de esa tarde calurosa.
Un mensaje de mi tío me cambió la vida en un instante y yo no me daba cuenta de eso.

[Mensajes de texto vía WhatsApp] <<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<

>Matias: Qué onda pendeja, ¿en qué andas? Che, conseguí a alguien que me arreglé la bacha que rompí.

                  [Sticker de emoji con gafas de sol sonriendo]

Valentina: En casa aburrida. ¿Vos? Ah, buenisimo. ¡Ya no voy a tener que lavar más a mano! 

>Matias: A ver… ¿Me mandarias una foto? [Emoji de ojitos]

Valentina: ¿Desde cuándo me pedís fotos vos? [Emoji sonrojado] [Emoji sonrojado]

>Matias: ¡Daaaaale, quiero ver que hacias!

Valentina:

[ Le mandé una selfie donde estaba acostada boca arriba con una musculosa, sin corpiño. Y para cubrir mi bombachita, me había puesto un almohadón encima y así poder cubrir esa zona para la foto! La prenda era de color rojo con bordes finos.
Se podía observar desde mi cara hasta mis rodillas, y se la mande con la función de ver una sola vez]

>Matias: Mas linda ella, quiero creer que no estás desnuda en el sillón eh… Mira que le cuento a tu mama. [Emoji de guiño de ojo con lengua afuera]

Valentina: La última foto que te mando.

>Matias: Mentira, cuando cobre el primer sueldo del laburo que agarre, te llevo al cine. Con una condición. Es fácil de cumplir igual eh…

Valentina: Mmmmmm… y justo la otra semana se estrena una que venía esperando. Prepara la plata. Jajajaja. Y que sería esa condición?

>Matias: Quiero que vengas conmigo al cine con esa musculosa. ¿Puedo pedir eso?

(cuando recibí ese mensaje sentí un hermoso escalofrío por mi cuerpo, observé mi pecho y la musculosa me quedaba apretada para la talla grande de tetas que tenía.
Para mi edad, estaba bastante desarrollada y esta prenda me abultaba las tetas.
“Mmmm ¿Le gustara como me queda?” )

Valentina: Jajajaja, vemos… Che Mati, y que onda la solución de la bacha del baño?

>Matias: Ah eso, boluda me re colgue charlando con vos… Jajaja. Tenes la culpa.
Conseguí que Luqui y un amigo de él, vayan en un rato a casa. ¿Les podes abrir?

(¡Antes de que pudiera responder, me habían tocado el timbre!)

Valentina: Ay Mati… ya están aca, re tarde me avisaste. Después hablamos, chau.

[Mensajes de texto vía WhatsApp] <<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<

De repente me había puesto muy nerviosa, ansiosa, Luqui llamando con el timbre y por mi nombre en la puerta y yo observándome al espejo, arreglándome el pelo. 

Acomodándome la bombachita y la musculosa. ¿Desde cuándo quería verme linda para un chico?
Necesitaba algo más, una excusa para poder estar en el patio con ellos. Pero no tenía tiempo de irme a poner la bikini.
“¡Ya fue, me agarro una toalla y me hago la que estaba tomando sol!”

Valentina: Ya voy Luqui, perdoname! Estaba en el patio tomando sol…

Segundos más tarde, le abrí con una toalla atada a mi cintura.

Luqui era delgado, iba al gym y su trabajo le permitía mantenerse en forma. Media 1.76 aprox, tenia barba y lo que mas me gustaba de el… sus ojos de color del cielo. Lo tenía, ahí sonriéndome mientras me recorría con la mirada.

Luqui: ¿Estas solita, Valen? Él es Jona, un amigo.

Jona era más alto que el, y más grandote, sin barba y se lo veía más desprolijo, aunque tenía un corte de pelo que le quedaba fachero.
Sentía que el me estaba comiendo con la mirada, y sobre todo, dejaba clavada la mirada en mis tetas.
Era como la mirada de Matias cuando me había visto en bombacha el otro día, estaba perdido.

Valentina: Hola Luqui. ¡Hola Jona! Un gusto, pasen…

Salude a cada uno con un beso en la mejilla. Luqui olía rico, mientras que Jona olía a hombre trabajador. Transpirado. Me fui atrás de ellos y desde mi posición les indiqué donde estaba el lavadero roto.

Valentina: Ahi esta.

Luqui: Este pibe es un boludo, me dijo que era algo así no más. Pero vamos a tener que comprar pasta para pegarlo. Traje herramientas, pero pasta no.

Jona: ¿Y ahora amigo? Yo no conozco el barrio, ¿Tenemos una ferretería cerca?

Luqui: No, igual deja. Voy a tener que ir yo con el auto. ¿Vas arreglando la canilla y el flujo del agua?

Jona: Dale, pero ¿Ella no tiene drama que me quede? Te conoce a vos, no a mi…

Luqui: Uy, Valen… te cuento, para arreglar esto…

Yo entendí que el pajero de mi tío, como siempre, quería que le hicieran todo de todo y ni siquiera se preocupó por tener las cosas acá en casa. En fin, tenía buenos amigos como Luqui que lo salvan, pero la que se tenía que quedar sola con el extraño era yo.
Tampoco era culpa de Luqui.

Valentina: Me quedo con Jona hasta que vuelvas, con el auto no debes tardar ni media hora ¿o si?

Luqui: Calculo que no, ¿posta me decís? Es que este Mati, es un pelotudo. Perdoname.

Valentina: Quedate tranqui, anda no más Luqui.

Y aproveche la oportunidad para encajar un beso en su mejilla, él me tomó por la cintura y me sonrió.

Luqui: Enseguida vuelvo, bonita. Cualquier cosa, dame tu número.

Yo abrí los ojos, sorprendida y empecé a dictar mi número de celu.
Terminé y a los segundos me mandó un Whatsapp, diciéndome que lo agende y así lo hice.
Se fue, no sin antes indicarle todo bien a Jona como hacer el trabajo. 

Ahora yo me acerque un poco a donde trabajaba Jona y me disponía a tomar sol cerca de ahí por si me preguntaba algo.

Jona: Che Valen, me estoy muriendo de calor. ¿Te puedo pedir un poco de agua?

Valentina: ay si, obvio. ¡Ya te traigo Jona! Tenes calor… ¿Queres sacarte la remera? Acá los hombres siempre andan sin remera. No me molesta. Tranqui, ya vuelvo con el agua!

Fui hasta la cocina a buscarle un vaso y una jarra de agua fría. Me dio pena, tenía pinta de que viene laburando al sol hace horas. Cuando salía al patio, me choque con un físico que no había visto.
No estaba marcado, pero estaba definido… Era grandote, si, pero no gordo. Pelo corporal justo para ese físico, esos brazos y esas manos. Me gustaba verlo. Tenía puesto un short de Boca Juniors, “seguro se llevaría bien con Mati” pensé.

Jona: Uy sos un genia, gracias Valen.

Yo le dediqué una sonrisa mientras le servía agua y le alcanzaba el vaso.
Me lo recibió bajando la vista, notando mi toalla y parte de mi pierna desnuda.
Se apoyó contra la bacha para quedarse frente a mí mientras tomaba agua.

Jona: gracias de nuevo, che… ¿Y esa toalla? ¿Te estabas por bañar? ¿O te ibas a meter a la pile?

Valentina: La verdad que estaba tomando sol, pero ahora no se si da…

Jona: ¿Te da vergüenza? Perdón, te arruinamos la tarde.

Me decía mientras se reía, y su mirada iba a mis piernas y volvía a mis ojos.

Jona: Hace calor para que andes con la toalla.

Valentina: Pasa que… estoy en bombacha abajo. 

Cuando dije eso, pude notar como el bulto de su pantalón dio un par de brincos y el medio nervioso se dio vuelta y dejó el vaso al lado de donde yo dejé la jarra.

Esa imagen me mató de curiosidad, ese shorcito de Boca Jrs, me grabe eso en mi cabeza.
Mi cuerpo reaccionó a esa imagen, me hacía un calor en el vientre y un cosquilleo hermoso entre las piernas.

Valentina: ¿A vos.. te jode si me saco la toalla hasta que.. viene Luqui?

Me temblaba la voz, pero quería quedarme en bombachita después de ver como se puso Jona.

Jona: El tema es que está mal, me puedo meter en líos…

Valentina: Apenas escucho la puerta, me ato la toalla. ¿Puedo?

Jona: Mmmm… No te jode que yo o un vecino te vea con eso nada más?

Despacio yo empecé a desatar la toalla y la deje caer, ahí en el piso mientras me daba vuelta para estar de espaldas a él y que pudiera verme la cola.

Jona: No… que linda… que linda que te queda esa bombachita.

Le escuchaba la respiración entre cortada y cuando giré la cara para sonreírle, pude ver como el bulto de su pantalón saltaba.

Jona: Está para meterse en la pile… Uy, me parece que hay un vecino. Veni…

Con sorpresa, sentí sus manos en mi cintura… y me fue guiando hasta el rincón más oscuro, donde no daba el sol y sería difícil que alguien pudiera ver.
Yo me dejaba hacer, estaba nerviosa pero mi cuerpo me pedía por esto. El cosquilleo era más fuerte y sentir esas manos, me prendió fuego.

Jona: No es justo que te vea en bombachita… Quiero verte yo nada más.

Y se reía mientras me iba poniendo casi de costado, yo estaba callada pero asentía lo que hacía con una sonrisa.

Valentina: ¿Te gusta el color, Jona?

Jona: Sí, pero… Además, te marca toda la… uff, pendeja…

Cada vez estábamos más cerca y podía sentir esa cosa de hombre, le temblaban las manos, pero me agarraba firme. Su olor corporal, su aliento seco y su voz solo me provocaba parar más la cola y arquear la espalda.

Valentina: ¿Toda la que?

Pregunte tímida, con las mejillas rojas.

Jona: Toda la conchita se te marca. Estoy loco… Me enamore de vos.

Apreté los labios y cerré los ojos cuando me hizo sentir el bulto de carne entre las piernas.
Mi botoncito empezó a pulsar y mis labios vaginales se me empezaban a entibiar.

Jona: ¿Cuántos añitos tenés?

Valentina: 13… casi 14.

Jona: Mi amor… que linda sos, decime que no le mostrás la bombachita a todos.

Valentina: Nunca, pero creo que vos me gustaste… ¿está mal?

En ese momento, me puse frente a él, me pidió con esa voz gruesa, re seguro de si. “ cerrame esos ojitos” y ahí fue cuando acerco su boca a la mía y comenzó a besarme lentamente. apoyando sus labios en los míos, dándome suaves picos mientras me aferraba hacia él.
Yo estaba sintiendo todo tan rico que se me erizaba la piel mientras mis tetas se aplastaban en su abdomen y el se contorsionaba para llegar a mi boca.
“ahora abrime un poco la boquita, beba…”
Y yo toda obediente abrí un poco mis labios y me lleno la boca de su lengua, un buen rato estuvimos así. De a poco yo le seguía el ritmo y aprendía a hacerlo.
llevó sus manos a mi cola y mientras una agarraba mi cachete, la otra manos se fue hasta tocarme toda la concha y me la amasaba despacito. Gemí entre los besos y sentí un fuego húmedo queriendo salir por los labios de mi conchita.
Mientras que el bulto de carne, ya durísimo, se clavaba en uno de mis muslos. Cuando nos separamos de beso, me soltó y me sonrió y yo a él.
Bajé la vista y vi lo duro que estaba.

Jona: ¿Viste como pusiste a tu hombre?

Se reía despacito. mientras volvía a agarrarme la cola con ambas manos y me hacía sentir ese bulto entre mis piernas.

Valentina: Vi que se movía y todo…

Jona: Y pasa que una pija reacciona si hay una mujer en bombachita cerca.

Valentina: Nunca vi una parada, como la tenes vos…

Ahi fue cuando Jona acerco su boca a mi oído y me pregunto con esa voz que tanto me gustaba si… “¿me estás diciendo que queres verme la pija? Queres ver… ¿cómo me la puso verte así y tocarte un poco la conchita?”
Apreté los labios nerviosa, volviendo a sentir ese fuego… que hermosa sensación, tenía las mejillas rojas. Se separó de a poco de mi.

y fue cuando empezó a bajarse el short de fútbol y me dejo ver por primera vez una pija, gorda peluda y con un aroma que etiquete como de hombre. Morena como la piel de el.
Atesore esa imagen en mi cabeza, ansiosa e hipnotizada por la imagen mientras él sacudió lentamente ese palo de carne duro. Y aun sosteniéndola con su mano la guió hasta mi conchita y jugando a frotarla sobre la tela me preguntaba. «¿Te gusta?”
y le respondí… “se siente muy rico…” pero segundos después escuchamos que estacionó un auto y el se puso pálido. Me empezó a apurar para que me ponga la toalla, él se puso la remera y como pudo trataba de que esa pija se bajara.